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Sextillizos de la Madre Estéril y del CEO Atractivo
Sextillizos de la Madre Estéril y del CEO Atractivo
Sextillizos de la Madre Estéril y del CEO Atractivo
Libro electrónico436 páginas6 horas

Sextillizos de la Madre Estéril y del CEO Atractivo

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Delante de mí, mi marido se acostaba con su secretaria y me llamaban "chica estéril".
Durante tres años le quise mucho, pero me engañaba.
Así que esta vez me divorcié de él y elegí a un 'gigoló' para una aventura de una noche en el bar.
Pero, inesperadamente, ¡estaba embarazada de SEXTILLIZOS!
Para poder criar a mis hijos, tuve que volver a NorthHill city, y tuve suerte de encontrar un trabajo allí.
Pero el director general de la empresa siempre me molestaba y me pedía que lo viera a solas.
Al entrar en su despacho, me inmovilizó contra la mesa. Su aliento me abanicaba los labios.
"Mujer, conozco tu tipo. Desnúdate o destrozaré la prenda".

IdiomaEspañol
EditorialPublishdrive
Fecha de lanzamiento30 ago 2022
Sextillizos de la Madre Estéril y del CEO Atractivo

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    Sextillizos de la Madre Estéril y del CEO Atractivo - PopNovel

    ÍNDICE

    Capítulo 1 Alejándose del dolor

    Capítulo 2 Mis sextillizos hermosos

    Capítulo 3 Deshazte de esa mujer

    Capítulo 4 El presidente tiene mi brazalete

    Capítulo 5 Encontrándose con el hombre importante

    Capítulo 6 Desnúdate

    Capítulo 7 Alguien toca mi puerta

    Capítulo 8 Bájame la cremallera y chúpalo

    Capítulo 9 Este desgraciado

    Capítulo 10 Estás despedida

    Capítulo 11 Un trato arriesgado

    Capítulo 12 Vamos a conocer a papá

    Capítulo 13 ¿Papá?

    Capítulo 14 ¿Dónde está mamá?

    Capítulo 15 Lo siento, me iré de inmediato

    Capítulo 16 Encuentro con el ex esposo

    Capítulo 17 No te atrevas a huir

    Capítulo 18 Te lo prometo

    Capítulo 19 No eres especial

    Capítulo 20 Él la encontró

    Capítulo 21 ¿Por qué los niños se parecen tanto a ti?

    Capítulo 22 Me aseguraré de que él te odie

    Capítulo 23 Él no te va a creer

    Capítulo 24 Es la empresa de la familia de Callan

    Capítulo 25 ¿Cómo te fue en el trabajo, cariño?

    Capítulo 26 El video que le enviaron tras la muerte de su esposa

    Capítulo 27 Broderick le da de comer

    Capítulo 28 El chico abusador

    Capítulo 29 Promete que nunca nos abandonarás

    Capítulo 30 Se llevó a los niños

    Capítulo 31 Los niños son tus hijos

    Capítulo 32 Ámame

    Capítulo 33 La llevaré

    Capítulo 34 Saquen a todos

    Capítulo 35 Tú eres mía

    Capítulo 36 No es lo que piensas

    Capítulo 37 Chupetones

    Capítulo 38 Su padre

    Capítulo 39 Una cruel bofetada

    Capítulo 40 Organiza la reunión

    Capítulo 41 ¿Te gustó?

    Capítulo 42 Traéme un cuchillo

    Capítulo 43 Muerte

    Capítulo 44 Bótalo

    Capítulo 45 Pastel

    Capítulo 46 Mía

    Capítulo 47 Cuídate

    Capítulo 48 ¿Se había enamorado?

    Capítulo 49 Cheque

    Capítulo 50 ¿Me escuchaste?

    Capítulo 51 No estoy de humor

    Capítulo 52 ¿Debería sentirse halagada o insultada?

    Capítulo 53 Te encanta intimidar

    Capítulo 54 Un hermoso rostro somnoliento

    Capítulo 55 Un vino tan insípido

    Capítulo 56 Atrévete a tocarla y, date por muerto

    Capítulo 1 Alejándose del dolor

    Amy estaba ocupada navegando en su computadora portátil cuando, de repente, su teléfono sonó. En vez de contestar de inmediato, decidió ver la pantalla para ver quién la estaba llamando y, al ver que la llamada era de Joan, la secretaria de su esposo, tomó el teléfono y presionó el botón verde, preguntándose por qué la estaba llamando. 

