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Huracán: El legado de los héroes
Huracán: El legado de los héroes
Huracán: El legado de los héroes
Libro electrónico416 páginas5 horas

Huracán: El legado de los héroes

Por Gacro

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Información de este libro electrónico

Cuando el mundo está dividido por el odio, necesitamos esperanza. Cuando la oscuridad cubre la esperanza, necesitamos héroes.

Después del Gran Impacto, la Tierra se enfrenta a graves problemas que impiden que haya paz entre sus habitantes. La vida artificial pretende dominar a la humanidad, que se encuentra en una profunda decadencia ya que el planeta ha quedado dividido en dos grandes países, Águila Nevada al Occidente y Tierras del Sol al Oriente.

Los Sintéticos, unos seres artificiales creados en la Tierra y exiliados a Destello, son el origen del conflicto ya que quieren poseer el adimiro, un extraordinario mineral que es una potente fuente de energía y que se encuentra en Ángel Banco, una pequeña ciudad en medio del desierto del país Austral.

Es precisamente en esta ciudad donde ahora vive Lázaro Costa, un adolescente inadaptado que perdió a su madre de niño y que viaja allá adonde el trabajo de su padre, con quien no se comunica demasiado, les lleva. Pero su vida cambiará al conocer a un misterioso encapuchado y a un enigmático psicólogo que lo guiarán hacia un insospechado destino: convertirse en un defensor de los invasores, a la vez que establecerá nuevos lazos emocionales que le permitirán dejar atrás su soledad.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento12 ene 2017
ISBN9788491126959
Huracán: El legado de los héroes
Autor

Gacro

Gacro nació en 1983, en Copiapó, Chile, ciudad donde reside actualmente. Arquitecto de profesión, se ha dedicado a escribir, tanto narrativa y poesía como ensayos, desde la niñez, y comparte sus escritos en grupos de redes sociales como Literatura Fénix, en Facebook. Huracán. El legado de los héroes es la primera entrega de una saga que consta de dos partes más: Fuerzas naturales y Más allá del tiempo, y que comenzó a escribir en los ratos libres durante sus años de universidad.

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    Huracán - Gacro

    Huracán

    El legado de los héroes

    Gacro

    caligrama

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Huracán

    Primera edición: diciembre 2016

    ISBN: 9788491126966

    ISBN e-book: 9788491126959

    © del texto

    Gacro

    © de esta edición

    , 2016

    www.caligramaeditorial.com

    info@caligramaeditorial.com

    Impreso en España – Printed in Spain

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    PrÓlogo

    Violento, confuso, peligroso, se pueden utilizar un montón de palabras para describir la vida en la Tierra después del Gran Impacto, pero hay solo una que toma todo concepto: división.

    Desde la renovación, el sistema de ordenamiento político queda por fin adecuadamente organizado. Dos grandes países, que representan a las grandes potencias mundiales del pasado, y que por diferencias ideológicas, no pudieron unificarse. Águila Nevada al occidente y Tierras del Sol al oriente, fueron prosperando conforme pasaba el tiempo. Los avances tecnológicos de esta nueva época, revolucionaron la vida humana, mientras nacían nuevos métodos de inteligencia artificial, la exploración espacial había llegado a tal, que dos satélites naturales de Júpiter, se habilitaron también para la vida.

    Para evitar conflictos entre ambos países, el futuro de cada satélite (ahora planeta), sería designado a la nación que tocaba primero su superficie, la misma decidiría su destino y uso, siempre y cuando se preocupara de su correcta manutención. El acuerdo fue firmado el año 211 después del Gran Impacto y quien legitimaría por el correcto funcionamiento por parte de cada nación, sería La Orden Balancista, un sistema judicial mundial a cargo del Triunvirato, llamado así por estar formado por tres Súper Directores, encargados de mantener el delicado equilibrio entre ambos países y salvaguardar la paz.

