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Morir por nada. Narcotráfico y violencia de Estado en México
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Libro electrónico166 páginas2 horas

Morir por nada. Narcotráfico y violencia de Estado en México

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La llamada guerra contra las drogas lanzada por el presidente Felipe Calderón al poco tiempo de asumir la presidencia, ha sido objetada a la vez como propiciadora de una inusitada violencia. En este libro el autor va más alla de lo que, aunque dolorosa, es solo la epidermis del problema donde llama a las cosas por su nombre y busca las raíces que propician ese fabuloso negocio; las ausencias del Estado o los nidos de corrupción que lo hacen posible; los falsos presupuestos, incluso de importantes organismos internacionales, que rotulan, por ejemplo, a México solo como pais de tráfico y no de consumo, y a los Estados Unidos como lo exactamente opuesto.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 nov 2013
ISBN9781940281490
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Morir por nada. Narcotráfico y violencia de Estado en México - Fernando Montiel T

Este pequeño libro presenta una serie de reflexiones respecto de la violencia que se vive en México, el conflicto del narcotráfico, su estructura, y pretende esbozar algunas ideas para arribar a la anhelada y merecida paz.

Antes de convertirse en libro, el presente trabajo tuvo su origen durante la preparación de un seminario para el programa de Maestría en Estudios de Paz y Transformación de Conflictos de la Universidad de Basilea, Suiza, en el verano de 2010. Mi condición de mexicano y la imperiosa necesidad ciudadana de buscar y proponer respuestas hicieron el resto.

La idea inicial se fue afinando a partir de discusiones con especialistas de diferentes campos, vivamente interesados en el tema. En este sentido, han sido particularmente esclarecedoras las conversaciones con Diego Osorno respecto de cómo se ve el conflicto desde las trincheras del periodismo; su experiencia y conocimiento de primera mano del drama humano y social que ha traído consigo la violencia fueron fundamentales para el desarrollo de la totalidad de este estudio; por ello, este pequeño libro empieza y termina con referencias a su trabajo. En esta misma lógica, las sesiones de reflexión conjunta con Marco Lara Klahr -experto internacional en cobertura de conflictos sociales y pionero del periodismo de paz en América Latina- fueron muy provechosas en materia de presentación y representación del conflicto en los medios de comunicación y sus consecuencias, peligros y oportunidades. Finalmente, las reuniones en las que Johan Galtung -autoridad mundial en procesos de diálogo, paz y resolución de conflictos- compartió conmigo generosamente sus análisis y conclusiones sobre la tragedia mexicana fueron invaluables.

Del mismo modo, mi conocimiento respecto de las acciones en distintos campos, con el objetivo de arribar a una salida creció gracias al trabajo noble y difícil de muchos activistas por la paz en México y otros lugares. Aquí, de forma muy destacada, merece una mención Hiram Valdez, autor intelectual de una propuesta de legislación pionera en el país en materia de políticas públicas para la paz: la propuesta para la creación de una Comisión Nacional para la Cultura de Paz y la No Violencia (COMNAPAZ).

Las virtudes de estas notas deben mucho a todos los nombrados; sus deficiencias, naturalmente, son todas mías.

Los frentes de combate

La llamada Guerra contra el Narcotráfico, lanzada por el presidente Felipe Calderón al poco tiempo de haber asumido la presidencia, devino con el tiempo en el principal tema de debate público tanto en círculos académicos como periodísticos, no sólo en México, sino a nivel internacional. La violencia desatada por este motivo se articuló, a grandes rasgos, sobre cuatro vectores principales:

1. El combate de las fuerzas del Gobierno contra los diferentes grupos de la delincuencia organizada, o contra los sospechosos de pertenecer a ellos.

2. Los enfrentamientos entre las diferentes agrupaciones de narcotraficantes por el liderazgo y control de las plazas y las rutas del trasiego de drogas.

