Reglas para tirar ficha

Por Laura Bailo

Cuando Gabriel se apunta a las jornadas de juegos de mesa con la intención de jugar tanto como pueda durante los próximos tres días, lo que menos se espera es que un hombre atractivo le acribille con la mirada en el aparcamiento. Así que cuando el mismo hombre se une a la mesa en la que está jugando, Gabriel está decidido a hacerle sonreír, incluso si para ello es necesario tirar más fichas que las incluidas en el juego.

Cuando Aitor entra en el polideportivo después de que alguien le haya robado su plaza de aparcamiento, no espera sentirse tan atraído por la misma persona a la que había decidido odiar unos pocos minutos antes. Sin embargo, mientras conoce a Gabriel a través de los juegos y el flirteo, no es capaz de ignorar esa atracción.

No hay reglas para tirar ficha, pero para Gabriel y Aitor, es un juego que puede tener dos ganadores.

• Idioma: Español
• Editorial: JMS Books LLC
• Fecha de lanzamiento: 6 nov 2019
• ISBN: 9781646561506

Laura Bailo

Laura Bailo is a veterinarian and a teacher in training who can do surgical sutures but can’t sew on a button to save her life.She lives in Spain with far too many books and boxes full of notebooks. She loves exploring the narrow streets of Pamplona and she’s known to have gotten lost in her own city. She loves reading, singing and trying out new cooking recipes, and if she’s feeling adventurous she may try to do all of these at the same time.

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Reglas para tirar ficha

por Laura Bailo

Traducción realizada por Salvatierra Translations

Publicado por JMS Books LLC

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Todos los derechos reservados 2019 Laura Bailo

ISBN 9781646561506

Diseño de portada: Written Ink Designs | written-ink.com

Imagen utilizada bajo una licencia estándar libre de derechos.

Todos los derechos reservados.

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Este libro está destinado a una audiencia mayor de edad. Puede contener escenas sexuales explícitas y descripciones gráficas que podrían ser consideradas ofensivas por algunos lectores. Por favor guarde sus archivos en un lugar al que los menores no tengan acceso.

Esta es una obra ficticia. Aunque puede haber referencias a eventos históricos o ubicaciones reales, los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor y/o se usan de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es únicamente una coincidencia.

Publicado en los Estados Unidos de América.

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Para mis frikis de los viernes por la noche; todavía os debo una partida.

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Reglas para tirar ficha

por Laura Bailo

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Epílogo

Capítulo 1

Gabriel

Gabriel soltó una palabrota y maldijo a sus compañeros de trabajo. Quería haber llegado antes pero la reunión se había alargado y ahora no había forma de encontrar un sitio para aparcar. Sabía que esto iba a pasar. Las jornadas siempre atraían a muchísima gente, y precisamente por eso quería haber llegado lo bastante temprano como para para aparcar sin problemas.

Estaba dando la vuelta al aparcamiento por segunda vez cuando vio un coche saliendo marcha atrás. Acababa de aparcar en el hueco que dejaba, pensando en la buena suerte que había tenido, cuando un pitido furioso (y de verdad, no tenía ni idea de que un coche pudiera sonar enfadado) se oyó desde detrás de él.

Miró hacia atrás y vio a un hombre rubio asomándose desde la ventanilla de un coche pequeño. —¿Se puede saber cuál es tu problema? —Estaba mirando a Gabriel con el ceño fruncido, y sus ojos pálidos relucían con una intensa concentración que, a su pesar, a Gabriel le pareció atractiva de una forma algo malhumorada.

Así que ahí estaba la procedencia del pitido. Era un poco difícil creer que un coche tan pequeño pudiera sonar tan furioso. Pensándolo bien, el conductor tampoco parecía especialmente grande. Aunque Gabriel estaba seguro de que, si las miradas matasen, él ya habría sufrido al menos una herida.

Salió del coche. —¿Cómo dices?

—¡Has aparcado en mi sitio!

—Estoy bastante seguro de que no había ningún nombre escrito en el asfalto. —Gabriel se encogió de hombros, sintiendo un placer algo sádico al ver cómo la cara del otro hombre se enrojecía por el enfado, mientras que otra parte de él (la parte más humana) simpatizaba con él.

—Estaba esperando aquí. Hasta tenía el intermitente puesto.

Gabriel había estado tan concentrado en aparcar en el hueco que se había quedado libre que no se había dado cuenta. —Lo siento, no te he visto.

—No quiero que te disculpes. Quiero que muevas tu coche para que pueda aparcar en mi sitio —dijo esa última parte entre dientes, claramente furioso.

Gabriel soltó una carcajada. —Lo siento, pero eso no va a pasar ni de coña. Vete a dar una