Larry Brewster disfruta ante una mesa atestada de cervezas de un concierto de dixie en un oscuro local. Meditando para sí, es interrumpido insólitamente por una jovencita que acaba contándole la mejor (y más loca) historia para ligar que se haya contado nunca. ¿será verdad lo que le dice? Está por averiguarlo…

[Nota: La chica habla de la teoría de “el mejor de todos los mundos posibles”, creo que se refiere al principio antrópico, que creo que dice que el mundo es tan apto para la vida humana porque es la única manera en que podríamos estar haciéndonos esa pregunta.]

[semispoiler] Este cuento se publicó por primera vez en Science Fiction Quaterly en 1953. Además de muy graciosa la actitud de la chica (“tome usted estas fichas!”) y atractiva la idea de un mundo perfecto (seguro que se ha llevado a la comedia en Hollywood pero no sé) esta historia y “El abonado” me parecen brutales a nivel de aporte temático a la ciencia ficción.

Encontramos metafísica: Cuando los protagonistas hablan sobre Hitler parece que en el mundo de ella tal personaje no existió. Dick está proponiendo una solución al problema cuántico de que existan tantos universos como pequeñas decisiones distintas se puedan tomar. En lugar de eso existen momentos críticos ("hitos históricos" los llama en "El mundo de Jon") que si pueden generar bifurcaciones en la línea temporal. Esto se aplica hoy en muchísimas películas (“Terminator”) o series (“Doce monos”) de ciencia ficción. “Coherence”, mucho más recomendable que las dos anteriores es un ejemplo contrario. En fin, el caso es que el género de la discronía tiene en estas dos historias un pequeño antecedente, aun cuando Dick gaya mamado de otras partes, una de sus novelas más premiadas, “El hombre en el castillo” precisamente se sitúa en nuestro mundo pero en un línea de tiempo discrónica en la que los alemanes y japoneses ganaron la segunda guerra mundial.

Encontramos filosofía, por ejemplo, en la exposición de la teoría de ella, se comenta algunas veces existen tantos mundos como personas (otra reflexión genial, rollo “Rashomon”: hay tantas verdades como observadores) pero que el diseñador es “económico”. Todos tenemos nuestro mundo y nuestros chico/a perfecto, pero lo que se repite no son las personas si no la idea de un amante adaptada a cada uno. Es decir, no es importante la forma, si no la esencia aristotélica, que es lo único que el diseñador tiene que programar. Es como ocurre con los objetos en su novela Ubik, tan divertida: el tiempo va hacia atrás y los objetos cambian en su forma pero no en su función: un ascensor deviene una escalera y después una simple pértiga.

También encontramos mucha psicología estilo Dick. En otra conversación entre los protagonistas en la que ella explica que está tan segura de que este es “su mundo” y no el mundo de él porque desde pequeña todo le ha salido a pedir de boca es una reflexión genial sobre el neuroticismo y lo frágil de la posibles conclusiones, al más puro estilo descartes, que podamos elaborar sobré qué es la realidad realmente: ante tamañas evidencias, cualquiera diría que éste es efectivamente su mundo. Todos los locos creen perfectamente plausible su locura, los esquizofrénicos (como Dick) cuentan con evidencias tangibles (para ellos) como sus alucinaciones y los paranoides ven en las casualidades interpretaciones profundas sobre su realidad no se les puede culpar por qué sus conclusiones les parecen lo más lógico. ¿No hacemos todos lo mismo?

link: http://www.philipkdickfans.com/mirror/websites/pkdweb/short_stories/The%20Short%20Happy%20Life%20Of%20The%20Brown%20Oxford.htm

Ilustración: Science Fiction Quarterly, Mayo 1953.

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Muchas gracias!! =^__^=

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