    Amy solo había guardado el número de Joan porque era la secretaria de Callan, su esposo, y cuando no lograba contactarse con él, la llamaba a ella. 

    Sin embargo, esta era la primera vez que Joan la llamaba. Contestó el teléfono y lo puso sobre su oído, pero lo que escuchó la dejó atónita y perturbada. Por lo poco que logró escuchar, le había parecido que eran sonidos de dos personas teniendo relaciones s*xuales. 

    Tuvo que volver a mirar la pantalla para asegurarse de que no se había confundido y que, en efecto, era Joan la que la había llamado. Luego volvió a ponerse el teléfono al oído y siguió escuchando los gemidos, que cada vez se hacían más fuertes. Era obvio que Joan estaba teniendo relaciones con un hombre. 

    Aunque Amy solo había hablado con Joan unas cuantas veces, pudo reconocer su voz. ¿Acaso había marcado el número de Amy por error, mientras se acostaba con un hombre? Amy pensó que eso era lo más probable, así que decidió colgar la llamada, pero escuchó la voz de Joan, fuerte y claro, y se quedó helada. 

    Tuvo que sentarse y concentrarse para tratar de asimilar lo que acababa de escuchar cuando Joan volvió a repetir lo que había dicho. F*llame, cariño, dijo entre gemidos. Callan, f*llame más fuerte. Me encanta. ¡Dios mío! 

    El corazón de Amy dio un vuelco, estaba tan alterada que no pudo moverse de su asiento. Lo que había escuchado le parecía imposible y, a la vez, estaba segura de que no se había equivocado. Joan había dicho el nombre de Callan mientras estaba f*llando. Alejó el teléfono de su oído y colgó. De repente, un sinfín de pensamientos pasaron por su mente. Ella confiaba en Callan con los ojos cerrados y lo amaba mucho. A pesar de que todavía no había podido quedar embarazada, ambos siempre se demostraban amor, afecto y respeto. 

    Era imposible que Callan la estuviera engañando. Era simplemente imposible. Amy sacudió la cabeza, intentando sacarse los sonidos que había escuchado de su mente. Tal vez Joan de verdad había decidido convertirse en la tercera en discordia en su matrimonio, en la villana. 

    Amy se recostó en la silla e intentó ignorar lo que acababa de pasar, aun así, algo dentro de ella no la dejaba descansar y la tenía inquieta. Todo era posible en este mundo, ¿qué pasaría si era verdad que Callan la estaba engañando? 

    Mientras su mente estaba absorta en esos pensamientos, su teléfono volvió a sonar y, al ver que no era una llamada sino un mensaje de texto, lo tomó para ver qué decía. Al darse cuenta de que el mensaje era de Joan, su corazón empezó a latir muy rápido. 

    El mensaje le pedía ir a un lugar y tenía instrucciones para que llegara al destino. Una rápida búsqueda en Internet le informó que se trataba de un hotel. El teléfono sonó una vez más y Amy leyó el número del cuarto del hotel que Joan le había proporcionado. 

    ¿Qué estaba pasando? De inmediato, Amy se sintió más perturbada. Cerró su computadora portátil y fue hasta su guardarropa para cambiarse, ya que no podía salir con lo que estaba usando ahora, que era ropa de casa. 

    Al terminar, salió de su habitación con la intención de buscar a su suegra, quien vivía en la misma casa, para avisarle que tenía algo urgente que atender y que iba a salir. 

    Fue hasta su habitación y llamó a la puerta, pero no había nadie adentro, así que decidió ir a la cocina, convencida de que la encontraría allí. No obstante, cuando llegó a la puerta de la cocina, escuchó a su suegra riéndose a carcajadas adentro. 

    Esa mujer estéril es tan idiota, su suegra dijo entre risas, parecía que estaba hablando por teléfono con alguien y no se había dado cuenta de que Amy estaba escuchándola. Me preguntó qué vio mi hijo en ella para casarse. Esa mujer solo se está gastando su dinero y ni siquiera puede quedar embarazada. Nunca he visto a una mujer tan inútil y descarada

    Tras decir esto, la suegra de Amy se volvió a reír a carcajadas. 

    Sin poder creer que su suegra pudiera decir esas cosas de ella, Amy contuvo las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos y amenazaban con caer. Entró en la cocina y Wilma, su suegra, se sobresaltó y volteó a verla. 

