Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Una Puntilla al Silencio
Una Puntilla al Silencio
Una Puntilla al Silencio
Libro electrónico179 páginas2 horas

Una Puntilla al Silencio

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

La historia comienza con Rajesh viajando en autobús a Kasargod,  donde vive su amiga Sneha .Al observar un álbum de fotos, Rajesh ve la imagen de una joven llamada Radhika, una bailarina de danza clásica india. Sneha, Rajesh, y Archana terminan haciendo un viaje a la playa. Se quedan en el fuerte de Chandragiri, mientras una tormenta ruge, y finalmente Rajesh se queda allí esa noche.

Ve a Radhika en sus sueños, y sus pensamientos lo persiguen. Decide investigar su misterio más y más, y con el pasar de los días, conoce todos los personajes asociados a su vida. Al final, tiene éxito en la escritura de su nuevo libro, basado en lo que pensaba.

Cuando el libro se publica, es visitado por una fan que le cuenta un secreto que lo impacta por completo. Quién es la bailarina en realidad, y como ella lo ayudó a escribir su libro, forman la trama de esta novela.

Un trabajo increíble en el que el Río Chandragiri es personificado por el personaje principal. El fuerte de Bekal, internacionalmente conocido, es el lugar predominante en esta novela. La historia es atractiva, con calores, brisas, y colores.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento18 sept 2019
ISBN9781071502204
Una Puntilla al Silencio

Lee más de Lathish Shankar

Relacionado con Una Puntilla al Silencio

Libros electrónicos relacionados

Romance paranormal para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Una Puntilla al Silencio

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Una Puntilla al Silencio - Lathish Shankar

    Contenidos

    RECONOCIMIENTOS

    DEDICACIÓN

    CAPÍTULO 1UNA PUNTILLA AL SILENCIO

    CAPÍTULO 2

    CAPÍTULO 3 LOS SUSURROS DORADOS

    CAPÍTULO 4

    CAPÍTULO 5

    CAPÍTULO 6

    CAPÍTULO 7

    CAPÍTULO 8 AMOR A PRIMERA VISTA

    CAPÍTULO 9

    CAPÍTULO 10

    CAPÍTULO 11

    CAPÍTULO 12

    CAPÍTULO 13

    CAPÍTULO 14

    CAPÍTULO 16

    CAPÍTULO 17

    CAPÍTULO 18 LA LORA VERDE Y LAS SEMILLA SUERTUDAS ROJAS

    CAPÍTULO 19

    CAPÍTULO 20

    CAPÍTULO 21

    CAPÍTULO 22

    CAPÍTULO 20

    CAPÍTULO 24 CONFESIÓN

    CAPÍTULO 25 OLAS DE DOLORES

    Reconocimientos

    Es un placer expresar mi sincera gratitud a todos aquellos que me han ayudado en la revisión de Una Puntiilla al Silencio.

    Agradezco a todos los lectores Beta, y a todos los amigos que con su opinión honesta fueron demasiado buenos con su crítica constructiva en el progreso de esta historia.

    Agradezco sinceramente a mi segundo primo Ms. Hima Santhosh, por darme su imagen utilizada como tapa del libro.

    Agradezco a todos mis amigos y estudiantes de Danza Clásica que me ayudaron con sus conocimientos en las formas de danza tradicional India Bharathanatyam, Mohiniyattam y Kuchipudi.

    Mi sincera gratitud a BTDC (Bekal Tourism Development Corporation) por informarme de lugares turísticos dentro y alrededor de Kasargod.

    Por último pero no menos importante, mi más sincera gratitud a todos aquellos que me apoyaron desde el lanzamiento de mi primer libro April showers bring May Flowers.

    DEDICACIÓN

    A todos aquellos que me apoyaron y alentaron con sus amables palabras.

    PARTE 1:

    UNA PUNTILLA AL SILENCIO

    CAPÍTULO 1

    UN HOMBRE ABORDÓ EL AUTOBÚS que va a Kannur por el Puente Chandragiri y se acomodó en un asiento contra la ventanilla. A los treinta años de edad, él era un hombre flaco y con cabello enrulado. Tenía una barba francesa, y su piel ligeramente bronceada se mezclaba con su cabello negro. Unos anteojos con marco rojo adornaban su redonda y amigable cara, y él se veía satisfecho.

    Cuando el autobús comenzó a moverse, se recostó en su asiento y cerró sus ojos, perdiéndose en sueños placenteros, mientras una fresca briza acariciaba su rostro. Recordó a su amiga, Sneha Prabha, cuando una vez le dijo «Si cada persona en el mundo se comportara de una manera madura, el amor no existiría.» En principio, él no entendió lo que esto significaba.

    Sabía que ella se comportaba de manera extraña en ciertas ocasiones, pero la mayoría del tiempo, él estaba desconcertado sobre lo que ella quería decir.

