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El amor no es como lo pintan
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El amor no es como lo pintan

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Leer EL AMOR NO ES COMO LO PINTAN es también una puerta abierta a cuestionar tus creencias en relación al amor y a la vida de pareja, a poner foco en aspectos que has ignorado hasta hoy y a modificar conductas que no te ayudan a sostener un buen amor. Introducirte en estos capítulos te facilitará desechar creencias que te limitan y te motivará a oc
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 dic 2021
El amor no es como lo pintan
Autor

Tere Díaz Sendra

Licenciada en Pedagogía. Maestra en Terapia Familiar con especialidad en Terapia de Pareja. Promotora de Desarrollo Humano grupal. Coach Estratégico. Especialista en Prácticas Narrativas y en el trabajo de Prevención y Atención de la Violencia. Autora de distintos artículos y co autora de los libros “Celos”, “Volver a empezar”, “29 claves para encontrar pareja” y “Me quedo o me voy”. Autora de ''Cómo identificar a un patán'' Docente y conferencista. Socia fundadora de Concepto S1ngular y de Psicoterapia La Montaña.

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    Gracias por la manera tan sencilla pero al mismo tiempo actual de como se experimenta el amo en pareja.

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El amor no es como lo pintan - Tere Díaz Sendra

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D.R. © Tere Díaz Sendra, 2019

ISBN:

Conversión gestionada por:

Sextil Online, S.A. de C.V./ Ink it® 2019.

+52 (55) 52 54 38 52

contacto@ink-it.ink

www.ink-it.ink

Todos los derechos reservados. Esta publicación no podrá ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o retransmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin contar con el permiso previo por escrito del autor.

"Yo no puedo tenerte ni dejarte,

ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,

se encuentra un no sé qué para quererte

y muchos sí sé qué para olvidarte"

Juana Inés de la Cruz

Tere Díaz Sendra

Licenciada en Pedagogía.

Psicoterapeuta familiar sistémica con especialidad en terapia de pareja.

Promotora de Desarrollo Humano Grupal.

Diplomados en clínica psicodinámica, terapia narrativa y terapia individual sistémica.

Especialista en el trabajo de prevención y atención de la violencia doméstica.

Estudiosa de los nuevos modelos amorosos, la soltería y la diversidad.

Docente, conferencista y coach estratégico empresarial.

Autora de artículos y libros diversos, entre los que se encuentran: Celos, Volver a empezar, 29 claves para encontrar pareja, ¿Me quedo o me voy?, Me quiero o No me quiero y ¿Cómo reconocer a un patán?

Socia fundadora de Concepto S1ngular y de Psicoterapia La Montaña.

Participante en distintos medios.

Redes Sociales:

* Twitter: @tedisen

* Facebook: Tere Díaz Psicoterapeuta

* Instagram: @terediazsendra

Email: contacto@terediaz.com

Teléfono: 15570199

Página web: www.terediaz.com

ÍNDICE

Introducción. Amores y desamores

1. Lo que nos dijeron y no nos dijeron del amor

1.1. ¿Qué ideas hay que poner en tela de juicio?

2. Algunos ingredientes del amor

3. Amores tóxicos. Relaciones que perjudican

3.1. Personalidades tóxicas

3.2. 11 hábitos de las relaciones tóxicas

3.3. Cuando el amor se convierte en violencia

4. Irme o quedarme. ¿Cómo saber si terminar o continuar una relación amorosa?

5. Auto sabotaje en las relaciones amorosas

6. No te cases por amor

6.1. La lógica del amor y la lógica del matrimonio

6.2. Entonces, ¿casarte para qué?

7. Celos. La patología de la certidumbre

8. El arte de la seducción

9. Exclusividad sexual y fidelidad ¿son lo mismo?

10. Volver a empezar después de un rompimiento amoroso

10.1. Escalar la montaña de la recuperación

10.2. Lo que NO se debe hacer

10.3. Lo que SÍ sirve hacer

11. Cómo explotar tu capital erótico

11.1. Los elementos del capital erótico

12. Cuando mentir a la pareja es una buena opción

13. La codependencia en las relaciones amorosas

14. ¿A quién le toca pagar qué? Los nuevos acuerdos económicos

15. Pasos para sanar una infidelidad

15.1. ¿Qué tanto es tanto?

