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La Morantiana
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Libro electrónico246 páginas3 horas

La Morantiana

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Información de este libro electrónico

Del galardonado autor, Guy Lozier, nos llega esta fantástica historia.

Continuando donde termina el libro uno en La Saga de la Grieta Mental. Nuestra historia nos transporta desde la más baja de las dimensiones, haciendo todo el recorrido hasta las realidades dimensionales más altas. Con dilemas de viajes en el tiempo y seres de naturaleza infinita, nuestro personaje principal, Auren, debe enfrentar aún sus mayores desafíos.

Auren desata la fuerza más poderosa de todos los universos por accidente. El Rey de las Hadas busca la ayuda de los Enanos y Dragones para enfrentar a las hordas de Devians. Ru, la Reina de los Darklanders, se opone a Glaxus, Rey de los Devians. La nueva Guardiana de las dimensiones elevadas es raptada por Glaxus ocasionando que más individuos sean enviados para derrotar a los Devians.

Y así, a pesar de todo, Guy nos enseña que el Amor es la fuerza más poderosa en todos los universos

IdiomaEspañol
EditorialGuy
Fecha de lanzamiento7 may 2021
ISBN9781071598139
La Morantiana

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    La Morantiana - Guy Lozier

    Dedicatoria

    Deseo dedicar este libro a Lance Barrios, mi buen amigo que creyó en mí.

    RECONOCIMIENTOS

    Existen personas que influyen en nuestra vida diaria, aunque algunos más que otros. Eric Xton es una de esas personas que tuvo un gran efecto en mi vida. Fue su entusiasmo en mis libros lo que me animo a seguir escribiendo. Gracias Eric.

    Prologo

    Estaba en mi cómodo árbol, el cual confeccioné para proveer un lugar donde fraternizar entre mi árbol y yo. Amaba a ese viejo árbol, le hablaba a mi alma. Lo conocía desde que era un pequeño arbusto, habiéndolo plantado yo mismo con mucho cuidado hace más de 600 años. La mayoría de los humanos no pueden escuchar a los arboles hablar. Yo por mi parte, si los escuchaba. Solo tenía que ser muy paciente. Cuando hablan, les toma horas transmitir una sola palabra a nuestro mundo. No usaban palabras como las que tú puedes usar. Serian en cambio más parecidas a los crujidos, como cuando dejan que el viento los mueva o que la gravedad hale una de sus ramas.

    He vivido por miles de años. Dejé de contarlos hace mucho tiempo, porque estarlos contando es estar muriendo, según aprendí. Como hada, la idea de ser inmortal puede desquiciarte si lo permites. Aprendí hace mucho tiempo a dejar el conteo. Muchas hadas son tramposas y bromistas. Bueno, estoy divagando. ¿Cómo podría ser interesante la eternidad si solo estas sentado sin ninguna diversión o eventos interesantes ocurriendo a cada instante? He sido Rey de las Hadas por poco más de 800 años. El viejo Rey, bueno, él contaba. Eso lo volvió loco hasta sus últimos días. Comenzó a bloquear la magia que le impedía envejecer, queriendo sentir lo que es ser viejo y frágil. Su mente comenzó a apagarse mientras se acercaba a su final. Una cosa que siempre nos enseñan es que lo que no se aprende acá, se aprenderá en el siguiente lugar.

    El viejo rey fue mi padre. Honraré su deseo de experimentar la muerte. La Eternidad es un largo tiempo. Las lecciones te alcanzan tarde o temprano si vives lo suficiente. Es por eso que no nos apresuramos en reaccionar pronto. Así que cuando mi padre murió, fui nombrado rey en su lugar. Soy el Rey Pierren, más viejo que el polvo, Pero ¿quién cuenta? Cuando el Chaman vino por primera vez a mi bosque ya sabía que vendría. Lo había presagiado. Cuando eres tan viejo como el polvo, siendo mágico y todo eso, te das cuenta cuando el universo te habla también. No solo los árboles, así que cuando el universo me presenta esos presagios de cosas por venir, es cuando me dirijo a mi viejo árbol. Bajo la superficie, entre las raíces, mi viejo amigo, mi árbol, me entregaría una raíz emergente que yo arrancaría para fumarla en mi pipa. Así debe hacerse.

