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El experimento Kotler
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Libro electrónico122 páginas1 hora

El experimento Kotler

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"El Experimento Kotler" es un thriller psicológico que trata sobre los oscuros secretos detrás del marketing y su influencia en la mente humana. 
Un estudio revolucionario para investigar cómo la publicidad moldea nuestras decisiones, en el que un grupo de voluntarios se adentra en un mundo de manipulación y persuasión. 
A medida que el experimento avanza, revela el poder siniestro de la publicidad y su capacidad para cambiar la percepción de la realidad. Los participantes se ven atrapados en una red de conspiración y confusión, luchando por descubrir la verdad antes de que sea demasiado tarde. "El Experimento Kotler" plantea preguntas inquietantes sobre la ética de la publicidad y su impacto en nuestras vidas.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 oct 2023
ISBN9798223971429
El experimento Kotler
Autor

Cristian Romero de la Torre

Nacido en 1995, en Burjassot, Valencia.Pero es irrelevante, lo importante creo que es justificar porque escogerme a mí y no a otro de los tantos escritores de gran calidad que hay. Y no voy a tratar de convencer a nadie, pero si me preguntan cuál es el motivo por el que escribo, lo tengo claro. Me gusta provocar emociones, sea una sonrisa, un escalofrío o una lágrima. Esas reacciones que yo mismo he experimentado con la literatura y me han cautivado. En mis novelas cambio radicalmente de género y estilo, no se pueden encontrar dos iguales. Yo mismo no seria capaz de leer un solo tipo de novelas y aplico ese mismo principio sobre mis escritos. Espero que si depositas tu confianza en mis libros, recibas una experiencia diferente, entretenida, y quien sabe, incluso enriquecedora, si lo consigo, habré logrado el mejor de los objetivos.Como dijo el gran Edgar Allan Poe: 'durante la hora de lectura, el alma de lector esta sometida a la voluntad de escritor'.Cristian Romero de la Torre.

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    El experimento Kotler - Cristian Romero de la Torre

    Cristian Romero de la Torre.

    Dedicado a mis profesores y compañeros. Formamos un grupo inolvidable y no cambiaría nada de la experiencia que compartimos.

    Con gran estima, Cristian.

    Los nuevos participantes.

    Laura Polo accedió a la estancia, donde el resto de sus compañeros la esperaban.

    Era una sala sobria, quizá demasiado, mantenía la estética de todo el recinto, tonalidades grises y verdosas que se unen creando una serena simbiosis.

    El mobiliario era escueto, funcional, tan austero como todo lo demás. Una mesa central, vestida con las sillas necesarias y una enorme pantalla situada en la pared más alejada de la puerta.

    -Perdonad el retraso.

    Laura tomó asiento con presteza, bajo la atenta mirada de sus homólogos.

    En total eran seis. Presidiendo la mesa se encontraban Jessica Buelga y Patricia Cima, ambas eran similares, mujeres con carácter, morenas, con una complexión pareja, de baja estatura y silueta magra. Y ambas se encargaban de dirigir y guiar el proyecto.

    A su derecha estaban Javier de Miguel, un hombre de rostro cándido y temperamento cortés. Y Roberto Gómez, de menor edad, de aspecto jovial, con el bello facial rasurado y el cabello alborotado.

    A su izquierda se encontraban Daniel Yume, que, a diferencia de Roberto, tenía una extensa y frondosa barba canosa, que conjugaba a la perfección con su cabello enmarañado.

    -Bueno, ahora que estamos todos, será mejor que comencemos. —Jessica empleó el mando a distancia para encender el monitor. — Cómo veis, aquí aparecen los nombres de los nuevos participantes.

    Todos observaron los nombres registrados en la pantalla.

    Vicente Baviera.

    Nelson Carrión.

    Mónica Quintano.

    Tristán Vidal.

    Adelaida Man.

    Esther Guijarro.

    Salvador Benlloch.

    Princess Zapata.

    Paula Zaragoza.

    Paloma Juan.

    Asun Ferrer.

    Iván Barrionuevo.

    Nicole Vega.

    César Reyes.>

    - ¿Hay algo de ellos que debamos saber? —Preguntó con recelo Yume.

    -No demasiado. Esta mañana os enviado un informe a vuestros correos con sus evaluaciones psicológicas. —Jessica solventó la cuestión.

    -Ya, pero la última vez... —Yume trataba de expresarse con mesura.

    -La última vez... —Le interrumpió Patricia. — Lo que pasó fue algo aislado y puntual.

    -Ya... —Yume, no quiso insistir a pesar de sus zozobras.

    -A ver. —Jessica percibió la congoja en sus rostros. — Tomás se está recuperando. Todo ha ido bien. Y en cuanto le sea posible se reincorporará con nosotros.

    -Tenéis que estar centrados. —Patricia los miró uno por uno, asegurándose de tener su atención. — Vamos a comenzar la fase tres, y no debemos cometer errores. Es cierto. —Inspiró. — La fase dos no fue como esperábamos, pero hemos aprendido la lección.

    -Vamos a estar aquí dos meses, con ellos..., Toda precaución es poca. —Yume compartió su parecer sin preámbulos.

