Manual de sobrevivencia para padres

Por Evelyn Mateluna y Pablo Esquivel

Este libro le ayudará a trabajar en pos del crecimiento integral de sus hijos. Pero también, le permitirá verse reflejado en las experiencias que los autores nos muestran. Nos daremos cuenta que somos muchos los que queremos hacer bien las cosas, pero no siempre nos salen como pensamos.
Entendemos que si usted se interesó en este libro, seguramente fue porque quiere ser un buen padre o una buena madre. Le felicitamos por ello, ya que esta tarea no es producto de la casualidad. Sumadas a otras herramientas en las que necesitará invertir, la lectura y aplicación de los consejos que aquí exponemos le ayudarán a desarrollar mejor su rol de padres.

• Idioma: Español
• Editorial: Edición Digital
• Fecha de lanzamiento: 30 ago 2016

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Acerca de este libro

Acerca de los autores

Agradecimientos

Prólogo

Introducción

¡Cuidado! Un genio suelto en casa

Capítulo 1 PROPÓSITO

El propósito de la paternidad

Capítulo 2 EVALUACIÓN

Conociendo los distintos modelos de padres

Capítulo 3 NECESIDADES

Adolescencia, la lucha de los padres por entenderla

Capítulo 4 NORMAS Y LÍMITES

El rayado de cancha

Capítulo 5 AUTOESTIMA

El síndrome del patito feo

Capítulo 6 DECISIONES

Cómo ayudar a nuestros hijos a tomar buenas decisiones en cuanto al sexo

Capítulo 7 MATRIMONIOS

1+1=1 Trabajando en equipo

Capítulo 8 POTENCIAL

Atrévete a soñar

Epílogo

Editorial

Acerca de este libro

Cuantas veces como padre o madre se ha encontrado encogiéndose de hombros diciendo con frustración, cansancio y desanimo: Es que a mí nadie me enseñó a ser padre. Para que nunca más tenga que decir eso, ponemos a su disposición este libro, Manual de Sobrevivencia para padres, una guía que le ayudará en esta difícil pero hermoso tarea.

Aquí aprenderás a:

Identificar en qué modelo de padre o madre se ha convertido.

Equilibrar el amor y la disciplina de manera saludable.

Entender y tratar con la difícil etapa de la adolescencia.

Ayudar a nuestros hijos a alcanzar su máximo potencial.

Manejar una relación entre padres e hijos en crisis.

Uno de los hombres más sabios del mundo dijo: Los hijos son como flechas en manos del Valiente y mi pregunta siempre ha sido la misma a los padres, ¿De quien depende hasta donde llegue la flecha?... lo que sean y donde lleguen nuestros hijos será en gran medida lo que nosotros hayamos hecho como padres.

Acerca de los autores

PABLO ESQUIVEL Y EVELYN MATELUNA están casados hace 16 años y tienen un hijo llamado Lucas. Ambos son graduados del Instituto Bíblico Nacional de Chile y trabajan durante 16 años con familias para fortalecer las relaciones interpersonales. Integrantes del equipo de Especialidades Juveniles Chile, quien capacita cada año a cientos de jóvenes en liderazgo. En el año 2008 fundaron la organización de ayuda a la familia Relaciones con Propósito con la cual crearon un curso para padres llamado S.O.S soy Padre ¿Quién podrá ayudarme? A través de este curso han ayudado a miles de personas, dictando conferencias en empresas, colegios, universidades, iglesias y programas de gobierno.

Visítenos en www.pabloesquivel.cl

Agradecimientos

Queremos en primer lugar agradecer al héroe más grande que la historia haya conocido, El ha sido inspiración para miles y sigue siéndolo hoy, dos mil años después de su muerte. Gracias por este sueño hecho realidad.

Agradezco a nuestros padres Jaime Esquivel y Cristina Vásquez y a mi suegra por el amor incondicional y los valores entregados.

A mi mentor y amigo, el profesor Juan Castro Almarza. A los profesionales que han trabajado por mucho menos de lo que merecen, solo por contar con su estima. Jonathan Peralta, Juan Maureira, Carla Pérez. A Jeesiel Ponce a Daniela Pailamilla, Camilo Castro y Romina por el apoyo final.

Agradecemos especialmente al equipo más increíble del mundo, nuestros amigos y matrimonios con los cuales conformamos el equipo de RCP, Fabio y Vicky e Ismael y Camila.

A Horacio González y Patty Marroquín, gracias por escribir un capítulo para este libro ¡se pasaron! A Gabriel Salcedo, tremendo escritor y el hermano argentino más humilde que he conocido.

Dejé para el final a mis hermanas, ¡son lo máximo! Anita, gracias por el diseño interior y Priscilla Esquivel ¡muy buen capítulo! Si hubiera más educadoras como tú, la educación pública sería muy distinta.

Y no puedo dejar de mencionar a la pareja más divertida, cuando se juntan hacen reír a quien sea, mi hermano Nicolás y mi hijo Lucas, nadie creería la diferencia de edad que tienen, 22 y 9 años. Gracias hijito por soportar a un padre imperfecto como yo.

A mi bella esposa Eve, por ayudarme a escribir este, nuestro primer libro publicado… paciencia ya viene el otro.

Pablo y Evelyn.

Prólogo

Hacía unos días que estaba al límite con mi trabajo. Pasé horas en mi computadora buscando alcanzar el objetivo y esto me aisló de las personas por un tiempo. Cuando uno está frente al monitor las horas pasan y no nos damos cuenta.