    Hacía solo treinta minutos, Amy le había dicho que estaría ocupada hasta la noche, tal vez por eso Wilma se había sentido en libertad para hablar mal de ella a su espalda. 

    Después de un breve momento de silencio entre ellas, Wilma no pudo dejar de preguntarse si Amy había escuchado lo que acababa de decir de ella. Amy... pensé que... dijo tras toser un par de veces, para evitar que Amy sintiera su incomodidad. ¿Vas a salir? 

    ¿Por qué? ¿Tienes miedo? Amy preguntó, con una sonrisa, como si no se estuviera retorciendo por dentro. 

    ¿Miedo? Wilma preguntó, atónita. ¿Por qué... por qué me preguntas eso? ¿Por qué debo tener miedo?

    Voy a salir, Amy respondió, ignorando todas las preguntas de su suegra. Tengo algo importante que hacer. Salió de la cocina y dejó a su suegra confundida. Al final Wilma no pudo confirmar si Amy la había escuchado hablando por teléfono.

    Amy llegó al hotel en un abrir y cerrar de ojos. Al entrar, fue de frente a la habitación que le había indicado Joan en su mensaje. 

    Al principio, Amy quería tocar, pero eso no hubiera sido muy inteligente de su parte, por eso solo giró la perilla y abrió la puerta sin avisar. Al pasar, casi se le caen los ojos. Joan y Callan estaban desnudos, junto a la cama, y no solo eso, sino que Joan le estaba dando a Callan una m*mada. 

    El bolso de Amy se cayó al suelo y sus rodillas se volvieron débiles. Cerró los ojos, apoyándose contra la pared para no desmoronarse, y empezó a orar para que todo esto no fuera más que un sueño. De pronto, sintió que las lágrimas rodaban por sus mejillas y le empezó a doler tanto el pecho que, por un momento, pensó que iba a tener un infarto. 

    ¡Callan! Gritó en medio de su dolor y su agonía. Él y Joan no se habían percatado de que ella había entrado en la habitación. Habían estado tan concentrados en sus inmundicias que no la habían escuchado abrir la puerta. 

    Sin embargo, Callan empezó a reírse al ver a Amy en un mar de lágrimas. Pronto, Joan volteó y también se empezó a reír. Ninguno de los dos se veía arrepentido por sus actos indecentes. 

    ¿Por qué lloras, pollito estéril? Callan preguntó. ¿De veras pensaste que me iba a quedar contigo para siempre? ¿Qué? ¿Pretendías que no tuviera hijos? Resopló. Ese es tu destino, cariño, no el mío. Eres tú quien es estéril, no yo

    Amy empezó a sollozar al escuchar esto, no podía creer que su amado esposo le estuviera diciendo esas cosas tan duras. Sus rodillas no pudieron sostenerla más y cayó al suelo. ¿Entonces la había estado engañando todo este tiempo? ¿Cuándo habían empezado a tener relaciones? Pero Callan la amaba, ¿qué era lo que había cambiado? ¿Qué era lo que ella había hecho mal? 

    Es buena llorando, Joan le dijo a Callan en un tono sarcástico. 

    Amy quiso ir corriendo hasta donde Joan estaba y golpearla hasta dejarla inconsciente, pero, ¿acaso Joan tenía la culpa de que su esposo la engañara? La culpa era toda de Callan; él había sido quien traicionó el amor y la confianza de Amy.

    Me traicionaste, Callan, dijo, sonriendo con amargura. Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y respiró hondo. Nuestro matrimonio se acabó

    Cogió su bolso y salió de la habitación, intentando mostrarles que era fuerte y que su infidelidad no le había afectado. Al fin y al cabo, Callan no se merecía sus lágrimas. No obstante, apenas llegó al pasillo se volvió a desplomar y lloró desconsoladamente. El dolor que estaba sintiendo en ese momento era peor que cualquier cosa que le hubiera pasado antes. 

    Era como si la única manera de superarlo fuera acabando con su vida. Pronto, bajó hasta el estacionamiento y se subió a su auto. Se fue hasta donde su abogado, para tramitar el divorcio. Luego regresó a casa. 

    Encontró a su suegra en la cocina, tomando un té caliente. Escuché lo que dijiste antes de que me fuera, le informó con frialdad, poniendo los papeles de divorcio frente a ella. Cuando estabas hablando por teléfono. Los papeles solo tenían la firma de Amy, aún faltaban las de Callan. 

