La Marca de la Bestia

Por Adolfo Sagastume

Todo el mundo está asustado porque ya está listo el microchip que será ensartado bajo la piel de las personas. Pero no hay por qué temer ni preocuparse, esa no es la marca de la bestia. Nosotros hemos interpretado el misterio final. Conocelo aquí, te lo explicamos minuciosamente. Este libro no es apto para cardíacos. Tampoco es apto para aquellas personas que por el hecho de tener una o dos interpretaciones, ya no quieren saber más. Pero si usted tiene sus centros internos equilibrados en la palabra de Dios, no tiene nada que temer. Nosotros buscamos personas habidas de saber y conocer, investigadores natos. Cuando termine de leer este libro, usted ya no será el mismo. Lo reto a que lo compruebe.

• Idioma: Español
• Editorial: Adolfo Sagastume
• Fecha de lanzamiento: 8 may 2014
• ISBN: 9781310302428

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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Tabla de Contenidos

Introducción

Identifiquemos a la Bestia

El Número 666

El Gran Misterio de la Marca de la Bestia

Conclusión

Introducción

Lucifer es el mismo Diablo o Satanás. Este ser es un joyero cósmico creado para pulir las piedras que servirán para la construcción del Templo Celestial. El pule las consciencias, los instintos, los deseos y las pasiones con solo desencadenarlas. El que no está cimentado sobre la roca es seguro que resbalará y caerá.

En el huerto que estaba al oriente de Edén, donde Jehová puso a Adán como jardinero celestial, Dios puso dos árboles: el árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida.

Lucifer es, ha sido y será siempre, hasta que cumpla su tiempo y su misión en todos los mundos, el árbol de la ciencia del bien y del mal.

Jesús es, ha sido y será siempre, hasta que cumpla su tiempo y su misión en todos los mundos, el árbol de la vida.

En medio de esos dos árboles y por atrás de ellos nace el río del edén que tiene cuatro brazos. En el primero están las piedras preciosas, los diamantes, las perlas y otras de gran valor espiritual.

Adán decidió comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, ese árbol que, como bien lo dicen los proverbios, sirve para el conocimiento que cuesta lágrimas de sangre: el que añade ciencia, añade dolor.

El Lucifer del Edén es el mismo Lucifer que guió a los ángeles rebeldes y fueron arrojados a la tierra y terminaron casándose con las hijas de los hombres y cuyos hijos son todos esos gigantes, Nefillin, que en la antigüedad tuvieron nombradía y fueron famosos.

Ese Lucifer es el mismo que estuvo en un convivio con Dios, el Padre, en el séptimo cielo y acusó al pobre Job y lo destruyó a él y a su familia solo para demostrarle al Padre que Job lo amaba porque Dios le había dado todo y lo había enriquecido.

Además, es el mismo Lucifer o Diablo que tentó a Jesucristo en el desierto y le puso las tres pruebas más difíciles que un humano pueda soportar: hacer comida de la nada (o de las piedras), adorarlo para conseguir dinero y poder (todos los reinos del mundo) y demostrarle a todo mundo que se tienen poderes, incluso de volar (desde el pináculo del templo).

De este Lucifer, de este Diablo vamos a hablar en este libro. Trataremos de entender las profecías de Daniel 7 y de Apocalipsis 13 para comprender quién es la bestia o anticristo y cual es su marca.

Jesús es el antilucifer, el enemigo del diablo.

Lucifer es el anticristo, el enemigo del Cristo.

Estos dos seres están en una cruenta lucha, están puliendo diamantes, están intensificando al máximo las tensiones humanas y espirituales para conseguir seres humanos divinos de calidad o demonios para habitar el infierno.

Su lucha mantiene en equilibrio el universo.

Lucifer enciende las pasiones humanas y reaviva sus brazas con el fuelle de la memoria, el recuerdo, el deseo, el miedo, la avaricia, la mitomanía, la ira, la lujuria, la envidia y todas las pasiones humanas.

Jesucristo enciende la paz humana y nos unge con el aceite delicioso de la gracia y