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El Juego del Demonio: Serie del Guardián
El Juego del Demonio: Serie del Guardián
El Juego del Demonio: Serie del Guardián
Libro electrónico528 páginas8 horas

El Juego del Demonio: Serie del Guardián

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Todos piensan que mudarse a un pequeño pueblo serán unas vacaciones cuando Dylan decide regresar a la Tierra para ser médico. Él cree que la parte más difícil será mantener en secreto la magia de su familia. Cuando uno de los Guardianes le cuenta sobre un arma que es lo suficientemente poderosa como para destruir a un dios, Dylan tiene que decidir si puede confiar en sus instintos. Su decisión se vuelve más complicada cuando se da cuenta de que algo extraño está sucediendo en el hospital.

Ron y Hail ingresan a la escuela secundaria con la intención de hacerse pasar por humanos, pero todo cambia cuando se dan cuenta de que algunos de sus maestros esconden secretos peligrosos. Ahora deben poner a prueba su propio poder, reunir aliados y aprender de qué se trata el ser un humano.

Se está gestando una nueva guerra, las creencias y las alianzas se ponen a juicio y la magia no siempre es la respuesta. Dylan y Mordon tendrán que repensar todo en lo que creen cuando se enfrenten a un enemigo más poderoso que cualquier cosa que los dioses hayan encontrado.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento19 abr 2021
ISBN9781071597439
El Juego del Demonio: Serie del Guardián

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    El Juego del Demonio - Rain Oxford

    El Juego del Demonio

    Serie del Guardián Libro 4

    Rain Oxford

    Traducido por Diego Alejandro Bustos

    El Juego del Demonio

    El Juego del Demonio

    Escrito por Rain Oxford

    Copyright © 2021 Rain Oxford

    Todos los derechos reservados

    Distribuido por Babelcube, Inc.

    www.babelcube.com

    Traducido por Diego Alejandro Bustos

    Babelcube Books y Babelcube son marcas registradas de Babelcube Inc.

    Índice de contenidos

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Epilogo

    Sobre la Autora

    Capítulo 1

    Sabía tres cosas: estaba lloviendo algo espeso y cálido, estaba muy oscuro y algo muy grande estaba justo detrás de mí. Tratando de enfrentar a mi oponente, me volví, solo para tropezar con una raíz y caer con fuerza sobre mi espalda. El golpe expulsó todo el aire de mis pulmones, pero antes de que pudiera intentar inhalar, se me llenó la boca de sangre. Estaba lloviendo sangre.

    Tuve tiempo suficiente para escupir el fluido rico en hierro de mi boca antes de que una criatura me inmovilizara contra el suelo con una sola pata peluda que se extendía por todo el ancho de mi pecho. Cerré los ojos contra la fétida lluvia y levanté los brazos para defenderme. Un aliento pesado y caliente fue mi única advertencia antes de que unos colmillos enormes y afilados se hundieran en mi brazo derecho, rompiendo efectivamente mi hueso en dos lugares. El ardor se esparció hasta mi hombro, pero no grité. Me quedaba suficiente poder cerebral para decidir que preferiría ser devorado vivo antes que morir ahogado en sangre.

    Cuando la bestia comenzó a arrastrarme sobre raíces gruesas y rocas afiladas, el dolor de su mordida se extendió con cada latido de mi corazón hasta que todo mi cuerpo quedó paralizado por la agonía. Como si supiera que no podía escapar, la bestia me dejó caer abruptamente. Ciego y con tanto dolor que no podía respirar, rodé sobre mi espalda. No era una lluvia fuerte, pero la sangre era pegajosa.

    Calambres golpearon mis piernas y abdomen, lo suficientemente dolorosos que logré sentirlos sobre el fuego en mi sangre, antes de que los huesos de todo mi cuerpo comenzaran a romperse con repugnantes grietas. Mis rodillas estallaron dolorosamente. La piel y los músculos se estiraron cuando mis miembros se reformaron, rasgando mi ropa con facilidad. Mi cabeza palpitaba con la peor migraña que jamás había sentido. El calor era insoportable, pero la energía que corría por mi sangre era como un rayo.

    Incluso a pesar de mi angustia, sentí que la bestia huía.

    Una especie de neblina cayó sobre mí a medida que el dolor se hacía más intenso y el cambio en mi cuerpo se hacía más extraño. Cuando el tormento se desvaneció, me sentía muy extraño. Me sentí ligero y... rápido. La lluvia de sangre ya no me molestaba, podía respirar muy bien. Inestablemente me puse de pie, pero tenía cuatro patas en lugar de dos. Una rápida mirada hacia abajo reveló que estaba en lo cierto. En lugar de brazos y manos, tenía patas delanteras y patas traseras. No era pequeño, pero era más bajo que mi forma humana.

    La capacidad de ver a pesar del hecho de que todavía estaba oscuro no era tan importante como examinar mis nuevas piernas, que estaban cubiertas de un pelaje negro y liso que estaba saturado de sangre. Eso no es bueno, quiero mi pelaje limpio. Aún más frustrante, sin embargo, era el objeto brillante en mi tobillo derecho. Tenía la conciencia suficiente para reconocer el grueso brazalete de metal.

