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Yul, El Bello Galo
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Yul, El Bello Galo
Libro electrónico316 páginas4 horas

Yul, El Bello Galo

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¿Anhelas aventuras, batallas, amor y romance? ¿Deseas conocer más sobre el colapso del Imperio Romano de Occidente y la era de la inmigración bárbara hacia el oeste y sur de Europa (y el norte de África)? ¡No esperes más! ¡Yul y su banda de inadaptados a caballo han regresado! Han dejado Britania para ir a la Galia (es decir, Holanda

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 jun 2024
ISBN9798330248025
Yul, El Bello Galo

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    Yul, El Bello Galo - Julius Wright

    Yul, El Bello Galo

    Jules Wright

    Todos los derechos reservados. ©

    Ningún material de esta publicación puede reproducirse, distribuirse o transmitirse de ninguna forma ni por ningún medio, incluidas fotocopias, grabaciones u otros métodos electrónicos o mecánicos, sin el permiso previo por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves incorporadas en reseñas y otros usos comerciales permitidos por la Ley de Derechos de Autor.

    © 2024, Jules Wright, autor.

    © 2024, Roxianny Pérez Bastidas, por la traducción.

    Tabla de Contenidos

    Mapa de la Britania Romana, 400 d.C

    Mapa de la Hispania Romana, 125 d.C

    Mapa de la frontera del Rin del Imperio Romano, siglo IV d.C

    Prefacio: Salve a los Héroes Conquistadores

    Emboscadas

    El este hacia Monguntiacum

    Moguntiacum

    Un festín de bodas

    Promoción y premonición

    Jinetes en la tormenta

    Encontrando el Oppidum

    Entrando al fuerte

    Dentro del Oppidum

    El ataque

    Pesadillas

    El despertar

    De vuelta en Treviri

    El banquete

    Incendiando la casa

    La boda

    Lista de personajes y figuras históricas y mitológicas

    Mapa de la Britania Romana, 400 d.C

    Map of Roman Britain, 150 AD

    Mapa de la Hispania Romana, 125 d.C

    C:\Users\pc\AppData\Local\Packages\Microsoft.Windows.Photos_8wekyb3d8bbwe\TempState\ShareServiceTempFolder\Map of Hispania.jpeg

    Mapa de la frontera del Rin del Imperio Romano, siglo IV d.C

    Prefacio:

    Salve a los Héroes Conquistadores

    Los tonos terrosos, los rojizos radiantes y los amarillos vibrantes de Háligmónaþ (inicios de otoño) resplandecían esplendorosamente en el soleado y nítido día. Nos encaminábamos desde Noviomagus (Nijmegen) hacia las castella (pequeñas fortalezas, puestos de avanzada y torres de vigilancia) a lo largos del Limes Rhenus (Frontera del Rin). Los limitans (soldados de la guarnición fronteriza) nos dieron la bienvenida a los cataphractarii (caballería pesada), al igual que a nuestros foederati (aliados) francos, quienes dominaban estas tierras cercanas a la desembocadura del Rhenus (Rin). Los francos y los frisones, residentes de las áreas costeras al norte de la desembocadura, había socorrido a los limitanei durante los ataques de los vándalos y alanos más al sur. Estos guardias fronterizos y la gente de los puestos de avanzada a lo largo del bajo Rin nos recibieron con manjares, cerveza y festines, pensando que los habíamos salvado de los invasores paganos. Poco importaba que los francos y frisones paganos hubieran combatido en contra de los invasores vándalos y alanos, ni que nuestra caballería estuviera conformada mayormente por alemanes reclutados para servir.

    Cuando los lugareños se enteraron de que los alemanes habían invadido la frontera, asumieron que todos venían a devastar las tierras imperiales. Estos galos, que llevaban mucho tiempo ocupados, veían a los alemanes como un solo pueblo, unificado por una sed de sangre para destruir la Galia.