    El Rocket I, a cargo de Águila Nevada, prosperaba como una reserva agrícola, mientras que el Rocket II era convertido en un laboratorio de clonación de árboles extintos por el ya mencionado Gran Impacto.

    Tres años después del tratado al cual se llamó Equilibrio, un nuevo posible planeta descubierto en la órbita de Saturno, causa un quiebre entre ambas naciones. La supremacía del aun no habilitado Destello, correspondería a Tierras del Sol, puesto que había sido el primero en tocar su superficie. Águila Nevada, disconforme con el actuar del Triunvirato, se impone ante la Corte Balancista con una demanda muy bien fundamentada. Mostrando videos aeroespaciales de una sonda espía, acusaron al Laboratorio de Recuperación Vegetal de agredir las leyes a la vida inteligente, en sus experimentos, al crear una nueva clase de vida vegetal auto-transportable (una especie de animal subdesarrollado hecho por completo de materia vegetal).

    Las pruebas presentadas convencieron al Triunvirato, que optó por no ceder a Destello a ninguno de los dos países.

    A fines del Año 215 D.G.I. fue asesinado Dister III, primer y por lo tanto el más antiguo Súper Director, a las puertas de su casa. El crimen cometido y sus posteriores consecuencias, causaron un desconcierto fatal, tanto así que ese mismo año comenzó la guerra.

    Cuando el Triunvirato se reformó, la guerra ya tenía un gran saldo de muertos. Invalidados por no poder hacer algo al respecto, optaron por evitar las bajas humanas e imponer una orden, en la que ambos países, necesitados de vida para su desarrollo, deberían respetar.

    La evolucionada ideología hacia el respeto mutuo que fomentaba la Dirección Balancista, se impartía como una nueva religión. Por lo que su desobediencia, bajaba la popularidad de los Líderes Supremos de cada país hacia la opinión pública.

    La guerra continuaría, los enfrentamientos se perpetrarían con seres artificiales y en lugares alejados, evitando las bajas humanas. Así se dio comienzo a la Guerra Artificial, protagonizadas por sintéticos, también conocidos como cyber guerreros. La diferencia se notaría no por el número de contendientes, sino por el nivel de avances que presentaran en el campo de batalla. El primer problema, fue la duración de la energía de las unidades, construidas para tareas básicas y domésticas. Pasaron varios años antes de que llegaran a ser eficaces y sin requerir una dirección remota.

    Autosuficientes, rápidos y hábiles los nuevos cyber guerreros mantuvieron un equilibrio en la contienda, pero no en la economía, lo que trajo consigo huelgas diarias en casi todas las ciudades. Las disputas por la colonización del planeta Destello pasaron a segundo plano una vez que comenzaron las Guerras Civiles.

    La humanidad se autodestruía irremediablemente. Por su parte, los gobernantes obligaron a los científicos a descubrir nuevas fórmulas, para dotar a los cyber guerreros de energía duradera, limpia y de bajo costo.

    Como era de esperarse, Tierras del Sol fue el primero en adaptar una tecnología apropiada. El laboratorio genético, bajo la supervisión del doctor Tajemuri Yoko, descubre un compuesto capaz de otorgarle energía ilimitada a las unidades, dándole un nuevo vuelco a la guerra. La ventaja no dura demasiado, pues el mismo satélite espía que descubre los experimentos no permitidos en el Rocket I, es capaz de escanear la localización de una gran parte del Adimirio (así llamado el nuevo compuesto).

    El escenario continúo sin un ganador, sin la supremacía, ni grandes héroes a quien recordar, tanto en la Tierra como en los otros planetas en discordia. La ambición de cada nación no acabaría hasta conseguir su objetivo, tal vez no por el casi olvidado planeta Destello, sino por la posible absorción de una de las naciones, por parte de la otra. Tanto como para Águila Nevada como para Tierras del Sol, el vencer no solo significaba el triunfo, también la supervivencia a su adversario.

