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Adiós a la inflamación. Cómo prevenir enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso
Adiós a la inflamación. Cómo prevenir enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso
Adiós a la inflamación. Cómo prevenir enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso
Libro electrónico272 páginas3 horas

Adiós a la inflamación. Cómo prevenir enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso

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¿SIENTES TU VIENTRE HINCHADO? ¿PESADEZ EN TU CUERPO? ¿TE NOTAS DE MAL HUMOR, ESTRESADO O MÁS CANSADO DE LO NORMAL? ¿SABÍAS QUE DETRÁS DE ELLO PODRÍA ESCONDERSE UN PROBLEMA DE INFLAMACIÓN?
Aumento de peso, problemas en la piel, dolores de cabeza o patologías como la diabetes, el hipotiroidismo, la esclerosis múltiple, el cáncer o la depresión podrían deberse a una inflamación crónica.
En este libro descubrirás que una dieta adecuada, hábitos saludables y una buena gestión de las emociones son primordiales para desinflamarte y recuperar tu salud.
La nutricionista Sandra Moñino, una de las mayores expertas en inflamación, nos da todas las claves y trucos para identificarla, prevenirla y combatirla. Además, te ofrece un completo menú antiinflamatorio con recetas ricas, fáciles, saciantes y muy saludables.
UN MANUAL IMPRESCINDIBLE QUE MEJORARÁ TODOS LOS ASPECTOS DE TU SALUD Y CAMBIARÁ TU VIDA.
Incluye gratis RETO 3 DÍAS antinflamatorio.
«Descubrir el significado de la inflamación ha sido un antes y un después.
Gracias a ello he conseguido en mis pacientes mucho más de lo que nunca me hubiera imaginado. Revertir enfermedades crónicas, conseguir reducir su medicación, eliminar síntomas de patologías, mejorar su calidad de vida, pérdidas de peso a largo plazo que parecían imposibles y un largo etcétera. Es increíble lo que se puede lograr al llevar una alimentación antiinflamatoria.
Ojalá puedas leer este libro con detenimiento y abrir la mente hacia este cambio, porque te aseguro que la nutrición es la medicina del futuro.
¡Desinflámate conmigo!».
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 mar 2024
ISBN9788410021242
Adiós a la inflamación. Cómo prevenir enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso

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    Más de lo mismo, nada novedoso y poco original en cuanto a recetas
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    Sin evidencia científica, no tiene ni bibliografia, todo va de pasada, hay mejores libros

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Adiós a la inflamación. Cómo prevenir enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso - Sandra Moñino

Índice

Portada

Créditos

Reto antiinflamatorio de 3 días

Introducción

1. La temida inflamación crónica

2. Hacer dieta nos inflama

3. El azúcar nos enferma

4. Ni el hambre emocional ni los edulcorantes

5. Microbiota y su conexión con el cerebro

6. Disbiosis intestinal y sus consecuencias

7. La salud está en nuestras manos. Enfermedades autoinmunes y cáncer

8. Las hormonas nos revolucionan

9. El colesterol, las enfermedades cardiovasculares y la inflamación

10. La alimentación

11. Alimentar la microbiota y perder peso

12. Hábitos

Recetas antiinflamatorias

Conclusión

Agradecimientos

Bloc de notas para el reto

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorizaciónde sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

Editado por HarperCollins Ibérica, S. A.

Avenida de Burgos, 8B - Planta 18

28036 Madrid

Adiós a la inflamación. Cómo prevenir y tratar enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso

© 2024, Sandra Moñino Costa

© 2024, para esta edición HarperCollins Ibérica, S. A.

Todos los derechos están reservados, incluidos los de reproducción total o parcial en cualquier formato o soporte.

Fotografía de la autora: Juan Manuel Caro López

Diseño de cubierta: LookAtCia

Imágenes de interior: Shuterstock y Freepik

Ilustración permeabilidad intestinal, página 102: Dreamstime

Ilustración menopausia, página 143: ©Tatiana Calderón Brocal

Diseño y maquetación de interiores: Raquel Cañas

ISBN: 978-84-10021-24-2

Composición digitial: www.acatia.es

A todas las personas que sufren en silencio.

A Alberto .

A mis padres, Mari y Rafa.

A mi hermana, María.

A mis abuelos... Abuelita .

A mis pacientes bonicas y al equipo que hay detrás de Nutriciónate.

Y a mí misma.

