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Luna Sangrienta
Luna Sangrienta
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Libro electrónico313 páginas4 horas

Luna Sangrienta

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Información de este libro electrónico

-Entonces es cierto- Murmur, era un comentario ms para m que para la joven sentada frente a m que alcanz a escucharme.
-Qu es cierto?-pregunt mientras ella agregaba azcar a su t y morda una de las galletas, degustndola por unos segundos, para luego seguir comiendo ms.
-Usted es una bruja- la respuesta se me hizo rara al pronunciarla en voz alta, ya haba cado en cuenta de la realidad en la que me encontraba pero decirla en alto era una cosa muy diferente.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento10 dic 2015
ISBN9781506510422
Luna Sangrienta
Autor

A.H. González

A.H. González mejor conocida como Alexandra Herrera González, nació en Monterrey, México con la idea de sobresalir en el mundo. Diferentes circunstancias en su vida la llevaron a la decisión de escribir una saga de libros, siendo “Luna Sangrienta” la primera entrega. Este sueño no vería la luz del día de no ser por un trágico accidente que cobró la vida de su padre. Si bien Alexandra lo ama con todo su corazón, él era un hombre estricto y de ideas arcaicas que pensaba que nunca podría tener éxito una novela. Hoy después de cinco años de la muerte de su padre y con el apoyo de infinitas personas, “Luna Sangrienta” es una realidad.

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    Vista previa del libro

    Luna Sangrienta - A.H. González

    Agradecimientos:

    A todos los que creyeron en mí gracias por que esto es el fruto de un trabajo que esperaron por mucho tiempo; y a los que no creyeron les agradezco su incredulidad pues he aquí los resultados

    A mi familia por apoyarme incondicionalmente en este camino que recorrimos juntos.

    A mis amigas que siempre se mostraron entusiasmadas y creyeron en mí, ustedes son la inspiración de muchos personajes.

    A mis amigos que esperaron mucho por este libro y que también fueron una fuente de inspiración constaste.

    A mis primeros fans que aunque no había libro siempre se mostraron interesados.

    A todos los que son parte de mi vida, gracias.

    Agradecimientos Especiales A:

    Abuelo Fernando.

    Tía Azu.

    Abuelo Pepe.

    Abuela Tita.

    Mi querida mamá.

    Mafer.

    Rafa Maciel.

    Prof. Juan Antonio.

    Anaís Reyes.

    Gaby Torres.

    Gaby Álvares.

    Cynthia Acosta.

    Ricardo Rasmusson.

    Raúl Verástegui.

    Berny Guerra.

    Adolfo Benavides.

    Alexa Rasmusson.

    Dire Chuy.

    Leyla.

    Karla (Piña).

    Gracias por ser una fuente de inspiración.

    Capitulo 1

    Sin conocer

    PRESENTE.

    Todo se encontraba en silencio, era del tipo de silencio que nunca aguarda nada bueno, corríamos por el bosque, mas bien, el demonio que me cargaba corría pues yo no tenía fuerzas para moverme. Sentí como comenzaron a acelerar el paso, el viento chocaba cada vez más fuerte en mi cara y lo poco que distinguía con mi borrosa mirada era el pasar de los árboles rápidamente. Entonces el silencio se volvió más penetrante, consumiendo todo a su paso, quien nos perseguía se había quedado atrás, pero no por eso aminoraron el paso… Los demonios con los que iba… creo que uno de ellos gritó algo, pero no pude distinguir que era. Lo que escuché a continuación fue un fuerte estruendo, que terminó por enceguecer mi vista, como si de una explosión se hubiese tratado, nos mandó a volar lejos, caí dolorosamente al suelo de aquel bosque, lo primero que registré en mis sentidos fue el dolor de mi cuerpo y el aire que me faltaba, había caído boca abajo en la tierra, trate de recuperar el aire, éste entraba lentamente hacia mis pulmones y poco a poco pude respirar normalmente. En mis oídos escuchaba un molesto silbido, el mismo sonido que escuchas cuando una granada explota cerca de ti.

