Los astólogos musulmanes habían vaticinado que el 29 de abril de 1453 sería un día nefasto para los cristianos. El sultán Mehmed II ordenó lanzar en esa fecha el ataque contra Constantinopla, la capital del Imperio bizantino, que, finalmente, cayó en su poder. La triple muralla, que le había permitido resistir varios asedios a lo largo de su historia, no fue suficiente en esa ocasión. La amenaza turca sobre la cristiandad romana cobró fuerza en 1480, cuando una de sus escuadras se apoderó de Otranto, en el sur de Italia, y ejecutó a buena parte de su población por negarse a abrazar el islam. Aunque los cristianos recuperaron la ciudad un año después, lo ocurrido fue una advertencia de lo que podía suceder. Eso explica que cuando, en 1492, los Reyes Católicos se apoderaron de Granada, poniendo fin a la exis- tencia de un Estado islámico en la península ibérica, toda la cristiandad festejara el triunfo. Así, en Roma se echaron al vuelo las campanas de todas sus iglesias, se celebró una procesión y se representó la obra Historia Baetica, un panegírico al rey don Fernando. En el carnaval de Florencia, por su parte, se recitaron poemas alusivos a la victoria, y en Nápoles se representó La presa.
MAR DE SECUESTROS
Apr 17, 2024
7 minutos
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