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Isla 13
Isla 13
Isla 13
Libro electrónico65 páginas48 minutos

Isla 13

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Isla 13 es una novela de misterio y aventura. En ella, Marcos Valencia del Rosal, su protagonista, despierta al borde del mar en una isla tropical sin entender qué fue lo que le sucedió.

Frente a este nuevo escenario, Marcos comenzará a conocer a personas que lo ayudarán a comprender lo sucedido para recuperar su identidad.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 sept 2022
ISBN9781005533595
Isla 13
Autor

Samuel Echeverría Christie

Samuel Echeverría Christie (1988, Santiago de Chile).Comenzó en la literatura antes de su adolescencia.En el 2017 lanzó su primer libro, (Subterráneo, Poesía).En el 2020 lanzó su segundo libro, autopublicado, (Hay razones, Poesía).Y en el 2022 estrena su tercer libro, (Isla 13, Novela Corta).Se caracteriza por una visión realista de las cosas, impulsado por una fuerte pasión hacia las letras, las historias de vida y la poesía.

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    Isla 13 - Samuel Echeverría Christie

    La desorbita

    Estoy en la arena. Pájaros silban. Puedo escuchar la agüita de las olas, olas pequeñas que tocan mi cuerpo y se van. Agua transparente y dulce. Mar que me trajo hasta aquí, a este borde costero, en una playa blanca. Parece ser virgen, al parecer estoy en una isla. Una isla tropical.

    Sentado en la playa, ensimismado, el sol seca completamente mi ropa, mi cuerpo. Trato de recordar qué fue lo que me sucedió. Solo recuerdo mareos. Que estuve en lo profundo del mar y casi me ahogué. Que subí a la superficie, y con mucho valor y fuerzas pude llegar hasta aquí. Es todo muy extraño. Miro hacia el cielo y a contraluz veo un gran pájaro dando vueltas por el cielo. Aquel pájaro grita como llamando a alguien, da vueltas y vueltas sobre sí mismo y luego se va.

    A lo lejos las islas con su mar hermoso. Detengo mi mirada en una canoa. Una mujer sentada abrazando sus rodillas. Al parecer lleva un pareo blanco y un sombrero. Esta sola y contempla el lugar. Mis ojos azules y llorosos no entienden nada aun.

    Me levanto de la arena, me sacudo vagarosamente y tomo un fruto de unos de los árboles que bordean la playa. Me vuelve el alma al cuerpo comer algo. Creo haber tragado agua de mar, tosí bastante. De pronto, la mujer del bote se voltea y mira hacia este lugar. Miro también hacia ella, levanto mi mano para saludarla. Ella también la levanta. Me saluda. Aunque no sé nadar bien, me lanzo al agua y nado hacia su pequeña canoa.

    Me canso. Respiro tranquilamente y sigo. Algo en mi interior me impulsa a hacerlo. Algo como sagrado, como un impulso misterioso que no sé qué es y tampoco quiero saber hasta descubrirlo. No era un momento para pensar mucho, y solo seguía el ritmo estrafalario de mi cuerpo sobre las olas. Me inquietaba la duda de llegar o no, pero mi corazón empezó a latir cada vez más fuerte a medida que me acercaba al bote.

    ¡Por fin llegué! Apoyé torpemente mis dos manos sobre el borde de la pequeña embarcación. Casi resbalo y me pego en la pera. Extenuado por el esfuerzo y la emoción de lo vivido, me encontré en medio de ella.

    -Hola, Marcos, le dije con voz cansada.

    -Hola, Lucía, se presentó.

    La miré y me impresionó desde el primer momento. Sentí una cálida sensación dentro de mí.

    -¿Qué haces por aquí?, le pregunté.

    -Estoy con mi novio. Lo espero mientras él bucea. ¿Y tú?

    -Desperté semiinconsciente a la orilla de esta isla. La mujer me miró con extrañeza. Estoy asustado. No recuerdo nada, le dije. Estás herido, me dijo.

    Efectivamente tenía una herida en la parte izquierda de la cabeza, que sangraba levemente. En ese momento, un hombre sale del agua con su traje de buzo. Rápido la mujer se acerca a mi oído y me dice, casi susurrándome un secreto que parecía mentira: Es Martín, mi novio. Yo atiné a abrocharme la camisa y cubrir mi herida. Martín se saca el casco, mira a la mujer, y luego me mira a mí. Me saluda con firmeza, y pregunta por mí. Está herido, y no sabe cómo llegó aquí. La mujer lo mira con cara de pena. Bueno, llevémoslo a la cabaña para curarlo.

    Navegamos hacia la cabaña que quedaba en otra isla. Me fui en silencio, absorto, no sabiendo aún qué me había ocurrido. La mujer con Martín hablaban. Yo estaba como que suspendido en el tiempo.

    -¿Cómo estás?, me grita la mujer desde la otra punta de la canoa. La miro.

    -¿Cuál es tu nombre?, me vuelve a preguntar, como en una entrevista lejana.

    Y me río como de nada y de todo a la vez. Les indico con las manos que avancen. Ellos se ríen. Se nota que estaban de vacaciones pasándola bien. Sacan comida de una caja.

    -¿Quieres?, me vuelve a gritar la mujer.

    -No, gracias, le respondo desde la otra

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