Lecciones Indecentes 2: Lecciones Indecentes

Por Sky Corgan

Cheyenne asiste a su primera lección sobre naturaleza sexual y la fantasía, con la esperanza de que sea práctica. Con un profesor como Damien Reed, ¿quién no querría tener un poco más de intimidad? Es guapo, inteligente y rico, todo lo que Cheyenne quería en un hombre. Lástima que también es profesional y tiene un ridículo autocontrol. ¿Tomará Cheyenne medidas drásticas para obtener lo que quiere?

• Idioma: Español
• Editorial: Babelcube
• Fecha de lanzamiento: 3 jun 2019
• ISBN: 9781547584642

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Autoexploración

Luché contra las mariposas en mi estómago mientras seguía mi GPS hacia la casa de Damien Reed. Gira a la derecha aquí, luego a la izquierda, decía, siendo molesto como siempre. El vecindario no me era familiar, en algún lugar donde el campo bordea la ciudad. Era una mezcolanza de viviendas mixtas, desde casas-remolque deterioradas hasta pequeñas casas pintorescas construidas en el sitio. No estaba segura de lo que debía esperar cuando llegara a mi destino.

El camino continuó, y las casas móviles se hicieron más dispersas. Entonces las casas construidas en sitio también se dispersaron, y estaba empezando a pensar que me había perdido. Mi estúpido GPS no siempre estaba bien, pero no había anunciado que estaba recalculando, así que todo lo que podía hacer era seguirlo con fe ciega.

Conduje como una abuela, observando el paisaje y moviéndome hacia un lado de la carretera cada vez que un automóvil estaba detrás de mí. Había una enorme valla de piedra blanca a mi derecha y lo que parecía ser una reserva de caza a mi izquierda. Una gacela y sus dos cervatillos se divertían a lo largo de la línea de la cerca, luciendo especialmente adorables, aunque no pude prestarles mucha atención. La casa de Damien debería estar apareciendo en cualquier momento.

Verifiqué la dirección por última vez y luego seguí explorando. Todo lo que podía ver en el área inmediata era el coto de caza y el lugar donde la cerca se abría hacia un camino de entrada. Esto definitivamente no podía estar bien. Mi GPS me llevó por mal camino otra vez.

Lo maldije cuando entré en el camino de entrada, preparándome para retroceder y dar la vuelta. Entonces noté los números en la puerta y me di cuenta de que estaba en el lugar correcto.

―De ninguna manera ―dije en voz baja mientras miraba por el camino de entrada hacia la casa expansiva que estaba asentada en la cima de una pequeña colina. La había visto desde lejos y al instante supuse que pertenecía a un rico propietario de rancho en el área. Nunca me había imaginado que podría pertenecer a Damien Reed.

Respirando profundamente, presioné mi pie contra el pedal de gasolina y forcé a mi Miata a subir la colina, que conducía a un camino circular que rodeaba una fuente, de entre todas las cosas. Era bastante simple, con tres gradas de piedra que derramaban agua una sobre la otra. Alrededor de la fuente había un anillo de flores rojas, seguido de otro anillo de flores azules. La horticultura nunca había sido mi fuerte, así que no tenía idea de qué tipo de flores eran, pero eran bonitas.

Respiré hondo mientras apagaba el motor, mirando hacia la casa. En algún lugar dentro, Damien Reed estaba esperando para darme lecciones sobre la naturaleza sexual y la fantasía, sin importar lo que eso significara. Me lo imaginé saliendo de la casa sin camisa, y mis entrañas ardieron de necesidad. Tal desviación sexual, era yo. O al menos, a mi mente le gustaba fingir que lo era. En realidad, yo era virgen y mi experiencia sexual era mínima. Aun así, mi cerebro pasaba la mayor parte de su tiempo en la cuneta, fabricando fantasías eróticas, la mayoría de las cuales involucraban a Damien en los últimos tiempos. Se había convertido en una especie de obsesión para mí, un fetiche que se repetía en mi mente todas las noches cuando me daba placer antes de acostarme. Era difícil creer que mis fantasías estaban a punto de hacerse realidad.

―Solo respira ―me dije mientras abría la puerta y salía de mi auto, preguntándome si me había arreglado de más para la ocasión. Para ser honesta, mi guardarropa de fin de semana no era muy diferente del de los días escolares. Usaba faldas rectas o faldas hasta los tobillos casi todos los días, junto con una blusa que cubría todo el pecho. Mi ropa era ajustada, pero lejos de ser seductora.

Una vez que llegué a la puerta, arreglé las arrugas de mi falda. Naturalmente, quería lucir perfecta para Damien. Incluso me había tomado más tiempo en mi cabello y maquillaje, aunque dudaba que lo notara. Los hombres no eran las criaturas más observadoras.

Levanté mi mano para tocar el timbre y luego esperé hasta que escuché pasos al otro lado. Mi corazón latió en mi pecho cuando la manija de la puerta comenzó a girar. Hasta aquí. No había vuelta atrás ahora.

Aparentemente, no fui la única que no variaba mucho su guardarropa entre los fines de semana y los días laborales. Damien estaba luciendo sus típicos jeans ajustados y una camiseta, haciendo que mi imaginación corriera desenfrenada con pensamientos de lo que había debajo de ellos. Ya había visto su impresionante polla, pero el