El Nuevo Mundo
Por Manuel Mata
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Al trasladarse a Londres, Víctor espera una nueva vida, pero no un Nuevo Mundo. Es el año 2023 y están saliendo de un confinamiento por una pandemia global. Si bien es feliz con su trabajo de profesor, siente que le falta encontrar el amor. Pero sus citas no salen bien, hasta que conoce a Steve, un atractivo periodista inglés, al que comienza a darle clases privadas de Español. Sin embargo, los secretos y malentendidos más el turbulento ambiente alrededor complica las cosas e incluso los separa.
¿Conseguirá Víctor superar sus temores interiores para poder estar con Steve?
¿Impedirán los acontecimientos que puedan estar juntos?
¿Será el Nuevo Mundo una bendición o una amenaza para su amor?
Manuel Mata
-Author of "Overcome your fears and reach your dreams", "¡Reinvéntate! Guía para cambiar tu vida profesional", " Diario de un infotunio", "Land of smiles", "Regreso a Barcelona", " El Nuevo Mundo".-Teacher and tutor.-Writer in several websites as QueAprendemosHoy.com, El Rincón del Coach, Gestiopolis, etc. about these topics: Personal Develoment, Self-help, Career Coaching, Executive Coaching, Life Coaching and Professional Life.-Certified Coach by Coachville Spain-Tisoc in Personal Coaching.-Award in Education and Training by Pearson, UK.-Master MBA by Business European School INESEM-Degree in Business Administration by the University of Barcelona UAB
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El Nuevo Mundo - Manuel Mata
1.Reencuentro
Londres, julio de 2023. Pasadas las once y media de aquella noche de verano, las sirenas de las ambulancias no dejaban de sonar en Acton. Aunque ya no me sobresaltaba tanto como antes, todavía se me encogía el estómago. Pero tenía esperanza conforme volvíamos a una cierta normalidad.
Tras varios meses de soledad durante el confinamiento de la primavera, el ruido incesante del tráfico retornó al oeste de Londres. Entonces, por fin volvimos a tener permiso para encontrarnos con gente y salir del aislamiento. Solo afuera, pero era mejor que nada.
Conocer a un chico especial era mi ilusión por aquel tiempo. No quería renunciar a eso. En una época de confinamiento y distanciamiento físico, las aplicaciones de contactos eran una opción para encontrar chicos. ¿Qué otra cosa podía hacer si no para no sentirme solo?
Solo quería hallar un chico con quien sentirme a gusto. No era algo que pudiera predecir claramente a través de una foto en una red social o aplicación de contactos. Pero no por ello eran descartables como medios. Tampoco creía que los bares de ambiente fueran ideales, y aun así, me sirvieron para conocer chicos en el pasado.
Esa noche estaba en mi habitación ocioso y escribí un mensaje a un chico inglés. No era nada fuera de lo habitual, charlaba online con muchos desde que me descargué GuyDate, la popular aplicación de citas en el Reino Unido. Sin embargo después de saludar al chico, tuve un pensamiento que me agitó por dentro, y necesitaba salir de dudas.
Víctor: ¿No nos conocemos ya?
Josh: Sí, ahora que lo mencionas me suenas. No estaba seguro cuando te escribí. Pero tu cara me es familiar.
Víctor: Jajaja, estarías hablando con muchos chicos ese día.
Josh: Jajaja, nos conocimos a través del grupo de Meetup en Soho. Abajo, creo que en el bar Rupert. Y charlamos mucho… ¡Cómo echo de menos salir por la noche!
Víctor: Claro, ahora recuerdo. Fue en ese bar donde nos conocimos en persona. Aunque hablamos bastante, lo cierto es que no me acuerdo de qué, jajaja. ¿Tú te acuerdas? En cualquier caso, eso es una buena señal, ¿verdad?
Recordé que Josh me pareció sexy. No fue enamoramiento ni amor a primera vista, pero sí sentí atracción por él en el pub. No estaba seguro si sería cosa del momento y de la bebida. Era rubio, con el pelo liso, ojos azules, un metro ochenta de estatura, fornido. No estaba nada mal.
