A PESAR DE LA RESONANCIA QUE TUVO ESTA GRAN VICTORIA CRISTIANA, LA SUERTE DEL NUEVO REINO CRUZADO DE JERUSALÉN ERA INCIERTA AL ENCONTRARSE PRÁCTICAMENTE RODEADO DE TERRITORIOS QUE SEGUÍAN EN PODER DE LOS TURCOS Y FATIMÍES EGIPCIOS. Pasado el entusiasmo inicial y movidos por el deseo de disfrutar de un merecido descanso después de todas las calamidades sufridas durante los largos meses en los que tuvieron que luchar contra el calor, la sed y la enfermedad, muchos caballeros cristianos regresaron a Occidente, quedando en Jerusalén apenas unos doscientos caballeros y no más de mil infantes.
Ante esta situación tan compleja, decidió pasar a la ofensiva, por lo que atacó las ciudades fatimíes de Arsuf, Ascalón, Cesarea y Acre que, debido a su debilidad e incapacidad para ofrecer una resistencia mínima, optaron por someterse y reconocer al prestigioso guerrero cristiano como su señor. Godofredo no pudo disfrutar durante mucho tiempo de su merecida fama, ya que murió el 18 de julio de 1100 por causas no