    Mientras el autobús se movía a través del puente en Chandragiri, él contempló el emocionante escenario antes de bajar su mirada para observar el tranquilo río. El Río Chandragiri le sonreía y viajaba junto a él. El sorprendente flujo del río le asombraba. Su canal verde-azulado acariciaba las orillas, y los árboles que se arqueaban a su alrededor en cada borde, saludaban al río y lo salpicaban con vibras de amor. Él deseaba poder oler el maravilloso aroma del fresco canal montañés.

    —¿Tú me conoces? —preguntó el río en su soñar despierto

    —No lo sé. —dijo él.

    —Me conoces. ¿Verdad?

    Él la exploró en sus pensamientos por algunos minutos. « ¿Quién es? No tengo idea»

    —¿Qué es lo que obtienes cuando el sentimiento del amor fue borrado de tu vida? ¿la soledad? ¿la nada misma? Y  si es así, ¿hacia dónde nos lleva? —preguntó el río. Él pensó que su voz sonaba como la de su amiga.

    —¿Por qué me hablas de esta manera? —él preguntó. Estoy estrictamente en contra de pensamientos negativos. Hablemos de cosas placenteras, creativas, —él dijo.

    Ella se rio —No te preocupes, —dijo. —Yo sé que tú también deseas recorrer el camino guiado por el amor. Estaré contigo durante todo tu viaje. —Ella sonrió.

    Él se bajó del autobús en la siguiente parada, Melparamba, un pueblo que tenía la magnificencia de la inocencia y la limpieza. La gente allí era amable, servicial y entusiasta.

    Estaba yendo para la casa de Sneha. No la había visto desde antes de graduarse. Él y Sneha se conocieron mientras estaban en la universidad. Se sentaban en el mismo banco. Solían ir a la cantina; a veces se quedaban en la biblioteca y pasaban los ratos juntos durante sus recreos. Durante los atardeceres se sentaban bajo la sombra de árboles altos de mayflower, que se alzaban frente al hotel de señoritas.

    El sol lo miraba fijamente a través del cielo claro como el cristal sin ninguna compasión. Él caminó por el suelo rojo en el calor abrasador del verano, por unos diez minutos, hasta que pudo ver la puerta abierta de la casa de Sneha. La casa estaba pintada verde-esmeralda. Unas plantas poco atractivas y delgadas marchitaban cerca de la puerta, bajo el resplandor del calor abrasador. Los árboles caían de agotamiento por el clima ardiente. Sudor rodó de su frente mientras caminaba alrededor de la casa. El calor irradiaba del suelo rojo y quemaba sus pies.

    La casa era un edificio de dos pisos. La puerta estaba cerrada con llave. Él presionó el timbre esperando que alguien respondiera. La misma Sneha abrió la puerta. Ella vestía un vestido azul-marino, había rizado su cabello hasta las puntas y lo había atado en un rodete suelto. Algunos de los mechones de pelo caían libremente por el lado de su rostro. Cuando lo vio, sus ojos se agrandaron y le sonrió hermosamente.  

    —¡Wow! ¡Rajesh! ¡Qué sorpresa! ¡No esperaba verte! —

    Sneha lo abrazó apretadamente. — Ven, querido—ella le dijo más fuerte, tomando de sus manos, llevándolo hacia adentro de la casa, a la sala de estar, y apuntando hacia el sofá. Él se sentó y tomó un profundo respiro. Sneha prendió el ventilador de techo. El aire fresco del ventilador lo confortaba.

    El cuarto ordenadamente amoblado tenía paredes blancas y cortinas azules. En el centro de la habitación había un hermoso florero, y en una esquina había un televisor. El piso de mármol era brillante y liso.

    —  ¿Cómo has estado, Rajesh? ¡Ha pasado un muy largo tiempo! —ella dijo, emocionada. Su rostro estaba iluminado con alegría y felicidad. — ¡Por Dios! ¡Es que no puedo creer que realmente estés aquí! —dijo.

    —  ¡Mami! —llamó Sneha. Su madre, una mujer acercándose a los sesenta años, y su hermana mayor, Sreesha, entraron a la sala de estar. Sreesha llevaba una pequeña bebé. Sreesha se parecía a su hermana, pero ella era más flaca. Su madre tenía pelo gris.

    —  Mami, ¿Recuerdas cuando te conté sobre mi muy inteligente e intelectual amigo Rajesh? ¡Éste es él! —Sneha con una gran sonrisa en su cara, lo presentó a su madre y a su hermana. Su madre lo miró y sonrió.

    —Sneha me ha contado mucho sobre ti. ¿Cómo andas? —su madre preguntó, sentada en la silla que estaba en frente del sofá.

    —Estoy bien. Vivo y trabajo en Mangalore. Con la llegada del fin de semana largo pensé que sería una buena idea sorprenderlas con una visita.