    -Nuestros compañeros de Japón y Canadá han terminado hoy, y pronto nos enviarán sus análisis. Podremos tomar ideas y ver que funciona mejor. —Jessica apoyó a Patricia en su intento por alentar al grupo.

    - ¿Vamos a crear ahora los equipos? —Javier hizo una pregunta trivial, conocía la respuesta, pero quería aligerar el ambiente.

    -Sí, por supuesto. —Jessica miró la pantalla e interactuó con el control remoto. — Este es el reparto que Patricia y yo creemos conveniente. Pero ya sabéis, esto lo tenemos que decidir entre todos.

    -Bien.

    Los términos y condiciones.

    El autobús se detuvo y los pasajeros comenzaron a descender.

    El complejo se ubicaba a las afueras de la localidad de Villena, cerca de la sierra de Villa.

    Ocupando un total de quince hectáreas, en la comarca del alto Vinalopó, se extendía la inmensa edificación principal, una colosal nave con forma rectangular.

    El viaje hasta las instalaciones había durado poco más de dos horas, pero para la mayoría de los presentes, el tiempo había transcurrido más despacio, ya que todos eran desconocidos y casi no había habido interacción entre ellos, más allá de algunas miradas curiosas.

    Lo que sí hubo, fueron gestos y expresiones de asombró al arribar a su destino. Y no era para menos, las instalaciones eran verdaderamente portentosas. Desde el exterior solo se apreciaba el muro que lo delimitaba; férreo, sólido, de tres metros de altura, con pinchos de hierro distribuidos alrededor de toda su cúspide.

    Mientras se dedicaban a agarrar sus escasos enseres, se abrió la barrera corredera, tras ella se encontraban Jessica y Patricia, preparadas para recibirlos.

    El conductor arrancó y se marchó en cuánto el último pasajero había recogido su equipaje.

    -Buenos días a todos. Esperamos que hayáis tenido un viaje ameno. —Jessica les recibió sonriente.

    La mayoría asintieron con timidez.

    -Hola. A Jessica ya la conocéis de las entrevistas. —Se inclinó inconscientemente hacia su acompañante. — Yo soy Patricia Cima.

    -Seguidnos, por favor.

    Todos fueron tras ellas, a la vez que escudriñaban el entorno.

    El recinto contaba con un camino empedrado que lo conectaba con la construcción; y todo lo que había alrededor era la vegetación original de la zona, la cual se había preservado durante la cimentación. 

    Los jardines se conformaban principalmente de pinos, coscojas, brezos, aliagas y una amplia gama de plantas aromáticas, como el romero y el tomillo.

    Al llegar al acceso principal las puertas correderas se abrieron. No había pomos, no se trataba de tirar o empujar, eran automáticas, controladas desde el interior. El particular sistema le otorgaba un estilo de lo más futurista.

    Avanzaron por un sucinto recibidor hasta llegar a una de las estancias más grandes, la cafetería.

    La sala era bastante rudimentaria, apenas tenía mobiliario. Su interior se componía de mesas y sillas individuales, una por participante, distribuidas con una separación milimétrica, todas a un metro y medio de la siguiente. Lo más llamativo era el enorme reloj analógico que colgaba en la pared de la entrada.

    -Sentaos, por favor.

    Obedecieron la instrucción de Jessica y tomaron asiento en el primer hueco que encontraron. Los más tímidos, como Nelson y Esther, esperaron a que todos se hubieran sentado para hacerlo ellos.

    Uno de los muchos accesos, el situado más al fondo se abrió. Laura y Roberto accedieron a la estancia, cada uno llevaba un maletín, sendos del mismo color café.

    -Hola a todos. —Saludó Roberto, a la vez que rebuscaba en su valija.

    Entre Laura y él repartieron libretos, uno por participante. Cuando habían terminado, se hicieron a un lado, pues no querían distraer la atención de Jessica y Patricia.

    -Bien. Cómo veis, todos tenéis un cuaderno con algunas pautas. —Jessica aguardó hasta que todos poseían un ejemplar.

    -Es importante que lo tengáis todo claro antes de mañana, que será cuando todo comience. —Patricia fue autoritaria, pero no amenazante.

    -Como ya sabéis, por las entrevistas conmigo, este experimento durará dos meses, y está relacionado con las nuevas tendencias del marketing digital. Cómo os dije, la retribución por participar es de veinte mil euros. De todos modos, si tenéis alguna pregunta, estaremos encantadas de responderos.

    -Pero primero, comentemos algunos detalles. —Patricia y Jessica se sincronizaban de una forma cuasi quimérica.

    -En las primeras páginas tenéis un pequeño plano con todo lo necesario. Cómo podéis ver, está es la zona de cafetería. Y, por ejemplo, esas puertas de allí os llevarán a vuestras habitaciones. —Señaló con el índice. — Todos tenéis los mismos medios. Habitaciones con cama, ducha e inodoro. Tenéis sábanas, mantas, y útiles para el aseo. De los alimentos y los servicios de limpieza se ocupará una empresa externa. Lo harán de

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