    Habré visto al chaman, al mundo y a mi tátara tátara tátara nieto, miles de años en el futuro. Algo que sorprenda a un anciano con la edad del polvo, sería muy inusual. Sorprender a alguien como yo no era poca cosa. Decidí que tendría una conversación honesta con mi nieto; si usase el tátara tátara tátara tomaría todo el día para terminar mi historia. Esos malvados Devians, vendrán y matarán a mi familia. Vendrá una obscuridad que necesitará mi atención. Ningún hombre debe escuchar nuestra charla, así que me marcho al futuro, haré los arreglos para mi familia. El futuro depende de ellos. Todo depende de ellos. Discutiré con el chamán cuando regrese del futuro, sé que mi hija ha desarrollado sentimientos por él, aunque ella no sabe que ya lo sé.

    Fin del Prologo

    Capitulo Uno

    LAS CRUZADAS

    El Gran Ciclo termina por su auto-destrucción o por progresión evolutiva.

    -Civess

    Allí me encontraba en el 2090, nuestra sociedad funcionando fluidamente. No fue hace mucho tiempo que presencié como se desarrolló la última gran guerra contra el pueblo. Sí, es verídico, los ricos y poderosos tuvieron su cruzada secreta contra el populacho mundial y solo ellos lo sabían. Durante los 2080, según, las nuevas tecnologías se propagaban entre la gente, el gobierno hacia todo lo que podía para aniquilar a cualquier involucrado. Podrías preguntarte por qué harían semejante cosa, bueno, desde su perspectiva tenía mucho sentido, la tecnología permitía a cualquiera conectarse en los dispositivos y percibir sus dimensiones internas. Y mientras lo hacían, podían ver e interactuar con las diversas formas de vida que existen en esas dimensiones y aún más importante, pueden experimentar su mismísima consciencia y sus conexiones en el espacio/tiempo.

    Sé que suena extraño; no hay manera de encontrar las palabras que puedan representarlo apropiadamente. Pero cuando alguien ingresa también experimenta el entendimiento de que el cuerpo que habita no es solo un medio. Es similar a la idea de entrar en un automóvil y luego pensar que el auto eres tú. Una vez que los individuos usan durante un tiempo un dispositivo, la mayoría de las cosas que nos han enseñado sobre religión y la realidad en si misma pierden sentido. Por esta razón los líderes mundiales se reunían secretamente para detener la propagación de esta tecnología, especialmente los eclesiásticos, temerosos de que sus religiones manufacturadas desaparezcan. Sabían que sus ingresos y control de la población terminarían súbitamente si la mayor parte del pueblo accedía a estas cosas. La única opción que sentían que podía funcionar era destruir cada uno de los dispositivos jamás creados y también matar a todos los involucrados en su diseño. No dudaron en reunir todos los recursos que tenían a su alcance para lograrlo. El fabricante fue completamente destruido, como si fuese el enemigo, cada empleado fue asesinado, excepto por unos pocos que desaparecieron repentinamente. Al ver las escrituras en los muros se precipitaron hacia la obscuridad. Muy pocos sabían a donde habían ido y esos pocos también desaparecieron.