15.2. Del shock al equilibrio base

15.3. El ABC de la recuperación

15.4. De qué se tratan la culpa y el perdón

16. Te amo y te odio

16.1. ¿Qué caracteriza a las relaciones de amor y odio?

16.2. Sobrevivencia o violencia

17. El arte de acoplarse sexualmente

17.1. Dime de dónde vienes y te diré qué te gusta en la cama

17.2. Los valores sexuales

17.3. Para acoplarme mejor…

18. Para conservar el deseo...

Conclusión: Un buen amor

Referencias bibliográficas

INTRODUCCIÓN. Amores y desamores

Pocas cosas proporcionan tanto placer y sufrimiento como el amor. Queremos ser felices a través de muchos caminos: amistades, un trabajo satisfactorio, una familia armoniosa, un nivel de vida decoroso -¡o esplendoroso!-, espacios de diversión, etcétera. Pero entre todo ello, con mucha frecuencia vinculamos el anhelo profundo de felicidad con un intenso y afortunado encuentro amoroso: es por eso que la mayoría de las personas deseamos un buen amor.

Sin embargo el mal de amores, como diría Ángeles Mastretta, se deja sentir a diestra y siniestra. Lo aceptemos o no, seamos conscientes de ello o no, todos estamos preocupados en cierto grado por el rumbo de nuestra vida afectiva. Vivimos una época de crisis y confusión generalizada porque la sociedad no tiene modelos válidos que faciliten, mínimamente, la felicidad. Y uno de los malestares que preside esta insatisfacción es el amoroso.

Muchas personas casadas piensan que el matrimonio es un mal necesario y que la felicidad se encuentra en otro lado. Los solteros por su parte piensan que la dicha llegará al encontrar pareja. Van a la caza de un alma gemela y muchas veces hacen a un lado planes y proyectos con miras a lograr este objetivo. Queda otro gran colectivo de personas que pasan la vida con continuos desencuentros amorosos, desilusionados de sus congéneres y del amor. Una búsqueda irreflexiva y compulsiva los lleva a culpar a otros por su saturación e insatisfacción permanente. Desconocen el territorio que atraviesan y asumen poca responsabilidad en estos asuntos, lo que les dificulta manejar mejor el cuerpo y el corazón.

Si bien el panorama parece caótico, entender el momento histórico que estamos viviendo nos permite comprender la etapa de transición que atraviesa en la actualidad la vida de pareja en particular, y el fenómeno amoroso en general. La pareja siempre ha estado determinada por factores externos, ya que a lo largo de los siglos ha respondido más a las exigencias de la sociedad que a las de sus integrantes. En un principio estas relaciones eran concertadas, basadas en el compromiso, unidas por la necesidad de sobrevivir, producir y reproducirse. Así el aspecto del amor era casi irrelevante, más bien se buscaba gente sana, posicionada, de buena madera que ofreciera ventajas relacionales y que fuera colega en el tema de la crianza y sobrevivencia.

Con la Revolución francesa y el romanticismo, la pareja se fue vinculando a las emociones del individuo o de la propia relación idílica: la sensación de complementación, el deseo permanente del encuentro total con el amado y la imposibilidad de consumarlos. ¿Y qué ocurre hoy en día? Muchas personas piden a la pareja o esperan de la relación no sólo el acompañamiento y la ayuda: hoy las relaciones amorosas buscan además sensaciones satisfactorias, únicas e intensas. Sin soltar el mandato de tú y yo somos uno mismo, se tiene una expectativa de altos niveles de gratificación en muchas áreas de la vida personal y conyugal.

