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Concierto de luz
Concierto de luz
Concierto de luz
Libro electrónico175 páginas1 hora

Concierto de luz

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“Concierto de Luz” es la historia de un niño genio de la música, marcada por las humillaciones y abusos de un padre alcohólico que encuentra una luz de esperanza donde el jamás pensó”
Esta es una novela inspirada en la vida del inmortal Beethoven y la de un joven músico apodado el hombre piano, que busca llegar al corazón del lector a través de una historia apasionante con personajes que quedarán en la mente de cada lector por mucho tiempo y con un final inesperado.
El mensaje principal es un mensaje de esperanza para aquellos que debido al fracaso o una crisis piensan que todo está acabado. Siempre, mientras tengamos vida habrá una nueva oportunidad y estas oportunidades la mayoría de las veces vienen de donde menos esperamos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 may 2016
Concierto de luz

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    Concierto de luz - Pablo Esquivel

    AGRADECiMIENTOS

    Hay personas que fueron muy importantes mientras escribía y terminaba este libro, agradezco a aquellos amigos que dedicaron de su valioso tiempo a leer el manuscrito, ya que sus comentarios me ayudaron incalculablemente, en especial a mi amigo Miguel Martínez. A Marcela Hinojosa por sus sugerencias y consejos.

    A mis hermanas Priscilla y Anita Esquivel y por supuesto a mi esposa Evelyn Mateluna por toda la colaboración en el proceso creativo de este libro.

    A mi pequeño campeón, mi hijito Lucas que cada vez que le leía la historia escuchaba con atención y me daba sugerencias que realmente me sorprendieron.

    A mis amigos del alma (ustedes saben muy bien quienes son) por su apoyo, paciencia y ánimo y por enseñarme el verdadero valor de la amistad.

    Mamá y papá… simplemente gracias.

    Y de lo más profundo de mi corazón agradezco al Inspirador de esta historia, por quien siento una profunda admiración, Él es el centro de esta historia.

    I

    INFIERNO

    El hombre llegó a casa tarde como de costumbre y borracho al extremo de no poder sostenerse en pie.

    —¡Sírvenos algo para comer, tenemos hambre!

    —Bernardo, tú sabes que no había nada para cocinar, te lo dije al medio día cuando saliste… respondió Margarita con temor—. Hace tiempo que no compramos alimentos y en el almacén ya no nos fían. A los niños se los llevó mi hermana nuevamente para que pudieran almorzar.

    El hombre explotó enfurecido y se paró airadamente golpeando con violencia la mesa.

    —Por favor, Bernardo, no grites, los niños están durmiendo —suplicó la mujer sollozando…

    Lo que sucedió después de la discusión era el infierno en el cual Margarita estaba condenada a vivir a diario…

    Varias veces Bernardo debido a la borrachera había llegado herido con cortes en la cabeza y sangre seca sobre su rostro por las caídas que había tenido de regreso a casa, y como un boxeador noqueado y rendido por el alcohol y el sueño, quedaba horas esparramado en las veredas, hasta que algún conocido por lástima le ayudaba a levantarse y lo acompañaba a casa, o debido al frío y los Dolores que causa un colchón de cemento, se ponía en pie y caminando con dificultad, doblado, como si fuera por el desierto en contra de una tormenta de arena, buscaba apoyo afirmándose en las rejas del camino y cada vez que conseguía llegar a casa, el hogar se convertía en un infierno, gritos alterados reclamando con violencia por atención para él y sus amigos, respuestas envueltas en llantos y desesperación por parte de una esposa que le temía y trataba de cuidar a sus hijos de la agresividad de su propio padre. Durante el día, Maxi con sus pequeños hermanos jugaban y se olvidaban por un momento de todo. Margarita, por las tardes, cuando sabía que su esposo estaba por llegar, se ponía nerviosa y preparaba a sus hijos o al menos eso trataba de hacer sin que ellos se dieran cuenta, pero era inevitable, dicen que los niños se dan cuenta de todo… El miedo reflejado en el rostro de Margarita y el dolor dibujado en su pupilas, la desesperación, el padecimiento de cargar durante dos años un calvario que no parecía acabar, que al contrario iba en aumento, la vida de Margarita hace dos años había dejado de ser vida, el tren que la llevaba había entrado en un túnel tan oscuro y frío que no parecía tener final, solo habían pasado dos años y las marcas de estos dejarían cicatrices en su vida para siempre, sin embargo, antes del infierno ella había tenido una vida buena y tranquila.

    II

    CUENTO DE HADAS

    Margarita venía de una buena familia, hija única, su padre la adoraba y cuidaba como su gran Tesoro. El día de su boda, él lloró como nunca nadie lo había visto llorar, su niñita se había marchado de casa, su belleza y juventud sobresalían de cualquier otra mujer, desde pequeña y aun casada los pretendientes seguían apareciendo como la mala hierba, y su esposo lo sabía, pero ella solo había tenido un hombre y a él le había jurado lealtad, a Bernardo, su esposo, y él ni siquiera dudaba de ello.

