Amor en Tiempos de Guerra: contos espanhol, #1

Por Ricardo Almeida

En "Amor en Tiempos de Guerra", somos transportados a un escenario íntimo y conmovedor donde la vida de los personajes se desenvuelve entre los desafíos de la guerra y la fuerza del amor. En este relato, conocemos a Lilia, una mujer fuerte y decidida, cuya vida da un giro trágico con la pérdida de su amado esposo, Serga, en un trágico accidente militar.

La narrativa detallada nos sumerge en la vida cotidiana de Lilia, desde los momentos felices de su romance con Serga hasta los desafíos que enfrenta como esposa de un militar. La historia se teje con imágenes vívidas de su llegada a la ciudad militar, sus esfuerzos por construir un hogar y la trágica pérdida que cambia su vida para siempre.

A través de la prosa, se exploran las emociones crudas y los desafíos de Lilia al criar a su hijo sin la presencia de su esposo. La devoción de Lilia a la memoria de Serga es palpable, y su resistencia ante la adversidad revela una fuerza interior notable. La trama se desenvuelve con giros inesperados, desde la lucha inicial por establecerse en un nuevo hogar hasta los desafíos empresariales que enfrenta más adelante.

"Amor en Tiempos de Guerra" no solo ofrece una perspectiva íntima sobre la vida de los protagonistas, sino que también aborda temas universales como la pérdida, la dedicación y la resiliencia. La narrativa, rica en detalles, pinta un retrato completo de la vida de Lilia, llevándonos a través de sus alegrías, tristezas y, en última instancia, su búsqueda de significado y felicidad después de la tragedia.

• Idioma: Español
• Editorial: Ricardo Almeida
• Fecha de lanzamiento: 24 nov 2023
• ISBN: 9798223844631

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Tabla de Contenido

Amor en Tiempos de Guerra (contos espanhol, #1)

Yo y aquí la esposa de Guido y en estaban sentados a la mesa.

Ambos los trozos estaban demacrados y expresaban tristeza.

La mujer era buena, saludó a Vica que lloraba, aunque de carácter difícil.

Alexander, de fuerte personalidad, asintió en respuesta.

Y el verdadero trabajador.

Sus labios temblaban tradicionalmente.

No se sentió en dos años.

Que poco para los estándares actuales.

Parecería vivir para vivir.

Vicky negó con la cabeza, sirvió God Camargo en dos vasos de cristal y puso generosamente

al hombre en un plato de ensalada.

Estaba muy preocupada de que su marido no comiera nada, aunque entendía que ahora no

conseguiría un trozo de garganta.

El hombre miró la fotografía con que era triste.

Una fotografía suya en blanco y negro lo midaba con un rostro femenino estricto pero

agradable.

Era de El Dividor, su madre, a quien hoy se encontraba en su último viaje.

Los ojos Alejandro se llenaron del agrimas.

Para él, su madre siempre fue la persona en quien debía confiar.

Ella era el estándar de belleza, ternura y cuidado femenino.

Lilia Andreena nació en una sencilla familia trabajadora en los urales.

Después de la escuela, se fue a la ciudad paramaticularse en una escuela pedagógica.

Una vez, en vísperas del año nuevo, su amiga convenció a Lilia para que fuera a bailar

con ella a la casa de cultura local.

Allí, la chica sonriente de ojos azules y vigóteno todo inmediato al simpático joven

cadete ser gagabrilo.

No me invitarte a bailar.

Se volvió hacia Lilia.

Serga presionó firmemente a su compañero y no lo soltó en toda la noche.

Y Lilia y no le importó en absoluto.

Alto, majestoso, hablaba un poco, pero se comportaba importante y ambicioso, lo que

impresionó a la inexperta muchacha.

Y después de tres días, Serga fue al dormitorio y trajo consigo una rosa blanca.

Y donde sólo encontró en pleno invierno.

Con este regalo, finalmente conquistó el corazón de Lilia, y al mismo tiempo de todos sus

amigos.

Pronto conoció todos los equipos y todas las escuelas militares sobre este amor.

Era and tan comovedoramente tierno celuno con el otro que Serga y pasaba sin piedad al

vigilante más estricto o somada en el dormitorio.

En ese año de encuentro sománticos, los amantes decidieron legalizar su relación.

En ese momento, Serga ya se había agradado de la escuela militar y fue enviado a servir

como oficial en una ciudad militar, donde le dieron un apartamento de una habitación.

Lilia acudió a su marido un poco más tarde, después de haber aprobado todos los exámenes.

La niña subió a la ambulancia, toda llena de alegría.

Ella, lamentablemente, abandonó su hogar en un lado lejano y desconocido.

En ese momento no había comunicación satelital, por lo que a su llegada Lilia, informó

a su esposo por la única vía disponible, enviando un telegrama.

Al llegar a la estación de tren, la joven esposa tomó el tren de cercanías.

Tuvo que conducir 10 estaciones hasta su