    La realidad era que los francos y los frisones disfrutaban de un estatus elevado como foederati. (Amigos de Roma). Los romanos comerciaban pacíficamente con las tribus aliadas, y cuando estas pidieron ayuda, Roma respondió igual que cuando ellos mismos necesitaban la ayuda. A lo largo de los siglos de relaciones mutuamente beneficiosas, los foederati se hicieron poderosos en la Magna Germania, pero también proporcionaron caballería y oficiales a gran parte del ejército imperial. La relación, en resumen, había sido recíproca durante siglos desde el gran error de Augusto en el Bosque de Teutoburgo.

    Sin embargo, el antiguo equilibrio se desmoronaba. Nuevas tribus empujadas desde el oeste buscaban cruzar el Rin. El ejército romano había estado retirando soldados y tropas de la frontera para hacer frente a guerras civiles internas e incursiones tribales a lo largo tanto del Rhenus (Rin) como del Danubius. (Danubio) La incursión del año anterior había sido considerable, con los vándalos, alanos e incluso los aliados suevos cruzando en grandes cantidades. Entre los imperios Oriental y Occidental, los visigodos gobernaban Iliria como un reino separado bajo Alarico.

    Los francos y los vándalos habían combatido con los francos, matando al rey de los vándalos, Godifgisel, y los alanos persas, bajo su rey Gundaharius, salvaron a los vándalos. Pero el magister militum galo, Justiniano, y Nebiogastes, se pusieron rápidamente del lado de Constantino porque tenía el poder de la Britania, en cuyo campo nosotros, Los Valientes Compañeros, éramos una de las alae (alas) de la caballería pesada. Con los francos, frisones y borgoñones aliados a nosotros y el liderazgo militar galo con nosotros, cabalgábamos como jóvenes engreídos más interesados en encontrar una taberna donde emborracharnos que en encontrar vándalos con quienes pelear ó un burdel, más que una batalla campal contra ostrogodos o visigodos.

    Estilicón envió una fuerza al mando de Saro El Ostrogodo para sofocar la usurpación de Constantino. Desafortunadamente para Constantino, Saro mató a Justino en una batalla y asesinó a Nebiogastes cuando intentó negociar con él. Saro incluso asedió brevemente a Constantino en Valentia (Valencia) en el sureste de Galia. Geroncio (un británico) y Edobico (un franco), dos de los magistri militum (generales) de Constantino, levantaron el asedio y persiguieron a Saro hasta los Alpes. Las condiciones eran tan caóticas en los Alpes que Saro tuvo que sobornar a los bacaudae (bandidos) para que se regresaran a Italia. Constantino aprendió a no adelantarse demasiado a sus soldados y tropas. Sin embargo, también aprendió a confiar demasiado en el traicionero Geroncio.

    A lo largo del Rin, estos limitanei tenían poco que temer de los francos y frisones, quienes habían calculado que ayudar al imperio era más sabio que enfrentarlos directamente. Estas tribus ya controlaban de facto antiguas áreas belgas a lo largo del Mar de Alemania bastante al oeste del Limes Rhenus, incluidas Germania I Inferior y Bélgica I. Estos alemanes habían tomado el control de un buen territorio como foederati internos (tribus aliadas) porque el imperio valoraba su ayuda, ya que Estilicón había retirado gran parte de los comitatenses (infantería de campo) y cataphractarii (caballería pesada) de la frontera de Italia para proteger el antiguo corazón del imperio de los visigodos invasores bajo el mando de Alarico y de los ostrogodos bajo el mando de Radagaiso, quienes llegaron hasta Florentia (Florencia) antes de que Estilicón derrotara a su ejército, utilizando a Saro el ostrogodo para ayudarlo. Radagaiso había hecho su incursión en Italia el año anterior a nuestra llegada a Germania. Pero los soldados y tropas permanecieron en Italia en su mayor parte, dejando al Limes Rhenus abierto a las incursiones tribales. Para los francos y frisones, hacerse cargo de unos pocos castellum sin personal habría sido un desperdicio de su mano de obra y habría enfurecido a Roma. Además, la mayoría de estos solados y tropas imperiales fueron reclutados de tribus amigables (y algunas que no lo eran tanto).