    Obviamente en las noticas la historia fue otra, atribuyéndolo a terroristas para no dejar huellas. Cualquier individuo asociado con la adquisición de un dispositivo fue rastreado y eliminado. No querían cabos sueltos. Todos sus asesinatos fueron atribuidos a los rampantes ataques subversivos. La policía, junto al ejército, recorrieron desenfrenadamente las ciudades confiscando todo dispositivo que podían encontrar. Equipos tácticos fueron enviados para ejecutar a cualquiera que tratase de obtener un dispositivo. En los noticieros mostraban los dispositivos describiéndolos como bombas. Muchos fueron entregados a las autoridades al encontrarlos en los sitios más inusuales. Cualquiera que fuese sorprendido hablando acerca de ellos era arrestado. Allanamientos casa por casa fueron realizados en las principales ciudades e incluso en poblaciones más pequeñas alrededor del mundo. En pocos meses, hubo millones de muertes como resultado. Así de serio se volvió el asunto.

    Las facciones se dispersaron entre el populacho, con la mayoría creyendo en las transmisiones de los noticieros de TV, mientras los que sabían llevaron la resistencia a la clandestinidad. Estos fueron etiquetados como terroristas, debido a la gran cobertura de los medios, que intentaba localizarlos y erradicarlos. Esto continuo por más de cinco años. Durante esos cinco años los individuos que se escondían siguieron usando los dispositivos y evolucionando en el proceso. El resto de nosotros no teníamos idea de lo que ocurría realmente, solo podíamos contar con los rumores y susurros de las personas en quien confiábamos.

    Y luego sucedió, la televisión anuncio que un meteoro del tamaño de 40 o más campos de futbol iba a impactar al planeta. Nadie sobreviviría. Era la mítica extinción que tanto se había mencionado a través de la internet. No había nada que hacer. Disponíamos de menos de 06 horas para pronunciar nuestras ultimas plegarias. Salí para verlo con mis propios ojos. Seguramente podría verlo agrandándose en el cielo mientas se aproximaba.

    Fácilmente podrías asumir que habría disturbios y saqueos, pero no hubo nada parecido. Era tan corto el tiempo que nadie se preocupó por esas cosas. Lo único que importaba era poder ver a los seres queridos una última vez, pasando los últimos minutos de vida a su lado. Todos los policías y soldados abandonaron tranquilamente sus puestos, terminando la guerra contra el pueblo. Todas las declaraciones y noticias sobre la guerra finalizaron repentinamente. La mayoría de los canales detuvieron sus transmisiones al unísono.

    Por mi parte, recién había logrado poner mis manos en uno de estos místicos dispositivos pocos días antes de este anuncio. Si, el mismo dispositivo del cual todos hablaban en privado solo con sus familiares y amigos más confiables. Un amigo muy cercano me compartió una información que estaba circulando acerca de un dispositivo escondido en un edificio abandonado cercano a donde vivía. Todos mis amigos temían usarlo. Presentían que serían encontrados y muy probablemente terminarían muertos

    Yo no me preocupaba tanto. Todos deben morir algún día. Así que decidí que sería valiente y me arriesgaría. Si la idea de libertad mental, que era la llamativa frase usada por los grupos de la resistencia, no valía la pena el riesgo de morir, entonces yo no sabía que otra cosa podría valerlo. Observé el edificio por varios días para asegurarme que no estuviese vigilado. No lo estaba. Finalmente me detuve y lo comprobé. No abandone mi observación de inmediato, sabía que sería asesinado en caso de ser una trampa. En cambio, pretendí ser un simple explorador de la propiedad. Marcando mentalmente el lugar exacto donde me habían contado que estaba escondido.

    Regresé al edificio en múltiples ocasiones durante la semana siguiente, decidiendo ser cauteloso. No tenía sentido morir si podía evitarlo. Nada inusual ocurrió. Escaneé el área con algunos aparatos para descartar la existencia de trampas o dispositivos de recolección de datos activos en los alrededores. Nadie parecía vigilarlo. Finalmente, cedí. Llevé una mochila conmigo creada con el único objetivo de ocultar su contenido de cualquier aparato que pudiera detectarlo. No quería sacar esta cosa del edificio solo para activar alguna alarma dispuesta para atrapar a cualquiera que transportase uno. No mucha gente sabia de las tecnologías empleadas para encontrar estos dispositivos. Yo si lo sabía.