Reto antiinflamatorio de 3 días

Con la compra de este libro tienes incluido el reto con el que he ayudado a miles de personas a reducir la inflamación y perder peso.

Incluye:

Lista de la compra para poder organizarte y ahorrar tiempo.

Plan antiinflamatorio de 3 días.

Recetas variadas, saciantes, divertidas y sencillas.

Vídeos de formación con consejos.


Para poder realizarlo solo tienes que escanear

con tu móvil este código qr:

https://nutricionate.com/reto-libro

*Si ya has realizado alguno de mi retos tienes que saber que todas las recetas antiinflamatorias son nuevas.

Dificultad para perder peso, hinchazón abdominal, molestias digestivas, gases, dolores de cabeza frecuentes, insomnio… ¿Te suena? Son los principales signos de inflamación. La gran mayoría de la población sufre inflamación crónica y no lo sabe. Es algo muy común hoy porque está muy relacionado con el estilo de vida que llevamos.

Siempre pregunto a mis pacientes al inicio de las consultas cómo creen que se alimentan y la respuesta es parecida: piensan que lo hacen bien y la realidad es que ni se acercan. Existe mucha desinformación al respecto. Bueno, igual diría que hay sobreinformación, ¿no crees? Todo el mundo habla de nutrición, pero cada persona opina una cosa distinta. Unas recomiendan el pan de centeno, otras el de trigo sarraceno, hay quien dice que las harinas son el mismísimo demonio y quien asegura que no podemos vivir sin ellas.

Hay tantos mitos y tanta información que nos volvemos locos: «El huevo aumenta el colesterol», «no comas fruta por la noche que engorda», «elimina la patata si quieres perder peso», «una copita de vino al día es buena para el corazón», «hay que tomar leche desnatada» o «el queso está prohibido si quieres perder peso». Y ya si buscas en internet cómo perder peso, te darás cuenta de que en cada página se explica algo distinto.

¡Hasta los libros del cole están desactualizados! He visto libros de texto que recomiendan priorizar el consumo de harinas refinadas al de las frutas. ¿Cómo puede ser que no nos formemos bien sobre algo que repercute de manera tan directa en nuestra salud?

Y todavía nos confundimos más cuando vamos a comprar al súper. Es muy fácil encontrar las típicas galletas ricas en fibra que bajan el colesterol. Y la realidad es que están repletas de ingredientes proinflamatorios que hacen el efecto contrario. El dinero lo mueve todo. Debido a distintas estrategias de marketing que veremos más adelante y a la sobreinformación que hay sobre la alimentación, estamos cada vez más confundidos y más inflamados.

Otro punto que repercute en esta inflamación es que comer saludable lo hemos relacionado con dietas estrictas y que no nos apetece hacer. Comer insano lo asociamos a un proceso divertido, sabroso y que está más normalizado. Esto nos inclina más hacia la alimentación «normal» y solo realizamos dieta cuando tenemos que perder peso.

Ojalá todos conociéramos la realidad de comer de forma saludable mediante una alimentación variada, nutritiva, saciante y divertida que nos hiciera encontrarnos genial y la cual no quisiéramos abandonar una vez que la incluyéramos en nuestra vida diaria. De este modo lograríamos verlo como el proceso maravilloso que es de aprendizaje, de autocuidado, de entusiasmo y de quererse a uno mismo.

No hay momento que no agradezca al destino el haberme llevado adonde hoy estoy. Descubrir el significado de la inflamación ha sido un antes y un después. Gracias a ello he conseguido en mis pacientes mucho más de lo que nunca me hubiera imaginado. Revertir enfermedades crónicas, conseguir reducir su medicación, eliminar síntomas de patologías, mejorar su calidad de vida, pérdidas de peso a largo plazo que parecían imposibles y un largo etcétera. Es increíble lo que se puede lograr al llevar una alimentación antiinflamatoria.

Ojalá puedas leer este libro con detenimiento y abrir la mente hacia este cambio, porque te aseguro que la nutrición es la medicina del futuro.

¡Desinflámate conmigo!

