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Guadalupe Victoria. De “General Cuevitas” a primer presidente de México
Guadalupe Victoria. De “General Cuevitas” a primer presidente de México
Guadalupe Victoria. De “General Cuevitas” a primer presidente de México
Libro electrónico95 páginas1 hora

Guadalupe Victoria. De “General Cuevitas” a primer presidente de México

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Pocos hombres excepcionales como José Miguel Ramón Adaucto Fernández Félix, quien pasó a la historia como el primer presidente de México; excepcional por su valor, su coherencia y su persistencia en la lucha pese a que parecía tener todo en contra, incluso problemas físicos. Vivió fielmente a sus ideas, se negó a negociar con el enemigo y murió en la pobreza. De las biografías escritas por Sergio Gaspar Mosqueda, con la habilidad y seriedad que lo caracterizan, sin dejar de ser ameno, ésta es la que se agotó primero en su primera edición. Los invitamos a conocer y a vivir los intensos momentos del surgimiento de un México libre.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 mar 2022
ISBN9781005437787
Guadalupe Victoria. De “General Cuevitas” a primer presidente de México
Autor

Sergio Gaspar Mosqueda

Nací en la Ciudad de México en 1967 y estudié la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde obtuve la medalla Gabino Barreda. En el año 2000, creé y dirigí el proyecto de revista cultural El Perfil de la Raza, en cuyo consejo editorial figuraba Miguel León Portilla, entonces presidente de la Academia Mexicana de la Historia. Trabajo para diversas editoriales y he publicado 31 obras en papel con varias editoriales y 46 en Amazon, entre las que se hallan dos novelas, varios volúmenes de cuentos, leyendas, un poemario, biografías de músicos de rock, diversos libros sobre historia de México y cuadernos de trabajo de varias materias.Mi primer libro, la novela Una generación perdida, se publicó en la colección Voces de México, en la que figuraron autores mexicanos destacados, como Vicente Leñero, Emilio Carballido, Alejandro Licona, Luisa Josefina Hernández, Víctor Hugo Rascón Banda y Eusebio Ruvalcaba. El reconocido autor Juan Sánchez Andraka afirma en el prólogo de la primera edición: “Yo leí este libro. Más bien debo decir: Yo viví este libro. Debo agregar: Lo viví intensamente".Uno de mis libros más vendidos es Cuentos mexicanos de horror y misterio. Próximamente aparecerán en papel mis libros sobre 50 figuras del rock clásico, 50 importantes músicos del metal gótico y 50 figuras del K-pop.

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    Guadalupe Victoria. De “General Cuevitas” a primer presidente de México - Sergio Gaspar Mosqueda

    Sergio Gaspar Mosqueda

    Guadalupe Victoria

    De General Cuevitas a primer presidente de México

    Colección Grandes Verdades de la Historia

    Copyright 2022 Sergio Gaspar Mosqueda

    Edición de Smashwords

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    Este libro está disponible en forma impresa en la mayoría de los minoristas en línea.

    Diseño de portada: Sergio Gaspar Mosqueda

    México, marzo del 2022

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    Tabla de contenido

    Los primeros años

    Búsqueda de nuevos horizontes

    Estudios en la Ciudad de México

    Época de convulsiones sociales

    Los profesores de la insurrección

    Bautismo de fuego en Cuautla

    ¡Va mi espada en prenda!

    Culto insurgente a la Guadalupana

    Nuevas victorias

    A la conquista de Veracruz

    Sobreviviendo a una mala racha

    El General Cuevitas

    Adhesión al Plan de Iguala

    Se proclama la república

    Primer presidente de México

    La lucha entre las logias masónicas

    Últimas batallas

    Epílogo

    Sobre el autor

    Obras de Sergio Gaspar Mosqueda

    Conectar con Sergio Gaspar Mosqueda

    Los primeros años

    El verdadero nombre del héroe independentista que pasó a la historia con el nombre de Guadalupe Victoria era algo extenso, como se acostumbraba en aquella época: José Miguel Ramón Adaucto Fernández Félix, pero debido a la anarquía en la escritura del español que aún existía en el siglo XIX en la Nueva España, el apellido de su madre se escribía indistintamente Féliz o Félix y, además, a veces se ponía una y entre los apellidos paterno y materno. Incluso se escribieron sus apellidos en orden inverso, Félix Fernández, en los registros de sus exámenes y calificaciones en el Colegio de San Ildefonso de la Ciudad de México.

    José Miguel nació el 29 de septiembre de 1786 en la Villa de Tamazula, ubicada en lo que hoy es Durango, pero que entonces recibía el nombre de Nueva Vizcaya (la cual abarcaba también el actual estado de Chihuahua y partes de Sinaloa, Sonora y Coahuila). Su padre se llamaba Manuel Fernández de Victoria y su madre fue doña María Alejandra Félix.