    Wilma casi se atraganta con el té al escuchar esto. Además, acabo de atrapar a Callan engañándome con su secretaria, en un hotel, dijo. Es obvio que ni tú ni él me quieren en esta familia. Aquí están los papeles del divorcio; ya los firmé. Cuando Callan regrese, dile que los firme y que me fui de la casa

    A pesar de que Wilma estaba feliz de oír que Amy por fin se iba a separar de su hijo, fingió que estaba triste por la noticia. 

    No te molestes en fingir que estás triste, Amy anunció. Ambas sabemos que no quieres que esté con tu hijo. Se dio la vuelta para salir de la cocina y empezar a empacar, pero su suegra se puso de pie y la detuvo.

    ¿Adónde vas? Preguntó. Ahora que ya no tenía por qué seguir fingiendo, sonaba indiferente. 

    Voy a empacar mis cosas, por supuesto, Amy respondió. 

    ¿Ah, sí? Wilma dijo en un tono irónico. Callan me dijo que no debías llevarte nada porque él compró todo con su dinero

    Amy se sintió aún más desolada al escuchar esto. Aún así, logró forzar una sonrisa. Ah, claro. Tienes razón, respondió con indiferencia, como si no le importara todo lo que Callan le había comprado mientras estaban casados. 

    Después de todo, llevaba consigo lo más preciado que tenía, que era el brazalete que su madre le había regalado hace algunos años. Como lo estaba usando, no necesitaba ir a la habitación, así que se dirigió hasta la puerta y se fue sin mirar atrás. 

    Capítulo 2 Mis sextillizos hermosos

    Amy se quedó sentada en una de las discotecas más lujosas de la ciudad hasta que cayó la noche y el local se empezó a llenar. Tenía dos botellas delante de ella y había decidido ahogar sus penas en alcohol. Durante los últimos tres años de matrimonio, ella le había sido completamente fiel a ese imbécil. Ni siquiera se había atrevido a darle la oportunidad a algún hombre para que coquetee con ella. No obstante, todo eso había sido en vano, puesto que, al final, aunque ella había confiado en él, Callan había terminado rompiéndole el corazón y arruinándole la vida como si no le importara en lo más mínimo. 

    Cuanto más bebía, más esperaba olvidarse de su dolor, pero parecía que el alcohol no quería cooperar con ella, ya que la imagen de Joan y Callan, desnudos frente a la cama del hotel, seguía apareciendo en su mente. 

    De repente, se puso de pie y miró la gente que estaba bailando en la discoteca. Ahora que ya se había hecho de noche, había mucho más gente que cuando Amy recién había llegado. Pensó en escoger a algún pr*stituto para pasar una noche de pasión con él. Al fin y al cabo, ya había firmado los papeles del divorcio, así que ya estaba prácticamente divorciada y sin compromiso. 

    Miró a su alrededor y sus ojos se posaron en un hombre alto, que se dirigía al hotel adyacente a la discoteca. Sin duda alguna, era un pr*stituto en busca de alguna mujer que pagara por sus servicios. Amy corrió hacia donde él estaba a toda prisa y se metió con él a su habitación, antes de que se cerrara la puerta.

    De inmediato, se tuvo que apoyar en el hombre para mantenerse de pie y usó su mano izquierda para cerrar la puerta con llave. En un movimiento rápido, besó al hombre con tanta desesperación que se sintió mareada por un segundo. Por su parte, el hombre se sorprendió al sentir los labios de Amy en los suyos, pero pareció sobreponerse rápido y, pronto, la besó con la misma pasión. 

    En un abrir y cerrar de ojos, el apasionado beso se convirtió en algo más íntimo. Amy no perdió el tiempo y se quitó la ropa muy rápido, para ayudar al hombre a quitarse la suya. En un santiamén, el hombre estaba encima de ella, en la cama, gimiendo. Cuando el hombre por fin la p*netró, Amy soltó un grito ahogado, por el placer y la satisfacción.

    A pesar de que no se conocían, fue un momento inolvidable para ambos, y estaban tan apasionados el uno por el otro que su encuentro s*xual duró más de media hora. Tras sentirse satisfechos, se tumbaron en la cama y se quedaron dormidos. 

    Amy se despertó un par de horas más tarde y vio al hombre durmiendo en la habitación, que estaba a oscuras. Ninguno de los dos se había molestado en encender las luces, así que Amy no había podido ver bien la cara del hombre al meterse al cuarto con él.

