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María: resumen en español moderno
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María: resumen en español moderno
Libro electrónico100 páginas56 minutos

María: resumen en español moderno

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Definitivamente, la novela «María» de Jorge Isaacs (publicada originalmente en 1867) es una de las obras más representativas del romanticismo americano. En esta versión resumida en poco más de 15,000 palabras, se sigue fielmente, capítulo por capítulo, el romance entre Efraín y María en la campiña colombiana.

La colección Síntesis consiste en resúmenes del canon literario clásico adaptados para la mejor comprensión de los lectores del siglo XXI. Cada libro de la colección incluye una evaluación en línea para el lector y una evaluación de comprensión lectora descargable para el docente; dicha evaluación aborda las competencias interpretativa, argumentativa y propositiva.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 mar 2021
ISBN9781005988074
María: resumen en español moderno
Autor

Gabriela Campos

Diseñadora industrial, estudiante de letras. Le gusta escuchar a Frank Ocean y a Los Tigres del Norte. Migrante interna.

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    María - Gabriela Campos

    «He aquí, caros amigos míos, la historia de la adolescencia de aquel a quien tanto amasteis y que ya no existe. Mucho tiempo os he hecho esperar estas páginas. Después de escritas, me han parecido pálidas e indignas de ser ofrecidas como un testimonio de mi gratitud y de mi afecto. Vosotros no ignoráis las palabras que pronunció aquella noche terrible, al poner en mis manos el libro de sus recuerdos: Lo que ahí falta tú lo sabes: podrás leer hasta lo que mis lágrimas han borrado. ¡Dulce y triste misión! Leedlas, pues, y si suspendéis la lectura para llorar, ese llanto me probará que la he cumplido fielmente.»

    Jorge Isaacs

    I

    Yo soy Efraín y de casa de mis padres salí joven rumbo a Bogotá para estudiar. Una de mis hermanas, entre lágrimas, cortó un mechón de mi pelo y así fui a dormir, sintiendo tristeza por la partida venidera. A la mañana siguiente, María fue la última en despedirse y permaneció viéndome desde la casa hasta perdernos de vista. Mi madre bañó mi rostro con sus lágrimas y yo debí emprender el camino junto a mi padre.

    II

    Volví, seis años después, a la casa de mis padres. Escuchaba las aves y me dejaba enamorar por el paisaje de riachuelos ocultos entre los bosques. Todo aquel escenario acomodado en la memoria inspiraba canciones que interpretaba en la capital y con gusto escuchaban mis compañeros de estudios.

    Al descender de mi caballo, encontrándome ya en casa, recibí un cálido abrazo de mi madre y luego busqué entre la muchedumbre a mis hermanas. María llegó a mi lado y sus ojos fueron llenándose de lágrimas de alegría conforme yo le manifestaba mi afecto; sus mejillas se sonrojaron y yo me sentía como niño ante un grato afecto maternal.

    III

    La cena en familia me permitió volver a compartir con cada uno de mis seres queridos. Mis padres y yo ocupamos la cabecera de la mesa y sus gestos, al igual que los de mis hermanas y hermanos, me permitían sentirme de nuevo en el hogar. María, quien había quedado en la mesa justo frente a mí, se veía radiante y hermosa.

    Más noche fui conducido a mi habitación. Encontré dentro algunos enseres, mapas y un jarrón donde María había colocado, con delicadeza, algunas flores del jardín pues sabía cuánto me gustaban. Emma, mi hermana menor, y María acompañaban a mi madre en aquel momento y las tres se despidieron con ternura para retirarse a dormir.

    IV

    A la mañana siguiente desperté luego de haber soñado con la entrada de María a mi habitación para cambiar las hermosas flores. Me encontré con ella y mis hermanos en el jardín y caminamos un rato. Ellos recolectaban flores en unos jarrones blancos mientras yo contemplaba los pies descalzos de María. Ella ya una mujer y seguía siendo la visión de mis amores de infancia.

    Luego del almuerzo narré a mi madre, a Emma y a María, las cosas más fascinantes que había visto en Bogotá: los bailes, las reuniones de sociedad, los vestidos y todo lo demás. Convenimos en que daría a las muchachas algunas lecciones de gramática y geografía mientras ellas, sin descuidar su costura, seguían haciéndome preguntas sobre mi largo viaje.

    V

    Hoy debía visitar las haciendas de mi padre. Durante mi ausencia, él había comprado tierras nuevas en la zona cálida con la finalidad de producir azúcar. Había un ingenio, una casa lujosa y parcelas para el ganado. Compartimos con los esclavos, muchos con quienes compartí de niño los juegos de la provincia y que ahora ya eran adultos, como yo. El único que no estaba más era Pedro, quien me había cuidado cuando era pequeño. Pedro derramó lágrimas al verme partir; poco tiempo después, según me contaron, falleció.

    El mayordomo Higinio y mi padre convenían en asuntos de la producción mientras yo divagaba en el aroma de los pastos que traían a mi memoria los juegos de niño con mis hermanas y María: los días de recoger los frutos del guayabal y observar a las aves en sus nidos. Mientras caminábamos, un esclavo de nombre Bruno apareció y convino con mi padre los arreglos necesarios para celebrar su boda, incluido el baile. Al siguiente sábado contraería matrimonio con la esclava Remigia.

    En la boda no faltó nada: esclavos, mozos y demás invitados, todos ataviados con sus mejores galas, disfrutaron la música y el baile; mi padre hizo los honores a Remigia, la novia. Luego nos despedimos y tomamos la montura para volver a la sierra. De camino manifesté a mi padre el interés por acompañarlo en los quehaceres de la hacienda pero él, con tristeza, me dijo que cumpliría su palabra de mandarme

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