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Mindfulness
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Libro electrónico171 páginas2 horas

Mindfulness

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Información de este libro electrónico

Mindfulness se encuentra significativamente relacionado con varios indicadores de salud psicológica. Mediante su práctica conseguimos elevar nuestro estado de satisfacción personal con nosotros mismos y con nuestro entorno.
 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 may 2024
ISBN9798227944214
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    Mindfulness - Javier García Campayo

    Mindfulness

    Una experiencia de libertad

    CAPÍTULO 1:
    ¿QUÉ ES REALMENTE MINDFULNESS?

    Tan pronto como generes un pensamiento, ríete de él.

    Lao-Tse

    ––––––––

    McMindfulness y el abuso Actual de la palabra mindfulness

    Mindfulness está de moda en Occidente. Por eso, en los últimos años, la palabra mindfulness ha venido usándose, de forma habitual, asociada a casi cualquier otro concepto: comer mindful, sexo mindful, mindfulness del correr, mindfulness para empresas, mindfulness en educación, etc. Parecería que no hay actividad humana que no sea susceptible de ser realizada de forma mindful.

    Esta es una de las críticas que hacen los detractores de mindfulness y con razón. Lo que se preguntan es: ¿Vale mindfulness para todo? No parece serio. Y otra cuestión sería: ¿Tan diferente es aplicar mindfulness a una actividad u otra, que requiere la edición de un libro? De nuevo, la respuesta es que no estaría justificado. Lo que subyace es un interés comercial para explotar una sabiduría milenaria. Esto es lo que los detractores de mindfulness denominan McMindfulness.

    ¿Es mindfulness budista O ESTÁ RELACIONADO CON ALGUNA RELIGIÓN?

    Pese a que todas las técnicas y algunos de sus términos provienen del budismo, mindfulness es una terapia secular, sin ninguna connotación religiosa o cultural y, lo que le diferencia de otras muchas técnicas de autorrealización, con una sólida base científica. Mindfulness es una traducción de la palabra sati, que proviene de la lengua pali, uno de los idiomas en los que fueron escritas las enseñanzas de Buda hace unos 2.500 años. Una de las razones por las que mindfulness se ha extendido de forma global es porque no tiene ninguna adscripción religiosa. De esta forma, puede ser practicado por todo el mundo, como una técnica psicológica científica, sin que nadie sienta que está traicionando sus creencias religiosas si las tiene, o que está practicando una religión cuando el individuo es agnóstico o ateo.

    Kabat Zinn, un pionero

    La meditación ya había entrado en la cultura occidental desde principios de siglo XX y había tenido contacto con la psicología. Pero siempre había sido una meditación adscrita a alguna tradición religiosa concreta. De hecho, en la segunda mitad del siglo XX, el budismo, principalmente el zen, era muy popular en ciertas élites norteamericanas vinculadas a la psicología y la filosofía. Pero mindfulness jamás hubiese tenido la penetración social que tiene actualmente si hubiese permanecido ligado a la religión. Así, puede comprobarse que aunque el budismo es ampliamente conocido en occidente, e incluso tiene un gran prestigio en algunos estratos cultos de la sociedad, su práctica es casi testimonial.

    La capacidad visionaria del médico norteamericano Jon Kabat Zinn, fue lo que le impulsó a crear una disciplina secular basada en las técnicas meditativas budistas y usarla en medicina. Él estaba convencido de que si se demostraba que funcionaba, la sociedad usaría la técnica de forma masiva. Por eso, el hito más importante para el desarrollo de mindfulness fue la fundación, en 1979, del Center for Mindfulness, en la Universidad de Massachusetts (EEUU), por parte de Jon Kabat Zinn, desarrollando la técnica Reducción de Estrés basado en la Atención Plena (Mindfulness-based Stress Reduction Program – MBSR). A partir de entonces, la difusión internacional de mindfulness, asociada a la creciente evidencia científica de su utilidad en muy diferentes entornos, no ha cesado de aumentar.

    ¿Mindfulness es lo mismo que meditación?

    Mindfulness no significa meditación, como erróneamente se piensa, sino que describe un estado o rasgo de la mente humana, descrito por todas las tradiciones religiosas y presente en todos los individuos en mayor o menor intensidad. La meditación es una de las técnicas más utilizadas para conseguir este rasgo, pero no es lo mismo que mindfulness como tal. De hecho, aunque no es lo habitual, se pueden alcanzar elevados niveles de mindfulness sin meditar formalmente, como por ejemplo, practicando ejercicios físicos o deportes con atención plena, o usando técnicas psicológicas que aumenten la aceptación. Por el contrario, no todos los tipos de meditación se asocian al desarrollo de mindfulness, ya que no todas desarrollan la atención, sino que pueden centrarse en otras habilidades. Mindfulness también describiría la técnica psicológica que permite alcanzar este estado.

    ¿Qué es realmente mindfulness?

    Mindfulness sería lo contrario a inatención. Describe una capacidad humana innata, pero poco explorada actualmente, por no decir desconocida, que es la atención. La atención es una cualidad poco valorada hoy en día, porque vivimos en una sociedad en la que lo habitual es realizar múltiples tareas simultáneas (lo que llamamos multitarea). Algunos ejemplos son: comer viendo televisión, caminar hablando por el teléfono móvil, ver la televisión o escuchar música mientras se escribe en el ordenador, etc. Los niveles de falta de atención en nuestro mundo occidental son increíbles, probablemente los más elevados que se han descrito en la historia del ser humano.