    Traté de levantarme, pero mi cuerpo aún no se recuperaba, voltee hacia enfrente de mí, y ví otro cuerpo a unos cuantos metros lejos de mí…La característica cabellera negra y morada de la joven que me había salvado tantas veces, estaba esparcida por la tierra, sus ojos estaban cerrados y su cara se encontraba serena, se veía incluso más pálida a la luz del bosque. Voltee hacia mi izquierda, el ruido me llamó la atención, podía escuchar vagamente ahora, los demonios que me habían protegido peleaban ahora con nuestros enemigos, las espadas enemigas chocaban contra la de los demonios, se propinaban rasguños y cortadas, los cuerpos chocaban unos contra otros, creaban defensas que eran destruidas al instante. Mientras el enemigo tuviera la ventaja nunca podríamos ganar…

    Trataba de permanecer con vida, esperando que todo no fuese más que otro sueño extraño. Recordaba como en muchas películas, los personajes que se encuentran al borde de la muerte logran ver sus vidas enfrente de sus ojos. Yo no logré verla toda, pero sí desde el momento en que mi vida dio un giro inesperado… ¿Qué tanto nos puede cambiar un acontecimiento? Creo que eso depende de cada uno, a mí me cambió por completo. Comencé a ver mi vida, recorrió mi mente como si de una película se tratase.

    PASADO.

    Solía ser un detective de la policía de Londres, no ocupaba uno de los puestos más altos, pero mi nombre era importante entre todos y no había nadie que no me conociera. Decían que era amigable y que era bueno en mi trabajo, no lo creía así pero me llenaba de ánimos saber que mi trabajo era apreciado. No tenía ninguna cualidad impresionante o algo que destacara mi aspecto físico, era simplemente rubio de cabello hasta un poco arriba de los hombro, aunque últimamente había crecido un par de centímetros, y de comunes ojos azules, mi nombre sin ninguna distinción increíble o destacada, Andrew, como mi abuelo y el apellido de la familia, Kendrik.

    Me especializaba en investigar homicidios y últimamente habían sido frecuentes y cada uno más perturbador que el otro.

    Mis inseparables compañeros de equipo eran Dante Carrel, tenía un característico cabello negro corto y ojos azules y James Cárthaigh de cabello café oscuro y ojos miel.

    -Al parecer, el hombre fue desmembrado en otra parte, faltan sus órganos vitales, y por lo que veo en las marcas de su torso, no se utilizó arma alguna -Mi viejo amigo James, él siempre sacaba conclusiones rápidas pero muy acertadas. 

    -Lo más curioso de todo, es esto que encontré. -Dante, el mejor del equipo, él podía recrear la escena del crimen con mucha facilidad. Sostenía en una de sus manos, una bolsa transparente, donde cada evidencia que se encontraba era recolectada en una, dentro de ella había un prendedor, parecía un escudo de armas, a primera vista no reconocí el escudo, pues algunas manchas de sangre y tierra lo cubrían.

    -Déjame verlo -James se acercó a Dante, quitándole el objeto de sus manos –Es un prendedor por lo que veo…reconozco el símbolo, es de la familia Demond.

    -Actualmente solo hay un descendiente vivo de la familia, esa es Lady Demond, es lo único que sé –Dijo Dante observando el prendedor desde la mano de James.

    -¿Crees acaso que fue ella?- preguntó James a Dante -¿Tu qué opinas Andrew?- Escuche que James me llamaba, pero yo estaba más concentrado viendo el cuerpo frente a mí, después de todo no se ven asesinatos como estos todos los días, habían estado ocurriendo comúnmente en diferentes partes de Londres, hasta ahora el culpable no había dejado ningún tipo de evidencia, ninguna marca en los cuerpos, ni un solo patrón para identificarlo…hasta ahora.

    -¡Hey! Andrew voltea, vamos te estoy hablando –James se acerco a mí poniendo su mano en mi hombro -Será mejor que volvamos debemos entregarle un informe mañana al jefe - James se fue alejando de nosotros, después Dante se unió a él.

    -Andrew, ¿no vienes?- Me preguntó Dante desde lejos.

    -Ya voy- Respondí suavemente y me alejé del cuerpo.

    El lugar del crimen estaba cercado por una cinta amarilla, en el lugar se encontraban varios policías vigilando el lugar, mientras los forenses removían el cuerpo para llevárselo.

    James subió al auto en el asiento del piloto, Dante se sentó en la parte trasera y yo en el asiento del copiloto. Llegamos rápidamente a la oficina, cada uno bajo del auto y entramos; Dante y James se quedaron por un rato más, ambos debían terminar informes para el día siguiente, mientras tanto yo recogía mis cosas, me despedía de ellos y salía del lugar.