Por GuyDate descubrí que tenía veintisiete años y que vivía en el barrio de Clapham, muy popular entre los gays. Soho también lo seguía siendo, pero los precios altísimos de las casas hacían casi imposible vivir allí. Eso sí, todavía era un punto de encuentro para ir a los pubs o salir de fiesta.
El día que conocí a Josh no tuve la sensación que fuera el tipo de chico que buscase pareja. Me dio la sensación que solo quería divertirse, que después de nuestra charla en el bar, buscaría a otro chico para tener sexo. ¿Por qué pensaría algo así?
Al reencontrarnos, no estaba seguro de qué quería. ¿Tan solo conversar o algo más? Quizá, cuando nos conocimos unos meses atrás, ninguno de los dos estaba predispuesto para algo más que disfrutar del momento y la charla. Recordé la tensión sexual de aquella tarde, lo que me exaltó.
Josh: De hecho, coincidimos muchas veces antes de ese día.
Víctor: ¿En serio?
Me sorprendió, no me acordaba de haberlo visto antes. Claro que lo que más me impactó fue que Josh sí lo tuviese presente. Lo cual me llevó a pensar que él se había fijado en mí bastante antes de nuestro encuentro en el bar. Deduje que encontrarnos allí debió ser significativo para él también.
Aunque no fue la impresión que me dio entonces, Josh podría no ser el tipo de chico que me había imaginado: ¿Y si él estuviese abierto a algo más profundo?
Evoqué en mi mente las imágenes del momento en que coqueteamos en el bar mientras bailábamos juntos. Pero no recordaba todo tan bien como creía, o no mejor que Josh. A veces, uno no es consciente de que olvida cosas que otros no.
Josh: ¿Te acuerdas de lo que hablamos entonces?
Víctor: Tengo una idea, pero no sé…
Josh: De los colgantes fluorescentes, hicimos algo de broma con eso.
Víctor: Ah sí, eso lo recuerdo ahora. Jajaja.
Josh: Tú me preguntaste si servían para algo fuera del bar, jajaja.
Víctor: ¿En serio? Sí, creo que lo recuerdo. No sé cómo fui tan lanzado, la bebida debió desinhibirme y tal vez dije algunas tonterías.
Josh: No pasa nada. En realidad fue gracioso.
Víctor: Eso es una buena señal, ¿verdad?
Josh: ¡Claro!
Me preguntaba: ¿Qué ha querido decir exactamente con lo de «gracioso»? ¿Fue esa parte de la conversación en la pista de baile lo que más le interesó? ¿Era quizá una señal de sus intenciones?
No quería hacerme ilusiones para no acabar frustrado. Muchas expectativas se van al garete y te dejan con amargura después. Además, hasta que no conociera mejor a Josh no podría saber con seguridad si le gustaba realmente. Y si aquello iría a alguna parte, que era mucho suponer.
Víctor: Con este calor, lo que de verdad me apetece es estar tumbado en un parque. ¿A ti te gusta pasar tiempo en los parques?
Josh: Me encanta :)
Víctor: ¿Te gustaría que quedáramos para ir un día?
El gobierno permitía los encuentros fuera por entonces, pero manteniendo una distancia de dos metros como mínimo entre las personas. Muy pocos cumplían con esa restricción cuando quedaban con amigos o familiares. Nos parecía antinatural por entonces.
Josh: ¿A qué parque?
Víctor: Pues no había pensado en ninguno en concreto. Espera un segundo… ¿Por qué no vamos a Hyde Park, que nos queda más o menos en medio de los dos?
Josh: Creo que es una idea genial. ¿Cuando estás libre?
Víctor: ¿Qué tal este sábado por la tarde?
Josh: Por mí, estupendo.
En otras ocasiones me había pasado semanas charlando con un chico, y sin embargo, no había salido nada. Por suerte, no fue así con Josh. Tan solo bastó una semana conversando por la aplicación para fijar la cita. Faltaba ver que no se echara atrás en el último momento.
No podía dejar de pensar: ¿Es el destino volvernos a encontrar, o es solo una simple casualidad? Sería excitante ver qué podría salir de una cita como esa. ¿Y si resultaba que teníamos poco en común? ¿Qué ocurriría si no fuéramos compatibles? O peor aún, ¿y si no había química al encontrarnos en el parque?