    *      *      *

    Un silbido furioso se hundió en el núcleo de mis instintos y me arrancó del sueño, porque esta no era una advertencia que pudiera ignorar. Me desperté y me senté demasiado rápido, provocando otra expresión de ira de Shinobu. El naowen chillando al pie de mi cama con sus garras extendidas y mostrando sus dientes, había sido mi fiel y gentil mascota durante trece años, por lo que su animosidad me confundió.

    — ¡Abajo! —gritó Divina lo suficientemente fuerte como para asustarnos a los dos.

    Shinobu saltó de la cama a la estantería y luego por la ventana. Solo entonces me di cuenta de que mi corazón latía demasiado rápido. Mi cerebro trató de racionalizar su comportamiento sugiriendo que no era ella o que estaba jugando, pero sabía que no era así.

    — ¿Qué le pasa? —Le pregunté a Divina.

    Ella apoyó su cabeza en mi hombro, todavía medio dormida, y pasé mis dedos por su cabello negro por reflejo. —No lo sé. —Su voz era tranquila pero profunda por la somnolencia. —Es un animal salvaje, y uno muy peligroso además. Tal vez se esté volviendo vieja y senil.

    — ¿Crees que volverá?

    Ella suspiró. —Es mejor si no lo hace. No volveremos aquí por años. Es mucho mejor que sea libre. ¿Qué estabas soñando?

    Negué con la cabeza. —No lo recuerdo. —Cada vez que algo estaba a punto de suceder, tenía un sueño que no podía recordar. Podía sentir que era importante, pero desaparecía tan pronto como me despertaba.

    *      *      *

    —Tú ganas.

    El silencio cayó sobre la cabaña. Después de un largo momento en el que cada uno cuestionó su audición, todos a la vez miraron alrededor de la mesa. Edward dejó sus cartas sobre la desgastada superficie de madera y yo hice lo mismo. Él miró mi mano con incredulidad.

    —No tienes nada —dijo Edward. —Si hubieras usado cualquier otra carta, podría haber ganado el juego. ¿Cómo lo supiste?

    —No lo hice. Te dije que estaba jugando por instinto. Elegí esa carta porque era roja. —El reloj de arena rojo era demasiado ominoso entre la carta del dragón verde y la carta del té, así que quería deshacerme de él.

    Mordon se rio mientras Divina y Edward observaban conmocionados. Por lo que sabíamos, nadie en toda la historia había vencido a Edward en un juego de cartas.

    Estaba un poco complacido de que fuera con Divina con quien había ganado, ya que Divina y Edward eran ridículamente competitivos entre ellos. Ron y Hail se quedaron estupefactos durante medio minuto antes de volver a leer sus libros.

    — ¿Usaste matemáticas? —Preguntó Mordon.

    Edward no usa una baraja normal, así que no sé cuántas cartas de cada una hay. No hay forma de que alguien pueda hacer trampa sin magia usando sus cartas, y si alguien usara magia, él lo sabría. —Le tendí mi muñeca a Ron. —Por favor, quítame esto, cariño.

    Ron fácilmente quitó el brazalete de metal de mi muñeca. Con sólo media pulgada de ancho y veinte centímetros de largo ajustables, la pulsera de plata con símbolos antiguos grabados en su delgado metal era engañosamente poderosa. Deslicé el brazalete en mi bolso con su gemelo.

    La herramienta de neutralización de magia que habíamos obtenido de Vretial se usaba a menudo para trucos y juegos tontos en nuestra familia. Mordon y yo las usábamos para competir entre nosotros, pero teníamos que detenernos porque también impedían que Mordon cambiara de formas. Vretial hizo que solo Ron y Hail pudieran quitarle los brazaletes a una persona, por lo que nuestros juegos nos dejaban prácticamente indefensos sin los chicos.

    — ¿Tenemos que ir a la escuela mañana? —Preguntó Ron, su labio inferior temblando.

    Ron era el niño de nueve años más lindo imaginable, con cabello castaño chocolate despeinado y ojos verde musgo. También era un experto en rogar, hablar con dulzura y manipular, como su madre. La diferencia entre mi adorable hijo y mi encantadora esposa era que sus ojos eran muy expresivos. Su labio temblaba, pero sus ojos no estaban tristes.

    Me incliné para estar a la altura de sus ojos. —Si no vas tú, ¿entonces quién? Supongo que podría ir a la escuela en tu lugar, pero entonces tú tendrías que ir a trabajar al hospital.

    — ¡Podría hacer eso! —declaró él con entusiasmo. Luego frunció el ceño. — ¿Pero qué haría Hail?

    —Pues, Hell tendría que ir a la escuela.

    A Samhail le gustaba cambiarle el nombre a todo el mundo. Por supuesto, yo insistía en llamar a Kiro Edward, ya que ese era su nombre falso cuando lo conocí, así que yo era la olla llamando a la tetera negra. Considerando amorosamente su infernalmente alborotada niñez, yo lo llamaba Hell en vez de Hail.

    Ron pareció horrorizado. — ¡Hail no puede ir sin mí! ¡Él me necesita! ¿Y si tiene una visión? ¡Si él va a la escuela, yo también!

    —Si insistes, cariño —le dije, resignado. Amaba tanto a mis hijos. Ron estaba creciendo rápido y los momentos en los que actuaba de su edad se estaban volviendo muy raros. — ¿Cuándo iras a Mokii? —Le pregunté a Edward.

    —Tengo aproximadamente media hora antes de tener que irme si quiero llegar a tomar el barco.

    —Sería mucho más rápido flashearte allí —ofrecí.

