“ABRACÉ LA SOBRIEDAD Y ENCONTRÉ UN NUEVO TIPO DE AMISTAD”.
CUANDO DEJÉ LA BEBIDA EN 2017, mi nuevo mentor de AA, un pintor llamado Kip, me invitó a una junta en el sótano de una iglesia en el centro de Los Ángeles. Llegué temprano, estreché algunas manos y me senté, nervioso, en el círculo de sillas plegables.
De pronto, el sitio estaba lleno, había entre 25 y 30 hombres de todas las edades. El espacio retumbaba con las risas. Había tipos peludos y musculosos, hipsters tatuados y hombres de negocios compartiendo café y galletas con veteranos en andaderas. Incluso había un sacerdote sentado en una esquina. Todo el mundo lo llamaba padre. Me tomó alrededor de cinco minutos notar lo asustado que estaba de todos ellos. Cada hombre tenía unos minutos para contar su historia, y mi corazón se aceleraba conforme se acercaba mi turno. Hubo
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