    El verdadero vuelco se daría una vez que el doctor Tajemuri probase el desconocido poder del adimirio en sí mismo…

    Gacro Presenta

    Huracán, Parte 1:

    El Legado de los Héroes

    Capítulo 1: Ángel Blanco

    Ayer tuve un sueño. Mientras veía pasar el tiempo por una ventana abierta, un ser alado se posó enfrente, enmarcado por la luz que lo rodeaba desde el exterior, me observó, sonrió y de inmediato emprendió el vuelo.

    Desde el asiento trasero de la camioneta roja de mi padre, observo el nuevo medio al cual me enfrentaré. Veo las moribundas hojas de los árboles a punto de caer, en esta avenida tan ajena a mí, calles pequeñas de una ciudad que parece haberse quedado en el tiempo. Altos cerros desnudos la bordean y gente curiosa nos observa.

    No ha pasado mucho tiempo desde que nos cambiamos de casa, la última en Ciudad Pasiva, ya empezaba a gustarme, pero es el empleo de mi padre el que nos obliga a mudarnos una y otra vez. Por lo menos ahora será en verano y no tendré problemas con los estudios. Ángel Blanco será la novena ciudad en la que viviremos.

    Al mismo tiempo aprovecho de contemplar el rostro de mi padre, que no volveré a ver en mucho tiempo. Puedo notar los cambios en sus años, ahora parecen pesarles. Se ve tan desgarbado, a pesar de sus kilos de más, esas pintas plateadas en la barbilla, las arrugas en el borde de los ojos. Y no recuerdo haberlo visto tan agitado como ahora, algo lo presiona.

    No hemos cruzado palabra. Creo que sería imposible querer iniciar una relación fraternal que nunca existió. Me pregunto, qué estará pasando por su cabeza, ¿estará triste por el abandono de mi madre? Ya han transcurrido trece años desde entonces (mi edad actual), siento que aún se entristece si algo se lo recuerda. Mi sentimiento hacia ella es muy distinto, es más bien remordimiento por no poder recordarla, no saber cómo era, ni lo que hacía. O tal vez, el simple hecho de tener que pensar en mil razones para justificar su partida y no envenenarme de odio. Dentro de lo que parece ser el centro de esta urbe, puedo observar altos edificios que me recuerdan a Ciudad Capital, en donde nací y posiblemente el único lugar que me podría dar respuestas acerca de mi madre. Desde que tengo memoria, hemos seguido una vida nómada. Cada uno o dos años damos el salto. Sin amigos, no tengo nada que perder, simplemente lo siento como una oportunidad para observar y comprender a la gente normal. Más de alguna vez quise saber lo que se sentía.

    Las imágenes cambian, los edificios quedan atrás y comienzo a ver casas, una de ellas es la mía, ojalá escondida para evitar los roces, o tal vez lejana para no existir.

    Mi padre se ve impaciente, no debemos de estar lejos. Muero de ganas de preguntarle algo, pero qué, apenas lo conozco y en todo el viaje no hemos cruzado palabra. Aprovecharé de contemplar cada detalle antes de que lleguemos y nos separemos otra vez, memorizarlo y recordar a veces su nombre, aunque quizás él no recuerde el mío. Su larga nariz en punta, su cabello corto negro y una tosca figura que supongo algún día también tendré, me ayudará a saber que en el fondo no estoy tan solo ¿Le preguntaré de su trabajo, qué es lo que hace? por qué le ocupa tanto tiempo, sin poder verlo al despertar, ni tampoco en la noche. Quisiera descifrar por qué cada vez que entro a su habitación, solo encuentro los vestigios del par de horas que durmió, su ropa tirada, la almohada arrugada, un montón de frazadas desordenadas. Toma también una ducha, deja la toalla en el suelo con toda su humedad y en la cocina un montón de migas en la mesa y una taza de café a la mitad, aun tibia, junto a una tetera cuya agua parece haber sido calculada para dos.