    Él sacudió la cabeza. —Tengo que hacer las cosas de una manera mortal. Así es como obtengo la información que necesito para resolver casos. Hago contactos con otros hombres comunes.

    Mi relación con Edward siempre había sido un poco tensa y confusa. No era porque me tratara mal, todo lo contrario. Desde el momento en que Edward me tomó como aprendiz, él era más como un padre para mí, y dado que era la única figura paterna que tenía, significaba mucho para mí. El problema que tenía era que los hombres en mi vida nunca habían sido dignos de admirar hasta que lo conocí a él.

    Cuando aprendí a usar mi energía Iadnah, traté de ayudarlo más. Todo lo que logré fue poner distancia entre nosotros. Pensé que trabajamos bien juntos, y lo hacíamos, hasta cierto punto. Después de un tiempo, me di cuenta de lo que estaba mal, Edward necesitaba un hijo del que pudiera estar orgulloso, no un socio. Se me ocurrió que la razón por la que Edward y Ronez podían pasar tantos años sin matarse era que vivían en planetas diferentes.

    Simplemente no quería arruinar nuestra relación.

    Divina pasó sus dedos por mi cabello, que era su forma de darme apoyo sin estar realmente de acuerdo conmigo.

    Él estará bien. Ha hecho esto por más de dos mil años —dijo Mordon.

    Yo asentí. —Si te vas pronto, supongo que también nos vamos —dije, poniéndome de pie. —Los chicos necesitan una buena noche de descanso. ¿Vendrás a visitar una vez que termines en Mokii? —Yo pregunté.

    —Por supuesto. No tengo idea de cómo te las arreglas con toda esa tecnología, pero sé que lo estás haciendo bien. —Él me abrazó. —Si me necesitas, sabes cómo encontrarme.

    *      *      *

    Cuando las puertas del vacío comenzaron a abrirse, me di cuenta de lo que realmente quería hacer en la vida. Yo era un Guardián, lo que significaba que defendería mi mundo contra cualquier amenaza, pero mi mundo no era amenazado todos los días.

    Yo estaba en Dios cuando perdieron temporalmente la magia y tuvieron un gran terremoto. Cuando la civilización subterránea de usuarios de magia se encontró confundida, herida e impotente, hice lo que pude para ayudarlos. Entonces se me ocurrió que podría llegar un momento en que no tuviera magia para ayudar a alguien.

    Quería pasar por el entrenamiento para ser médico, pero como mi esposa era una diosa, me ofreció un método más rápido. Los dioses tenían una forma de compartir conocimientos directamente que era mucho más rápida y práctica que el habla. Cuando le dije que quería ser médico de urgencias, encontró a tres que supuestamente eran los mejores del mundo y se ofreció a copiarme sus conocimientos médicos.

    Al principio estaba muy indeciso, porque pensé que era inmoral y... realmente espeluznante. Sin embargo, lo explicó como el equivalente a leer todos los libros de medicina que ellos habían leído y asistir a todas las clases o seminarios a los que ellos habían asistido, en solo unos segundos. Aun así, no estaba convencido de que fuera una buena idea.

    Divina me envió a la Tierra y me dejó seguir a estos médicos durante unos días. No era tanto invisible como imperceptible. Era un hechizo muy interesante en el que todos podían verme, pero no se daban cuenta de que estaba allí ni miraban en mi dirección. Afortunadamente, me permitió observar lo que hacían todos los días.

    Cuando el primer médico salvó una vida, perdí toda esperanza y estaba seguro de que no podría hacerlo. Pensé que era mejor dejárselo a ellos. Luego vi al segundo médico salvar vidas y pensé que realmente podía aprender de ellos. Cuando vi al tercer médico perder a uno de cada dos docenas de pacientes desesperados, comprendí lo que Divina estaba tratando de hacer. Nadie podía salvar a todas las personas, pero de las cien personas que vi ayudar a estos médicos, no podría haber hecho nada por ellos sin la magia.

    Unas semanas después, comencé a trabajar en un pequeño hospital en la Tierra. Divina me había dado el conocimiento que necesitaba y había forjado registros razonables… pero me sentía como un pez fuera del agua mi primer día. Tenía miedo de acercarme a un paciente y mucho menos ayudar a alguien.

    Eso cambió el momento en que se apresuraron a traer a una niña que no respiraba. Ni siquiera consideré usar mi magia. Años de experiencia que no eran míos encajaron en su lugar y lo único que era importante era que podía ayudar al bebé. Ella se recuperó bien.

    Me tomó un mes tener todo listo para mudarme a la Tierra después de que decidí quedarme en el hospital. Como nativo del mundo, no debería haber sido tan difícil regresar. Conseguir el trabajo en el hospital fue realmente la parte fácil. También tuve que conseguir registros para Divina, Mordon y los niños, y luego llevarlos a la escuela. No podía educarlos en casa y trabajar al mismo tiempo. Honestamente, quería que tuvieran la experiencia de socialización y escuela pública... solo esperaba que tuvieran misericordia de los pequeños niños mortales, porque mis hijos podrían ser complicados.

    Mordon también quería conseguir un trabajo, pero no tenía mucho que hacer. Era un príncipe en Mokii y un mago en Shomodii, por lo que no era como si tuviera muchas habilidades laborales útiles. De hecho, tenía muy pocas habilidades sociales, porque los humanos y los sago eran bastante diferentes. Solo intenté enseñarle a conducir una vez y eso me quitó cien años de vida. Él sabía manejar la tecnología, pero no tenía ni idea de cómo usar una computadora y aún no sabía leer inglés. Aunque le prometí encontrar algo que pudiera hacer, me di cuenta de que estaba frustrado.

