Comunicación y relación: Una guía para profundizar en la conexión, la confianza y la intimidad para mejorar la comunicación y fortalecer su vínculo de pareja

Por Santiago González

¿Quiere mejorar la comunicación en su relación para resolver o prevenir conflictos, aumentar la confianza y evitar la ansiedad? Si es así, siga leyendo...

 

No entiendes cómo, a pesar de tus esfuerzos, acabas cayendo en las mismas discusiones... básicamente, parece que estás hablando dos idiomas diferentes y eso te está causando mucho dolor porque sientes que la persona que amas es un adversario/concursante. 

 

La comunicación es la única manera de que tu pareja pueda conocer lo que piensas y sientes sobre temas concretos, sobre todo cuando tienes dudas sobre algunas de sus acciones y quieres que cambien.Debes saber que durante las conversaciones no siempre tienes que tener la razón, sino estar dispuesto a encontrarte con tu pareja a mitad de camino. Tenga esto en cuenta.

 

En cualquier relación, especialmente en las románticas, la comunicación es clave... Sin embargo, muchas personas no saben cómo mejorar la comunicación con su pareja. Hoy en día, en un mundo dominado por las redes sociales, es un poco más difícil. Los socios apenas tienen tiempo para mantener conversaciones reales sobre los temas que les preocupan. Probablemente no entiendas el impacto exacto de la comunicación, o la falta de ella, en tus relaciones.

 

Si quieres mejorar tus habilidades de comunicación para salvar tu relación, ¡este libro es perfecto para ti! ¿A qué esperas? Transforme su relación ahora. ¡Obtenga su copia ahora!

• Idioma: Español
• Editorial: Santiago González
• Fecha de lanzamiento: 1 feb 2021
• ISBN: 9798201067595

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El amor como compromiso incondicional y responsable

El mayor regalo que podemos ofrecer a los demás es nuestro amor, y debemos elegir cuidadosamente a aquellos en quienes invertir esta sagrada capacidad.

Sólo el amor desinteresado es un sentimiento maduro y completo.

Es extremadamente importante no ofrecer un compromiso de amor que no podamos cumplir. Las personas superficiales o inmaduras tienden a hacerlo, a decir cosas bajo el impulso de las fuertes emociones del momento, que serán en vano al día siguiente o sólo por un mero interés personal. Ante todo, tratamos de ser honestos con nosotros mismos y con los demás, viviendo relaciones sinceras, estables y continuas, evitando ansiedades, inseguridades y celos. Son emociones que, con el tiempo, día tras día, destruirán a la pareja.

Erich Fromm escribe: El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es una participación, no un engaño. El protagonista activo del amor puede describirse afirmando que el que ama, en primer lugar, da en lugar de recibir.

El único tipo de amor que nos ayuda a cambiar y a crecer es el incondicional. El amor es una elección, es una voluntad, significa querer el bien de la otra persona, ocuparse de que los que amamos sean capaces de estar perfectamente bien incluso sin nosotros.

El amor es, pues, dar y desear la felicidad del otro. El amor es acción, es algo que se hace.

En cambio, el amor condicional degenera siempre en un amor puesto en la balanza, en un mero dar y recibir. Ambas partes esperan que se ponga una contrapartida en la balanza para alcanzar el equilibrio.

Tarde o temprano, alguna tensión, algún dolor o conflicto destruirá a uno de los dos que dejará de dar. En consecuencia, por miedo a ser utilizado, la otra persona eliminará parte de su contribución para asegurarse de no dar más de lo que puede recibir, hasta que no quede nada, salvo una separación con implicaciones emocionales y a veces legales.

En este sentido, se plantea una cuestión nada sencilla: ¿Podemos esperar en una relación de amor que una de las partes siga ofreciendo su contribución y su compromiso incondicional sin obtener nada de la otra parte? En teoría, tendemos a creer que si una persona sigue ofreciendo su amor incondicional, la otra responderá, tarde o temprano, pero quizá cuando sea demasiado tarde.