    Existen múltiples definiciones de mindfulness, dos de las más importantes las resumimos a continuación:

    -  Cristopher Germer (2001): Darse cuenta de la experiencia presente con apertura y aceptación.

    -  Jon Kabat Zinn (2005): Simplemente parar y estar presente, eso es todo.

    Cualquier definición de mindfulness debe incluir los siguientes aspectos:

    Capacidad de estar atento: El individuo no está distraído, somnoliento o indolente, sino atento y centrado en lo que está viviendo.

    En el presente: Uno puede estar atento al pasado echándolo de menos (fenómeno que ocurre en la depresión) o centrado en el futuro, temiendo algo que va a ocurrir en él (lo que ocurre en la ansiedad). En mindfulness, el sujeto está exclusivamente en el presente.

    Con aceptación: Uno no juzga, critica o está a disgusto con la experiencia presente, sino que la acepta de forma radical. Aquí aceptación es diferente a resignación o pasividad, el sentido es de apertura y curiosidad, de no critica ante cada experiencia. Cualquier elemento de no aceptación que exista en la experiencia, nos hará perder el estado de mindfulness. Esta es la forma más sutil de no estar en mindfulness.

    Intencional: Entrar en estado de mindfulness constituye un ejercicio de voluntad, intencional, al menos al principio de la práctica. Con el tiempo el proceso se vuelve natural y se puede estar en ese estado la mayor parte del tiempo.

    La cualidad de la atención se puede aprender (realmente, reaprender, porque siempre la tuvimos) y entrenar o cultivar con el uso regular de técnicas y prácticas específicas que describiremos en este libro.

    La atención crea el mundo

    El elemento clave de cualquier definición de mindfulness es la atención. Esta es una cualidad muy denostada en un mundo como el nuestro, donde la multitarea se considera una cualidad. Se acepta que nuestra sociedad es, a lo largo de toda la historia, la que menos capacidad de atención ha desarrollado. ¿Quién de nosotros podría estar 6 horas sin consultar el mail o el teléfono móvil?

    Sin embargo, la atención crea el mundo y es clave como origen del sufrimiento. Pensemos en una persona hipocondríaca. Ella crea, involuntariamente, su mundo de sufrimiento porque no puede dejar de poner la atención en sus síntomas físicos o en pensamientos sobre el miedo a tener enfermedades. Una persona deprimida o pesimista crea su mundo depresivo porque no puede dejar de prestar atención a pensamientos y emociones negativas. Por el contrario, una persona feliz u optimista, presta principalmente atención a pensamientos y emociones positivas. La atención, como vemos, crea nuestro mundo de emociones.

    Los pensamientos

    Pero, ¿podemos controlar los pensamientos? Como psiquiatra que soy, mi experiencia es que una de las principales quejas de los pacientes que vienen a mi consulta es: Doctor, deme algo para dejar de pensar, porque no puedo soportar estar todo el día dándole vueltas a los temas que me preocupan. Esto nos hace tomar conciencia de las principales características que tienen nuestros pensamientos: 1.- Son innumerables 2.- Son involuntarios e incontrolables y 3.- No son la realidad.

    Seguro que la mayor parte de nosotros no imagina el número de pensamientos que tenemos cada día. Realmente, no son innumerables, pueden ser contados, pero son muy numerosos. Se calcula que tenemos entre 20 y 25.000 pensamientos cada día. Duran muy poco tiempo, entre 2 y 3 segundos, pero tras uno aparece otro sin solución de continuidad. Por eso, la sensación que tenemos es de tener que soportar un diálogo interno continuo, un charloteo incesante de la mente, que en las tradiciones orientales se ha denominado el mono loco.

    Los pensamientos también son involuntarios e incontrolables. Si no fuese así, mis pacientes ya se hubiesen deshecho de ellos, pero no pueden. Compruébenlo ustedes: cierren los ojos e intenten permanecer aunque solo sea 30 segundos sin pensar en nada. Podrán constatar que es muy difícil: la mente podría compararse a un tsunami de pensamientos y emociones que nos arrastra de forma continua y sin escapatoria.

    Por último, los pensamientos no son hechos, no son la realidad (con la que los confundimos). Simplemente son fenómenos mentales, constituyen la actividad por defecto de la mente (como ver para el ojo u oír para el odio), algo insustancial e impermanente. Cuando veo a una persona e interpreto que le caigo mal por la forma que tiene de mirarme, estoy confundiendo la realidad (realmente no sé qué siente hacia mí) con mis pensamientos (que han decidido que le caigo mal y, por tanto, generan en mí una imagen negativa de esa persona).

    La mente como el sexto sentido

    En las tradiciones orientales se considera que la mente es el sexto sentido. No porque tenga poderes paranormales, sino porque funciona exactamente igual que el resto de los sentidos. Pensemos en la vista: Podemos mirar (verbo voluntario) un objeto concreto, pero por el hecho de tener los ojos abiertos no podemos dejar de ver (verbo involuntario) todo lo que aparece en nuestro campo visual aunque no lo deseemos. Con el oído ocurre lo mismo: Podemos escuchar (verbo voluntario) una conversación que nos interese, pero por el hecho de estar despiertos no podemos dejar de oír (verbo voluntario) todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Pues bien, la mente funciona igual: Podemos pensar de forma voluntaria, por ejemplo, para preparar una clase. Pero por el hecho de estar despiertos, nuestra mente no puede dejar de pensar continuamente aunque ya no queramos que piense. En algunos idiomas de

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