    Bernardo, antes de ser alcohólico, llegó a ser gerente en una empresa emergente en Santiago de Chile en los años ochenta. Él era un hombre educado y culto, fue el primer profesional de su familia y eso era algo que a los abuelos de Maxi los enorgullecía. Bernardo y Margarita se casaron después de dos años de terminada la Universidad, y debido a su buen trabajo logró en poco tiempo adquirir una casa muy cómoda en un lugar residencial de Santiago. Margarita, su esposa, se ocupaba del hogar y la situación económica era más que holgada para su familia.

    Los hijos del matrimonio fueron Ricardo, Maxi y Javiera, la menor. Eran una familia unida, los padres de Maxi se respetaban y amaban. Bernardo siempre quiso ser músico, pero su padre le decía que eso era para los vagos y bohemios, él era un hombre rústico que le había ganado a la vida y torcido la mano al destino saliendo de la pobreza que reinaba en el país a través de un pequeño almacén, el cual siempre contaba que había comenzado con un carrito de mano, vendiendo casa por casa su mercadería, hasta que logró establecerse y convertir su negocio en una especie de minimarket de la época, eso había sido por los años sesenta, por lo tanto para el padre de Bernardo el dinero se ganaba con esfuerzo y trabajo duro, de ninguna manera tocando un instrumento musical, eso era solo un pasatiempo para los hijos de los ricos. El negocio del padre de Bernardo le permitió a este entrar a la universidad, siendo el primero en su familia en convertirse en professional, y lo que más enorgullecía a sus padres era la distinción que había recibido como ingeniero comercial al titularse, y debido a esa distinción, varias ofertas de trabajo le esperaban al momento de graduarse.

    Cuando Bernardo comenzó a trabajar, siempre ahorró con la ayuda de su esposa para un día comprar el piano de sus sueños, pensaba que si no pudo ser músico, al menos tendría un piano en su casa, su instrumento preferido. Soñaba con un piano negro de cola, uno que brillara como el pelaje fino y azabache de un caballo árabe purasangre. Años más tarde logró su objetivo y compró uno nuevo, hermoso, elegante… El día que el piano llegó fue un suceso no solo familiar, sino del vecindario, los vecinos salieron a ver el camión que traía el instrumento que tanto le había costado a Bernardo, el bajarlo y ponerlo dentro de la vivienda fue toda una ceremonia, la casa había sido preparada y acondicionada por meses para su arribo, los amigos de la familia bromeaban y decían que el arribo del piano les había llevado más preocupación y preparación que la llegada de sus propios hijos. Todos celebraron cuando el lujoso instrumento estuvo instalado en la sala que había sido destinada para ello, los vecinos más cercanos tuvieron el privilegio de ser invitados esa tarde por el padre de Maxi, juntos brindaron y celebraron en su hogar, Bernardo miraba su piano con satisfacción y su cara irradiaba la felicidad de un niño que recibe su regalo en Navidad.

    Todo fue planeado con lujos y detalles ese día. Después de algunas horas, ya llegada la noche, Margarita preparó a sus niños y los vistió con ropa dominical, mientras ella y Bernardo se arreglaron para la gran celebración, por su elegancia parecían haber sido invitados a la coronación de un rey. El padre de Maxi evocaba a un bailarín de tango con un traje de frac negro y ceñido que nunca le habían visto lucir ya que obviamente había sido comprado para esa oportunidad tan especial, su peinado inmóvil y perfecto a causa de la gomina y una humita que le daba el sello de distinción. Ningún caballero esa noche se veía más elegante que él. La madre de Maxi, Hermosa, y con un vestido color beige de un solo corte y con delgados tirantes, más una especie de sombrero de velo fino adornaba su cabeza dándole una gracia aún mayor. El broche de oro de esa noche de celebración, inolvidable y de cuento de hadas de la familia de Maxi, la pondría uno de los grandes exponentes del piano de esa época, el maestro Marcial Perdomo. ¿Cómo llegó ahí esa noche? ¿Podría el padre de Maxi, a pesar de su excelente trabajo, pagar un músico de esa talla y llevarlo a su casa para deleitarlos con inolvidables piezas musicales esa noche? Aunque al padre de Maxi le iba muy bien, jamás podría haber pagado a un concertista como él, el secreto era sencillo, el maestro Marcial Perdomo había sido el mejor amigo de Bernardo en la escuela básica y con meses de anticipación habían acordado juntarse esa noche después de años de no verse y celebrar juntos hasta el amanecer. El maestro deleitó los oídos de los presentes durante la velada, su música era como un baño de caramelo para los oídos, dulce y suave, y cómo decía siempre Bernardo:

    Mi amigo Marcial es un ángel que bajó del cielo para compartir un pedazo de música celestial.

    Extrañamente, el único que no se sentó frente al piano en esa velada mágica fue Bernardo, aunque su amigo, esposa y familiares se lo pidieron con insistencia, él se resistió como si no fuera digno de tan alto honor… ¿reverencia o miedo o quién sabe qué? Nadie lo supo

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