    —¡Oh! Parece ser que te está yendo muy bien. ¡Es maravilloso escuchar esto! ¿Podría preguntarte a qué te dedicas? —preguntó la madre de Sneha, sonriendo.

    —Soy profesor de física en la misma universidad en donde estudiábamos —Rajesh respondió, mirando a Sneha. Él tomó un pañuelo de su bolsillo y limpió nerviosamente el sudor de su cara.

    —Rajesh, ¿Quisieras algo fresco para beber? Te traeré algo de la cocina. Hazte como en tu casa, y habla con Sneha. —dijo Sreesha. Entonces ella y su madre se fueron a la cocina. Sneha se volvió hacia él.

    —¿Cómo te va enseñando en la universidad, mi dulce amigo? —preguntó Sneha.

    —Realmente me gusta. Vivo solo, y ese es el único aspecto de mi vida que me aburre en este momento.

    —Estoy feliz de que hayas pensado en mí y que vengas de visita ahora. —Sonrió Sneha.

    Un álbum de fotos que estaba sobre el teapoy, que era una mesa de tres patas que sostenía una caja para té en hebras, le llamó la atención. Tomó el álbum y, pasando suavemente sus páginas, observó las fotografías. Muchas de las fotos eran de la familia de Sneha. Había fotos de Sneha, algunas de ella sola, otras de ella con su familia, y algunas de ella con sus amigos.

    —Esa es mi amiga, Sandhya, la hermanastra de Sreesha. Es estudiante universitaria, —dijo Sneha cuando vio que él miraba una fotografía de ella fijamente. Él comenzó a pasar las páginas del álbum de fotos de nuevo y se quedó fascinado al ver una foto de una joven que vestía trajes de Bharatanatyam, la Danza India Clásica.

    La joven de pelo largo, en su brillante vestido sedoso, estaba medio en cuclillas, con sus talones unidos. Los dedos de los pies de ambas piernas apuntaban en dirección opuesta y formaban la figura de un diamante entre sus piernas. El diseño del bordado dorado en su vestido verde con pliegues atractivos se había abierto hermosamente. Sus joyas y adornos para el cabello con un maquillaje corporal y facial especial creaban una efervescencia que mejoraba su apariencia. Ella sonreía... Por alguna razón ¡el sentía como si ella le estuviera sonriendo directamente a él! 

    ¿Quién podrá ser esta hermosa chica?

    —Su nombre es Radhika. Radhika Suresh, —dijo Sneha.

    Sreesha vino con una bandeja y la colocó sobre el teapoy. En la bandeja había un vaso de limonada, galletas, y algunas cosas de panadería.

    —¡Muchas gracias! —dijo Rajesh, mirándola. — ¿De qué trabaja tu esposo, Sreesha? —él preguntó

    —Él tiene una tienda de papelería en Cherkala, cerca de Kasargod. Yo he venido a casa a quedarme por una semana. Mi esposo vendrá la semana siguiente. —Sreesha sonrió y se fue hacia adentro. Rajesh fue hacia donde iba Sneha.

    —Sneha, dime, ¿quién es esta Radhika? ¡Ella es muy linda! —él dijo, mirando fijamente su foto otra vez.

    — Lo siento, pero ella falleció, —dijo Sneeha luego de un momento de silencio. Su rostro se había enrojecido. Ella jugueteó con sus pulgares y se mordió los labios.

    — ¿Q-Qué? —él preguntó, frustrado ¡Su foto se deslizó de sus manos al escuchar la inesperada noticia! Su entrañable sonrisa, tal vez por su exquisitez, había encarcelado su mente. Él miró fijamente su foto, sintiendo un palpitar en su corazón.

    —Ella ha arrancado su vida, abrazando la eterna oscuridad. No volverá, —susurró Sneha.

    Él escuchó el sonido de platillos de tobilleras, por algún lado. ¡Alguien está bailando frente a él! El ritmo de las campanas en su tobillo hacía una melodía que calmaba sus oídos.

    Dio la vuelta y ¡se dio cuenta de que era tan sólo una mera ilusión! Miró su fotografía una vez más. ¡Su sonrisa parecía como si estuviera pinchando profundamente dentro de su mente!

    —¿La conoces? —las palabras de Sneha interrumpieron sus pensamientos.

    —No lo sé, —él dijo sin pensarlo dos veces.

    —Entonces, ¿por qué miras fijamente su foto? —ella preguntó.

    —La apariencia de ésta chica pareciera como si entrara profundo en mi mente, —dijo. Él colocó el álbum de vuelta sobre el teapoy.

    —No la mires con tu mente poética, —ella sonrió. Lo miró a los ojos, severa. —Yo recuerdo que tú escribes. ¿Aún continúas haciéndolo? —preguntó, curiosa.

    —Sí, publiqué uno de mis

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1