    Este tipo es muy bueno en la cama, murmuró para sí misma. Luego sacó algunos billetes de su cartera y los puso en la palma del hombre. Pese a que él estaba durmiendo, ella no podría irse sin pagarle por sus servicios. 

    Luego se fue con cuidado, puesto que no lo quería despertar. 

    Amy dejó NorthHill y tomó un tren a una pequeña ciudad, donde tenía pensado vivir de ahora en adelante. Quedarse en NorthHill solo le causaría traumas y dolor. No iba a poder evitar ver a Callan porque él era un hombre muy poderoso en la ciudad y como ella había tenido la osadía de pedirle el divorcio, lo mejor era huir de NorthHill y empezar una nueva vida. 

    Unas semanas más tarde, cuando empezaron las náuseas matutinas, Amy empezó a sospechar de sí misma. Sin embargo, se tuvo que recordar que, a pesar de que había estado con Callan durante tres años, ella nunca había logrado salir embarazada. Ella era estéril, justo como Callan le había dicho, y nunca iba a poder tener hijos. Aunque deseaba con todas sus fuerzas ser madre, parecía que nunca podría llegar a concebir. 

    Aun así, tuvo que ir al hospital, ya que las náuseas no paraban y no podía comer sin vomitar un par de horas después. Recibió el susto de su vida cuando, tras un par de chequeos y un examen de sangre, le dijeron que tenía tres semanas de embarazo. ¿Cómo lo había conseguido? De todos modos, estaba encantada de ser mamá y, con el paso de los meses, su barriga creció más de lo normal. 

    Después de nueve meses, Amy dio a luz en el hospital. El parto fue sumamente estresante, sobre todo al darse cuenta de que no había llevado solo un bebé en su vientre y perdió la cuenta después del cuarto. Dudaba que fueran tantos.

    Cerró los ojos con fuerza y rezó para que fuera un niño. Cuando volvió a abrir los ojos, unos segundos después, vio a dos doctores y cuatro enfermeras en el cuarto, cada uno llevaba un bebé recién nacido en brazos y todos se veían muy orgullosos de ella. 

    Amy parpadeó un par de veces, sin poder creer lo que estaba viendo. Perdón, ¿todos estos son míos? Preguntó, a pesar de que sabía que podía ser una pregunta estúpida. 

    , respondieron los doctores. se veían muy contentos por este extraño acontecimiento. No obstante, Amy no pudo creerlo y pensó que estaba soñando o que tal vez le estaban tomando el pelo. ¿Cómo alguien como ella, que era estéril, podía tener a todos estos bebés a la vez? 

    Los contó en su mente, uno, dos, tres, cuatro, cinco... hizo una pausa y se frotó la cara. Esto era imposible. Seis. 

    ¿Seis bebés? Preguntó, confundida. Sentía que le faltaba el aire y que se iba a desmayar del susto.

    Sí, felicidades, las enfermeras respondieron. Al escuchar esto y al ver los rostros de los doctores y las enfermeras, que la miraban con asombro y admiración, se percató de que no estaba soñando ni le estaban tomando el pelo y lágrimas de alegría empezaron a rodar por sus mejillas. 

    Estaba feliz y agradecida con Dios, por haberla bendecido tanto, y pese a que todavía se sentía débil por el parto, obtuvo fuerzas por las buenas noticias y se sentó para ver mejor a sus bebés. Déjenme cargarlos, por favor, dijo entre lágrimas. Pronto, tenía a sus seis bebés alrededor de ella. Estaba encantada de ver que todos estaban sanos y que eran muy lindos. Los bendijo a todos y les besó la frente. 

    Hacía tan solo unos meses, había experimentado el peor día de su vida, pero hoy estaba experimentando el mejor.

    Pasaron seis años y ahora Amy estaba sentada en un taburete largo de madera, llamando a sus hijos. ¡Elijah, Moses, Elisha!

    De pronto, tres niños hermosos corrieron hacia ella a toda prisa; los tres sonreían de oreja a oreja. Aunque la ropa que llevaban puesta no era cara, se veían muy guapos. Además, los tres niños eran idénticos.

    Vengan, Amy les hizo un gesto para que se acercaran a ella y los tres obedecieron. Cuando se pararon a su lado, Amy les revolvió el cabello. Llamen a sus hermanas, les dijo.

    ¡Angel! Elijah gritó.

    ¡Queen! Elisha gritó.

    ¡Debby! Moses gritó. 

    Aunque los tres hermanos habían gritado a la vez, tres niñas adorables vinieron corriendo hacia ellos. Tenían el cabello largo y llevaban el mismo peinado. Eran delgadas y se veían muy hermosas. Además, al igual que sus hermanos, ellas también eran idénticas. 

    A lo largo de los años, Amy se había dedicado a sus hijos tanto como podía, y cada vez que tenía tiempo libre, lo pasaba con ellos. Siempre estaban bromeando y riéndose, y cuando tenía que reprenderlos, por algo que habían hecho mal, Amy lo hacía sin pensarlo dos veces. Aun así, el amor que ella y sus seis niños se tenían era extraordinariamente fuerte. 

    Amy no había tenido a nadie a su lado que le dijera lo bien que había criado a sus hijos o que la felicitara por haber hecho un gran trabajo, incluso con todo el estrés que había pasado. 

    Dejó el taburete a un lado y se sentó en el césped mientras los niños se sentaban alrededor de ella, formando un circulo. Mañana nos vamos a NorthHill, les dijo, mirando a cada uno de sus hijos a los ojos.

    ¿Por qué, mamá? Elijah preguntó tan pronto Amy terminó de hablar. 

    Porque las escuelas de aquí no son muy buenas, Amy respondió. Aunque están rodeados de montañas y es muy tranquilo aquí, quiero que tengan una mejor educación y que aprendan a vivir en la civilización

    Mamá, ¿no dijiste que no podíamos ir a NorthHill porque hay gente mala ahí? Moses preguntó. 

    Una vez, hace un par de años, los niños le habían preguntado a Amy por qué vivían en el campo y ella les había dicho que solía vivir en la ciudad, pero que había tenido que venir a esconderse aquí porque había personas malas que querían lastimarla. 

    ¿Las personas malas no te harán daño, mamá? Angel preguntó con su vocecita angelical.

    Amy sonrió al escuchar la preocupación de su hija. Los tengo a ustedes seis a mi lado, ¿creen que alguien se atreverá a lastimarme al ver que ustedes me están cuidando? Dijo. 

    Elijah se subió la manga para mostrar el músculo de su brazo. Así es, miren mis músculos, alardeó. Si alguien se atreve a lastimar a mamá, recibirá un puñetazo en el rostro

    Sí, vamos a NorthHill. No dejaremos que nadie se atreva a intimidar a mamá, Elisha se puso de pie y alzó sus brazos. Soy muy poderoso. Cualquiera que se atreva a lastimar a mamá deberá pasar por mí primero

    ¡Sí! Moses gritó. ¿Se acuerdan que mamá nos dijo que nos llamó Elijah, Elisha y Moses porque creía que éramos niños súper poderosos? Preguntó mirando a sus hermanos. Mamá, no te preocupes por nada, nosotros siempre estaremos a tu lado. Esas personas malas no se atreverán a ponerte un dedo encima

    Las tres chicas escucharon a sus hermanos sin decir nada y solo asintieron con la cabeza. Aunque tenían la misma edad que los chicos, no eran tan fuertes como ellos y solo se sentían seguras a su alrededor. De hecho, ellas sabían que nadie en la ciudad se atrevería a lastimarlas, ya que sus hermanos las iban a proteger. 

    Sí, confío en Elijah, Moses y Elisha, Queen dijo. Ellos no dejarán que alguna de nosotras salga lastimada. Debby asintió con la cabeza, puesto que era la más callada de los seis. Sin embargo, confiaba en que podrían volver a NorthHill y que nadie podría hacerles daño. 

    Por otro lado, Amy estaba feliz de ver que sus hijos se sentían poderosos. 

    Mamá, también podremos ver a papá, ¿verdad? Elisha preguntó de repente.

    Al oír esto, los niños fijaron sus miradas en Amy, que una vez les había dicho que su padre estaba en NorthHill. Aun así, ella no les había dicho lo más importante: que no sería capaz de reconocerlo, incluso si estaban cara a cara. Habían pasado seis años y NorthHill era una ciudad muy grande, Amy dudaba que algún día pudieran encontrar a su padre, sobre todo porque él era solo un pr*stituto. 

    De todas formas, ella no quería que los niños se sintieran desesperanzados si les decía la verdad, así que optó por decirles una mentira blanca. , respondió. 

    Los niños saltaron de alegría y empezaron a abrazarse unos a otros y a chocar sus palmas. Ahora que habían confirmado que su padre estaba en la ciudad, estaban más que dispuestos a mudarse a NorthHill. Por fin harían lo que siempre habían anhelado, conocer a su padre. 

