Fue Atenodoro, en el siglo I en Grecia, uno de los primeros personajes en enfrentarse al fenómeno de los fantasmas. Filósofo e historiador, Atenodoro (o Atenágoras) había alquilado una antigua mansión para poder escribir sin molestias que lo alterasen. La casa tenía la fama de estar “mal habitada” (encantada), por lo que su precio era muy oportuno, circunstancia esta que aprovechó el sabio.
Tras varias noches de ensayo y concentración, Atenodoro comenzó a escuchar unos ruidos y voces humanas, que se lamentaban. Al mismo tiempo parecían oírse arrastrar de cadenas, y pasos de pies descalzos. Atenodoro se dio la vuelta en su asiento y vio una presencia espiritual: un hombre desharrapado y de aspecto desaliñado lo miraba al tiempo que hacía gestos.
Después de que se produjera la misma secuencia espectral durante varias noches, Atenodoro se resolvió a levantarse y seguir al aparecido, que lo condujo a un lugar fuera, en el atrio. El ser del otro mundo, se detuvo, señalando con su mano al suelo y se desvaneció. Al dia siguiente Atenodoro contrató a unos albañiles para que excavaran en el lugar señalado. Al hacerlo, descubrieron unos restos óseos humanos. Fueron enterrados, y la aparición nunca más volvió a darse.
MENSAJES FANTASMALES
Sin embargo, este relato no es el más antiguo ni tampoco el único. al rey , pese a que había prohibido la nigromancia en todo el país (claramente vetada en el libro de Levítico).