Gus: Gus, #1

Por J. J. Guerrero

Trata de la historia de un psicólogo pediatra que amaba a los niños y dedico su vida a ayudar a los más pequeños, pero que por su salud no podía continuar haciéndolo y en un cumpleaños pide como deseo que alguien continúe su trabajo, haciéndose realidad con un peculiar personaje. 

• Idioma: Español
• Editorial: Juanjoguerrero
• Fecha de lanzamiento: 15 ago 2023
• ISBN: 9798223705956

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Gus

Una historia de esperanza de gente buena

para los más pequeñitos.

Capítulo 1.

Amable Gentile.

Tiempo atrás, en medio del entrelazado de calles de la gran ciudad, en medio del bullicio del tráfico y los negocios, existía un vecindario poco concurrido donde operaba el consultorio de un anciano terapeuta llamado Amable Gentile.

Amable era un hombre de edad, quizás alrededor de 80 años, con aspecto cansado, cabello blanco, rostro relajado y apariencia amigable. Era una persona solitaria, con pocos amigos, pero cordial y sincero, llevándose bien con todos sus vecinos y siendo muy querido por aquellos que lo conocían.

Hombre de fe, creyente en los milagros y las rutinas saludables, psicólogo infantil, con una mirada cálida y consejos que reflejaban la sabiduría que la vida, su profesión y los incontables años de ser profesor le habían otorgado. Sin embargo, su profesión también era dura, ya que tenía el privilegio y la carga de conocer historias de vida y brindar consejería a menores de edad. Muchas de estas historias tenían un final feliz, pero otras llevaban consigo el peso del sufrimiento y el desconsuelo que los niños cargaban hasta la adultez.

Un hombre parado enfrente de una pantalla de una ventana Descripción generada automáticamente con confianza media

Amable se levantaba temprano, tomaba su café, regaba las macetas, alimentaba al gato y comenzaba a atender en un espacio de su residencia destinado a la consulta. Tenía que adaptarse de esta manera, ya que sus ingresos no le permitían alquilar otro espacio. Además, en este lugar había aire de paz y un aroma cálido y familiar.

Era un hombre que amaba su trabajo y por mucho tiempo, su única recompensa era un simple agradecimiento y la sonrisa de sus clientes, quienes superaban situaciones que un niño no debería enfrentar. Siempre estaba puntual en su lugar de trabajo, ordenaba su oficina, limpiaba el viejo diván en el que los niños se sentaban para la consulta. Conforme avanzaba el día, daba la bienvenida a numerosos clientes que tenían citas programadas