    Quisiera saber quién eres padre, por qué pareces esconderte o escapar. Deseo poder mirarte y que me mires a los ojos, que no me digas nada, solo que sepas que estoy ahí, que nunca estuviste sólo. Tal vez, si me dijeras algo, podríamos dejar esta vida de escape y quedarnos en un solo lugar.

    Desde el asiento trasero de la camioneta roja, puedo ver ahora mi nuevo colegio. Este año entraré a la secundaria y supongo que deberé alistarme para las preguntas que vendrán, de la ausencia de mi padre en las reuniones de apoderado y mi conducta, que a ojos comunes parece ser anormal. Del porqué de mis calificaciones y las razones de mi soledad. Conozco ese repertorio de memoria, las preguntas son siempre las mismas. Dicen hacerlo por mi bien, pero a mí me parece simple curiosidad, como la que yo siento por ellos. Seré el centro de atención los primeros días, pero pronto se olvidaran de mí. Una vez que se acostumbren, pasaré a ser el callado del curso y nuevamente mi existencia volverá a pasar desapercibida.

    Mi padre ha cambiado su expresión, parece estar preocupado, mira hacia ambos lados. Se debe haber perdido, supongo que es normal, pues jamás hemos estado en esta ciudad. Sus calles se ven tan estrechas, todos los lugares se parecen, casas por aquí, desérticos cerros por allá. Ángel Blanco es una ciudad muy rara, parece estar enterrada en un gran hoyo, como un enorme lago que en vez de agua tiene construcciones por doquier y uno que otro edificio alto que destaca.

    Sonríe, parece que la encontró y ha dado la vuelta por un parque lleno de vegetación, que contrasta con el entorno. Hay mucha gente en él, familias completas, niños corriendo por todos lados, lanzándose globos con agua, en este caluroso domingo de verano. Me gustaría darme una ducha en estos momentos, el viaje ha sido devastador, son más de ocho horas seguidas en el desértico calor del norte. A pesar de todo, el ambiente parece ser agradable y dan ganas de ir con los niños y lanzar un globo al aire, con la esperanza de que me caiga a mí mismo. Tal vez después de que desempaquemos, venga a caminar por este parque.

    Mientras la camioneta doblaba la cuadra, un globo con agua cayó sobre el parabrisas, nublando la visión, lo que ocasionó un severo freno y agitación al interior. Entonces un niño pequeño gritó levantando los brazos, en señal de victoria:

    ―¡Viva, la Sombra Misteriosa siempre acierta!

    Qué niño tan extraño, en verano y con un gorro de lana, que le tapa toda la cara, solo se le ven los ojos. Me pregunto ¿quién será la Sombra Misteriosa?

    Aquel incidente, lo obligó a abrir la boca (aunque fueron maldiciones):

    ―¡Chiquillo de mierda!―Un grito afónico, al parecer por falta de hablar, durante las ocho horas completas. El niño salió corriendo asustado. Ya seco el parabrisas, echó a andar, esta vez más lento. Puedo ver un barrio lleno de árboles con amplios jardines, la imagen típica que le gusta, siempre son parecidos.

    Llegamos a nuestro destino. Él baja lentamente sin decir nada, ahí estaba nuestra nueva casa. No más grande que la anterior, con tejas en el techo y un color blanco en los muros que parecía mimetizarse con el claro gris de los cerros, que se imponen detrás de manera tan obvia. La entrada entre dos árboles, que la hacen parecer un portal mágico. Tiene ventanas grandes, inútiles, pues nunca se utilizarían. Al entrar mi padre pondrá las gruesas cortinas de imitación de terciopelo verde, como hace un par de años en Ciudad Pasiva.Lo veo volver, coge una de las cajas de la carga posterior y entra. Me bajé e hice lo mismo, intentando cargar el viejo televisor, tan grande y pesado, infructuosamente. Él no me mira, solo camina con las grandes cargas a cuestas. No nos interrumpimos. Sabía lo que tenía que hacer, no necesitaba instrucciones, cargaría lo más pesado y yo lo que fuese capaz. Solo pondría atención al lugar que dirigiría las cajas más grandes, pues ese sería el cuarto que había elegido para él, y en consecuencia cuál sería el mío. Una vez que terminó se sirvió un vaso de whisky con dos hielos, ya se notaba tranquilo.