    Decidí que era hora de llevarlo a casa si de verdad quería hacer esto alguna vez, levanté la caja para observar el agujero donde supuestamente se escondía. Allí estaba, envuelto en una manta de material blindado, metido en el piso fuera de peligro como me contaron. Usé un escáner para buscar si había algún tipo de señal de rastreo siendo emitida desde el dispositivo. Nada apareció. Qué demonios, simplemente lo tomé. Lo guardé en la mochila diseñada para la ocasión, salí caminando y me fui a casa. El mundo no se detuvo. Nadie irrumpió en mi casa.

    De igual manera tome precauciones. Había creado una cobertura especial desde donde podía operarlo. Lo cubrí con papel de silicato de bario mono-aluminio de los insumos de mi trabajo. Sabía que ningún tipo de ondas de radio o cualquier otra forma de comunicación podría atravesarlo, a fin de que cuando lo encendiera nadie lo detectara. Aunque estaba dispuesto a arriesgar mi vida al experimentar con esta tecnología, no quería cometer ninguna estupidez al respecto. Afortunadamente, yo era un técnico familiarizado con los modernos artilugios usados por nuestros propios militares. Después de todo, era un diseñador de hardware e ingeniero de software. Yo había diseñado o al menos trabajado en la creación de cada dispositivo usado por la policía y militares para rastrear y encontrar estas máquinas. Tenía los accesos de seguridad más altos así que era uno de los pocos que conocía este tipo de detalles. También conocía todas las técnicas que se usaban para espiar a la población.

    Lo que no conocía era acerca de mi herencia. Fue esa información oculta de mi árbol genealógico lo que convirtió este acontecimiento de mi vida personal en la cosa que salvaría al mundo. Ese fue el hecho que lo unió todo. Como sea, cuando volví a casa, instalé el dispositivo en la cobertura que cuidadosamente había construido y lo moví al sótano para mayor seguridad.

    En el sótano tenía una jaula especial que construí mientras me preparaba para este día. Una rejilla de Absorción de Hopskin. Cualquier onda disparada desde la ciudad para encontrar estos dispositivos sería absorbida, analizada y liberada como si la rejilla no existiese, removiendo toda información relacionada a lo que estuviese en el interior de la jaula. Yo sabía que la mayoría de las ciudades usaban estos tipos de tecnología de búsqueda y detección alrededor del planeta para encontrar a aquellos que intentaban usar estos dispositivos. Eran altamente efectivos y habían reducido el número estimado de dispositivos a menos de 20 de los 250.000 que habían sido distribuidos originalmente por el planeta. Realmente pensaban que estaban ganando la guerra.

    Enganché los cables a mi pecho. En la tapa había un diagrama simple que mostraba como usarlos de acuerdo a los colores. Dos en el pecho, uno a cada lado del área central, dos en la cabeza, uno en cada sien. El ultimo iba detrás de la cabeza. La imagen en la tapa mostraba el flujo de energía circulando en el cerebro y fluyendo a través del pecho convergiendo para formar algún tipo de campo de energía. El dispositivo era bastante pequeño, con una apariencia similar a las laptops de la década de 2010. Los cables eran alambres delgados similares a los de unos audífonos. Estaban instalados en cordones extensibles y con presionar un botón saltaban lo suficiente como para ser halados. Tendría unos 08 pies de cable para halar antes de que el carrete se detuviera y se ajustara en su lugar según el largo escogido hasta que se presionara el botón nuevamente causando que el sistema llevara los cables a su posición original. En los extremos tenía unas hojillas con pequeños filamentos micro curvados que se adherían a la piel. Muy buen diseño. Tenía solo un botón más y estaba en la parte trasera, justo en el borde, un pequeño interruptor de encendido/apagado. Aparte de esos no tenía más. No tenía una pantalla para leer, solo una línea de pequeñas luces cerca de los cables.