    Por lo tanto, no encontramos resistencia en nuestro rápido viaje desde Noviomagus (Nimega) hasta Colonia Agrippina (Colonia) pasando por Tricensimae (Xanten) y Novaesium (Neuss). En los banquetes nos recibían con besos y cerveza. Liberamos estas ciudades y fuertes haciendo uso de la fuerza, llevando suministros y pagando a los soldados de la guarnición, no librando batallas. Los francos y los frisones luchaban contra los vándalos y los alanos, por lo que nos recibieron como aliados en su guerra. El clima de principios de otoño en Háligmónaþ era mayormente seco y fresco, por lo que nuestros viajes fueron fáciles, excepto por las resacas. Desde Colonia Agrippina (Colonia) nos dirigimos casi hacia el sur hasta nuestro objetivo principal, lo que solía llamarse Augusta Treverorum (Tréveris), que había sido abreviado como Treviri. Esta ciudad era muy importante porque tenía una casa de moneda imperial y nuestro ejército necesitaba dinero para pagar y sobornar a los vicarii (magistrados locales) y a los líderes militares. Las infanterías de campaña habían desembarcado en Gesoriacum (Boulogne) y se dirigían hacia el sureste para encontrarse con nosotros a través de Durocortorum (Reims). Era más probable que se encontraran con vándalos hostiles que habían saqueado tierras adentro después de cruzar el Rhenus (Rin) el invierno anterior.

    Cuando suficientes soldados y tropas llegaron a Treviri, Constantino llegó con una gran pompa, declarando un triunfo. Se proclamó a sí mismo Augusto del Imperio Occidental con bendiciones tanto de sacerdotes y obispos cristianos como de sacerdotes paganos. Los obispos normalmente se habrían opuesto a la idea, pero después de que los vándalos asesinaran al obispo Nicasio en su catedral en Durocortorum (Reims), junto con su hermana, un diácono y un lector, los obispos restantes vieron que era prudente aplacar a los paganos en el militar. Sin duda, los sacerdotes y obispos criticaban a los alemanes paganos y nuestros falsos ídolos mientras rezaban ante los ídolos de los santos (sus difuntos) y su Dios crucificado, Cristo. Nunca lograron entender su hipocresía, pero, de todos modos, ¿quién querría ir a su aburrido cielo? Preferíamos mucho más el Valhalla con todos sus deportes en la vida después de la muerte.

    Los cristianos decían que creíamos en la magia, pero sus sacerdotes hacía milagros. Afirmaban que el poder provenía de su Dios, no del sacerdote. Nosotros ni siquiera teníamos sacerdotes, pero sí algunas personas que estaban muy en sintonía con los dioses y así canalizaban su poder. Sin un cristiano popular moría, era convertido en un santo que realizaba milagros, pero si nosotros dedicábamos sacrificios y oraciones a nuestros muertos honrados, estábamos adorando a nuestros ancestros. Los cristianos dominaban las ciudades y algunos pueblos, pero no en el campo. Constantemente decían que su Dios acabaría con el mundo mañana. Llevaban diciéndolo cientos de años y, sin embargo, todavía seguimos aquí.

    Mientras cabalgábamos desde castellum (puesto de avanzada) hasta oppidum (ciudad fortificada) y castra (campamento militar), éramos bienvenidos, como mencioné. Los líderes nos agasajaban, e incluso los soldados más feos encontraban mujeres para besarlos y más. Cabalgábamos en lo alto de nuestras sillas en ese hermoso Háligmónaþ (principios de otoño), que significa mes de la cosecha. El trigo y la cebada eran dorados en los campos donde los esclavos y campesinos trabajaban cortando los tallos y separando el grano de la paja. Las manzanas estaban tan maduras y deliciosas que las recogíamos de las ramas para comerlas con el jugo goteando por nuestras barbas. Las hojas empezaban a tornarse marrones, rojas y amarillas, pero aún estaban en las ramas. El Rhenus (Rin) y sus afluentes ondulaban dorados bajo el sol.