    La última caja quedó en medio del jardín, pequeña y a medio cerrar. Luego de cogerla, noté que en la entrada había una revista o algo parecido, dejé la caja en el suelo para tomarla. La Voz, un diario local pensé. Miré alrededor para ver quien la había puesto ahí, no había nadie, lo puse sobre la caja y después subí las escaleras con todo a cuestas.

    Luego de un largo baño, puse en orden mi nuevo cuarto, con muros texturizados color cielo, un closet empotrado en la pared contraria a la cama y una gran ventana sin cortinas. Todavía con la toalla amarrada en la cintura quise cerrarla, pues atardecía y el calor de aquel veraniego día, se dispersaba por frías corrientes de viento, que tiró la colección de libros, todos del mismo escritor, Fénix. También el diario que recogí en la entrada. Las letras rojas de las páginas en las que se abrió, llamaron mi atención: La Sombra Misteriosa. Entonces lo tomé y me dispuse a leer el pequeño artículo que iba acompañado de una difusa fotografía, que mostraba la silueta de un hombre arriba de un tejado:

    "Ángel Blanco; Ciudad Ejemplar:

    Ya han quedado atrás los días de tranquilidad en los que se podía confiar. La delincuencia ha llegado a tal que, hoy en día son comunes los asaltos en las horas de luz. La sensación de inseguridad en las personas se acrecienta y conforme pasa el tiempo también los sistemas que la aseguran, a pesar de que muchas veces parece ser inútil. La mayoría de los departamentos de policía de los países sureños, obligatoriamente han debido complementar la tecnología en sus sistemas de trabajo, un ejemplo es el departamento de policía de Río Plateado en País Cónico, donde cada policía cuenta con un teléfono satelital para comunicarse en persecuciones que incluyan la salida de la ciudad, ejemplo que por lo visto ha dado buenos frutos, pues ayudó al rescate del hijo del Alcalde. Otro ejemplo lo presenta la ciudad de Ángel Blanco en País Austral…"

    Así que Ángel Blanco tiene su historia, seguiré leyendo…

    en donde la delincuencia ha disminuido hasta casi desaparecer. Ya son conocidos por todos en el país los logros de la policía de dicha ciudad, como la disolución total de tres bandas narcotraficantes, que durante años trabajaron en secreto. Otras de las proezas incluyen disoluciones de bandas roba autos, ladrones de centros comerciales organizados y hasta callejeros. A pesar de que el departamento de policía atribuye estos logros a sus sistemas de organización urbana y el contacto con la comunidad, es esta misma la que atribuye estos actos a un héroe local, la llamada Sombra Misteriosa, un singular personaje que oculta sus identidad y de quien no solo se cree causante de la salvación de tal ciudad, sino también de una lista de numerosos actos heroicos, que incluyen haber salvado a treinta personas en un autobús sin frenos. Testigos afirman que este personaje apareció en medio de la posible tragedia, frenó el autobús con sus propias manos y luego se fue, tal como llegó, sin que nadie se diera cuenta. Lo describen como una persona común, de no muy alta estatura que viste un traje de tela negro y oculta su identidad con un gorro de lana, que le cubre la cara…

    Tal como el niño del parque…

    "bastante pintoresco si lo comparamos con los típicos súper héroes de las historietas. La Sombra Misteriosa tiene cada día más seguidores y se va esparciendo su fama dentro del país, a pesar de la falta de pruebas concretas acerca de su existencia. En todo caso, si este héroe realmente existe, solo es cuestión de tiempo para que estas pruebas comiencen a aparecer, pues mientras tanto la Sombra Misteriosa será, como decía el jefe del departamento central de policía de Ángel Blanco, Ronaldo Segura: solo una ilusoria creación de la comunidad para excusar nuestro trabajo y tener una relativa tranquilidad a la cual no estaban acostumbrados. O simplemente una nueva leyenda urbana.