    Divina estaba sospechosamente de acuerdo con lo que fuera. Ella nunca se quejó ni expresó una opinión, lo cual me hacía sentir peor porque estaba desarraigando a nuestra familia. Ella decía que era flexible, pero yo quería que fuera feliz y sabía que le gustaba nuestra vida en Duran. A mí también me gustaba, solo quería un pequeño cambio de ritmo durante unos años. Los chicos necesitaban variedad y yo quería pasar algún tiempo siendo un verdadero médico en lugar de solo un sanador. También quería que Mordon experimentara mi mundo natal.

    *      *      *

    Mi alarma me despertó demasiado temprano... el sol aún no había salido para ahuyentar el frío de la mañana. Le di un golpe a la alarma, más por reflejo que por cualquier otra cosa, un sobrante de mis días en la universidad. Desafortunadamente, recordé que era un reflejo estúpido cuando mi alarma cayó al suelo y se alejó rodando, todavía sonando. Tuve que levantarme de la cama para apagar la maldita cosa. El suelo de madera estaba frío mientras perseguía mi rebelde alarma. Cuando rodó debajo de la cama, contemplé buscarla durante un segundo antes de desenchufarlo y volver a meterme en la cama.

    Fue un pequeño impulso maligno que me hizo extender las manos alrededor de la cintura desnuda de mi esposa para calentarlas. Mientras ella chillaba, me reí y la acerqué más.

    — ¡Dylan! —gritó ella con indignación, tratando de escapar. — ¡¿Por qué estas helado?!

    Finalmente la dejé ir y ella se dio la vuelta para mirarme. —Tuve que levantarme por un minuto. Tengo que prepararme para trabajar. ¿Crees que puedes preparar el desayuno para los chicos?

    — ¿Por qué tienes que prepararte para trabajar tan temprano? Seguramente el hospital no te obliga a entrar antes de que salga el sol.

    Me reí. —Mis horas podrían ser mucho peores. —Me incliné para besarla incluso mientras me quitaba la manta. Envolvió sus brazos alrededor de mí, profundizando el beso. Estaba tan cautivado que ni siquiera me di cuenta de lo que estaba haciendo hasta que volví a estar en posición horizontal y ella estaba arriba mío. —No podemos hacer esto —dije a medias.

    —Está bien. —Se sentó y se dejó caer en la cama con los brazos abiertos. —Puedes estar arriba, pero tienes que preparar la cena esta noche. —Dijo esto con una exasperación burlona, como si estuviera renunciando a algo monumental.

    —No puedo llegar tarde al trabajo.

    —Tenemos mucho tiempo —argumentó ella.

    —No tenemos tiempo. —Me levanté de la cama y me dirigí al baño.

    —Soy un dios, estúpido.

    Me detuve en la puerta y la miré, interesado en su punto a pesar del frío. Al menos, estaba ayudando al problema con el que me había dejado Divina. —Soy consciente de eso —dije, tratando de pensar en algo que no fuera completamente sexy mientras miraba a mi hermosa esposa tendida sobre la cama. El marrón oscuro de la manta parecía acentuar su impecable piel.

    Ella empujó sus codos, lo que enfatizó su pecho, y me dio la sonrisa malvada que nunca podía resistir. —Puedo crear una burbuja de tiempo, podemos ir a la Tierra de los Iadnah, o incluso podemos retroceder en el tiempo y regresar aquí en un minuto.

    —Eres una mala influencia para mí.

    —Lo intento.

    Prácticamente corrí de regreso a la cama.

    *      *      *

    Salí de la ducha y me vestí para el trabajo, ansioso por comenzar esta nueva aventura con mi familia. No pude evitar sonreír cuando escuché a Hail teniendo un berrinche en la cocina. Algunas cosas nunca cambiarían, y era un alivio que la mudanza no lo hubiera traumatizado. La última vez que mi hijo mayor estuvo en la Tierra, estaba siendo perseguido por un poderoso demonio.

    Cuando cesaron las quejas, supe que Ron se había unido a su hermano y que Hail le rogaría a su hermano que cocinara panqueques. Realmente no podría culparlos, Divina era increíble preparando pociones, pero no tenía talento para cocinar. Yo no era mucho mejor, ya que mi experiencia culinaria consistía en comida de soltero y carne a la parrilla. Ron, sin embargo, tenía una extraña habilidad en las artes culinarias. Podía recrear cualquier comida que probara, incluso de los mejores restaurantes de Duran, y su imaginación para la comida era ingeniosa. Para su octavo cumpleaños, le compré un libro de cocina de la Tierra, y desde entonces tenía que viajar a la Tierra para conseguir ingredientes y equipos que se ajustaran a sus estándares específicos.

    En la cocina, encontré a mi esposa tratando desesperadamente de ser maternal. Trataba de ser paciente, pero no estaba construida de esa manera. Si bien nunca lastimaría a uno de los niños, tenía un historial de marcharse. A veces, cuando los chicos estaban discutiendo o jugando, la hacía sentir muy mortal y eso era algo que no podía manejar, así que simplemente se levantaba y caminaba durante días o semanas. Los amaba a ambos, pero era demasiado mayor, demasiado poderosa y demasiado dios.