Cada día me encuentro en consulta más casos de pacientes que están inflamados durante muchos años y no lo saben. Esta inflamación les ha generado enfermedades por las que sufren a diario dolores y molestias, y que mantienen medio estables gracias a la medicación. Además, siempre les pregunto y nunca les han informado respecto a la alimentación antiinflamatoria y los hábitos que pueden hacer para mejorar los síntomas e incluso reducir la medicación que toman. Pues detrás de cada patología hay una inflamación crónica, y si la solucionáramos, notaríamos una gran mejoría. ¿Cómo puede ser que no nos adviertan de algo tan importante como esto? Siempre digo que no debemos conformarnos con tomar fármacos para el dolor o para el tratamiento de una enfermedad, sino que hemos de indagar mucho más porque se pueden prevenir, mejorar y tratar patologías mediante hábitos antiinflamatorios. Para eso, primero tenemos que saber lo que es la inflamación.

Si pensamos en la inflamación en general, visualizamos el edema de un dedo cuando nos damos un golpe o del abdomen cuando terminamos de comer, pero no se nos ocurre que tras unas migrañas o unas diarreas se encuentre un cuerpo inflamado. Podemos sufrir inflamación en todos los órganos del cuerpo, y esta puede representarse de múltiples formas que detallaremos más adelante.

La inflamación es un proceso natural, una respuesta del organismo frente a lo que percibe como un ataque. El sistema inmune es el encargado de organizar esta defensa identificándolo y enviando miles de células al lugar donde se está ocasionando el daño para evitar que nos afecte más. La inflamación sería el resultado de esta acumulación de células en un lugar determinado del cuerpo.

Cuando nos damos un golpe en el brazo, rápidamente vemos que esa zona se enrojece, amorata o hincha. Como decíamos, esta acción está organizada por el sistema inmunitario, que nos está protegiendo de un daño superior mediante la inflamación aguda, es decir, la inflamación del momento, la cual puede durar horas, días o semanas como mucho. Esto nos hace ver que, en realidad, la inflamación es un sistema de protección muy necesario, pues es importante que ocurra para protegernos de daños y, además, nos demuestra que el sistema inmunitario está atento para responder cuando lo necesitamos. Pero no es tan positivo cuando esta se alarga en el tiempo y hablamos de inflamación crónica.

Al escuchar la palabra crónico nos asustamos porque pensamos que es para siempre, algo incurable. Lo impactante es que la gran mayoría sufrimos, hemos sufrido o sufriremos procesos de inflamación crónica. Y que, dependiendo de la gravedad y de la respuesta de la persona que la está sufriendo, podría desencadenar en el desarrollo de patologías crónicas. Por este motivo es importante saber identificarla y empezar a tratarla cuanto antes.

Para que se haya desarrollado una enfermedad crónica, antes ha tenido que haber inflamación crónica.

La inflamación crónica, como decíamos, no siempre se aprecia de forma visual, pero se siente y se sufre constantemente. El problema está en que en la actualidad no se reconoce como tal. No relacionamos sus síntomas como una inflamación porque no vemos que haya nada inflamado. Además, el sistema de salud tampoco los reconoce. Un ejemplo está en todas las mujeres que van al médico mensualmente con infecciones de orina recurrentes y le mandan el antibiótico mes tras mes sin preguntarle mucho más acerca de hábitos alimenticios y otros síntomas. Esas infecciones podrían ser un signo o indicio de una inflamación, al igual que ocurre con los dolores menstruales o los de cabeza. Son síntomas que se normalizan, se ignoran o se pone un parche al problema tratándolo con medicamentos que no van al origen de lo que está ocurriendo, solo calman el dolor o curan la infección de forma puntual.

El hecho de mantener estos síntomas en el tiempo sin ponerle solución hace que las enfermedades crónicas sean más comunes, y el porcentaje de población que las padece aumente de manera progresiva, por ejemplo, la diabetes. Lo más preocupante es que cada vez se empieza antes con estos problemas, pues la infantil se está multiplicando cada año. Esto es debido a los hábitos proinflamatorios que se incrementan más y más con la vida moderna.

Otras de las enfermedades crónicas más frecuentes son las cardiovasculares, como la hipercolesterolemia, la hipertensión o la hipertrigliceridemia. En España hoy en día son la principal causa de muerte. La obesidad o el sobrepeso también están en auge, y es que la inflamación nos complica mucho perder kilos —en el capítulo 2 nos adentraremos más en este tema—.

Otras patologías generadas por la inflamación, aunque te cueste creerlo, son el cáncer, la ansiedad o la depresión, los desequilibrios hormonales como el SOP, el hiper e hipotiroidismo, los quistes en los ovarios, los miomas, la endometriosis, los problemas digestivos como la disbiosis o la permeabilidad intestinal, enfermedades autoinmunes como la fibromialgia, la esclerosis múltiple, la tiroiditis, la artritis reumatoide o la psoriasis, entre otras.