    Por: Ricardo Vásquez".

    Vaya artículo, solo demuestra la incredulidad de las personas ante un hecho peculiar, es diferente, igual que yo. Deberé prepararme para lo que viene, encuentros con el director un día, malos entendidos con los profesores al otro.

    Mientras cerraba la ventana, pude ver como el sol se escondía en el valle desnudo, produciendo que los cerros antes blancos, pasarán a tomar una tonalidad rojiza, como si el sol descendiera para morir en una gran llama. Ya había anochecido.

    A la mañana siguiente, como era de esperarse, mi padre ya se había ido a su nuevo trabajo, bajé las escaleras aun en pijamas y vi la taza de café a la mitad, aún caliente, las migas esparcidas en la mesa, rápidamente corrí hacia la puerta, de seguro seguía ahí. Al salir observé que la cochera se hallaba abierta con la camioneta aun adentro y con mi padre al volante.

    Lentamente movió el vehículo, intentando esquivar dos tarros de basura al final del jardín, mientras yo lo observaba parado, pensando en decirle algo, tan solo una palabra que me hiciera recordarlo en los días de escuela. Pero ¿qué decir? Luego de una vida entera de lejanía, como dos líneas paralelas que jamás se cruzan. ¿Cómo saber qué preguntar, si no me anticipa a una respuesta? Tal vez una frase de despedida. Un simple gesto con las manos. ¿Me responderá, o me ignorará? ¿Qué estoy haciendo?, me desconozco, una vida entera solo y ahora este sentir tan extraño ¿por qué lo necesito tanto? ¿Qué me pasa? Ni siquiera sé si recuerda mi nombre… ¡Eso es!

    Mientras alineaba la camioneta al borde de la calle, corrí hasta la ventana y sin pesar mucho le grité:

    ―¿Cuál es mi nombre?

    No se percató de donde había salido esa voz y miró a ambos lados, hasta encontrarme allí, parado, al lado de la camioneta roja. Me miró por fin a los ojos, lo cual me puso tan nervioso que no supe qué hacer. Se acercó a la puerta, abrió la ventana, sucia aun por el viaje y pude verlo más claramente, cambió la expresión de impaciencia, que mantuvo durante todo el viaje, ahora en sus ojos veía curiosidad. Me observó un largo rato, mientras yo temblaba. Movió la boca sin decir nada, bajó la mirada en señal de meditación y por fin dijo con la voz seca:

    ―Tu nombre es Lázaro.

    Sin poder controlar la expresión, sonreí mientras cerraba la ventana y echaba a andar el vehículo nuevamente.

    Parado en medio de la calle me quede mudo y absorto, mientras se alejaba hasta doblar dos cuadras más allá y desparecer por entre los árboles, que marcaban la esquina.

    Capítulo 2: Retos

    Así que su nombre es Lázaro Costa… Se dijo la directora Honores, del colegio Estrella de Plata, en el extremo norte de la ciudad de Ángel Blanco, mientras leía sigilosamente la lista de observaciones de Lázaro en su colegio anterior, en Ciudad Pasiva. Parecía preocupada, y tras sus enormes anteojos almendrados, movía rápidamente de arriba abajo las pupilas. De vez en cuando un ¡vaya, vaya! Mientras se frotaba con la otra mano, su desordenado y mal teñido cabello rojo. La luz comenzaba a entrar por la ventana que daba hacia el patio, cuando de repente entró una mujer joven, de pelo rizado y tomado en una pequeña cola que se esparcía. En su mano traía, el mismo listado que la Directora observaba en ese instante, se notaba nerviosa.

    ―Buenos días Directora, me dijeron que necesitaba hablar conmigo.

    Dijo la mujer disparando las palabras de forma acelerada, mientras cambiaba nerviosamente entre sus manos el cúmulo de papeles que traía.

