¿ERES un ADICTO al CONTROL?
¿UN TIPO CELOSO? Bien, pues soy mejor que antes. Pero al recordar mis conductas pasadas, la vergüenza me invade. Cuando involucraban a mi esposa, numerosos escenarios me ponían ansioso. Ella yendo a fiestas sola. Ella llegando a casa más tarde de lo que dijo. Ella hablando con el vecino musculoso. Racionalmente, estaba casi seguro que ninguna de estas cosas significaban nada. Emocionalmente, me ponían al límite. La desconexión no ayudaba: la combinación de saber que estaba siendo un idiota y aún así sentirme amenazado podía transformarme en un taciturno saco de energía negativa por horas (incluso días) seguidas.
Mi esposa podía leer mi mente y resentía mi mal humor, tomándolo como una acusación, injustificada e insultante. Ella me explicó recientemente que mis celos la obligaban a decidir: ella podía cambiar sus acciones para manejar mi exceso de vigilancia, y así convertirse en una mujer que no es, o podía mantenerse fiel a ella misma, arriesgarse a enfrentar mi ira y asegurar la continuación de aquellas rachas de silencio que rompían nuestro espíritu.
En una ocasión, cuando fuimos capaces de discutir el problema con calma, admití que tenía un pequeño problema y sugerí que ella se acomodara a él, por ejemplo, llamándome cuando decidiera tardar más en volver a casa. Creí que sonaba razonable, pero ella pensó que estaba controlando su comportamiento. Incluso hoy puedo debatir ese punto. Lo que no cuestiono es lo enojada que mi actitud la hacía sentir o qué tan cerca estuvo de exigir un ultimátum.
En cualquier relación, ser posesivo es corrosivo. Probablemente no necesitas que te diga que es una señal de falta de amor e inseguridad, o algo más oscuro. Si tienes tendencias controladoras, atácalas. Los expertos tienen suficiente información sobre lo que las
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos