LA MALINCHE LA INDIA QUE ABRIÓ LAS PUERTAS DE MÉXICO A HERNÁN CORTÉS
EN LA NOCHE TRISTE, LOS ESPAÑOLES NO PUDIERON ALEGRARSE MÁS CUANDO SUPIERON QUE AQUELLA A LA QUE ELLOS LLAMABAN DOÑA MARINA, HABÍA SOBREVIVIDO. Los indígenas le llevaban regalos y tabacos en una época en la que ella fue la primera persona de quien tenemos referencia que fumaba puros. Respetada y vilipendiada, fue para unos la prostituta que vendió el imperio, mientras que para otros la libertadora y puente de unión y pacificación entre dos culturas. El Premio Nobel de Literatura Octavio Paz, de origen mexicano, uno de los escritores más influyentes del siglo XX, fue especialmente duro con la Malinche: "Doña Marina se ha convertido en una figura que representa a las indias, fascinadas, violadas o seducidas por los españoles. Y del mismo modo que el niño no perdona a su madre que lo abandone para ir en busca de su padre, el pueblo mexicano no perdona la traición a la Malinche. […] No ofrece resistencia a la violencia, es un montón inerte de sangre, huesos y polvo. Su mancha es constitucional y reside, según se ha dicho más arriba, en su sexo".
LA MUJER QUE ABRIÓ LAS PUERTAS DE MÉXICO A HERNÁN CORTÉS
Pocos datos tenemos sobre los orígenes de La Malinche, la Malintzin, llamada por los españoles doña Marina, salvo aquellos que nos proporciona Bernal Díaz del Castillo en "Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España", pues fue este conquistador español quien mejor llegó a conocerla. Pudo haber nacido en el seno de una familia de clase alta. Sus padres habrían sido caciques de Painala, aunque ella fue vendida o regalada como esclava y acabó en manos del cacique maya de Tabasco como parte de un tributo. Era todavía una niña, así que ni olvidó su lengua materna–el náhuatl–, ni tardó en aprender a hablar con máxima fluidez el maya, la lengua de sus nuevos amos. La vida todavía le enseñaría otro idioma, el español, pues no tardaría en ser
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