3. Las disputas al interior de las organizaciones criminales por su jefatura.

4. Y el más importante y letal: los ataques de todos los grupos armados (civiles, policiacos, militares, paramilitares, legales e ilegales) contra la población en prácticamente todo el país.

Además de los enfrentamientos armados entre las diferentes facciones, grupos y corporaciones en diversos puntos de la República, se verifican las controversias intelectuales en términos de la pertinencia y la efectividad de la estrategia adoptada por el Gobierno. En este sentido, más allá de las posiciones políticas asumidas por los diferentes grupos de interés al interior del país (partidos políticos, medios de comunicación, militancias políticas, gobiernos locales, etcétera), algunos organismos internacionales -que sin ser ajenos al conflicto, sí cuentan con una cierta distancia que permite analizar la problemática con una perspectiva diferente- se han pronunciado al respecto.

Uno de estos organismos es la Oficina de Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen Organizado (UNODC, United Nations Office on Drugs and Crime). Esta oficina forma parte de los organismos especializados de la ONU y se encuentra a cargo del monitoreo y atención, como su nombre lo indica, de los desarrollos en materia de narcóticos ilegales y delincuencia organizada.

Sensación y realidad

Junto con los estudios que se realizan en el interior del país, el debate en materia de narcotráfico se enriquece también con las aportaciones que vienen de instancias especializadas, como la misma UNODC.

Como parte de sus actividades, la UNODC publica anualmente un dossier denominado UNODC World Drug Report (Reporte Mundial de las Drogas de la UNODC), en el que se abordan, analizan y evalúan los fenómenos más destacados en la materia alrededor del mundo.

De acuerdo con el diagnóstico hecho en la edición 2010 de dicho informe, la política del Gobierno Federal de México en materia de narcotráfico no sólo es correcta, sino que es la única posible.

El reporte presenta el caso específico de México en el Capítulo 3, que lleva por título La influencia desestabilizadora del tráfico de drogas en países de tránsito: el caso de la cocaína. La UNODC expresa su posición e introduce los supuestos que la llevan a afirmar que, aunque la violencia se ha disparado en México, debe ser soportada, y que incluso es evidencia del éxito de los esfuerzos gubernamentales.

Los problemas de fondo se hacen evidentes cuando la discusión llega al punto de definir -y defender- las políticas y estrategias mediante las cuales se hizo frente al problema, tal y como hizo la presidencia prácticamente hasta el último día de su mandato. Mientras que el Gobierno mexicano y la UNODC están en sintonía, defendiendo ambos las virtudes de la estrategia aplicada por el Gobierno Federal, diversos sectores sociales (entre otros, académicos, grupos defensores de los derechos humanos y organizaciones no gubernamentales internacionales) han calificado la política oficial, en materia de delincuencia organizada, no sólo como equivocada sino incluso como cómplice y catalizadora de la violencia que en teoría debía sofocar.

De más está decir que el conflicto del narcotráfico está resultando sumamente caro, y ello en más de un aspecto:

1. En vidas humanas. De acuerdo con diversos recuentos periodísticos, al fin de 2011 cerca de cincuenta mil personas (cifra reconocida oficialmente) perdieron la vida en confrontaciones directamente vinculadas al problema. Aunque los números en esta materia son inciertos, como se verá más adelante, sesenta mil muertes (en el periodo 2006-2012) relacionadas con el crimen organizado y a las políticas destinadas a su combate representan el número mínimo consensado; no el máximo de víctimas, cuya magnitud real se desconoce.

2. En desgaste institucional. La participación del ejército en tareas de seguridad pública ha erosionado la imagen pública que tenían las fuerzas armadas en nuestro país, que históricamente habían sido consideradas el sector de Gobierno más respetado.

3. En términos de derechos humanos. Como se verá en las siguientes páginas, las violaciones a derechos humanos por parte de las autoridades federales se han disparado desde que se declaró la Guerra contra el Narcotráfico.