    Siempre me pregunté como un aparato tan pequeño podía afectar a la gente al nivel que secretamente me habían contado. Nadie podía explicar que hacían, más allá de decir que liberarían tu mente. Había visto muchas veces los dispositivos cuando los traían a nuestros centros de investigación para examinarlos en búsqueda de alguna mejora o nuevas adiciones conforme recibíamos los confiscados. Nunca nos autorizaron a encender uno en el trabajo. Solo analizarlos comparativamente según los planos de diseño originales que teníamos. Cuando alguno de ellos debía ser encendido para estudiar cómo detectarlos, un grupo especial de agentes tenían permitido llevárselo a un área privada de las instalaciones para probar los equipos de escaneo. Incluso aquellos planos estaban llenos de palabras censuradas a fin de que la menor cantidad de información posible estuviese disponible. Siempre en el trabajo evitaba mostrar interés en los dispositivos, sabía que era observado cada segundo del día, especialmente si manipulaba alguno de ellos. Si no había ningún dispositivo en el edificio los protocolos de seguridad se flexibilizaban a niveles normales. Esos periodos eran las únicas oportunidades en las que podía obtener los insumos necesarios de mi trabajo.

    ¿Qué podía perder? Ya había ido muy lejos, así que me senté junto a la mesa donde lo había puesto y pasé el interruptor a la posición de encendido. Nada ocurrió. Lo apagué y esperé unos segundos, lo encendí de nuevo. Lo miré de cerca y pude ver que al pasar el interruptor aparecían tenues luces que indicaban que cada cable conectado a mi cuerpo estaba energizado. No ocurría nada aún. Ninguna imagen súbita aparecía en mi cabeza, ninguna epifanía o poderosas manifestaciones de energía. Estaba decepcionado.

    Ya había decidido mover el interruptor un par de veces más cuando percibí un zumbido en mis oídos. Mmm - pensé -, algo podría estar pasando después de todo. Esperé. El zumbido aumentaba. Comencé a notar lo que se sintió como energía fluyendo desde mis piernas y saliendo de mis brazos. Mis manos comenzaron a calentarse. Las froté y percibí otra sensación viniendo de la parte trasera de mi cabeza, bajando por mi espalda, pasando por la ingle hacia el frente y luego subir a mi pecho para finalmente unirse en mis brazos con la corriente que venía desde mis pies. Mis manos se calentaron aún más. Ahí supe que algo pasaba, no estaba seguro que era, pero definitivamente era algo.

    Se ponía interesante ahora, sentía una pequeña presión en mi cabeza como si un imán estuviese siendo empujado o halado un poco, no sé de qué otra forma explicarlo. Fue en este punto que sentí una fuerza siendo aplicada a cada lado de mi cabeza, empujándome un poco hacia atrás. Decidí recostarme completamente en la silla y relajarme un poco. Una ligera nausea apareció. Comencé a perder el tacto en mis pies y piernas. El entumecimiento subía arrastrándose por mis piernas y luego mis brazos comenzaron a perder sensibilidad. Todo esto convergía en mi pecho que ahora sentía pesado, empujándome hacia atrás ligeramente. Luego sentí que algo se había encendido, halando mi cabeza y pecho unificados en dos planos separados, al menos eso fue lo que cruzó por mi mente. Sonreí, como si mi propia mente estuviera diciéndome esas palabras.

    Allí fue cuando ocurrió. El mundo frente a mi desapareció. Frente a mis ojos apareció una pared blanca. En esta pared había diferentes áreas con símbolos únicos que parecían resplandecer. No podía concentrarme en los símbolos. Podía verlos frente a mí, pero no hacían nada, no podía concentrarme en ellos. Algo en mi mente me dijo que aún no tenía permitido verlos. Una sensación de entendimiento fluyó por mi mente. Debía permitirlo. Permitir. De acuerdo, lo entendí.

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