Sí, todas estas patologías podrían evitarse si no hubiese inflamación crónica en el cuerpo.

Estoy segura de que estarás pensando que muchas de ellas son genéticas y no puedes hacer nada para evitarlas. Lo cierto es que sí puedes cambiar esa predisposición y hacer que nunca se desarrollen reduciendo la inflamación. Y ahora te estarás preguntando: ¿cómo sabemos si tenemos inflamación? ¿Qué es lo que nos inflama? ¿Cómo podemos evitar inflamarnos? Son tantas las dudas, pero tranquilidad, que vamos a solucionarlas todas.

Partiendo de que la gran mayoría de la población está inflamada, empecemos por los signos de inflamación a partir de los cuales puedes sospechar que lo estamos:

Fatiga constante. Ese cansancio que no nos deja rendir en nuestro día a día, nos pesan las extremidades, nos cuesta despertarnos por las mañanas y tenemos la sensación de no haber descansado.

Insomnio. Nos cuesta conciliar el sueño, tenemos pesadillas y nos despertamos a media noche.

Niebla mental o falta de concentración.

Alergias o congestión. Sobre todo a primera hora de la mañana nos despertamos con la nariz taponada, estornudando y con picor en la garganta.

Problemas intestinales como diarrea, estreñimiento, gases, reflujo… que en muchas ocasiones nos impiden vivir con normalidad.

Infecciones de orina o candidiasis frecuentes y recurrentes.

Acné, urticaria, eccemas o rojeces en la piel.

Herpes, inflamación en encías, aſtas bucales…

Debilidad del sistema inmune, es decir, estas personas que están enfermas constantemente, una infección/bacteria tras otra.

Dolores de cabeza frecuentes o migrañas.

Aumento de peso y dificultad para perderlo.

Distensión abdominal, sobre todo después de las comidas (hinchazón).

Desajustes hormonales como retrasos en la menstruación, dolores fuertes, menopausia precoz, vello facial, caída del cabello…

Dolor articular, muscular.

Infertilidad y problemas en el embarazo.

Estos síntomas los podemos tener de forma puntual, pero cuando son muy frecuentes y nos impiden hacer nuestro día a día con normalidad, seguramente estemos sufriendo inflamación. ¿Pero cómo es posible que haya tanta inflamación con todos los avances que tenemos hoy? Es cierto que hay adelantos, sin embargo, no hay información clara que nos haga cambiar o modificar hábitos.

La alimentación proinflamatoria —llena de azúcares, productos procesados, grasas vegetales hidrogenadas, harinas refinadas o alcohol— es el principal motivo por el que la inflamación crónica se va incrementando de manera progresiva con el paso del tiempo, pero hay otros factores que también interfieren y que debemos destacar. Estas causas son el exceso de medicamentos, el sedentarismo, los disruptores endocrinos, el estrés, la falta de luz solar y de descanso.

Exceso de medicamentos

Es raro la persona que no lleva un ibuprofeno o un paracetamol en el bolso, es una costumbre que tenemos arraigada. En cuanto nos notamos un pequeño malestar, nos lo tomamos para evitar que vaya a más o incluso, en muchas ocasiones, como prevención por si lo necesitáramos y que no nos estropee esa quedada con amigos.

¿Estamos deprimidos? Tomamos un antidepresivo. ¿Estamos agobiados? Un ansiolítico. ¿Estornudamos? Un antihistamínico. ¿Nos molesta algo? Un ibuprofeno o paracetamol. Ninguno de estos medicamentos van a solucionar definitivamente ningún problema porque están ocurriendo por un motivo. Bien porque tenemos alergia, bien porque algo nos preocupa en nuestro día a día, pero la visión actual de la medicina nos ha hecho creer que todo se soluciona rápido y sin esfuerzo, y esto no es así.

Una noche, en una terraza, una amiga me preguntó si me encontraba bien. Le contesté que me estaban dando unos pinchazos en el oído y enseguida tres personas de las diez que éramos me ofrecieron un ibuprofeno o un paracetamol. Les dije que iba a esperarme para ver cómo avanzaba el dolor porque igual era puntual y se me pasaba. Todas me aconsejaron lo mismo, que para qué iba a esperar a estar peor y, además, que me tomara el más fuerte porque así haría efecto antes y

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