    Fui directo a mi departamento, no estaba muy lejos de la oficina en realidad, únicamente tenía que pasar unas tres cuadras para llegar, no necesitaba un auto para poder transportarme, además no salía mucho, iba de mi casa al trabajo y viceversa.

    Entré en mi departamento, no era muy grande, consistía de una pequeña sala cerca de la entrada, al lado izquierdo se encontraban un par de habitaciones y del lado derecho la cocina, con un pequeño comedor para cuatro personas. Deje mis cosas en la mesa, quitándome la gabardina que portaba, dejándola colgada en un perchero cerca de la cocina, después de eso tomé un vaso con agua, terminé y deje el vaso en la mesa y fui hacia mi habitación, la verdad estaba demasiado cansado.

    En aquel entonces, los casos de asesinatos que me tocaban investigar me dejaban cada vez más perturbado, no podía creer que existieran personas que pudieran matar a otro y menos de esas horribles formas; claro, no comprendía absolutamente nada, y no me llegaba ni siquiera a imaginar que esas respuestas, a las cuales yo todavía no tenia preguntas, me fueran a llegar, incluso más rápido de lo que yo creía.

    Después de divagar en mi mente, decidí que ya era tiempo de dormir, después de todo, mañana tenía un reporte que entregar; me puse mi pijama y me adentre en mi cómoda cama, me dormí, pensando que el día siguiente iba a ser igual que los demás…

    Pero no lo fue…

    Escuche el despertador sonar, me gire para apagar el molesto aparato, el reloj marcaba las cinco y media de la mañana, así que como todos los días me levante y me metí a bañar, elegí mi traje del día de hoy, algo simple, una camisa azul, un pantalón negro, zapatos negros muy bien lustrados y un saco negro, salí de mi habitación y fui directo a la cocina, mi estomago pedía a gritos algo de alimento, después de todo tenía tiempo de sobra para llegar temprano a la oficina, preparé algo de café y un pan tostado con mantequilla y mermelada de fresa, ya en la oficina comería algo más, tome mi gabardina y mis cosas.

    Mi vida era una rutina, siempre hacia lo mismo, me consideraba una persona aburrida, pero ya me había hecho a la idea de que debía de aceptar lo que hacia, después de todo, estamos aquí para vivir y tenemos que hacerlo de la mejor manera para que nuestra vida sea placentera para nosotros mismos, después de todo, no es para los demás.

    Llegue a la oficina y me di cuenta de que de nuevo me había perdido en mis pensamientos, usualmente me ponía notas mentales cómo: dejar de hablar conmigo mismo.

    Tome el ascensor para ir a mi piso, al entrar estuve a punto de regresar a mis pensamientos, pero una peculiar voz me saco antes de entrar en ellos.

    Giro un poco la cabeza y veo a una mujer, alta, cabello oscuro, ojos verdes y tez morena, todo un encanto, aunque la chica no era mucho de mi tipo, y mucho menos cuando la llegabas a conocer.

    -Buen día Andrew.-me saluda enérgicamente, su nombre Melanie, no recuerdo su apellido, pero lo que si recuerdo es su afición por los chicos rubios y gran sorpresa la mía, yo soy rubio.

    -Buenos días Melanie.- Le saludo cortésmente, después de todo la educación ante todo.

    -Veo que has estado ocupado estos días, me preguntaba si…me preguntaba si, te gustaría salir el viernes a comer algo, ¿te parece?- Me dice ella algo nerviosa.

    -Sí, eso estaría genial Melanie- Excelente, ya he llegado a mi piso, salvado por la campana. -Nos vemos Andrew.- Me dice ella agitando su mano para despedirse.

    Llegue a mi piso, una total salvación, gracias a Dios que ella no trabajaba en el mismo departamento que yo, es linda no he de negarlo, pero no estaba interesado en una relación, no aun.

    -Eres todo un Casanova Andrew.- Escucho la voz de Dante a un lado mío.

    -¿Por qué dices eso?- pregunto algo confundido.

    -Estabas hablando con Melanie, creo que aquí ya tenemos la nueva pareja del mes.- Dice con una voz cantarina mientras pasa uno de sus brazos alrededor de mi cuello, como simple gesto de amistad.

    -¿De qué hablas? Melanie es solo…una compañera de trabajo- deje mis cosas en mi escritorio, me quite la gabardina y la deje colgada en el asiento, y voltee a encarar a Dante.