Si observamos la transformación de la pareja y del concepto del amor a lo largo de los años, se deja ver la transición de una pareja institución a una pareja romántica, y luego de ésta a un tipo más íntimo y sensorial. Esta evolución se traduce en el deseo actual de encontrar una pareja que asegure todo y haga sentir mucho, cosa difícil de lograr y poco sólida para la construcción de un modelo amoroso bueno y duradero.

Son muchos los factores que han favorecido que el estilo de vida actual y especialmente la vida de pareja se esté transformando de forma vertiginosa, impactando en nuestro modo de entender y vivir el amor. Los avances científicos y tecnológicos, la consecuente globalización, el imperio del mundo cibernético, con sus conexiones, redes e intercambio constante de estímulos e información, son decisivos por los efectos que crean en las relaciones humanas y en la vivencia erótica y amorosa.

La cercanía – distancia que surge de las redes intermitentes generada por los medios de comunicación ha conformado una nueva forma de relacionarnos que nos conecta a unos con otros, al tiempo que preserva una estremecedora lejanía en dichos encuentros. Un sabor a soledad y miedo queda después de la fascinante cercanía y descubrimiento.

Estos acercamientos generan una ambivalencia a la hora de crear vínculos amorosos, ante los cuales aparentemente prevalece la falta de compromiso. Los hombres y las mujeres de hoy estamos deseosos de relacionarnos, pero desconfiamos al mismo tiempo de estar relacionados, en particular si es para siempre. Tenemos miedo de que ese estado anhelado pueda convertirse en una carga. Intuimos, vemos en nuestro entorno, o sabemos por experiencia, que las relaciones pueden ocasionar tensiones; tensiones que no nos sentimos capaces ni deseosos de soportar.

Tampoco queremos limitar severamente la libertad que necesitamos y que a veces tanto dolor nos ha costado conquistar. No obstante, ¿libertad para qué? Quizás para seguir relacionándonos. ¡Son tantas las posibilidades y escenarios que nos brinda el medio cibernético y el mundo real! Una oleada de deseo y vértigo se apodera de nuestros sentidos y de nuestra inteligencia en búsqueda de experiencias por atravesar.

Así somos los seres humanos de ambivalentes, complejos y contradictorios, particularmente en el tema del amor: Queremos esto y aquello, deseamos estar aquí pero sin perder lo que tenemos allá, sabemos que no nos gusta que nos traten de cierta manera pero somos permisivos con nosotros mismos y exigentes con los demás.

Quizás eres de las personas que quiere encontrar una pareja estable, pero ¿será que tus creencias y conductas impiden que tus relaciones se cristalicen y se sostengan? ¿Realmente los seres humanos de hoy buscamos relaciones sostenidas como decimos? ¿O más bien deseamos de manera más o menos consciente vínculos ligeros y laxos para poder salir de ellos en cualquier momento? En esta ambivalencia se deja ver de algún modo que dicho anhelo transmite simultáneamente nuestro gusto por los placeres de la unión así como los horrores por los efectos del encierro.

Analicemos otros fenómenos, además de la revolución informática, que han repercutido en la cuestión del amor. La revolución sexual, el feminismo y la caída lenta pero constante del patriarcado del pasado siglo, han provocado también que el inicio del siglo XXI sea un escenario de cambios acelerados. Esta transformación se ha dejado sentir en el modo de relacionarnos y en nuestro estilo de vida. El imparable impacto social de estos cambios sigue teniendo efectos concretos en nuestras maneras de amar.

Examinemos las consecuencias de dichos cambios. La gran revolución de la píldora anticonceptiva liberó a las mujeres de embarazos no deseados, separando también al sexo de la procreación. Producto de esto vemos otros desacoplamientos: el que se da entre erotismo y matrimonio y, más aún, entre erotismo y amor, lo que ha permitido una amplia variedad de tipo de relaciones entre hombres y mujeres.