    Capítulo 3 Deshazte de esa mujer

    Eventualmente, Amy regresó a NorthHill y alquiló un apartamento de dos habitaciones. Por el momento, eso era todo lo que podía pagar. De hecho, conseguir ese apartamento le costó casi todo el dinero que había estado ahorrando durante seis años de arduo trabajo en el pueblo pequeño donde había estado viviendo con sus hijos. 

    De todos modos, como tenía un título universitario, no debía ser tan difícil conseguir un trabajo en NorthHill, e incluso si se encontraba con Callan por casualidad, seis años era tiempo suficiente para que lo que había sucedido entre ellos ya no la afectara. Amy estaba convencida de que había logrado superarlo. 

    Además, existía la posibilidad de que, después de que se divorció de Amy, Callan se hubiera casado con su secretaria. Después de todo, ella no había tenido noticias de Callan, ni de nadie en la ciudad, durante los años que vivió en el campo. Aun así, era inútil pensar en eso ahora, así que decidió dejar de pensar en Callan y empezó a buscar trabajo en Internet. Postuló a tantas empresas como pudo, con la esperanza de que alguien la llamara pronto. 

    Amy no quería que sus hijos pasaran hambre. Aunque era obvio que criar a seis hijos ella sola era costoso, sobre todo en la ciudad, vivir aquí les aseguraría tener una vida mejor, así que tenía que matricularlos en una escuela lo más rápido posible. 

    Al día siguiente de la mudanza, por la noche, Amy por fin recibió una llamada para trabajar como asistente en una clínica dental. La persona que la había llamado le había dicho que tenía que empezaría mañana por la mañana y, a pesar de que la paga no era muy buena, al menos era algo. Mientras esperaba obtener una mejor oferta de trabajo de las otras empresas a las que había postulado, decidió aceptar la oferta de la clínica, de esa manera, al menos tendría un poco de dinero a fin de mes.

    Por la mañana, fue temprano a su nuevo trabajo y, antes de que abrieran, intentó familiarizarse con las cosas que tendría que hacer. El doctor al que iba a asistir era el dentista principal y, por fortuna, se empezaron a llevar muy bien desde el principio. Amy no quería que le descontaran parte de su paga por algún error tonto, así que hacía todo con mucho cuidado. 

    En su tercer día de trabajo, su jefe mandó a otra de las asistentes a que la buscaran y, tan pronto como Amy fue a su oficina, él le dio algunas órdenes. Tienes que estar en el laboratorio a las 2 p. m., le dijo. Asegúrate de que todos los equipos necesarios estén disponibles. Hoy va a venir alguien muy importante para hacerse un examen bucal y necesito que prepares todo con mucha cautela, ¿entendiste? 

    Sí, entiendo, Amy respondió, bajando la cabeza antes de salir de la oficina. 

    Apenas dieron las 2 de la tarde, Amy ya estaba en el laboratorio, lista con todos los equipos necesarios. Tenía mucha curiosidad por ver quién era la persona tan importante que vendría. 

    De repente, empezó a escuchar voces afuera y miró por la ventana que daba a la calle para darse cuenta de que había siete jeeps negros estacionados en la entrada de la clínica. En medio de los jeeps había un Lamborghini. Era obvio que los autos estaban escoltando a quien quiera que fuera que estaba dentro del Lamborghini.

    Había varias personas que se habían reunido en la calle, intentando ver quién era la persona dentro del auto de lujo. 

    A Amy le invadió aún más la curiosidad. ¿Qué tan importante podría ser esta persona si su sola presencia atraía a tanta gente? De pronto, dos hombres vestidos con trajes negros se pararon al lado de la puerta del Lamborghini que, al abrirse, mostró unas piernas largas que bajaban del auto.

    Los rayos de sol brillaban directamente en el rostro del hombre, que parecía pertenecer a la realeza, por su nobleza y su elegancia. El hombre exudaba tanto poder que cualquiera que lo veía podría pensar que era parte de la familia real. 

    Amy no podía ver bien su rostro, pero se preguntó si esa era la persona importante que venía para hacerse un examen bucal. Si lo era, entonces ella tendría que tener mucho cuidado con él. Lo último que deseaba era ofender o meterse en problemas con los hombres poderosos de NorthHill. Todo lo que quería era ganar dinero suficiente para criar bien a sus hijos. 