    Procedente de Michoacán, don Manuel llegó a Tamazula en 1770 en busca de fortuna, pues el suelo de aquella región de la Nueva Vizcaya era rico en oro y plata, como había quedado demostrado con el descubrimiento de nuevas vetas en 1760. Con Manuel viajó su hermano, el cura Agustín. Tanto éste como don Manuel hallaron pronto acomodo en Tamazula. Don Agustín se volvió el párroco del lugar, tan necesitado de quien les administrara los sacramentos, desde que tres años atrás fueran expulsados los jesuitas de los territorios gobernados por España. Cabe aclarar que la expulsión se debió, entre otras razones, a las constantes críticas que los ilustrados monjes jesuitas dirigían contra el absolutismo español, además de haber acumulado poder político debido a las simpatías que habían sembrado entre los criollos cultos, lo cual los volvía peligrosos para el régimen colonial, ya que entre los criollos había quienes tenían ideas independentistas.

    Manuel Fernández compró algunas minas, las cuales resultaron ricas en plata. Con las ganancias, adquirió otras propiedades, como haciendas en que, a través del beneficio del azogue o mercurio, conseguía extraer la plata del mineral. Y debido a su buena posición social, además de por su sangre pura como español, don Manuel fue admitido en la alta sociedad de Tamazula. Ahí entabló amistad con el minero español José Miguel Félix, casado con doña Rosa Niebla. El matrimonio había procreado a la bella joven llamada María Alejandra.

    Luego de obtener la mano de Alejandra, don Manuel fue nombrado por las autoridades teniente de alcalde mayor. Tiempo después, en 1786, tras establecerse el sistema por el cual las provincias se convirtieron en intendencias, fue elegido como primer alcalde ordinario. Esto sucedió en fecha cercana al nacimiento de su tercera hija: Gertrudis. Las primeras fueron Ildefonsa y Dionisia, quienes no lograrían sobrevivir a la sequía que a partir de 1784 asoló la región, lo que ocasionó la escasez tanto de alimentos como de ingresos económicos de muchos mineros que, además, se dedicaban a la agricultura. Por si fuera poco, por esa misma época empezaron a agotarse las vetas de oro y plata.

    Mientras don Manuel se desempeñaba como juez comisionado de minas por parte de la diputación de Cosalá, nació su primer hijo varón: José Miguel. Ese año, 1786, comenzaron a caer algunas lluvias. Poco después nació Francisco.

    José Miguel era un niño tímido y por ello no era muy afecto a intervenir en pláticas, ni dentro ni fuera del hogar. Además era muy delgado, pues era muy selectivo con sus alimentos y no gustaba de comer hasta hartarse. Pero quienes lograron conocerlo a fondo hallaron en él también grandes cualidades, como su gran honradez, manifestada en principio en su incapacidad para mentir, y la fidelidad que siempre demostraba a sus contados amigos. Otra característica suya que se manifestó en la etapa de la niñez fue su generosidad. Todo esto hacía que fuera apreciado mucho por quienes lo rodeaban.

    Demostró asimismo una gran inteligencia y gran capacidad de retención de los conocimientos que le eran impartidos. El poderse concentrar en sus estudios en buena medida se debía a su carácter introvertido, pero de ningún modo apocado.

    Durante su vida se fijó varios objetivos e hizo todo lo posible por cumplirlos a costa de lo que fuera. Una meta que con el tiempo pudo cumplir a cabalidad fue la de hablar a la perfección el inglés, lo que más adelante, ya como personaje público, le sería de gran utilidad.

    Pese a estar a punto de la bancarrota y tener que mantener a su numerosa familia, el juez Manuel Fernández decidió permanecer en Tamazula en lugar de mudarse al sur de la Nueva Vizcaya, a Guarisamey, donde se habían hallado filones de metales preciosos. No quiso descuidar sus propiedades; antes bien, deseaba empeñarse aún más en su explotación, hasta mejorar su situación, pero en medio de las adversidades murieron doña Alejandra y sus primeras dos hijas. Poco después también falleció don Manuel.

    No se sabe exactamente a qué se debieron las muertes de doña Alejandra y su esposo, pero se cree que ella, debilitada por la mala alimentación y las preocupaciones, falleció en un nuevo parto.

    Entonces el tío Agustín se hizo cargo de los tres huérfanos, con ayuda de una mujer llamada Regina, la cual ayudaba al cura en la iglesia. Como José Miguel era muy pequeño cuando sus padres murieron, durante algún tiempo creyó que su tío y doña

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