Edmundo acaba de llegar a España. Paradójicamente, al día siguiente de la celebración del funeral de María Teresa Campos. Aún no es capaz de asimilar el fallecimiento de la mujer que ocupó su corazón durante seis años. Aunque el amor se marchitó hace cuatro, aún la quiere, venera y respeta. El chileno acude a nuestra cita un tanto aturdido debido al jet lag. No lo verbaliza, pero pisar Madrid le afecta mucho más de lo que intenta exteriorizar. El fallecimiento de Teresa le cogió por sorpresa. Durante la conversación, recordamos su relación y rompe a llorar en varias ocasiones.
-¿Como empezó vuestra relación Edmundo?
-Yo no conocía a Teresita. Me llamaron para un homenaje de Mayra Gomez Kemp y vine desde Chile. Enseguida hicimos “cuate” porque Teresa tenía una sensibilidad muy especial. Mi mujer Rocío, a la que le encantaba Teresa, siempre me decía “tú tienes que ir al programa de Teresa. Yo le decía que no quería televisión, pero ella insistía en que tenía que ir con Teresa porque era un programa de categoría. Yo le decía que no quería ni tenía necesidad, para que veas cómo es la vida....
-¿Fue un flechazo?
-No sé si flechazo pero sí hubo algo muy especial. La encontraba que tenía un ángel. Hay pocos artistas que tienen ese ángel y Teresa lo tenía.
- Muchos dijeron que te aprovechaste de su fama para reverdecer la tuya…
-(Risas)Tú sabes que gusta mucho criticar… Yo soy conocido desde el año 69 por programas de mucho éxito, llevo desde los 16 años en televisión, después triunfé en el festival de Viña del Mar, seguí haciendo tele con audiencias millonarias y después vine a España. Trabajé con Uribarri, con Íñigo, con Chicho Ibañez Serrador, que vino a buscarme a la Riviera, donde trabajaba con Sara Montiel, y me propuso hacer 1, 2 3.
“EN SEIS AÑOS TERELU FUE A SU CASA UNAS 10 VECES Y CARMEN NI ESO. SÍ IBAN ALEJANDRITA Y JOSÉ MARÍA”
-Además de ese ángel, ¿cómo definirías a Teresa?
La gente no me cree pero yo soy muy tímido y muy serio. Teresa era lo contrario, abierta, afable, simpática y muy alegre. Nos complementábamos muy bien. Cuando empezamos a salir, le decía ‘vamos a salir a comer’, ella era muy mala para comer y yo devoraba. Fuimos a La Máquina de La Moraleja, donde me conocían mucho y ese mismo día nos hicieron unas fotos. Aún no éramos pareja pero ya comenzaron las especulaciones y los primeros ataques a mí, sobre unas posibles innobles intenciones.
-¿Cuándo empieza la relación estable?
-Pasó como un mes. Nos veíamos en el programa y un día me dijo, “tenemos que vernos”, le dije que vale pero que me iba a Canarias y le propuse “si te quieres venir conmigo, acompáñame porque yo me quiero