    La besé de camino a la cafetera. Su largo y sedoso cabello negro le cubría la cara. Llevaba una camiseta negra sin mangas y pantalones cortos y podía sentir el calor de su piel como si me estuviera llamando. Si los chicos no estuvieran en la habitación, la habría abrazado y probablemente habría llegado tarde al trabajo. En cambio, me tomó todo el control que pude reunir alejarme y tomar mi café.

    —Sus horarios de clases llegaron ayer — les dije a los chicos. —Los puse a los dos en clases avanzadas, pero no pondrían a Ron en sexto grado porque es demasiado joven.

    Afortunadamente, el director de la escuela secundaria local no había visto a Ron o habría intentado poner al niño en cuarto grado. Podría haber hecho que sus registros legales mostraran que tenía diez años, pero teníamos suerte si la gente creía que tenía su edad real.

    Mi hijo era el epítome de huesos delgados. Sabía que nunca sería enorme, pero en ese momento tendría la suerte de alcanzar la altura de su madre. No había nada malo en él, simplemente era pequeño. Su cabello era del mismo castaño oscuro que el mío y sus ojos eran el mismo verde, pero sus rasgos eran suaves para su edad.

    — ¿Entonces estamos en quinto grado? —Preguntó Hail.

    Hail era un asunto completamente diferente. Aunque no era musculoso ni tenía sobrepeso, estaba creciendo muy rápidamente hasta el punto de que, aunque solo tenía once años, podía pasar fácilmente por trece. Su cabello era castaño con un tono rojo intenso y era muy brillante, mientras que sus ojos morados casi brillaban en la oscuridad. Ron tuvo un berrinche la última vez que Hail me pidió que le cortara el pelo cuando estaba demasiado peludo.

    —Lo siento, cariño, pero lo mejor que pude hacer fue ponerte a la misma escuela. Estás en sexto grado y Ron está en quinto grado. Los estudiantes de séptimo grado están en un edificio diferente. Este año, tendrás que soportarlo. El año que viene, irás al séptimo grado y Ron se saltará el sexto grado para que ustedes dos puedan estar en la misma clase. Entonces, Ron...

    — ¿Sobrepásalos a todos para que pueda saltarme sexto grado? No hay problema. Gracias por ponernos en la misma escuela. Sé que no fue fácil.

    Ron era un ángel.

    — ¡No! ¡Tenemos que estar en la misma clase! —Gritó Hail. — ¡Ron me necesita! ¿Y si pasa algo?

    Divina suspiró.

    Ron había vivido con el equilibrio del universo dentro de él durante cinco años, y aunque nada había salido mal todavía, siempre estábamos en guardia. Él trataba de ocultarlo, pero a veces, cuando Mordon y yo estábamos separados por unos días, Ron me evitaba como la plaga. Sabía que él siempre podía sentirlo. El equilibrio empujaba constantemente a Vretial a hacer cosas cuando estuvo dentro de él y sabíamos que era solo cuestión de tiempo antes de que intentara forzar a Ron. Por lo que sabíamos, Hail era el único que podía ayudarlo si el equilibrio alguna vez intentaba tomar el control de Ron.

    Si algo le sucediera a Ron porque los hice ir a la escuela... —Todavía no tenemos el horario del autobús, así que alguien tiene que dejarlos en la escuela —dije.

    — ¡Yo no! —Divina gritó.

    Me reí y la besé. —Lo siento, nena, pero no puedes conducir una mierda. Y Mordon odia estar en la jaula de metal. Nuestro vecino en uno-cero-tres es uno de mis compañeros de trabajo. Tiene un hijo en quinto grado, por lo que su esposa llevará a su hijo a la escuela. Ya hablé con él y su esposa está de acuerdo con llevar a dos más.

    Teníamos dos autos, mi Jaguar C-X75 azul y un Dodge Charger negro. Mi padre tenía docenas de autos que me había dejado. Ni siquiera los dejó en un testamento, de hecho había puesto los títulos a mi nombre. Yo no era un loco de los autos, pero no pude resistirme al Jaguar. Usábamos el Charger como coche de emergencia.

    — ¿Por qué su hijo no toma el autobús? —Preguntó Ron.

    —Su hijo, Drake, se está recuperando del cáncer. Ha pasado por mucho y tiene problemas para dejar a su madre. —Sabía que los chicos no entendían las aflicciones mortales. Aunque ambos entendían las lesiones e incluso las enfermedades, nunca habían visto algo como el cáncer. Quería que vieran de qué se trataba la Tierra, pero no todo era sol y rosas.

    — ¿Por qué no lo sanaste? —Preguntó Ron.

    —Nunca ha estado en Urgencias. Nunca lo he conocido ni he estado cerca de él. —Sabía sin duda lo que diría mi hijo.

    —Yo me ocuparé de él —dijo Ron. Hail asintió con la cabeza.

    —Ten cuidado. No puedes curar a la gente en la Tierra como puedes hacerlo en Duran, tienes que ocultar tu magia de todo el mundo. No estoy diciendo que no lo ayudes, solo digo que debes tener cuidado. Lento y suave. —Les advertí a los chicos que tenían que esconder su magia en la Tierra, pero todavía estaba preocupado. Ambos eran semidioses y estaban a punto de ser liberados en una escuela secundaria humana.

