Del árbol al sastre
Dos de mis más grandes obsesiones son los textiles y la muerte. Por muchos años he dividido mi tiempo de igual manera entre la cacería de telas autóctonas y documentar rituales funerarios. Nunca imaginé que los dos se juntarían de una manera a la moda. Hace unos años conocí a un sastre de nombre Mario, que se especializa en diseños únicos de ropa para hombre a la medida. Crear una prenda de vestir realmente exquisita va más allá del corte o estilo: comienza desde la misma tela. La materia prima debe tener un legado antes de llegar a las manos del sastre. A lo largo de la historia se han vestido pieles de animales para representar lujo, estatus o una conexión espiritual. Quería encontrar un textil botánico que exudara ese mismo poder y mística asegurando que nuestros amigos animales conservaran sus pieles. Aquí entra la tela de corteza del pueblo baganda.
Los bagandas, en el). Este proceso produce un material color café coñac que se tiene en alta estima espiritual: siete hojas de esta tela envuelven a un cadáver baganda antes de su entierro. Se cree que, por sí solo, este material puede transportar el alma a la tierra de sus ancestros.
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