    La gente nos saludaba desde los campos y granjas, ofreciéndonos pan fresco y mantequilla. Cuando llegábamos a las ciudades, distribuíamos dinero y harina para los próximos meses de invierno. Los habitantes de los pueblos y los soldados estaban muy agradecidos, pero los vicarii a menudo nos exigían más para llenar sus arcas y almacenes, y así revender a la gente del pueblo. Más a menudo que no, se marchaban insatisfechos.

    Cuando Constantino llegó a Treviri, muchos vicarios (vicarii) y propietarios de latifundios locales se quejaron de que habíamos sido demasiado tacaños con ellos, pero él les dijo que estábamos en una misión militar no solo para el bajo Rin sino para todo el Imperio Occidental, por lo que no podíamos permitirnos el lujo de derrochar en ellos. Todavía teníamos que lidiar con los vándalos, alanos, suevos y borgoñones, así que necesitábamos que nuestros tesoros estuvieran llenos para más soldados y tropas, además de magistrados en el alto Rhenus y el interior de la Galia.

    Habíamos llegado a Treviri bajo el sol y las cosechas, pero permanecimos allí mientras que otras alae (alas) viajaban hacia el sur a lo largo del Rhenus hacia Bonna (Bonn), Confluentes (Koblenz) y Bingium (Bingen) en su camino hacia Moguntiacum (Mainz) para consolidar nuestro control sobre la región del alto Rhenus. Después de que los alae aseguraron esos oppida (ciudades amuralladas) y castra (campamentos militares), muchos se quedaron en Moguntiacum mientras que otros cabalgaron hacia Treviri, donde se concentraba la mayoría del ejército de Constantino y donde su consejo deliberaba qué hacer a continuación. Al sur de nosotros, las tierras estaban invadidas por vándalos y alanos, con los suelvos también habiendo cruzado el poderoso Rhenus. Háligmónaþ estaba dando paso a Winterfylleþ (la luna llena del cazador), por lo que las hojas caían de los árboles y se acumulaban en montones.

    El trigo y la cebada habían sido recolectados y molidos. Cebada, manzanas, uvas y miel estaban fermentándose para beberse durante el otoño e invierno, y nosotros bebíamos nuestra parte de estas nuevas cosechas. Seguíamos entrenando y patrullando diariamente, pero la sensación de urgencia se estaba disipando. Nos llegaban noticias desde Italia de que Estilicón y Alarico estaban peleando entre sí, así que teníamos poco que temer desde el sur de los Alpes. Parece que Estilicón prefería comprar a los visigodos, pero el Senado y el consejo, bajo Olimpias, el rival de Estilicón, lo estaban instando a atacar. Sin embargo, sabíamos que teníamos que enfrentarnos a los temibles vándalos.

    Allí estábamos en Treviri (Tréveris), refrescándonos las heridas y dejando descansar a nuestras monturas mientras los lugareños agasajaban a Constantino, rogando por favores y dinero. Los propietarios de los latifundios presionaban para que se restauraran sus plantaciones, pero Constantino los esquivaba, sin comprometerse en ningún sentido. Quería la buena voluntad de estos hombres ricos y poderosos, pero también pensaba que intercambiar tierras por paz con algunas tribus germánicas era una buena manera de traer paz a la frontera. Estábamos entrenando y patrullando durante el día, pero por la noche estábamos disfrutando de nuestro tiempo en tabernas, bebiendo con otros soldados y tropas además de locales y germánicos (francos y frisones, en su mayoría) que habían estado acompañando nuestro progreso como foederati. (Aliados)

    Una noche, después de una juerga en una taberna, Keaffer me despertó temprano para hablar. Le tiré un poco de paja y le dije que se largara, sin embargo, insistió. La noche anterior había bebido mi ración de cerveza e hidromiel con amigos, así que tenía la boca seca y la cabeza me martilleaba. ¿Qué quieres? ¿tenemos algún deber? gruñí enojado.