    Mordon entró a la cocina vistiendo solo jeans mientras servía mi segunda taza de café. Realmente estaba tratando de encajar en la Tierra. Él odiaba los jeans, pero los usaba de todos modos, y se había cortado el cabello con un estilo real en lugar de simplemente atarlo hacia atrás. Todavía me estaba acostumbrando.

    —Hay mucho más café —ofrecí.

    Mordon frunció el ceño a los huevos. —Entre tu café y la comida de tu esposa, creo que me voy a morir de hambre en este mundo primitivo.

    En ese momento, revisé los dos platos de huevos en la mesa. Teniendo en cuenta que la última vez que le pedí que hiciera comida, ella me presentó un plato de cereal de chocolate seco, esto era una mejora. Ella podía haber preferido la comida de Durán, pero la comida pre-preparada tenía un lugar en nuestra casa.

    — ¡Disculpa, mi mundo no es primitivo! —gruño Divina.

    —Y no hay nada de malo con la cocina de mi esposa —agregué, tomando su tenedor y clavando algunos de los huevos antes de juntarlos en el tenedor. Di un bocado, tragué y me estremecí, tratando desesperadamente de no hacer una mueca. Dios mío, sal. Demasiada sal. —Pero creo que Ron debería hacerse cargo de la cocina a partir de ahora. —Tomé el plato y el tenedor y tiré los huevos a la basura antes de que alguien muriera, haciendo una nota mental para explicarle a mi esposa, cuando estuviéramos en privado, qué era la moderación. —Ahora, tengo que ponerme a trabajar. Divina, lleva a los chicos al uno-cero-tres en cinco minutos. Mordon, no te metas en problemas. Nada de perseguir ovejas o quemar aldeas.

    —Dylan, te odio.

    —No, no es así.

    — ¿No me vas a pedir que no me meta en problemas? —Preguntó Divina, poniendo su barbilla en su mano y sonriéndome.

    Mi corazón dio un vuelco e inadvertidamente tragué. —Estaría desperdiciando aliento.

    —Estaba pensando en irme a Venecia a almorzar.

    Ella se estaba burlando de mí. No había forma de que pudiera faltar al trabajo para ir a Italia con ella… pero tenía tantas ganas de hacerlo. —Llévate a Mordon contigo.

    Ella lo fulminó con la mirada. —Te digo que voy a ir a nuestro lugar de luna de miel y tú me dices que lleve a otro hombre.

    Me encogí de hombros. —Mordon no es otro hombre. —Mordon me dio un puñetazo en el hombro. — ¡No lo eres! Tú eres mi hermano. Si hay alguien en el universo en quien confíe con mi esposa, ese eres tú. —Incluso si la diosa estaba dispuesta a engañarme, Mordon era incapaz de traicionarme. —Ahora me tengo que ir. Los horarios y las mochilas de los chicos están sobre la mesa de café. Asegúrate de que se vistan adecuadamente, hace frío ahora, pero se calentará. Estaré en casa alrededor de las seis. —Besé a Divina una vez más y abracé a los chicos, deliberadamente sin comentar sobre el atuendo de Hail. Realmente quería estar aquí para despedirlos en su primer día, pero no podía llegar tarde.

    Mordon me dio una palmada en el brazo mientras me dirigía al trabajo. Podía sentir mi preocupación y frustración, pero fueron mis decisiones las que nos pusieron en esta situación. Ya había trabajado como médico durante un mes en este pequeño pueblo, pero era el primer día que mis hijos estaban aquí y era su primer día de clases.

    Si bien la ciudad era lo suficientemente grande como para tener una escuela decente y un hospital en funcionamiento, esta estaba bastante aislada. Esto se hacía patéticamente obvio por el hecho de que una sola carretera, que pasaba aproximadamente a un cuarto de milla de la ciudad, era nuestro único vínculo con el mundo exterior. Aparte de la escuela y el hospital, teníamos una variedad decente de tiendas y establecimientos típicos que se alineaban convenientemente en nuestra calle principal. Debido a las últimas horas de apertura de las tiendas y la primera hora de mi turno, mi viaje al trabajo era rápido y relativamente libre de tráfico.

    Como de costumbre, el pequeño hospital estaba tranquilo, lo que era maravilloso porque significaba que no había muchos pacientes. El turno de la noche a la mañana en Urgencias era un verdadero infierno. Como todos conocían a todos por aquí, el personal era dedicado y atento.

    Me estaba poniendo mi bata cuando me llamaron, comenzando una oleada de pacientes que duró toda la mañana. Al final del primer mes en el hospital, los había descifrado, las enfermeras se dieron cuenta de lo bueno que era con los pacientes sin esperanza, así que me enviaban los casos más intensivos. Aunque honestamente era lo que quería, deseaba que dijeran algo en lugar de tratar de ser reservados al respecto. Oh, las enfermeras se sentían culpables y trataban de aliviar su culpa dándome comidas caseras y pidiendo pizza, pero aun así nunca admitían nada.

    El peor caso de la mañana fue el de un niño, de la edad de Ron, que había recibido un disparo de su hermano por accidente. Estaba inconsciente cuando lo trajeron, lo cual fue un alivio, ya que no podía soportar el llanto de los niños. Debido a que recibió un disparo en el estómago, había mucho daño interno. Tuve que operar, pero usé mi magia de manera eficiente y sutil para que las muchas enfermeras que estaban alrededor nunca sospecharan nada. La mayor parte era instinto y antes de que me diera cuenta, había pasado una hora.

