Gay: Saliéndose y viniéndose

Por Kathleen Hope

Paulie se levantó los pantalones, furioso—. Me mentiste. Me dijiste que ellos sabían y que estaba bien con eso. Con nosotros.

            —Paulie, sé que estás enojado, pero…

            —¡Pero nada, huevón! Me mentiste. ¿Cómo puedes decir que me amas si me has mentido?

            —Por favor —susurré— no te vayas, todavía no. Vamos a hablar.

            Se quedó parado en la puerta pero dándome la espalda—. ¿Quieres hablar? Bien, tengo una confesión que hacerte. No soy virgen, solo te dije eso porque quería meterme contigo. Nunca podría estar contigo. Ni siquiera tienes las bolas como para pararte frente a tus padres y decirles que a su bebito le gustan los chicos.

            —Paulie, espera —tenía miedo de que saliera y se armara un escándalo con mis padres. Lo tomé del brazo—. Quédate o podemos ir a otro lado.

            Pero él no me escuchaba. Se zafó de mí—. Jódete, Elliot. No vuelvas a llamarme.

            Exhalé una bocanada de aliento. Ethan no tenía la más puta idea de lo que era drama.

• Idioma: Español
• Editorial: Michael van der Voort
• Fecha de lanzamiento: 17 oct 2016
• ISBN: 9781507159699

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Índice de capítulos

Capítulo 1: La salida del novato

Capítulo 2: La anatomía de Stuart

Capítulo 3: Rompiendo a Elliot

Capítulo 4: El Back Door

Capítulo 1: La salida del novato

—Te lo digo en serio, Bob. Quizás debas llevar a Elliot a ver a un terapista o consejero o algo.

—¿Y meter a un extraño en los asuntos de la familia? No, Kathy. No puedo y no lo haré. Este es nuestro problema y solo nuestro. No necesitamos a un fanfarrón con todos esos malditos títulos para decirnos qué hacer con nuestro hijo.

Estuvieron en silencio por unos minutos. Luego escuché a mi mamá llorando— ¿Qué hicimos mal, Bob? ¿Acaso no le dimos el amor y apoyo suficientes? ¿O fuimos demasiado permisivos y le dejamos hacer todo lo que quería o le exigimos demasiado?

—Detente, Kathy  —oí decir a mi papá en esa manera dura pero cariñosa que siempre le hablaba a mi mamá. Aunque siempre me irritaba, me hacía sentir seguro y feliz de saber que, a pesar de su exterior áspero, la amaba —. Su gusto... —e hizo una pausa, como si fuera duro para él decirlo en voz alta—. Su condición no es por algo que hayamos hecho. 

—¿Entonces por qué es así? —Mama sollozaba. Imaginé a papá abrazándola y palmeándole la espalda.

—No sé, chica —murmuró— simplemente no lo sé.

—Le fallamos —dijo temblorosa—. Sé que no quieres involucrar a nadie más pero, quizás con consejería, podamos regresarlo al camino correcto.

—Dije sin consejería, Kathy—papá dijo con severidad. Podía escuchar a mamá llorar suavemente. Luego él resopló‒ solo es una fase, vieja. Está rebelde. Todos los chicos de su edad pasan por esa mierda en algún momento. Caerá en cuenta y podremos olvidarnos de todo esto. 

—Espero que tengas razón, Bob —sollozó—. Sé lo que vi cuando fui a su cuarto —empezó a llorar—. Ese muchacho lo estaba manoseando como si fuera una puta.

—Mejor que lo hayas visto tu que yo —dijo papá— los hubiera matado a ambos.

Me fui temblando a mi cuarto. Probablemente lo habría hecho.

—Al menos se