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Los Banquetes de los Dioses
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Los Banquetes de los Dioses
Libro electrónico56 páginas1 hora

Los Banquetes de los Dioses

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Millones de personas han muerto devorados por los dioses. En la cadena alimenticia los humanos somos la comida de los dioses reptilianos y algunos extraterrestres. Las viejas y gastadas religiones de vaqueritos y pastorcitos tuvieron sus inicios en el miedo y el terror inspirado por los dioses reptilianos. Los pueblos primitivos fueron sometidos con el látigo del terror. Sin embargo, hay que poner fin a esto, hay que informarle a la humanidad que ya es tiempo de superar esos miedos, ya es tiempo de comenzar a vivir libres: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 mar 2018
ISBN9781370396788
Los Banquetes de los Dioses
Autor

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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    Vista previa del libro

    Los Banquetes de los Dioses - Adolfo Sagastume

    Índice

    Introducción

    Por su Alimento los Conoceremos

    El Banquete del Diluvio Universal

    El Banquete del Mar Rojo

    El Banquete de Amalec

    El Banquete del Monte Sinaí

    El Banquete de Jericó

    El Banquete de Coré

    Cuatro Banquetes Mundiales

    Conclusión

    Introducción

    En la cadena alimenticia unas especies se alimentan de otras. El pez más grande se come al más chico. ¿Quién se come a los seres humanos? ¿Qué hay de cierto en esa leyenda urbana que sostiene que los dioses reptilianos se alimentan de las personas que viven en la tierra? Muchos investigadores sobre conspiraciones gubernamentales sostienen que las desapariciones masivas de personas se deben a que los dioses los raptan y se los comen.

    Hay quienes hasta señalan ciertos lugares de la tierra como los favoritos de esas entidades que, según los que saben, siempre han vivido en medio de nosotros.

    Sostienen que la presencia de caníbales energéticos es el verdadero origen de las muchas religiones que han brotado en todas las naciones y que así como surgen así mismo desaparecen cuando esas naciones o imperios han tenido que sucumbir bajo la bota de los invasores. Al surgir nuevos países y nuevos imperios allí están ellos de nuevo con nueva imagen y con nuevas formas de culto. El ser humano, por su capacidad corta de vida y poca memoria, no se da cuenta que el esquema en el que sostienen los principios de fe son los mismos: miedo, angustia, soledad, odio, guerra y muerte. Básicamente le enseñan a las personas a amarse unos a otros a sabiendas de que el ser humano no puede amar de forma natural. El único amor del que son capaces las personas es el que corresponde al concepto o definición propiamente dicho. Sin embargo, el sentimiento o química del amor es algo que escapa a sus posibilidades. Una persona que no es capaz de tener un sentimiento y que trata de sentirlo por la instrucción, dogma u obligación solamente es un perro amaestrado.

    Las religiones han surgido de la necesidad de explicación y comprensión de los fenómenos naturales. De allí que todos los dioses actúen como los políticos que en cada campaña prometen agua para las colonias más pobres. Los dioses siempre se hacen adorar por su capacidad de producir lluvias. Hay regiones estúpidas de la tierra en la que los sacerdotes todavía sacan a pasear a un santo para hacer que llueva. Sin embargo, no es el santo o el dios quien hace llover. La lluvia así invocada es producida por el movimiento energético de los grupos humanos y también por el pensamiento persistente de que se desea lluvia. Cada vez que se sacia una necesidad se afirma el poder de un dios en la consciencia de las personas. Por otra parte, también es justo reconocer que los dioses reptilianos tienen sus poderes, unos más que otros, pero todos tienen ciertos poderes. Y no sería descabellado pensar que sí pueden producir una lluvia por aquí y otra por allá. Pero de eso a pasar a decir que son los grandes dioses dueños de la lluvia, las cosechas y el rayo ya es otra cosa.

    El problema está cuando un grupo humano adopta a uno de estos reptilianos porque él mismo se encarga de fanatizarlos. Pasan los años y nadie lo ve y todos creen que están adorando al gran dios creador del universo. Y con esa carga de creencias le atribuyen más poderes de los que realmente tienen. Al extremo que son declarados Omniscientes, Omnipresentes y Omnipotentes, es decir, que todo lo saben, están en todos lados y lo

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