    "No, Wroth (nuestro decurion o comandante de escuadrón) está ocupado follándose a su esposa, Methda. Hablando de eso, ¿con quién estuviste follando anoche?" preguntó.

    Una mujerzuela franca. No puedo recordar su nombre. Lo que sí recuerdo es que tenía cabello rojo y unos grandes senos. Intento recordar siempre las partes importantes. Todavía estaba medio dormido.

    Es la hija de un jefe, y se llama Brunda. Cuando el jefe, Brundman, se enteré, quizás tengas esa esposa alemana pelirroja que querías. Eso sí, te costará una buena parte de tu salario mantenerla alimentada dijo, sonriendo con malicia.

    Así de grande, ¿eh?

    Alta y ancha. Probablemente no tendrá problemas para dar a luz.

    ¿Y su cara?

    Pálida y pecosa, como te gusta.

    Thufir, uno de nuestros amigos en nuestra turma (escuadrón), dijo: Deberías haber contratado a una prostituta, idiota.

    Entonces Thorm, nuestro duplicarius (sargento), entró diciendo: "Bebiste demasiado anoche y justo después de que te ascendieran a sesquiplicarius (caballero). Podrías ser degradado a eques (soldado raso) si sigues cogiéndote mujerzuelas pelirrojas."

    Todos ustedes están simplemente celosos de que pueda conquistar a una buena mujer, respondí.

    Thurm respondió: "Será mejor que te mantengas alejado de ella. Escuché que Brundman te está buscando, después de enterarse que montaste a su yegua franca. Te sugiero que te ofrezcas como voluntario para patrullar esta mañana. De hecho, acepto con gusto tu disposición y la del resto de ustedes, muchachos. Vayan a los establos después de equiparse. Me uniré a ustedes, junto con Thufir, Turco (el decurion de nuestra turma picta), Siegis, Siegman y Stilgar. Thact (praefectus o comandante del ala) y Wroth nos seguirán luego con el resto de nuestra turma. Patrullaremos el camino hacía el este desde aquí hasta Bingum (Bingen) y Moguntiacum (Mainz). Hay rumores de vándalos y alanos en el sur. Adelante, Yul; recogeremos tu equipo y te encontraremos en los establos. Nos están destinando a Moguntiacum para mantener la paz y mantenernos a nosotros fuera de problemas."

    Gracias, hermanos. Les debo una, dije a mis compañeros.

    Por supuesto que nos debes una, imbécil dijo Keaffer.

    ¿Olvidaste la situación con la hija del granjero galo de la que tuvimos que sacarte?

    Eso fue un granjero molesto, no un jefe con un grupo de guerreros, respondió Keaffer.

    "Recordemos también a Siegman y Siegis, y a aquellas esposas de unos vicarii en Colonia Agrippina (Colonia)"

    Siegis, el mayor de los dos hermanos, respondió: ¿Qué va a hacer un vicario? ¿apuñalarnos con su lápiz?

    Siegman añadió: Somos simplemente demasiado encantadores para ser rechazados por esposas descuidadas. Luego, se tiró un pedo.

    Bien, me prepararé y me iré. Keaffer, ven conmigo por si acaso.

    Qué sorpresa, respondió él.

    Salimos tambaleándonos en la oscuridad del amanecer previo a la hora del lobo con Eärendil (Venus o estrella matutina) brillando. Sumergí la cabeza en un barril con agua de lluvia, bebiendo tanto como pude antes de vomitar en el callejón. Al oler mi vómito, fue el turno de Keaffer para vaciar su estómago: Maldito seas, Yul. Luego ambos meamos en el callejón para aumentar la mezcla repugnante. Después me bajé los pantalones para vaciar mis intestinos: Ugh, odio las cagadas después de la cerveza.