El psicólogo alemán Bert Hellinger tiene un pensamiento diferente, según el cual un amor maduro requiere un delicado equilibrio entre dar y recibir, porque todo lo que no es recíproco es tóxico.

Sin un sano equilibrio, el desorden se genera en el dar y el recibir: Doy menos de lo que he recibido, o al revés, cuando doy más al otro de lo que puede o quiere devolver. El resultado es siempre un desequilibrio entre quien da más y quien da menos, y esto no es bueno para las relaciones de pareja, que por tanto están destinadas a naufragar.

Asimismo, si la persona que intenta ofrecer su amor incondicional no recibe nada a cambio para alimentar esta oferta y sellar su amor por ella, la relación fracasará inevitablemente.

Osho Rajneesh escribió: El amor es un fin en sí mismo, y en el amor ya no hay ego. Cuando no tienes ego, hay amor. Entonces puedes dar sin pedir nada a cambio. Da porque dar es hermoso, comparte porque compartir es maravilloso.

Personalmente creo que ninguna relación tendrá una larga vida si no se basa en la generosidad de ambos, una generosidad espontánea y nunca forzada y calculada. Habrá confianza y apoyo mutuos, y habrá alegría por hacer feliz a la otra persona sin reprimir la propia individualidad y el amor propio. La unión entre dos personas es la puesta en común de sus ideales y objetivos, a veces de compromisos, pero entonces cuando uno de los dos (o ambos) exige al otro que renuncie a sus sueños e ideales, entonces no hay verdadera unión, no hay puesta en común, sino que sólo hay explotación.

En primer lugar, es esencial acordar claramente cómo ven ambos la relación. Algunas personas ven a sus parejas como amigos con derecho a roce o como personas con las que tener sexo pero sin el compromiso de la fidelidad. Si ambos se sienten cómodos con la idea de este tipo de relación, sean honestos consigo mismos preguntándose si realmente serán capaces de llevar la relación de esta manera. Aunque algunas personas aceptan una relación abierta, en la que ambos miembros de la pareja pueden ver a otras personas, es poco probable que estas historias duren mucho tiempo. Lo normal es que, al cabo de un tiempo, alguno de los dos quiera una relación más estable y monógama.

En lo que respecta al compromiso, escucha lo que dice tu pareja. Si dice que no está preparado para una relación seria, entonces toma nota y no esperes un compromiso sólo porque tú estés preparado para comprometerte, no confundas la intimidad sexual con el deseo de una relación seria. Sé siempre sincero y respetuoso contigo mismo y con los demás.

Algunas personas se asustan o pierden el entusiasmo cuando se trata de comprometerse, cuando se trata de una relación estable, una convivencia, un matrimonio. Tal vez sólo haga falta tiempo para alcanzar ese grado de compromiso (tal vez nunca lo haga), así que es bueno decidir si estás dispuesto a esperar. Quedarse o marcharse es tu elección.

Cuando no hay un compromiso real de fidelidad, debes decidir si quieres continuar una relación en la que sólo hay compromiso por una parte. Hacer promesas a una persona para que se comprometa en la relación puede crear un entendimiento en el momento, pero luego el otro puede no querer adaptarse durante mucho tiempo.

El compromiso del amor debe ser claro, por supuesto, dirigido al presente pero con una visión fugaz del futuro, ya que no podemos abrirnos a un amor temporal e incierto. Sin embargo, el amor debe ser libre, consciente y transparente, nunca posesivo ni manipulador.

Responder a su llamada requiere mucho valor y determinación porque exponerse personalmente siempre implica el riesgo de sufrir. Sin el amor, la vida humana está realmente incompleta y, por tanto, vivámoslo porque siempre merecerá la pena sea cual sea su final.

El amor también requiere abstenerse de todo lo que pueda envenenarlo, requiere valor, perseverancia y autodisciplina.

Pero el viaje hacia el amor es el viaje hacia la plenitud, la alegría, la

Comentarios para Comunicación y relación

[GiSela CR · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Me encantó, 100% recomendable para leer. Felicitaciones al escritor por tener las palabras correctas para transmitir