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Relatos de un escritor vehemente.
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Libro electrónico67 páginas47 minutos

Relatos de un escritor vehemente.

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Información de este libro electrónico

Cinco relatos variados, ágiles y pintorescos, para aquellos que dicen que no tienen tiempo para leer. Ya no hay excusas.
-Amor de bar.
-El segundogénito.
-Saber..., o no saber.
-Noche de...
-El ataque del oso.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 nov 2023
ISBN9798223730736
Relatos de un escritor vehemente.

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    Relatos de un escritor vehemente. - Crtwriter

    Amo los relatos, amo las historias cortas que pueden enmudecer y emocionar. Este es mi homenaje a este noble arte.

    Amor de bar.

    Los dos amigos, Pablo y Jorge, chocaron los pequeños vasos antes de beberse los chupitos de orujo de hierbas.

    —Arg... —Jorge emitió un quejido al sentir el quemazón en la garganta.

    Pablo le hizo un gesto al camarero para que portase dos cervezas más. No necesitó más que un sutil aspaviento con la mano, pues sendos amigos eran clientes asiduos de bar, regentado por una familia asiática de modales educados y servicio eficiente.

    El camarero fue presto hasta su mesa, portando las dos cervezas. Las posó sobre la mesa metálica y se retiró con la misma prontitud con la que se había presentado.

    La terraza del local estaba repleta, el bullicio que formaban los clientes era retumbante, pero permitía que las conversaciones fluyeran.

    Pablo observó una de las mesas próximas, en la que una pareja bebía acaramelada, entre arrumacos, sonrisas cómplices y reveladoras muestras de afecto.

    Algo en aquella dichosa escena le resultaba fastidioso, le generaba una animadversión incomprensible, a la vez que una envidia ligera le corroía.

    —¿Qué piensas? —Preguntó Jorge al advertir su ensimismamiento. Fue una pregunta de cortesía, conocía bien la respuesta.

    —Nada... —Rehusó contestar.

    —¿Nada? —Repitió jocoso.— Yo diría que extrañas algo.

    —Es posible. —Sorbió tímidamente de su jarra.

    —Parecen felices. —Comentó tras otear a la boyante pareja.

    —Por ahora. —Volvió a beber. — El amor de bar siempre es efusivo, pero dura poco.

    —Nunca se sabe. —Bebió.

    —Tu optimismo es devastador. —Dijo con comicidad, pasando una servilleta por la humedad superficie.

    —Hace muchos años que no tienes pareja, ¿no te gustaría encontrar a alguien especial?

    —Claro que sí. El amor siempre es..., 'bonito'. —No sabía que término emplear. — O al menos lo era.

    —¿Y a qué esperas? El amor puede encontrarse en cualquier lugar. —Inclinó su cuerpo hacía la derecha apuntando hacia una mesa concreta.

    Pablo miró en la misma dirección y vio a un hermosa muchacha, solitaria, que bebía ginebra rosa con tónica. De rostro travieso, de figura enteca, epicúrea; acompañando al conjunto, una extensa melena negra, larga y sedosa. Con unos labios finos, cubiertos de pintalabios escarlata.

    Estaba sola, en silencio, observando con pasividad. No parecía inquietarle su aislamiento, era como si disfrutase con el.

    —Es guapa, guapa de verdad. —Pablo admiró discretamente su belleza.

    —Podrías acercarte, hablar con ella.

    —¿Para qué?

    —No encontrarás a nadie si no lo intentas. —Echó un trago.

    —Soy consciente. Pero no sé si en estos tiempos vale la pena el esfuerzo. —Pablo observó como la mujer revisaba su teléfono.

    —¿Esfuerzo? —Replicó confuso, centrando la vista en su viejo amigo.

    —Conocer a alguien, conocerle de verdad, es una tarea que requiere un gran esfuerzo. —Se expresó con gran certidumbre.

    —No siempre, a veces las cosas surgen solas, de forma natural.

    —No ahora, quizá antes, pero no ahora. —Enunció categórico. — Ahora todos están dispersos, con la atención en los móviles, distraídos de lo que verdaderamente importa, más preocupados por la imagen que proyectan, que por lo que son.

    —¿Y? —Encogió sus hombros. — Vivimos en el ahora, debemos adaptarnos.

    —No..., prefiero la soledad a un amor insuficiente.

    —¿Y qué debería tener el amor para ser suficiente? —Jorge comenzaba a experimentar calidez, uno de los primeros síntomas de la embriaguez, no en vano esta era su tercera cerveza y su segundo chupito.

    —Yo quiero alguien con quien ser yo mismo. No quiero un amor de tópicos, uno de frases cómo: 'sumar y no restar'. Quiero a alguien que me quiera en mis malos días. Alguien que me abrace y me diga que todo va a salir bien cuando estoy abatido. Alguien que me quiera cuando sea vulnerable, alguien con quien no deba aparentar nunca, suceda lo que suceda. Con quien los silencios siempre sean tenues, y todas las caricias imperecederas.

    —Tienes

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