    Estoy esperando hasta llegar al establo de Turco. Me ha estado asignando tareas adicionales después de ascenderme a caballero. Por dios, hueles mal.

    Lo siento, renuncié a mi dieta de pétalos de rosa. ¿Ves algún gato? Necesito limpiarme el tresero.

    Eres repugnante, incluso para un alemán.

    Entonces escuchamos a un hombre gritando en alemán: ¿Dónde está este crío, Yul? Se casará con mi hija o lo castraré.

    Keaffer, sin entender alemán, dijo: Eso no suena bien.

    No, no lo es. Vamos rápido a los establos.

    Escuchamos a Thorm responder: Está en el pretorio, cerca de la villa del emperador.

    Todo lo que entendí fue ‘Yul’. ¿Qué dijo Thorm? preguntó Keaffer.

    Envió a Brundman a la villa de mi padre, para ganar tiempo.

    Mi pobre padre estaba a punto de ser despertado bruscamente por un enfurecido jefe franco. Tenemos el mismo nombre, por lo que el error era algo aceptable, pero dudo que a mi padre le gustara. Mi madre se horrorizaría, pero mi padre calmaría al jefe con un soborno, probablemente tierras.

    Mientras Thorm hablaba con Brundman, Keaffer y yo nos apresuramos, tratando de contener la risa mientras nos dirigíamos hacia los establos situados fuera de la puerta este. Keaffer, fiel a su palabra, fue al establo de Turco y defecó allí. El hedor a salchicha de ajo y cerveza no era agradable. Los pictos son gente insensata pero excelentes exploradores y caballería ligera. Ensillamos rápidamente nuestros caballos y partimos, pero antes, alimenté a Marta con una manza. Nos dirigimos al noroeste hacia Bingium (Bingen) mientras el sol iluminaba el horizonte oriental. Los limitanei (infantería de guarnición) locales habían descuidado las patrullas porque Estilicón había llevado muchos soldados a Italia para luchar contra las invasiones góticas.

    Por consiguiente, los soldados y tropas procedentes de Britania estaban reforzando las guarniciones y reemplazando a los ejércitos móviles que habían partido para asegurar la frontera y traer la paz a la Galia.

    En nuestro camino hacia Treviri (Tréveris), atravesamos varias ciudades, fortalezas y campamentos en Germania Inferior, tales como Tricesima (Xanten), Novaesium (Neuss), Colonia (Colonia), Bonna (Bonn), Rigodunnum (Remagen), Confluentes (Koblenz) y Bingium (Bingen), hacía donde nos dirigíamos esta madrugada. Estas urbes (ciudades), oppida (poblados fortificados), castella (torres) y castra (campamentos militares) estaban ahora firmemente bajo el control de Constantino y sus aliados francos. Todas habían pasado su apogeo, pero las murallas estaban sólidas y la mayoría se encontraba en buen estado, aunque no tan pobladas y prósperas como durante la cúspide del imperio bajo los Emperadores Nerva-Antonino, conocidos más comúnmente como los Cinco Buenos Emperadores (Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio), aunque lo mismo podría decirse de casi todo el Imperio Occidental.

    Sin embargo, al sur de Moguntiacum, la frontera había sido invadida por vándalos, borgoñones, alanos y suevos. Los vándalos y alanos eran abiertamente hostiles, saqueando incluso Moguntiacum (Maguncia), Borbetomagus (Worms) y Argentoratum (Estrasburgo), pero los borgoñones y los suevos eran colonos pacíficos y foederati (aliados) tradicionales obligados a desplazarse por otras tribus que invadían sus tierras debido a los ataques de los hunos hacia el este. Los fuertes a lo largo del Rin aún resistían o se recuperaban de los saqueos, como Borbetomagus (Worms), Nemetae (Espira), Concordia (Lauterbourg), Tabernae (Saverne) y Argentoratum (Estrasburgo) en Germania Superior, pero las tribus hostiles avanzaban a través de las tierras intermedias para saquear profundamente en Bélgica, como Durocortorum o Remi (Reims), donde asesinaron (o como dirían los cristianos, martirizaron) al obispo Nicasio y muchos de sus asistentes.

