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Hotel de Vampiros y Sicarios
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Hotel de Vampiros y Sicarios
Libro electrónico64 páginas48 minutos

Hotel de Vampiros y Sicarios

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Información de este libro electrónico

Procedente del interior de la republica y acostumbrada a la paz y sencillez del campo, en la frontera encontro lo que solamente habia escuchado en las noticias. El mayor reto de su vida solamente era sobrevivir.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 abr 2022
ISBN9781005860479
Hotel de Vampiros y Sicarios
Autor

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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    Vista previa del libro

    Hotel de Vampiros y Sicarios - Adolfo Sagastume

    Índice

    Capítulo Uno

    Capítulo Dos

    Capítulo Tres

    Capítulo Cuatro

    Capítulo Cinco

    Capítulo Seis

    Capítulo Siete

    Capítulo Ocho

    Capítulo Nueve

    Capítulo Diez

    Capítulo Once

    Capítulo Doce

    Capítulo Trece

    Capítulo Catorce

    Capítulo Quince

    Capítulo Dieciséis

    Capítulo Diecisiete

    Epílogo

    Capítulo Uno

    Celeste bajó al río envuelta en una nube de polvo dorado. Vivía en una casa de campo humilde a dos kilómetros de Quiroga, Michoacán, México. Corría el mes de octubre del año 2019.

    El camino era como un acertijo de duendes. Tenía que adivinarse entre los matorrales resecos por la tiranía del sol.

    No había forma de asirse de nada. Era empinado y resbaladizo. Pero ella se agarraba de sus recuerdos, añoranzas, planes y tristezas en medio del silente trotar de la nada que, día tras día, era su eterna compañera. Sus recuerdos eran lazos trenzados de esperanza; ellos la sostenían.

    Y seguía bajando al río...

    Al llegar a una curva volteó a ver su casa con ese dejo automático que la costumbre gobierna en las almas sencillas del campo.

    Su casa era lo que cualquiera hubiera deseado: patio enorme salpicado de árboles frutales. La palma en el centro. El árbol de mangos a la izquierda y el de naranjas a la derecha. En medio se asentaba el cuadrado pesado, granítico, de su casa. Su bello hogar en el que vivía rodeada de su padre, dos hermanos, un sobrino, dos hijos y su esposo siempre ausente por asuntos de trabajo.

    Sobre el techo de la casa se abanicaba, sacudido por e viento liviano de esa hora de la mañana, el humo del horno que, culebreando infinitos mundos grises, se esfumaba como los recuerdos en la basta quietud de la inmensa arboleda que la rodeaba.

    Celeste, en su afán desaprensivo, bajó unos pasos más y volteó a ver hacia arriba del río, a su derecha. Adivinó en sus contornos una enorme serpiente plateada en su forma, en sus curvas y en su espuma que chisporroteando en miles de burbujas dejaba adivinar un delicioso aroma de bosque tropical.

    El sol duplicaba el panorama multicolor en el espejo movedizo y nervioso del agua.

    El tiempo se detuvo entre el cristal del agua y el tamborilear de las olas que golpeaban los helechos deshilachados de las orillas.

    Celeste observaba al río una vez tras otra, su cuerpo hablaba con él. Tenía un pensamiento: zambullirse o no. Pero tenía primero que asegurarse que estaba sola.

    Siguió descendiendo...

    El calor era soportablemente esas horas de la mañana. Eran las ideales para tomar el anhelado baño diario.

    Cuando llegó a la orilla del agua, midió su temperatura con el termómetro del dedo gordo del pié derecho.

    Le pareció ideal.

    Vio hacia los lados, se quitó una blusa verde, quedando solo con un braseare rojo y un short blanco. Se tiró de clavado en la parte más honda del río.

    Nadó bajo el agua y revisó las piedritas diminutas de oro y plata que se mezclaban con la arena. Las revisó como lo hacía diariamente y salió a la superficie.

    Se hincó en la orilla... el agua la cubría hasta el cuello. Se relajó y comenzó a hablar para sí, en voz alta...

    _Las aguas frescas cubren mi cuerpo. Mis poros se hidratan. El agua huele a matorrales y flores. Qué fuera de mi si no tuviéramos este hermoso río? Cómo vivirán mis primos que se fueron para el norte? Siempre se bañarán con agua de regadera?

    Aunque no envidio la vida de la ciudad, me gustaría visitar a mis parientes. Ver las carreras para tomar los buses urbanos. Las fábricas, los trenes, el río de automóviles, las muchedumbres ensimismadas y preocupadas por el pago de la renta de sus casas y departamentos. Los lugares turísticos se ven hermosos en las revistas, internet y la televisión. Pero, cómo disfrutarlos si no hay suficiente dinero? Cómo cubrir tantos gastos si escasea el trabajo? !Nada se puede comparar con la paz que me rodea!

    Sí, lo sé.

    Todos se fueron, solo quedamos nosotros.

    Mi padre heredó esta tierra, se dedicó con ahínco al trabajo para hacerla

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