    Todos estaban asombrados de que logré evitar que se desangrara. Me sorprendió que no se cortara la energía en medio de la operación. Parecía que cuanto más concentrado estaba, más posibilidades tenía el equipo de no explotar. Lo más importante era que el niño estaría bien.

    —Dr. Yatunus — gritó la enfermera jefe cuando pasé por la estación de enfermería.

    —Hola, señorita Manning. —Cambié de dirección y fui al mostrador. — ¿Cómo va su mañana? —Pregunté.

    La enfermera era dulce, pero muy estricta con las otras enfermeras. Como solo había estado en el hospital durante un mes, asumí que era la cultura normal de las enfermeras. Tenía más o menos mi edad, media alrededor de un metro setenta, con el pelo rubio hasta los hombros y ojos color avellana claro. Las arrugas de su ceño estaban comenzando a aparecer en su rostro y estaba al borde de estar demasiado delgada. Había oído a otras enfermeras decir que estaba amargada y que necesitaba un marido, pero pensaba que la gente solía ser más feliz cuando los demás no hablaban a sus espaldas.

    —Mejor que algunas mañanas. —Dejó una caja de pizza sobre el inmaculado mostrador blanco. —Te guardé algunas rebanadas.

    —Gracias —dije. Abrió la caja para revelar la mitad de una pizza de pepperoni grande. Agarré un trozo y lo devoré tan rápido como pude sin ser grosero. Sanar con magia requería mucha energía y generalmente me dejaba hambriento y dolorido.

    — ¿Tu esposa nunca te alimenta? ¿O es una de esas personas con 'poder de mujer' que cree que el marido debería cocinar?

    Casi me atraganté y tuve que tragar con cuidado antes de reírme. —Ella definitivamente no es feminista. Tampoco es ama de casa y no espero que cocine. El único en toda la casa que tiene una pizca de talento culinario es Ron. ¿Te mostré las fotos de los chicos? —Pregunté.

    —Sólo tres veces —se rio ella.

    —Lo siento. —No quise desperdiciar su tiempo, ya que estas enfermeras estaban ridículamente ocupadas.

    —Está bien. Los hombres que se preocupan por sus hijos son sexys.

    Desde un punto de vista biológico, eso tenía mucho sentido. La enfermera empezó a decir algo más cuando John entró.

    Si hubiera conocido al hombre con ropa normal, no habría asumido que era médico. Tenía treinta y dos, seis pies de altura y era tan elegante como venían. John estaba bien afeitado, cabello castaño medio, ojos azul claro y una mandíbula angulosa y afilada. Aunque se había mudado a Estados Unidos cuando solo tenía diez años, todavía tenía un acento británico distintivo.

    John era uno de los dos médicos de urgencias, además de mí, que trabajaba en este hospital. Por alguna extraña coincidencia, también era mi vecino de al lado.

    —Hola John. ¿Cómo está Drake? —Pregunté. Por más que le había dicho a Ron que tuviera cuidado con su magia, me dolía saber que había un niño que estaba sufriendo. Sabía que la primera vez que John me contó sobre el cáncer de su hijo, lo curaría en el momento en que lo conociera.

    —Está bien hoy, gracias. Stacy lo llevó a él y a tus hijos a la escuela. Le dije que fuera a recogerlos, pero le dije que lo consultaría contigo. Ella dijo que tu hermano dejo a Ron y Hail, así que asumí que no tendrían quien los llevara a casa.

    Suspiré, preguntándome si realmente era lo suficientemente competente para sobrevivir en mi propio maldito mundo natal. —Lo siento. Ha pasado tanto tiempo desde que estuve en la escuela, simplemente asumí que habría un autobús.

    Él rio. —Hay unos diez autobuses y solo uno pasa por los apartamentos. No hay muy buenas probabilidades. Pero no te preocupes por eso. Drake nunca toma el autobús, por lo que no le importaría en absoluto esperar a Ron y Hail y recogerlos a todos. ¿Va a estar tu esposa en casa después de la escuela?

    Divina siempre encontraba algo con lo que mantenerse ocupada. Ser misteriosa, poderosa y manipuladora la ayudaba a sentirse como la diosa que necesitaba ser, lo que significaba que podía ser más una madre para los niños cuando estuviera en casa, pero también significaba que no estaba mucho en casa.

    —Mi hermano estará allí. Realmente lo aprecio. —Ese fue el último momento de paz antes de que se desatara el infierno.

    Hubo un accidente automovilístico importante en la carretera y los pacientes entraban tan rápido como su sangre se derramaba. Personas con brazos rotos y heridas graves estaban sentadas en la sala de espera porque la sala de emergencias estaba llena. Cada rincón del hospital estaba lleno de niños gritando y sangre. Este hospital de una pequeña ciudad no había sido diseñado para ningún accidente medio grave como este, por lo que todo sentido de orden se fue por la ventana.

    Le ordené a la enfermera Manning que pidiera refuerzos mientras yo estaba ocupado sosteniendo a una mujer que lloraba. Tenía una barra de metal a través de su pierna y estaba a unos momentos de la muerte. Sabía que no podría ayudarla si no dejaba de moverse, así que usé mi magia. Para todos los demás, parecía que se desmayó al mismo tiempo que todas las luces del edificio parpadearon.

