Zorita de los Canes, en Guadalajara, es uno de esos lugares de nuestra geografía por los que no se pasa. Está lejos de núcleos urbanos de importancia y bien metido en eso que se ha dado en llamar Laponia española, por su baja densidad de población. Y, pese a ello, en este lugar, a priori, inverosímil, en el año 578, un rey visigodo llamado Leovigildo decidió levantar desde cero una ciudad a la que llamó Recópolis, que acabaría convirtiéndose en un centro comercial y administrativo de primer orden. Esta es la historia de ese tesoro arqueológico, esa Recópolis desconocida para el gran público, que, sin embargo, está a la altura, por su relevancia histórica, de yacimientos como el de Altamira o ciudades monumentales como Mérida.
En el origen fue un rey
El impulsor de Recópolis fue Leovigildo, mítico rey visigodo cuyas gestas militares y sus capacidades como gestor le llevaron a conseguir una