    -Mira seamos sinceros, lo mismo dijo James con la chica de logística y ya ves ahora, son una linda pareja y los dos se aman.- Dante me miró tratando de analizarme.

    -Eso es muy diferente, porque yo no siento absolutamente nada por Melanie y esta conversación termina aquí, debo entregar un informe sobre el asesinato de hace dos días-Le dije a Dante, mientras me sentaba en mi escritorio para empezar a escribir mi informe en la computadora, imprimirlo y mandárselo al jefe cuando llegara a su oficina.

    –Está bien, yo también tengo que entregar mi informe- Dante se retira a su escritorio que justamente está al lado mío.

    El reloj marcaban las once en punto de la mañana, James aun no había llegado, se me hacia algo muy extraño, después de todo el nunca llega tarde, de hecho es el primero de nuestro piso en llegar.

    -Disculpen por llegar tan tarde- Levante mi vista y vi a James, parecía agitado, como si hubiese corrido un maratón.

    -No te preocupes James, ¿Qué ocurrió, porque tan tarde?- Le pregunte, después de todo es malo quedarse con la duda.

    -Un accidente vial, nada de qué preocuparse, ya he llegado ¿no?- Me dice James muy positivo como siempre, a veces me gustaría tener las mismas ganas por vivir al igual que él.

    -¿Ya has terminado tu informe?- Le pregunto, ya que, se reconoce a nuestro equipo de trabajo por la puntualidad.

    -Demonios, no lo he terminado… ¿Qué hora es?- Me pregunta muy apresurado.

    -son…once quince- Miro el reloj de la computadora y vuelvo a verlo a él.

    -Diablos, el jefe ya ha de haber llegado, y querrá el informe- James se fue corriendo hacia su escritorio, que estaba a dos filas del de Dante.

    Termine de imprimir el informe y lo guarde en un folder con el nombre y número del caso; en estos momentos me pregunto…estaría haciendo el mismo trabajo de todas las mañanas, estarían bien Dante y James, pero lo que me depara el futuro en este momento me es tan incierto, que a veces me gustaría regresar a ese pasado, donde todo era tan rutinario y detenerme en las cosas que nunca les preste atención. Sé que ahora todo ha cambiado por completo, pero si se me diera la oportunidad de regresar a este pasado que describo, diría que no, porque el Andrew que está viendo esto ahora, no es el mismo de la historia.

    -Hey Andrew, el jefe nos llama.- Me dijo Dante ya con su informe en mano. Yo le imite y tome el mío, caminamos hasta la oficina del jefe que se encontraba hasta el otro extremo del piso, tocamos a la puerta y el jefe nos indico que pasáramos, Dante dejo su informe en el escritorio y yo hice igual, pero antes de poder salir, el jefe me detuvo.

    –Puedes retirarte Dante, necesito hablar a solas con Andrew- El jefe, como le decíamos todos en el departamento, era un hombre grande, con canas en su cabello y de penetrantes ojos verdes, escuché que había estado en el ejercito. Su nombre era Vadimovich Wolfgang.

    –Por supuesto jefe- Dante salió de la oficina, al instante el jefe me indicó que me sentara.

    -Andrew, revisé el informe sobre el homicidio de hace unas semanas y que tu equipo también había encontrado un prendedor en el caso de ayer ¿Es cierto eso?- Me preguntó mi jefe, cruzando los brazos frente a su pecho.

    -Sí, así es, ya lo he mandado a los forenses para ver si hay huellas, o algo que nos lleve al homicida.- Respondí con mucha naturalidad, ya que, este tipo de casos eran mi especialidad.

    -Eso ya lo sé y otra cosa que también sé, es que sabes a quien pertenece ¿no es así?- mire a mi superior extrañado, por que preguntarme por algo que ya sabía, desconocía que esa respuesta la encontraría más adelante.

    -Tiene razón señor, sé a quien pertenece- Dije observándolo fijamente.

    –Lady Demond ¿verdad?- me dijo él, yo solo asentí con la cabeza –Bien, ve y entrevístala, si ella esta tras estos casos, la atraparemos muy fácil, de eso estoy seguro, puedes retirarte-

    -¿Quiere que vaya a entrevistarla? No sería extraño que fuera… y ¿si es solo una coincidencia que el objeto llegara ahí?- Veía a mi jefe con desconcierto.