    Administrar medicamentos era ridículo porque no tenía tiempo de revisar los registros de los pacientes para ver si eran alérgicos a algo. La mayoría de los pacientes no podían decirme sus nombres y no eran locales. Conociendo muy bien los peligros de usar medicamentos sin siquiera preguntar el historial médico del paciente, usé magia en su lugar.

    Las máquinas y las luces de todo el hospital parpadearon y vacilaron, haciendo que pareciera que estábamos trabajando en una zona de guerra. Pasaron horas y horas antes de que la gente dejara de llegar y pudiéramos trabajar en los pacientes que esperaban con heridas terriblemente dolorosas. Aunque ayudé a varias personas, hubo tres que no pude salvar. Muchos murieron en el lugar del accidente, pero tres llegaron al hospital un poco tarde. Aunque llamaron a otros médicos, no teníamos los recursos que necesitábamos. Algunos de los casos menos graves fueron enviados a otros hospitales, el más cercano de los cuales estaba a cuarenta y cinco millas de distancia.

    Estaba trabajando con un hombre con un brazo roto cuando trajeron a una niña. Al principio, pensé que me habían traído un cadáver, hasta que me di cuenta de que tenía signos vitales muy débiles. Aparentemente, al principio también pensaron que estaba muerta, ya que no había tenido latidos durante al menos diez minutos. Sin embargo, era una sobreviviente y su corazón latía cuando la trajeron.

    Su cabello dorado hasta la cintura estaba enmarañado con barro y sangre y su vestido azul claro estaba rasgado y chamuscado. Curiosamente, aunque su vestido estaba quemado y tenía cenizas, no había quemaduras en su piel. De hecho, no había raspaduras, raspaduras o magulladuras, y mucho menos una abrasión lo suficientemente severa como para matarla.

    Después de asegurarme de que el hombre fuera atendido adecuadamente, lo envié para que las enfermeras lo manejaran. Una vez a solas con la niña, inmediatamente dirigí mi magia a través de ella. Mi energía regresó con la imagen más extraña imaginable, ella tenía tres estructuras esqueléticas.

    Solo pude mirar en estado de shock por un momento antes de revisarla de nuevo con mi magia. Esta vez, me concentré en su estructura humana, sus músculos y órganos humanos. A pesar de la ausencia de heridas superficiales, había mucho daño y hemorragia interna, debería haber estado muerta. Parecía como si su pecho hubiera sido aplastado, pero su corazón latía y no estaba más allá de la ayuda.

    Mi magia cerró las heridas internas hasta cierto punto, porque no sabía lo que otros habían visto. Obviamente, la trajeron de inmediato, pero aun así tenía que ser sigiloso. Sabía lo suficiente sobre mi propia magia para darme cuenta de que si hicieran una radiografía, solo habrían visto su sistema esquelético humano.

    Fue entonces cuando las cosas se pusieron más raras. Mi magia de repente se encontró con su magia. No era energía nominal, sino algo mucho más poderoso y primitivo. Como si mi energía desatara la de ella, su magia de repente se hizo cargo del proceso de curación. La solté justo a tiempo cuando ella cambió inesperadamente. Sus huesos se partieron y volvieron a unirse, sus músculos se encogieron y crecieron, y pelaje brotó sobre su cuerpo hasta que ante mí estaba un pequeño lobo. Por pequeño, quería decir al menos tan grande como un lobo normal, pero definitivamente seguía siendo un cachorro. Sabía lo que era y sabía que era pequeña en comparación con un cambiaformas lobo adulto de Skrev. Esta niña estaba muy lejos de casa.

    La puerta se abrió de golpe e instintivamente me coloqué entre la niña alienígena y cualquiera que estuviera entrando. En lugar de una horda de enfermeras y médicos, eran una mujer y un hombre vestidos de calle. La mujer miró al lobo en la mesa y luego a mí con pánico e ira en su rostro. Ella me gruñó, sus ojos repentinamente brillaron rojos y sus dientes se afilaron en colmillos. No necesitaba instintos animales para saber qué se trataba de una madre a punto de defender a su bebé.

    El hombre cerró la puerta detrás de ellos y envolvió su brazo alrededor de sus hombros para sujetarla. Ambos tenían constitución atlética y parecían estar cerca de los veintitantos. La mujer medía alrededor de un metro setenta, tenía el pelo largo y rubio dorado y podría haber sido la portavoz de un club de mujeres trofeo. Alrededor un metro noventa, el hombre tenía un bronceado natural con cabello castaño y llamativos ojos dorados. Podía sentir poderosos instintos de supervivencia y cazadores detrás de esos ojos.

    —Ojalá no lo hubiera visto, doctor —dijo el hombre con pesar. Hablaba en inglés, pero con un acento marcado.

    Obviamente, esta era su hija y pensaron que tendrían que matarme para proteger su secreto. Esperaba hacerles entrar en razón antes de que su hija terminara huérfana. — ¿Quieres decir, ver a una niña de Skrev convertirse en su bestia? —Yo pregunté. Usé mi magia para hablar en su idioma, fuera el que fuera.

    Sus ojos se abrieron y ambos me olieron. —No eres de Skrev —insistió la mujer.

    —No, soy de Duran, mitad humano, mitad sago. También soy el Noquodi de la Tierra y amigo de Ghidorah de Skrev. Mi hermano es un dragón. Soy lo suficientemente poderoso como para evitar que sus corazones sigan latiendo en sus pechos donde están parados

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