2.La cita
Me encontré con Josh en la parada de metro de Marble Arch, justo enfrente de Hyde Park. Lo estaba esperando justo al lado del Arco cuando una manifestación anticonfinamientos pasó por allí.
Llevaban carteles de protesta contra las recientes medidas del gobierno:
«Stop lockdown»
«Lockdowns kill»
«Freedom»
Etc.
Entre la multitud, apareció Josh, con un estilo bastante informal. Llevaba una camiseta azul de manga corta, unos pantalones grises cortos, unas zapatillas y una mochila en la espalda. Nos saludamos con un «Hi!», y seguidamente nos adentramos en el parque, alejándonos del alboroto y el ruido de la manifestación.
Me sorprendió ver tanta gente después de doce semanas aislado. Muchos venían de la manifestación, pero otros parecían estar solo disfrutando en el parque. Tal y como íbamos a hacer nosotros aquel día cálido. Por mi móvil me informé que la temperatura era de veinticinco grados a las cinco de la tarde. No hacía calor, era muy agradable.
Sentados en unas toallas sobre el césped, charlamos largo y tendido, conociéndonos algo mejor. Siempre prefería quedar en persona con un chico para hacerme una idea completa. Y bajo aquel placentero sol, conversamos largamente. Por suerte, pudimos hidratarnos con botellas de sidra que trajo Josh. La aromática y refrescante bebida me sentó muy bien, allí bien acompañado mientras caía el sol.
–¿Has conocido a muchos chicos por GuyDate? –le pregunté mirándole a sus plácidos ojos.
–No, ya que hasta hace poco no podíamos quedar en persona.
–Es cierto. ¿Y antes del «lockdown»?
–Era reciente aún la ruptura con mi ex novio, en diciembre del año pasado –contestó Josh con un tono de voz algo apagado.
–¿Qué ocurrió si puedo preguntar?
–No me respetaba lo suficiente, así que terminé la relación. Para mí el respeto es fundamental.
–¿Te refieres a que te engañaba?
–Sí, varias veces. Él lo negaba, claro. Pero encontré muchos indicios y me dije «Basta, es una relación tóxica». Me quedé soltero para el confinamiento, así que han sido unos meses duros.
Vivíamos en un mundo en decadencia, que me parecía surrealista. El «lockdown» trastornó nuestras vidas y yo no lograba entender qué estaba ocurriendo. De pronto, lo correcto era mantener la distancia social, estar muy cerca se consideraba inapropiado. Llevar mascarillas se volvió obligatorio en sitios cerrados. Para mí era una estupidez. Claro que todavía no entendía muchas cosas en aquellos meses, ni cómo estaba cambiando el mundo.
La pandemia mundial había causado estragos en nuestra forma de vida. La mayoría teníamos miedo de relacionarnos con los demás, especialmente del contacto físico. Habíamos sido condicionados para temer el acercamiento a través de la propaganda del gobierno. Pero era por miedo que lo hacíamos, por pánico al nuevo virus.
En la nueva normalidad, el miedo a cualquier tipo de contacto por el virus Beta se extendió. Lo peor era que no sabíamos cuándo acabaría todo, cuánto más duraría el distanciamiento social impuesto.
¡Cada vez se me hacía más y más largo, más y más insoportable!
Aquella tarde en el parque, tratamos de guardar la distancia social en un principio, aunque no era fácil llevarlo a cabo estrictamente. Lo que sí resultó especialmente difícil fue establecer familiaridad con Josh sin un saludo de manos ni acercamiento físico. Pero lo intenté.
–En mi empresa, nos han dicho que no volveremos a la oficina hasta el año que viene –me dijo Josh apesadumbrado.
–¡Wow, eso es mucho tiempo! –exclamé abriendo los ojos y llevándome la mano a la frente.
–Sí, y yo echo de menos ir a trabajar a la oficina, y tener una estructura de horarios.
–Te entiendo –le dije mientras intentaba imaginarme su situación.
–Me paso el día en casa, sin salir para nada. No llevo muy bien eso.
–Es duro. Hay tanto que hemos perdido… Y no sabemos cuánto recuperaremos, ni