    -Las coincidencias no existen Andrew, además puede que sea nuestra única oportunidad para atrapar al culpable, no solo hay problemas en Londres, han ocurrido casos como estos en otras ciudades importantes, y justo el día de ayer también se registro uno en la ciudad de Brujas, esto puede llegar a ser un asunto de seguridad nacional… ¿entiendes lo que esto significa? Podríamos estar lidiando con un terrorista, y como somos los únicos que han encontrado una pista hacia el posible homicida, es nuestra oportunidad- Sin nada más que agregar, se sentó en su silla detrás del escritorio, comenzando a revisar algunos documentos, sabía que esa era mi señal para salir de la oficina y ponerme a trabajar.

    Me dirigí a mi respectivo espacio de trabajo junto a Dante -Andrew ¿Qué ocurrió, de que quería hablar el jefe?- Dante siempre queriendo saber todo.

    –Quiere que vaya a investigar a un posible sospechoso del homicidio de ayer.-

    –Y de quien podría tratarse, lo único que tenemos es el prendedor de…-

    -Sí, Lady Demond- Le interrumpí antes de que siguiera hablando.

    -¿En verdad crees que ella haya sido la culpable?- Me pregunta muy pensativo Dante.

    –Escucha, es demasiado sospechoso que misteriosamente haya ocurrido un homicidio y tu prendedor haya aparecido ahí por arte de magia, eso no es muy lógico- Le dije a Dante, él solamente río despreocupadamente, tome mis cosas y mi gabardina, me dirigí hacia el lugar de James –Hey James, ¿me prestarías tu auto? - Le dije situándome enfrente de él.

    –Por supuesto, ¿a dónde iras?- Me preguntó sin levantar la vista de la computadora en la que tecleaba rápidamente su informe.

    –Iré a entrevistar a uno de nuestros posibles sospechosos, su casa o más bien dicho mansión esta a las afueras de Londres-

    –Claro, solo necesitaré el auto más tarde, ya sabes, para volver a casa, la mía no esta tan cerca como la tuya-

    -No te preocupes, traeré tu auto sano y salvo- Dije a James, él me entregó las llaves y me dispuse a irme de una vez.

    Camine hasta el elevador y presione el botón de planta baja, espere unos minutos y la puerta se abrió, afortunadamente no había nadie en su interior, subí rápidamente y las puertas se cerraron tras de mí. Llegue de inmediato a la planta baja del edificio, tome unas escaleras del lado izquierdo del elevador para ir al estacionamiento subterráneo, al llegar pude ver el auto de James, un Honda civic sedán en color negro, a James le gustaban los autos del año a sí que he de suponer que es reciente. Subí al asiento del piloto, encendí el auto y me dispuse a conducir hacia mi destino.

    La mansión quedaba bastante lejos de la ciudad, se llegaba a un punto en que todo era vegetación a su alrededor, estuve conduciendo cerca de dos horas hasta que logre divisar a lo lejos la gran mansión, llegue justamente a la entrada resguardada por un enorme portón de color negro, paré el auto esperando encontrar algún guardia o algo para poder entrar en el lugar, pero de inmediato el portón se abrió, volví a andar el auto y comencé a adentrarme en el extraño lugar, detrás de mí, la puerta se volvió a cerrar sola, observé el paisaje que me rodeaba, un largo camino con arboles a los lados, después el camino se hacía en dos formando una rotonda y en medio de esta una enorme fuente, con un ángel alzando su brazo derecho al cielo y en la otra mano cargando un libro, tome el lado izquierdo del camino y me detuve en lo que creo que era la entrada, apague el auto y guarde las llaves en mi gabardina, baje del vehículo, y subí unos escalones de piedra tallada, justo cuando iba a tocar la puerta esta se abrió dejando ver a una chica.

    Pero lo que yo no sabía era que después de verla, después de entrar en esa extraña mansión, todo lo que yo pensaba que era correcto en mi vida…cambiaria.

    La misteriosa chica abrió la puerta, le calculaba unos veintidós o veinticuatro años, era de baja estatura, fácilmente le sacaba como media cabeza, su cabello era de color negro con las puntas en color gris, le llegaba a los hombros, sus ojos eran de color negro y me resultaron muy inquietantes, sentía una gran frialdad en sus ojos que me recorrió toda la columna hasta situarse en mi cuello, dando paso a un pequeño escalofrió que creo que ella notó, su ropa era toda negra, a excepción de su chaqueta, que era color gris, combinaba perfectamente con su cabello.

