El camino a tu corazón: contos espanhol, #1

Por Ricardo Almeida

En un entorno laboral aparentemente común, la vida de Andrey, un hombre visible y bastante independiente, toma un giro inesperado cuando una misteriosa presencia femenina entra en escena. Mientras enfrenta las sutilezas y complicaciones de la oficina, Andrey se encuentra en el centro de una intriga amorosa, captando la atención de Vera, quien secretamente alberga sentimientos por él.

Entre risas, bromas y miradas furtivas, el protagonista se ve intrigado por la aparición de Mariana, una mujer deslumbrante cuya presencia parece trascender las fronteras de lo cotidiano. Su encanto se describe con detalles encantadores: cabellos claros y ondulados, un vestido rosa que destaca una figura impecable y una aura de perfección que deja a todos a su alrededor hipnotizados.

La narrativa se desarrolla como un juego de seducción, mientras Andrey, decidido a conquistar el corazón de la enigmática Mariana, enfrenta obstáculos inesperados, incluida la intervención de colegas curiosos y la rivalidad en el entorno laboral. La tensión crece a medida que el lector es llevado a un universo donde la línea entre la vida profesional y personal se vuelve tenue, y el destino de un amor incierto planea sobre la oficina.

Con una mezcla de humor, suspenso y un toque de romanticismo, el texto lleva al lector a reflexionar sobre las elecciones de vida, la búsqueda del amor verdadero y las complejidades de las relaciones en un entorno corporativo. "Entre Enigmas y Amores en el Ambiente de Trabajo" es una historia envolvente que cautiva desde el primer encuentro hasta el desenlace impredecible de este intrigante romance de oficina.

 

• Idioma: Español
• Editorial: Ricardo Almeida
• Fecha de lanzamiento: 23 nov 2023
• ISBN: 9798223979906

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Tabla de Contenido

El camino a tu corazón (contos espanhol, #1)

La jornada habitual de trabajo, en el mismo lugar y en equipo, no auguraba nada inusual.

Andrey tomó su lugar, encendió la computadora y comenzó a trabajar.

Como siempre, llamando la atención de Vera, que fue quien le lanzó un robo.

Toda la oficina sabía que Vera estaba enamorada de él, y Andrey incluso se irritó por esto.

Sus colegas a menudo se burlaban de él y él no estaba contento.

Andrey, por supuesto, bromeó, pero en el fondo fue sorprendente.

Es un hombre libre, visible, bastante autosuficiente.

No hace mucho comprar un apartamento, lo alquilo en las afueras de la ciudad, pero para dos.

Y Vera no es de su agrado en absoluto.

Pasarás por una calle así y no te darás cuenta.

No le gustaba nada el regordete, e incluso el equipaje en forma de una hija de cuatro años.

Debes elegir tu mismo y no mirar lo que haya en la parte superior.

Eso es lo que pensó.

Aquí está Yura, economista de la oficina vecina.

El par perfecto para Vera.

Un calvo con ombligo y gafas.

Bueno, ni siquiera el depres de atención a Vera.

Al parecer, el tampoco elige por sí mismo.

Habría menos gente solitaria si todos eligieran la mitad del mismo nivel.

Vas al morzar. Andrey escuchó una voz desde su regazo, trabajando en la mesa junto

a él, y midó el reloj.

Ya es la hora del almuerzo.

Se estiró y se levantó de su silla.

Vamos.

Salieron de la oficina y corrieron hacia el ascensor.

Como, de repente, Andrey incluso parpadeó un par de veces, pensando que aquella visión

le agradaba, pero no, todo era para él.

Una chica caminaba hacia ellos. que nunca antes había visto.

Si lo hubiera visto, nunca lo habría olvidado.

Parecía sacado de la portada de una revista de moda.

Un cabello claro y ondulado queía sobre sus hombros esnudos y elegantes.

Y la figura que cubría el vestido rosa, cintura fina, cadera sanchas, pecho.

Andrey pensó que estaba entre la segunda y la tercera talla.

Maquillaje perfecto, manicura, este vestido, descalza sobre una fina orquilla.

Todo era perfecto en ella.

Andrey esperaba con ansias a la niña, para no quitarle los ojos encima.

En realidad, no estaba solo.

Otros hombres aquí presentes, también, como los capturados, miraban a esta diosa.

Pero la diosa, sin reparar en nadie, continuó su camino.

Nos ojuntó Andrey y Nicolai sin siquiera mirarlos y se dieron la vuelta.

Esta es una muñeca.

Dijo Nicolai, casi va habiendo.

¿Y qué trasero?

Andrey también prestó atención a su trasero redondo, que cubría el vestido.

Perfecto.

Solo una bomba.

¿De dónde sacó tal cosa?

Continuó de pie en un lugar como si estuviera egnotizado.

Al parecer, aquí funciona.

Probablemente me acabo de acostumbrar, respondió Nicolai.

Vete a dormir o se acabará el almuerzo.

No llevaba anillo en el dedo, por lo que no estaba casado, dijo Andrey sin cambiar de postura.

Aunque la niña ya se dirigió al otro corredor y se escondió del campo de visión.

¿Conseguiste verlo?

Nicolai se sorprendió.

Lo greve verlo todo.

Calian, no puedo dormir ahora.

Será mejor que duermas.

Una reina si no es para nosotros.

Andrey miró confundido su colega.

¿Por qué es eso?

No tendré pasas de que me conozca.

Incluso se me ha ido el apetito.

Te quedarás aquí.

Nicolai sonrió.

De acuerdo, vamos.

Andrey se dio la vuelta y siguió a Clif.

Estaba parado frente a los ojos de una persona desconocida y todavía estaba como bajo

hypnosis.

El almuerzo fue extremadamente difícil seguir trabajando, porque todos los pensamientos

estaban lejos del trabajo.

Y el resto del día pensó solo en ella, y realmente no pudo dormir por mucho tiempo.

Al día siguiente se apresuró a ir a trabajar como si estuviera de vacaciones.

Con la firma intención de descubrir quién y de dónde es esta belleza sobrenatural.

En realidad, no tuvimos que averiguarlo.

¿Has visto que tipo de estrella trabaja ahora con nosotros en el barrio, preguntó

yura, el colega de Nicolai y Andrey?

Respondió Nicolai.

Todos los hombres del centro de negocios entraron.

Trabaja en la oficina 302.

Su nombre es Mariana.

¿Cuál es su nombre?

Respondió Andrey.

¿Cómo lo conocería?

Él me saludó.

Aquí hay una gran competencia.

Álame el que no quieres conocer.

Dijo yura.

Pero cuando a la hora del almuerzo, detrás de una de las mesas, Andrey la vio con dos

chicas que hablaban entre dientes delante de Mariana, no pudo ir a verla.

Nunca me perdonaría si no te conociera, dijo, mirándola solo a ella.

Mariana.

La chica respondió con indiferencia, incluso saludó con la mano, haciendo una expresión

ligeramente irritada en