Tienes que tener mucho cuidado en las estaciones, pues lo mismo te equivocas de universo. “Un billete para Maycon Heights, por favor”. Una simple ventanilla de estación, sólo quieres volver a casa del trabajo… pero el taquillero te mira contrariado –“No existe ningún Maycon Heights, señor” Y pum! Desapareces. Es muy mala manera de terminar el día. Corresponde a nuestro protagonista, funcionario de la estación, guiarnos en la resolución de este caso.

[semispoiler] El Abonado, en inglés “The Commuter” se publica en Amazing Stories meses después que “El mundo que ella deseaba”. Quizá me equivoco relacionando ambos relatos pero creo que los dos tienen que ver porque desde una historia con gente común se nos está hablando de cuestiones metafísicas (con más de físicas que de meta) potentes como son los universos paralelos y las diferentes líneas de tiempo. Universos paralelos, precursor del efecto mandela y crítica al neodesarrollo industrial, qué más podemos pedirle a nuestro amado Dick?!

Mola cuando al protagonsita le entra miedo. En un solo párrafo, le entra una paranoia tremenda sobre qué todo podía estar cambiando. Su chica! Etc. Es muy bueno como Dick, un tremendo paranoide, escribe sobre la locura, pero lo tremendo es que el personaje, que se ha metido en otro universo, no puede confiar en lo que ve, piensa o recuerda. Todo sufría alteraciones, el pasado sufría alteraciones “y la memoria está ligada al pasado”. Es brutal! Lo plantea todo en dos frases: nadie puede confirmar que no acaba de empezar a existir!

Conocéis el efecto Mandela? Hoy por hoy es un movimiento muy friki dentro del círculo de conspiranoicos que postula que (por ejemplo por culpa de los experimentos en el CERN) hay gente en nuestra realidad que viene de realidades distintas, pero sólo ligeramente distintas. O que nosotros mismos hemos dado saltos a otras realidades. Se llama Efecto Mandela porque cuando murió Mandela había gente que decía que ya había muerto hacía diez años. Todas las evidencias que tienen son cosas parecidas (nombres de personajes, películas, que recuerdan que eran distintos) y es genial porque como no te traes nada de tu línea de tiempo anterior es imposible probarlo. Está curioso como Dick resuelve esto: cuando un abonado es confrontado con una prueba irrefutable de que se ha equivocado de universo por algún motivo, frente a la paradoja: desaparece. Quizá sea una solución sencilla, quizá no esté mal. Es guai como esta gente que se equivoca de mundo lo hace en una estación de trenes al volver a casa desde el trabajo (en inglés conmutar es la acción de desplazarse de casa al trabajo y del trabajo a casa). Este relato debería ser su epítome.

Y encima, es una reflexión total, hoy muy cyberpunk (porque una macro urbe urbana es hacia donde caminamos) pero también posthumanista, sobre el crecimiento urbano, la desaparición del mundo antiguo (pequeñas ciudades), la especulación, la influencia en la vida de la gente de las pequeñas decisiones y el poder del automóvil y los medios de rtansporte para cambiar el paisaje a un entorno mucho más inhóspito propio del mundo moderno., Como homenaje, me permitiré gratuitamente recomendaros la película (cinco o diez años anterior) de Edgar Neville “El último caballo”, otro alegato costumbrista graciosísimo a favor del mundo antiguo. “Abajo los camiones!”

Como nota comentar lo genial de esa ciudad pequeña y dormitorio años cincuenta (Maycon Heights) Cuando el personaje se pasea por el lugar y entra en una cafetería no puedo evitar acordarme de Regreso al futuro I. No es un viaje en el tiempo, es un desliz a otro universo paralelo pero… es la misma ciudad cincuentera con jóvenes rockeros y batidos de malta que en la película y me hace mucha gracia porque en este caso lo es porque el relato se escribió realmente cuando las pequeñas ciudades eran así.

Ilustración: Portada de Amazing Stories Agosto-Septiembre 1953.

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Muchas gracias!! =