4. En términos de disolución del Estado. En diversos puntos de la geografía mexicana se están detectando casos en los que las autoridades han perdido el control territorial e incluso el llamado monopolio de la violencia legítima.

5. En términos de imagen internacional, de soberanía y de desarrollo social, económico, político y cultural, etcétera

Así pues, lo oneroso que resulta el conflicto en prácticamente todo sentido justifica su estudio en general y el análisis en particular de las estrategias gubernamentales diseñadas y aplicadas para su atención.

Las cartas sobre la mesa

Por lo expuesto, finalizado el ciclo del gobierno que lanzó esta singular guerra y para prevenir la continuación de tal política en el siguiente, cinco tareas nos parecen fundamentales:

1. Cuestionar la evaluación de la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen (UNODC) en materia de políticas para el combate a la delincuencia organizada del Gobierno Federal para el caso de México, confrontándola con la evidencia empírica disponible, con la experiencia viva.

2. Aplicar, en el caso de México, la metodología definida por la UNODC para el diagnóstico y el pronóstico del efecto del narcotráfico en los países de tránsito, pero al mismo tiempo, cuestionar las conclusiones en la materia contenidas en el Capítulo 3 del UNODC World Drug Report.

3. Analizar y reconstruir los modelos clásicos utilizados por la academia y los medios de comunicación en cuanto a la presentación del conflicto derivado del narcotráfico para el caso de México y los Estados Unidos.

4. Presentar un nuevo modelo de representación del conflicto en la relación bilateral México-Estados Unidos sobre la base de su complejidad multinacional, multinivel, multisectorial y multigradual en materia de transparencia.

5. Proponer un modelo de intervención para el diseño y aplicación de políticas públicas destinadas a atender las raíces de la problemática del tráfico de drogas en México desde una perspectiva compleja y con base en la teoría de sistemas.

Como se verá a lo largo de este trabajo, las estrategias del Gobierno Federal para la atención del problema son inadecuadas por anacrónicas, desarticuladas, parciales y superficiales.

El origen de estos errores se localiza en un diagnóstico equivocado de la configuración del conflicto. Cualquier política pública que aspire a presentarse como modelo de intervención para atender las causas de fondo del conflicto debe ser multifactorial, multinivel, multinacional, sistémico, sistemático, gradual e integral, atendiendo no sólo los temas de seguridad, sino también los de desarrollo político, económico, social y cultural.

Tomando todo esto en consideración y a partir de un análisis crítico de los axiomas sobre los que parten los analistas de la UNODC (que tomaremos como eje para evaluar el problema), refutaremos tanto los diagnósticos como las proyecciones a futuro respecto de la posible evolución del combate al narcotráfico en México.

A este respecto, en lo particular, pondremos en duda las políticas de decapitación de los cárteles de la droga como una estrategia efectiva en el largo plazo y ofreceremos una explicación alternativa en cuanto a las razones por las que la violencia ha escalado del modo en el que lo ha hecho en los últimos años, temas tocados en el Capítulo 1.

Luego trataremos de ir un paso más allá.

Si en el Capítulo 1 los diagnósticos y los pronósticos de la evolución del conflicto son cuestionados, en el Capítulo 2 abordaremos los criterios metodológicos sobre los que, al menos en teoría, están fundamentados tales planteamientos. Y es que la UNODC define un conjunto de tres criterios para la evaluación del conflicto: el primero se compone a su vez de dos posibles impactos del tránsito de narcóticos, el segundo criterio comprende tres elementos para evaluar la gravedad de la situación y el tercer criterio está articulado a partir de una secuencia de cinco pasos hacia la disolución del poder del Estado. En lugar de cuestionar los criterios, que son, por demás, elocuentes y útiles, el ejercicio que realizaremos en este capítulo será el de aplicarlos al caso mexicano, con la intención de explorar si el optimismo expresado por la UNODC, en cuanto la política antinarcótica del Gobierno

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