Los arcaicos y estereotipados roles del matrimonio patriarcal se están desmantelando precipitadamente día a día. La contradicción que se da entre el erotismo y la vida doméstica pone a los cónyuges en un dilema difícil de resolver. ¿Cómo generar una plataforma sólida para hacer crecer una familia sin perder el encanto del encuentro entre los amantes?

Tanto la autonomía económica de la mujer como su influencia en la sociedad la hace pionera de un nuevo reto: reivindicar la necesidad de seguridad y su deseo de experimentar sentimientos, además de la capacidad de seguir enriqueciéndose y emocionándose con su pareja en un espacio de mutualidad y equidad.

El colectivo de mujeres del siglo XXI está invitando a los hombres a involucrarse en una vida más diversificada, menos encerrada en normas convencionales que limitan. Mientras que antes eran ellos quienes llevaban la batuta en la relación de pareja, y de manera muy puntual en el ejercicio de la sexualidad, hoy las mujeres están rompiendo los esquemas habituales de desigualdad para transformar las relaciones de sumisión-dominación en encuentros más igualitarios.

La mayoría de los hombres está reaccionando con pena ante estas alteraciones y con gran dificultad están reaccionando con algunas propuestas creativas. Varios de ellos aún no aceptan del todo las relaciones simétricas. Lamentablemente, se ve con frecuencia a hombres que se resisten al cambio mediante el primitivo uso de la fuerza física, o sino con imposiciones de índole emocional, económica o intelectual. Otros pretenden no darse cuenta de lo que ocurre y prestan poca atención a las demandas femeninas, tomando actitudes de abandono o de sentirse traicionados.

Algunos intentan hacer modificaciones matizando la relación con conductas más cooperativas y conciliatorias, sin transformar de raíz el dilema patriarcal. Son tan sólo unos cuantos lo que se han dado a la tarea de abandonar sus privilegios machistas para crear una nueva masculinidad que responda a las características del mundo actual. Es común notar, cuando los hombres se expresan de las mujeres y éstas a su vez de ellos, una carga importante de enojo y reclamo, que impide el acercamiento amoroso deseado por ambos sexos.

La promesa hasta que la muerte nos separe se instituyó en otro momento histórico. En pleno siglo XXI, con un promedio de vida de más de 70 años y muchas más expectativas de realización personal que la crianza y la producción, es difícil concebir y sostener la idea de una pareja estable por los siglos de los siglos.

Todo esto hace del divorcio una herramienta relativamente nueva y aceptada que permite dar fin a las relaciones matrimoniales pobres o destructivas. Su accesibilidad abre la posibilidad a la construcción y reconstrucción de las relaciones amorosas y promueve la creación de nuevos vínculos de pareja más flexibles y creativos, de los cuales se desprenden infinidad de estilos de vida.

En nuestra época contemporánea, se aprecia la tendencia de personas con 2 a 4 relaciones a lo largo de su vida. Un primer amor de iniciación para cometer errores básicos y salir de la familia de origen. Luego, una segunda relación que convierte a la pareja en padres. Generalmente éste es el de mayor duración (entre 15 y 20 años) y se agota cuando los hijos han crecido. Un tercer encuentro amoroso que es de la autorrealización y acompañamiento, que favorece la evolución personal y está centrado en uno mismo. Por último, se prevé una relación para los años del ocaso, donde una pareja se acompaña de una manera más espiritual. Si bien hablar de cuatro parejas puede ser excesivo, el fenómeno de los dos matrimonios está extendiéndose con rapidez. En contraposición con la idea del amor eterno, ahora podríamos pensar que el amor es eterno mientras dura.

Es clara la necesidad y el deseo de desarrollar formas nuevas y mejores de relación entre hombres y mujeres, que faciliten una mayor satisfacción

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