Amanecía y oscurecía con el trasero en la silla de mi escritorio. Estaba cansado y de mal humor. Aislarme me provoca eso, pero todo duró hasta que Agustín, mi hijo más pequeño, entró en escena.

Algunas frases de los hijos hacia sus padres son como un puñal en medio del pecho. Nunca se deben desestimar las palabras de los padres, pero las de los hijos muchas veces son más duras y posiblemente con un dejo de verdad. Las palabras de mis hijos me hacen replantear varias cosas, desde mis valores hasta mi vocación.

Volviendo a la vorágine del trabajo, Agustín lanzó su puñal. Lo que me llamó la atención es que esta vez el puñal fue por la espalda y no directamente en mi pecho. Él se acercó a su mamá, que estaba en la habitación, y abrazándola le dijo: Mami, necesito un papá. Quedé paralizado.

Si yo observara esta escena desde afuera podría ponerme en posición de juez y decir: Pobre pequeño, su padre lo ha abandonado y no lo atiende. Pero estando en medio de la escena y siendo el villano de la ocasión, tuve que pararme, cerrar la computadora y volver a lo importante, dejando lo urgente.

No sé tu experiencia con tu papá. En mi caso no fue muy feliz. Tuve un padre un tanto lejano, aunque no niego sus esfuerzos por ser bueno. Él no había tenido un padre y no sabía cómo serlo. Por esto, no cubrió mis necesidades emocionales como hijo. Podía gritar necesito un papá, pero no recibía respuesta. Papá estaba lejos y no me escucharía.

Esta necesidad debió ser cubierta y para esto me conecté con varias personas que han sido referentes para mí. Hombres que han tomado el lugar de papá en algún sentido. Personas dispuestas a responder a mis cuestionamientos, a celebrar mis éxitos y a consolarme en mis fracasos. Ellos fueron y aún son papás que se levantaron de la silla y cerraron su computadora.

Otro día, Agustín agarró mi cabeza entre sus manos. Me miró fijamente a los ojos por unos segundos y comenzó a reírse. Lo hacía con mucha alegría y yo no sabía qué pensar. Duró bastante sus risas y después de unos instantes comenzó a decir: ¡Estoy ahí! ¡Estoy ahí! No entendía lo que decía, estaba desconcertado. Lo único que atiné a preguntarle fue: ¿dónde estás? Él insistía: Ahí papá. Seguía sin entender. En la bolita de tus ojos, ahí papá. Agustín se divertía cuando se reflejaba en mis pupilas. Era feliz porque estaba en el centro de mis ojos.

Me hubiera gustado estar en las pupilas de los ojos de mi padre. Sin embargo, no fue así.

En un cancionero hebreo encontré la siguiente frase... Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme a la sombra de tus alas.

En palabras más simples el autor le dice a Dios cuídame como a tus propios ojos.

Esto me hizo pensar: ¿puedo estar en medio de las pupilas de Dios? Es decir, Dios ¿está interesado en cubrir mi necesidad emocional? ¿En cuidarme como a sus propios ojos? Esto me hace reír, porque me parece increíble que el mismísimo Dios quiera ser mi papá. Acaso deba dejarme encontrar por sus ojos. Quizás hace tiempo que se levantó de su silla y cerró la computadora.

Quiero decirte que tienes en tus manos un libro que te ayudará a levantarte de la silla y trabajar en pos del crecimiento integral de tus hijos. Pero también podrás verte reflejado en las experiencias que los autores nos acercan y ellas nos servirán de consuelo. Porque nos daremos cuenta que somos muchos los que queremos hacer bien las cosas, pero no siempre nos salen como pensamos.

Después de la lectura, te recomiendo parar y pensar cómo aplicar los conceptos aprendidos. Que puedas, junto con tu familia, crecer y disfrutar de un ambiente familiar que sea más cercano al paraíso que al infierno.

Gabriel Salcedo

Autor de Mi pareja, sus hijos y yo de Ediciones URANO

Introducción

Siempre quise ser padre.

Cuando mi esposa me dijo que posiblemente estaba embarazada, me pidió lo siguiente: Pablo por favor aun no le cuentes a nadie, quiero estar segura primero—a lo cual respondí—No te preocupes amor, nadie lo sabrá. En un acto involuntario salí corriendo a la casa de mis padres y les dije emocionado que ¡pronto serían abuelos! Ellos gritaron y saltaron de alegría junto conmigo. Sería su primer nieto, y al igual que yo, lo habían deseado y esperado por varios años. El saber que iba a ser padre cambió mi vida para siempre y, sin ninguna duda, hizo de ese día uno de los mejores de mi vida.

Ahora ¿por qué una de las experiencias más lindas del mundo termina a veces tan trágicamente? ¿Existe alguna explicación a esta pregunta? ¿Por qué hay tantos padres cansados, heridos y desesperados?

He escuchado a muchas parejas decir Nosotros quere- mos ser buenos padres y creo que la gran mayoría de nosotros esperamos eso, ¡ser los mejores, por amor a nuestros hijos!

Pero ¿qué estamos haciendo para alcanzar ese objetivo? ¿Bastan solo con las buenas intenciones para tener éxito en nuestro rol parental?

Pensar que las intensiones son suficientes es tan iluso como querer ser médico y no ir a la universidad, nadie jamás se ha convertido en médico solo con buenas intenciones. La persona que quiere ayudar a otros a través de la medicina ha tenido que estudiar años y pagar un precio muy alto. Paradójicamente, estamos dispuestos a hacer cualquier cosa para seguir especializándonos en nuestras áreas profesionales, porque sabemos que el éxito económico no