    ―Tome asiento, Profesora Ferrada―Contestó arrastrando las palabras, señaló una silla junto a la puerta―Necesitamos hablar acerca de un alumno nuevo muy especial que estará en su curso. No se parece a nada que haya visto.

    Dijo la directora y extendiendo su regordete brazo, le pasó los documentos que leía.

    ―Mire sus calificaciones.

    Puso atención a cada hoja sin asombrarse y contestó en seguida:

    ―Se nota que es un alumno muy aplicado, ha pasado cada curso con la calificación máxima.

    ―Ahora mire sus observaciones.

    Cortó. Se dibujó en su rostro la misma expresión de preocupación que, inicialmente, tenía la directora.

    ―Solo tiene observaciones negativas…

    Dijo la profesora asombrada.

    ―¡Son todas por falta de atención en las clases! ―Volvió a cortar malintencionada, la Directora ―No pone atención, ignora al profesor, no contesta la lista, no toma apuntes y al parecer, ni siquiera trae cuadernos, y la lista sigue. No sé qué es lo que hace este muchacho para tener estas notas, lo más factible es que las obtenga a base de copia.

    ―No se adelante Directora, dudo mucho que haya mantenido de esa forma la excelencia durante ocho años.

    Repuso sin quitar la vista de los papeles.

    ―¿Cómo lo explica entonces?

    Se sacó los anteojos dejándolos en el escritorio y continuó, ahora aún más severa:

    ―¡No creo que tenga memoria fotográfica o algo así, tampoco puedo pensar que se trate de un vidente pues absolutamente, los milagros no son lo mío!

    ―Puede ser superdotado.

    Intentó suavizar la conversación.

    ―No, no corresponde al comportamiento común de los superdotados.

    Alegó Honores, controlando ahora el tono de su voz.

    ―Pero además de la falta atención en las clases… ―Frenó Ferrada, buscando entre las hojas ―Aquí está, anotación número cinco del segundo año, no se relaciona con sus compañeros, puede que la respuesta esté aquí.

    ―Eso no tiene absolutamente nada que ver con su rendimiento, profesora Ferrada.

    Alegó la directora alzando la voz nuevamente, mientras la profesora seguía buscando observaciones a la defensa del alumno.

    ―Aquí hay otra, anotación número veintitrés del séptimo grado, no participa en los trabajos grupales ―Contestó Laura, alzando la mirada.―Eso demuestra un posible aislamiento.

    ―¡Pues que se busque un loquero!―Cortó Honores casi gritando y prosiguió intentando disimular su enojo ante la discordancia de Ferrada ―¡Para el colegio, lo más importante es mantener su prestigio, no estamos para ayudar a enfermos mentales, para eso están los colegios diferenciales!

    ―El alumno ya se registró en el colegio, deberíamos esperar a ver qué tan certeras son estas observaciones.

    Dijo Ferrada parándose rápidamente de su asiento con una expresión exaltada, dejando por un momento su nerviosismo.

    ―El colegio tiene casi mil alumnos, sin contar los doscientos que ingresan este año, son todos excelentes, escogidos de entre los mejores de Ángel Blanco. ¡Puede que sus calificaciones sean extraordinarias, pero su comportamiento no lo es, Laura, compréndelo! No quiero que peligre el prestigio del colegio, ha costado mucho tenerlo donde está.

    Tras esto último, la Directora se levantó de su asiento lentamente, dejando ver su corta estatura y su ancha presencia, dio tres pasos para ponerse junto a la ventana, dando la espalda a Ferrada.

    ―Soy profesora, me dedico a enseñar, siento impaciencia al ver las observaciones del alumno, pero mi vocación me dice que puedo hacer algo al respecto, dudo que un adolescente de catorce años sea un gran problema por ser diferente al resto.

    Añadió dejando los documentos sobre el escritorio de la directora.

    Mientras la frialdad del silencio se apoderaba de la asoleada oficina, un golpe en la puerta terminó por cortarlo. Al no ser respondido el llamado, se repitió.