    Pronto, la puerta se abrió y Amy se volteó de inmediato para ver a su jefe, quien dejó de escapar un suspiro de alivio. 

    Ya tienes todo listo, ¿verdad? Preguntó el dentista. Se veía muy ansioso. 

    , Amy respondió. Lo siento pero acabo de ver a un hombre muy elegante bajarse de un Lamborghini. ¿Él es a quien estaremos atendiendo? 

    Así es, es el hombre más poderoso de NorthHill y no muchas personas tienen la oportunidad de verlo en público, el dentista dijo. No podía dejar de mover las manos y estaba sudando. Estaba muy nervioso. Por eso viste la gente rodeando el auto, porque todos lo quieren ver en persona. De todas maneras, asegúrate una vez más de que todo esté en orden, porque escuché que el hombre tiene mal genio

    ¿Esta es la primera vez que trabaja con él? Amy preguntó. 

    Sí y, para ser sincero, estoy muy nervioso, el dentista dijo, secándose el sudor de la frente con la palma de la mano. Esperemos que todo salga bien y que no tengamos ningún problema

    Amy asintió con la cabeza y volvió a verificar que todo lo que necesitarían estuviera listo. Si el hombre al que atenderían era el más poderoso de NorthHill, sería suicida hacer algo que pudiera incomodarlo. 

    Enseguida, dos hombres musculosos aparecieron en el laboratorio. Uno de ellos llevaba un maletín y ambos eran altos e intimidantes. Tenían una expresión seria en el rostro y Amy estaba segura de que no sonreirían por nada del mundo. 

    Tras ellos entró un hombre, y su majestuosa presencia iluminó la habitación. Los ojos de Amy se posaron en este hombre poderoso. Era alto, esbelto y se veía muy guapo. Su elegancia era tal que se podía sentir en el ambiente. 

    Amy estaba segura de que su novia o su esposa era una mujer muy suertuda. 

    Bienvenido, señor, el dentista dijo haciendo una reverencia y le hizo un gesto para que se sentara en el asiento, para empezar a examinarlo. El hombre hizo lo que le pidieron en silencio y el dentista empezó con su trabajo. 

    Pinzas de algodón, por favor, el dentista dijo sin voltear a ver a Amy. Habían estado trabajando sin interrupciones ni problemas durante varios minutos, sin embargo, por más que Amy buscó las pinzas entre las cosas que había preparado, no las pudo encontrar. 

    ¿Se había olvidado de traerlas? ¿Cómo pudo ser tan descuidada? 

    Yo... olvidé traerlas. Iré a buscarlas, dijo antes de salir a toda prisa del laboratorio. El rostro le ardía por la vergüenza. ¿Cómo se pudo haber olvidado de las pinzas? 

    Una vez que encontró las pinzas en la habitación de lado, regresó corriendo al laboratorio pero, para su sorpresa, no vio ni al hombre ni a sus guardaespaldas. El único que estaba en la habitación era el dentista. 

    ¿Dónde está? Amy preguntó, sorprendida. Todavía tenía las pinzas en la mano.

    Estás despedida, el dentista le dijo, suspirando. Luego se fue del laboratorio sin decir nada más.

    Amy se quedó boquiabierta. No podía creer que la hubieran despedido por el simple hecho de olvidarse las pinzas de algodón. ¿Tan fácil era deshacerse de ella? Había estado haciendo un buen trabajo hasta ahora y, así como así, por olvidarse unas pinzas, ¿la estaban despidiendo? Era la primera vez que cometía un error en este trabajo. Además, todavía era una novata, no tenía ni un mes en su puesto. 

    Amy no creía que fuera culpa del dentista. Debía haber sido ese hombre importante quien había mandado a que la despidan. Entonces él de verdad era malo y desconsiderado. ¿No podía ni siquiera aceptar que todos cometen errores? Solo se había olvidado las pinzas. No era como si hubiera sido algo grave.

    Salió del laboratorio y fue al consultorio del dentista. Por favor, doctor, fue solo un error, perdóneme, le suplicó. No sé cómo pude haberme olvidado de las pinzas... por favor, nunca más volverá a pasar

    Eso ya no está en mis manos, fue el hombre quien dio la orden para que te despidan, el dentista contestó con impotencia. No es un hombre común y corriente y tengo que hacer caso a lo que me pida. Si quieres rogarle a alguien para mantener tu trabajo, debes ir con él

    Amy se dio cuenta de que, no importara cuánto le rogara al dentista, él no podía ir en contra de las

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