LOS DIARIOS DEL ASESINATO DE SADIE HARTLEY
Agosto de 2015
¡Guau! Puede que sea decisiva a la hora de quitar de en medio a ese bicho de mujer. Puede que ocurra. ¡Guau!
Helmshore tiene un único campanario. Se levanta, silencioso, sobre un puñado de casitas de ladrillo rojo apiñadas contra la ladera de las colinas de Lancashire. El pueblecito se alza entre Edenfield y Pendle, un distrito famoso por los juicios por brujería que allí se celebraban en otros días.
En una de las calles de Helmshore se encuentra una casa algo más grande de lo normal. Es espaciosa, pero nada ostentosa. Sus paredes son blancas, la iluminación suave y su escalera cuenta con una vieja barandilla muy bien cuidada. Hay un par de fotos colgadas en la pared; las suficientes como para que la casa parezca un hogar. No obstante, sugieren que a su ocupante, Sadie Hartley, no le sobra el tiempo. Sadie es una pequeña empresaria, tan encantadora que si alguien hubiese pasado por aquella casa y la encontrara dentro, le habría ofrecido un refrigerio aun sin conocerlo.
Siguiendo las normas de la hospitalidad más elementales, el 14 de enero de 2016, un jueves cualquiera, Sadie le abrió la puerta a una mujer joven. En cuanto lo hizo, la muchacha que había llamado la empujó dentro de la casa. A continuación la electrocutó con una pistola aturdidora y la apuñaló más de 40 ocasiones. Después, simplemente se dio a la fuga.
La asesina se llamaba Sarah Williams. Había tenido una breve relación sentimental con el novio de Sadie, Ian Johnston, dos años antes. Él se había alejado de Williams cuando empezó a ver en ella un comportamiento entre empalagoso y posesivo. Sadie era por completo el polo opuesto a Sarah.
Aquella noche,
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