    ―¡Adelante!

    Gritó la directora Honores, casi fuera de sí. La puerta se abrió lentamente, para mostrar a un hombre de unos treinta y tantos años de baja estatura.

    ―¡Esteban!

    Lo alcanzó a nombrar la profesora Ferrada, con aire de alivio.

    ―Que tal Laura.―Saludó, y luego de un rato de silencio mediante el cual el hombre con una mirada seria, analizaba la situación, continúo:―Buenos días Directora, me llamaron diciendo que me necesitaban, acudí enseguida.

    ―Hola Esteban, agradezco tu asistencia, pero no lo he mandado a buscar.

    ―Pero esta mañana… me avisaron que era urgente.

    Dijo algo confundido.

    ―Como ya lo sabes, Esteban, tenemos reunión de profesores, el resto de los funcionarios vienen pasado mañana. Debe haber sido Hortensia, esa secretaria despistada.

    Gruñó, recuperando casi de inmediato su aire de enojo.

    ―No directora, la voz era la de un hombre, creí que era uno de los profesores.

    ―Bueno, eso no importa Esteban, aprovechando que estas aquí quisiera hablarte de un alumno, creo que al igual que yo, deberías analizar el problema por el bien del colegio.

    Prosiguió, intentando ponerlo de su lado, mientras la profesora Ferrada notaba una expresión de enojo.

    ―¿Qué es lo que sucede?

    Ambas expusieron sus argumentos para convencerlo, él las miraba acomodando sus anteojos trapezoidales, desde el grueso marco que afirmaba los cristales. Para cuando terminaron, el hombre miró hacia el suelo, mientras rascaba la gruesa barba castaño que cubría su mentón, contestó:

    ―El problema no me parece evidente, creo que necesito conocer al alumno, no puedo hacer falsas especulaciones.

    Laura sonrió y miró con cierta actitud de triunfo.

    ―¡Pero, para cuando entre a clases, ya no tendremos la libertad de no aceptarlo! ―Alegó la directora con un aire de enojo tal, que hizo a Esteban y Laura dar un paso hacia atrás. ―¡No entienden, es por el prestigio del colegio!

    ―Creo que te preocupas más de lo debido Rebeca.

    Le dijo Esteban mientras le sostenía los gruesos codos, intentando calmarla.

    ―Si hay un alumno diferente al resto, lo más correcto sería tratar con él directamente, no dejarlo a un lado ―Continuó.

    Nuevamente el silencio era protagonista, Honores ya derrotada solo se acercó a la ventana y dándoles la espalda, contestó:

    ―Está bien, Lázaro Costa entrará al colegio ¡Pero a la menor anomalía producida, no dudaré en sacarlo antes de que esto empeore!

    Propuso amenazante.

    ―Recuerda que yo no trabajo para el colegio, Rebeca.

    Terminó Esteban. No hubo respuesta.

    Al salir de la oficina cerró suavemente la puerta, seguido de la profesora Ferrada. Afuera el ambiente se notaba ajetreado, todos los profesores del Colegio Estrella Plateada, yendo y viniendo. Las clases comenzarían en dos días.

    ―Y… ¿Cómo estuvieron sus vacaciones señor Prado?

    Preguntó Laura con una sonrisa mientras caminaban juntos por un oscuro pasillo, saludando a sus colegas a cada paso.

    ―Supongo que bien señorita Ferrada, tu sabes, lo de siempre...

    ―Trabajo de verano ―Dijeron al mismo tiempo, lo cual provocó una leve risa por parte de Ferrada.

    ―No paras Esteban, ¿no es verdad?

    Continuó la profesora.

    ―Me he dedicado completamente a mi trabajo Laura, no tengo nada más que hacer.

    Cortó mientras seguía caminando, dejando atrás a la profesora, con una expresión en el rostro de una evidente incomprensión. Y salió por el gran portón enrejado del colegio.

    ―Veo que nada ha cambiado.

    Se dijo a sí misma

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