Gurrión: Lo ves en todas partes

Por TOT y Shaden S. Romero

Se dice que cuando un colibrí te visita es en realidad la esencia de alguien que amamos, que ya no está en este mundo pero nos extraña. Un colibrí es una mujer que habla del dolor. Es un hombre enamorado. Es una carta de suicidio. Es todo lo secreto de la fantasía cotidiana. 

Es una novela corta que irá avanzando, o decayendo, al ritmo de las alas de un ave que se desprende de sí para morir sobre las flores. O sobre la vida misma. 

 

• Idioma: Español
• Editorial: Tot Publishing
• Fecha de lanzamiento: 20 mar 2023
• ISBN: 9798223070665

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ÍNDICE

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Atrapadas

UNO: Promesa de amor

DOS: Colibrí

TRES: Recuento

CUATRO: Diario de Loreto

CINCO: Para Elisa

SEIS

Atrapadas

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Dicen que en esa esquina vivía un hombre con los brazos verdes y las manos rojas. No tenía casa. Una vez hablé con él, pero no me contestó. Puedo decir, entonces, que hablé con lo que me miraba siempre: sus manos.

Cuando alguien pasaba junto a él, nunca levantaba la vista. Cuando una persona estaba a más de cinco metros de su cuerpo, la miraba con tanto detenimiento que ni un choque, ni un grito, ni un terremoto harían que desviara su atención.  Había alcohol. Era serio y se esforzaba por sonreír a los idiotas que le daban la moneda que traían en la mano izquierda y no el pan de la derecha.

Un día se le cruzó, en medio de la constante ebriedad, algo monstruoso. Era una cosa tan enorme que ni sus manos pintadas de sangre de la calle podían detener. Respondió a un combate que no tardó más de tres minutos en terminar. Se levantó de la acera y notó que su oponente estaba de pie mucho antes que él. Entonces corrió.

Miraba con sus ojos de puños a todo el que se le cruzara en su maratón. Llegó a su siguiente casa: una esquina dos cuadras adelante. Volvió a instalarse. Siempre había alcohol: se preparaba para la llegada del siguiente monstruo.

Hablé con aquellas cosas raras que tanto lo atormentaban. Dijeron que jamás le iban a hacer daño. Les dije que no lo hicieran correr entre los carros ni aventarse a las avenidas sin mirar de lado a lado. Me explicaron el juego y entendí todo: era como jugar a las atrapadas, pero más divertido.

UNO: Promesa de amor

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Sabía conocerlas casi desde el primer contacto con sus miradas. No era necesario que me contaran sus secretos para que yo diera en el blanco de lo que ellas querían. Es verdad, tenía experiencia con las mujeres y