Alo largo de 9578 versos divididos en 214 secciones, la Canción de la Cruzada repasa la campaña católica contra los albigenses hasta la batalla de Muret, sucedida el 12 de septiembre de 1213. Se trata de un documento escrito en lengua occitana y cuyas primeras partes se atribuyen a Guillermo de Tolosa. Hoy reposa en las vitrinas de la Biblioteca Nacional de París y sirve como crónica de un periodo histórico en el que las luchas sociales y políticas se embadurnaron de religión.
A principios del siglo xiii, la presencia de la herejía cátara en el sur de Francia se había convertido en un auténtico elemento desestabilizador de toda la región. Su creencia amenazaba gravemente la unidad religiosa de la cristiandad. Ganó incluso seguidores tan relevantes como Raimundo VI, conde de Tolosa, y a su vez, cuñado de Pedro II «El Católico», rey de Aragón y figura que tuvo un papel predominante en la batalla de Muret, el punto álgido de la cruzada contra los cátaros.
El rey aragonés, que se había declarado protector del territorio, puso en marcha una compleja red de alianzas en el sur francés con el objetivo de reunir los efectivos necesarios para hacer frente a los cruzados. La resistencia hispano-occitana contó con la presencia de milicias procedentes de las ciudades de Tolosa y Montauban. También mostraron su apoyo algunos «faidits», caballeros o señores que, desposeídos de sus tierras y títulos, se involucraron con la resistencia occitana. A medida que se recrudecía