Fragmentos de felicidad: contos espanhol, #1

Por Ricardo Almeida

En "Fragmentos de felicidad" nos adentramos en el impactante viaje de Lena, una mujer de 38 años expulsada de la vida que conocía. El paisaje es desolador, con paisajes devastados de lo que alguna vez fue un lujoso departamento en el corazón de la ciudad. Lena, ahora abandonada y relegada a una cama fría y húmeda, revisita sin cesar los fragmentos de su vida destruidos tras una dolorosa ruptura.

La trama se desarrolla desde el momento en que Lena, quien alguna vez fue la perfecta ama de casa, se enfrenta a la cruel realidad de un divorcio que la dejó al margen. Sus hijos, que alguna vez fueron la base de su existencia, ahora viven con un exmarido que solo posee un apartamento y un coche, mientras Lena queda a la deriva en la incertidumbre de su futuro.

La narración alcanza su clímax cuando la soledad de Lena es interrumpida por el insistente timbre de la puerta. Un visitante inesperado, un vecino de aspecto amigable, trae una chispa de esperanza al protagonista. La historia se desarrolla con detalles íntimos de la vida de Lena, sus luchas, sus miedos y su búsqueda desesperada de un nuevo propósito.

Entre lágrimas y confesiones, Lena comparte su recorrido con su vecina Katia, quien aparece como una fuente de apoyo y consejo. La búsqueda laboral de Lena, la reinvención de su identidad y la reconexión con su propia esencia se convierten en los hilos conductores de esta cautivadora y conmovedora historia.

"Fragmentos de felicidad" no es sólo una historia sobre la superación de la adversidad, sino una exploración profunda de la resiliencia humana frente al abandono y la reinvención necesaria para forjar un nuevo camino. Es una inmersión en las emociones crudas de Lena, una mujer que, incluso en las sombras, busca el renacimiento de su propia luz.

• Idioma: Español
• Editorial: Ricardo Almeida
• Fecha de lanzamiento: 21 nov 2023
• ISBN: 9798223593225

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Tabla de Contenido

Fragmentos de felicidad (contos espanhol, #1)

Lene estaba destrozada. Tiene 38 años y está expulsada de la vida.

Solo al vasurero de la vida.

Incluso el paisaje fuera de la ventana, sus piernas desnudas, se lo confirman.

Solo vale la pena acercarse a la ventana.

Bueno, paisaje es una palabra fuerte, pero ella no sabía cómo llamar a lo que ahora todos ven su mañana lúbbre.

Garajes viejos y un desierto con montones de vasura.

Recientemente vivió en un ujoso apartamento en el centro de la ciudad y las ventanas de su cocina daban al parque central de la ciudad.

Ahora, todos los días, al quedarse dormida en su cama húmeda y fría, recordaba el momento en que se produjo esa ruptura en su vida,

tras la cual su amigable familia se desmoronó.

Desde su apartamento.

Los niños se quedaron con su padre.

En el juicio se determinó que Anton solo tenía ese apartamento con sus hijos y un coche.

Todas las demás propiedades fueron asignadas a su padre y a su madre, y Anton era simplemente un simple trabajador contratado en la empresa de su padre, que recibía el salario del que vivían.

Y resulta que nunca hubo cuentas ni a oros en la cuenta de su familia.

Vale, todavía podía entender a su marido, que a los 40 años quería una nueva esposa joven, pero no podía entender a sus hijos.

Aunque tal vez sea posible.

Los niños se quedaban con sus padres por dinero.

Aceptaría un niño vivir en las condiciones que tiene hora, si pudiera elegir.

Ella misma no lo quería.

Para que sus hijos estuvieran aquí.

Ella habría salvado su síque, especialmente la de su hija, pero simplemente se dieron la vuelta e interrumpieron todos los contactos.

Lena nunca trabajó.

Conocieron a Anton en el instituto, ella estaba en primer año y el en cuarto.

Anton se graduó de la maestría y Lena casi dejó la escuela para ir al hospital de maternidad.

Y luego, de alguna manera, no fue hasta el trabajo que los niños, la guardaría, los círculos, la escuela, el lugar, el marido favorito.

En lugar de ser una vendedora, Lena se convirtió en la perfecta ama de casa.

La casa siempre es deliciosa, comida recién hecha, limpieza perfecta y amor infinito por los seres queridos.

Y son así.

Aunque Lena sospechaba que sus abuelos y su abuelo trabajaban con niños, por lo tanto, Lena se quedó sola.

Anton le compró este apartamento, le permitió alquilar su coche y le dio dinero por primera vez.

Y también se despidió de ella en tono de broma en la sala del juzgado que le entregarán a alimenta cuando encuentre trabajo.

Y así, sentada en la cocina, Lena no sabía que hacer a continuación.

Que empleador necesita sus 37 años, sin experiencia laboral y arrancada del mundo real, o ir al piso al abar,