Vuélveme a QUERER
Bajó del auto y caminó deprisa hasta la puerta de emergencias del hospital. Su corazón parecía que en cualquier momento iba a estallar, latía con tanta fuerza que podía escuchar cómo palpitaba de miedo. Empujó la puerta y con la mirada buscó a quién preguntar por ella.
—Buenas noches, me avisaron que aquí trajeron a Patricia Alquinta.
—Ah, la muchacha que tuvo el accidente —mencionó la enfermera que estaba detrás de un mostrador de atención a clientes.
—Sí, es ella —agregó con rapidez.
—La están operando.
—¿Por qué? —su angustia y nerviosismo era evidente, y las sienes le latían mientras esperaba paciente la respuesta.
—Debido al impacto del auto una de las rodillas de la señorita se atascó contra el panel de instrucciones, y deben colocarle unas placas —respondió la enfermera sin una pizca de emoción. Ya estaba acostumbrada a ver todo tipo de accidentes, mientras que para Daylon era la primera vez que se enfrentaba a una situación así.
Respiraba agitado mientras pasaba las manos por su cabello en un gesto desesperado. La enfermera sintió pena por él y en tono suave le dijo:
—¿Por qué no va a la sala de espera? Ahí están los familiares de la chica.
Daylon asintió, y con las manos en los bolsillos caminó paso a paso hasta el lugar. ¿Cómo justificaría su presencia? ¿Qué le diría a la familia de Patricia?
Observó a las personas que se encontraban en la salita, y descubrió a sus padres y al hermano mayor. Los conocía por las fotografías que ella le había enseñado alguna vez.
—Mis padres ya están muy grandes, no quiero que sufran por
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