    –Buenas tardes ¿Se le ofrece algo?– Me preguntó la misteriosa chica, observándome con sus profundos ojos negros.

    –Buenas tardes, soy el detective Andrew Kendrik, busco a la señorita Kalhisto Demond– sentí como si mi voz no pudiese salir de mi garganta y como si comenzase a hacer frio.

    –¿Qué asunto tiene con la Dama Kalhisto?– Me pregunta la chica observándome directamente a los ojos, su mirada no mostraba sentimiento alguno, parecía completamente vacía, pero al mismo tiempo las sensaciones anteriores no desaparecían, hasta parecía como si se intensificaran.

    –Estoy haciendo una investigación, es sobre un homicidio que ocurrió ayer por la noche, necesito hacerle unas preguntas a la señorita Demond–

    –La dama Kalhisto no se encuentra por el momento, pero llegara en un par de horas, puede esperarla si gusta– Me dijo la chica, observándome de arriba abajo, escaneándome y no le importaba que yo la estuviera mirando.

    –Me quedare a esperarla, si no hay problema- Le dije, había recuperado la seguridad en mí para seguir hablando.

    –Pase por favor– La chica me invito a pasar, el recibidor era muy amplio, adornado con dos armaduras antiguas en las esquinas y un espejo a la derecha con una pequeña mesa de cristal y un florero con rosas rojas.

    –Disculpe señorita, ¿Usted trabaja aquí?- Le pregunte a la chica, mientras caminábamos hacia una pequeña estancia que se encontraba a la izquierda del recibidor.

    –Estoy al servicio de la Dama Kalhisto, si eso quiere saber- Me dijo la chica mientras encendía la luz del lugar; la sala era sencilla, unos sillones de piel en color negro y en el centro de estos una pequeña mesa de madera con un florero con rosas rojas y blancas, una armadura en la esquina derecha y otra en la izquierda, varios cuadros colgados en las paredes, deduzco de estilo renacentista.

    La chica se sentó en uno de los sillones y yo me senté en el de enfrente –Señorita ¿Cuál es su nombre? Y ¿Qué relación lleva con Kalhisto Demond?- la chica me miró con sus penetrantes ojos negros, causando en mi un nuevo escalofrió.

    -Mi nombre es Abigor Demond y soy prima de la Dama Kalhisto- Quedé impresionado por la revelación de la chica, mi cara mostraba asombro, creo que al jefe se le olvido el detalle de decirme que Kalhisto Demond tenía familiares y más si ellos se encontraban viviendo con ella, esto haría las cosas más difíciles si ella resultaba culpable de los asesinatos, lo cual, después de estarle dando vueltas al asunto mientras me dirigía a este lugar, estaba muy seguro que ella era culpable.

    De pronto se escucho una puerta siendo cerrada fuertemente, al parecer venia de la entrada principal donde hace unos minutos estábamos, esta vez sentí un gran miedo en mi interior, el mismo sentimiento estaba de nuevo ahí, justo como cuando vi a Abigor por primera vez, aunque ahora la sensación era mucho más intensa.

    –Hey Abigor, hay un auto estacionado en la entrada y no recuerdo haberlo visto entre los nuestros- La voz se fue acercando hacia donde estábamos, hasta que en la entrada de la sala apareció un joven, alto de cabello negro y pude distinguir algunos mechones en color azul, sus ojos eran de un profundo azul, casi eléctrico, vestía un pantalón en color negro y una camisa en color azul hasta los codos y los primeros dos botones abiertos, musculoso pero sin exagerar.

    -Aby, ¿Quién es este?- El misterioso chico volteo a verme con arrogancia.

    –Él es el detective Andrew Kendrik, viene a hablar con la Dama Kalhisto- dijo la chica de ojos negros presentándome ante el otro.

    –Detective, el es Naburus Demond, mi hermano-

    -Un placer conocerlo- dije con educación, aunque el tipo no me inspiraba confianza, y me causaba un miedo irracional, pero debía sonar como si no sintiera nada de eso, con elegancia y educación ante todo, como ya he dicho antes.

    –Pues para mí no- Él arrogante joven se marcho al igual que como vino.

    –Disculpe los modales de Naburus, es el más rebelde de mis hermanos.- Dijo la chica con algo de decepción.

    -¿Quiere decir que tiene más hermanos?- Pregunte

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