    En su paso, los vándalos incluso saquearon dos castra y un castellum, pero, como mencioné, fueron reocupados. Los vándalos y alanos seguían devastando el campo, mientras que los suevos y borgoñones estaban colonizando tierras de cultivo abandonadas en Germania Superior.

    Nuestra tarea al patrullar era mantener las carreteras libres de bandidos, pero también explorar para encontrar tribus hostiles al sur y al oeste. Nuestros comitatenses (infantería móvil) y palatini (infantería móvil de élite que servía directamente al emperador) habían desembarcado en Bononia (Boulogne) y avanzaban a través de Remi (Reims), Mediomatrici (Metz), Treviri (Tréveris) y eventualmente Moguntiacum (Maguncia) y Argentoratum (Estrasburgo). El objetivo de los cataphractarii (caballería pesada) del norte y los comitatenses (infantería móvil) del oeste era hacer retroceder a las tribus hostiles o capturarlas con un movimiento de presión. Pero debíamos encontrar a las tribus enemigas cuando los rumores las ubicaban en toda la Galia, hasta el oeste de Aquitania. Los saqueadores habían mantenido su actividad al sur de la carretera entre Remi (Reims) y Moguntiacum (Maguncia) desde los saqueos en el invierno, pero según nuestros mejores conocimientos, los suevos y borgoñones estaban estableciéndose y cultivando en Germania Superior.

    Mientras cabalgábamos hacia el este, el resto de nuestra turma (escuadrón) y decuriones, Wroth y Turco y el duplicarius Thorm (quien pronto sería ascendido a decurión), nos alcanzaron. Éramos en total noventa soldados de a caballo, y la geografía a lo largo del camino era un macizo atravesado por el Flumen Mosella (río Mosela) en Treviri (Tréveris) y densamente arbolado por la Ardennensis Silva (bosque de las Ardenas). Mientras cabalgábamos, la ligera escarcha matutina era calentada por el sol otoñal. Al avanzar hacia el este, en dirección al sol naciente, vimos una gran columna de humo hacia el sur, la señal reveladora de que los saqueadores estaban atacando una aldea.

    Emboscadas

    Turco y Thorm le preguntaron a Wroth si podíamos ir a investigar, a lo cual él accedió. Llevaríamos nuestras dos turmas de sesenta soldados para ver de dónde venía ese humo y evaluar la situación. Cabalgaríamos con nuestro escuadrón hacia la zona dividiéndonos en tres grupos. Enviamos un mensajero de vuelta a Thact, nuestro comandante, con el resto del ala que se dirigía a Moguntiacum (Maguncia) para comenzar el avance hacia el sur hasta Argentoratum (Estrasburgo). Nuestros tres grupos se acercarían a la columna de humo desde el norte, oeste y este para evitar ser emboscados en caso de que fuera una artimaña para atraernos. Los bosques, colinas y valles ofrecían demasiadas oportunidades para ser sorprendidos si movíamos como una sola columna.

    Conferimos durante unos minutos y decidimos enviar rápidamente a los grupos del oeste y del este para encontrarse con el centro que venía del norte. El grupo central se desplegaría para formar una línea de escaramuza en forma de media luna o con cuernos, con la izquierda y la derecha más a sur en sus flancos. Estos soldados se tomaron su tiempo para formarse, actuando confundidos en caso de que algún explorador nos estuviera observando desde el bosque para hacernos parecer aficionados, no profesionales bien entrenados. Incluso empezaron a gritar y discutir para vender la mascarada.

    Cabalgamos hacía el este en dos columnas, recorriendo dos millas antes de adentrarnos en el bosque. El grupo que se dirigía hacia el oeste hizo lo mismo para que pareciera

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