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Ezequiel Mora Un regreso gris: Aventuras y riesgo, #6
Ezequiel Mora Un regreso gris: Aventuras y riesgo, #6
Ezequiel Mora Un regreso gris: Aventuras y riesgo, #6
Libro electrónico301 páginas5 horas

Ezequiel Mora Un regreso gris: Aventuras y riesgo, #6

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          Esta novela es la continuación de las andanzas y aventuras de Ezequiel Mora, que se desarrollan después de que lo dejaron abandonado en una isla en el caribe, a la suerte, la supervivencia de él y otras personas se desarrollan en la tranquilidad, hasta que llegan unos visitantes sin ser invitados, para hacer negocios inapropiados.  Esta novela es la continuación de EZEQUIEL MORA NUEVA RUTA UN DERROTERO es una novela de aventuras, arte, riesgo, entretenimiento y acción.

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IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 nov 2023
ISBN9798223796527
Ezequiel Mora Un regreso gris: Aventuras y riesgo, #6
Autor

Xyan Xoce

Ezequiel Mora, un avispado y suertudo chico nacido en un pueblo de la costa norte del oriente de la isla de Cuba. Es solo el comienzo de una larga y agitada vida que llena de aventuras y riesgos que le llevan a convertirse en un reconocido personaje en las Antillas. Su autor, bajo el seudónimo de Xyan Xoce, entremezcla los sucesos acaecidos en su propia vida con hechos ficticios para regalarnos una bella y rica amalgama de costumbrismo y cubanía, además de brindar un paseo histórico y real por las diferentes e interesantes facetas políticas y sociales, que lo han hecho destacar en muchísimos aspectos y esto te hará vibrar de emoción.

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    Ezequiel Mora Un regreso gris - Xyan Xoce

    Ezequiel Mora Un regreso gris

    Aventuras y riesgo, Volume 6

    Xyan Xoce

    Published by Wilmer Antonio Velásquez Peraza, 2023.

    Tabla de Contenido

    Title Page

    EZEQUIEL  MORA | UN  REGRESO  GRIS | XYAN  XOCE

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    About the Author

    About the Publisher

    EZEQUIEL  MORA

    UN  REGRESO  GRIS

    XYAN  XOCE

    COMENTARIO

    Esta novela es la continuación de las andanzas y aventuras de Ezequiel Mora, que se desarrollan después de que lo dejaron abandonado en una isla en el caribe, a la suerte, la supervivencia de él y otras personas se desarrollan en la tranquilidad, hasta que llegan unos visitantes sin ser invitados, para hacer negocios inapropiados.  Esta novela es la continuación de EZEQUIEL MORA NUEVA RUTA UN DERROTERO es una novela de aventuras, arte, riesgo, entretenimiento y acción.

    Tabla de contenidos

    Derechos Reservados conforme a la ley

    ABANDONADOS

    LA PRIMERA VISITA

    EL REGRESO A CASA

    DEUDAS A COBRAR

    UN REGRESO GRIS

    ESTO TERMINA AQUÍ

    KDP Diseño Editorial

    Derechos Reservados conforme a la ley

    LA PRESENTE OBRA ESTÁ protegida por derechos de autor.

    Xyan Xoce © 2023.

    Este libro es un producto de exclusiva propiedad de los autores, el mismo no puede ser copiado, ni fotocopiado, ni usado por ninguna persona sin el consentimiento expreso de los autores, el contenido es propiedad de sus creadores y de sus familiares directos por el plazo mínimo de 75 años.

    Todos los derechos reservados. Xyan Xoce © 2023. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, así como su distribución, comunicación pública o transformación, sin la autorización previa y por escrito de los autores o del editor. Cualquier infracción de los derechos de autor será penada por la ley.

    ABANDONADOS

    EN EL MAR CARIBE, ENTRE México y Cuba hay una isla, amanece, ya está aclarando, se ve llegar una lancha por el norte, dándole la vuelta a la isla. Navega paralela a la playa, de blancas arenas. Suelta el ancla, en cubierta se ve movimiento, el barco empieza a bornear alrededor del ancla, en la popa desamarran una lancha de auxilio, acomodándole un motor fuera de borda, la llevan para un costado del barco, bajando una caja, después la llevan sobre la embarcación para la paya, al rato retorna la pequeña lancha.

    Montándole otra caja, llevándola para el mismo lugar de la anterior, retorna de nuevo al barco. Le montan un cuerpo de un hombre, navegan hacia la playa, el hombre va inconsciente, como dormido. En la playa el marinero se lo hecha al hombro, como si fuera un saco, camino por la arena hacia donde había acomodado las dos cajas, acomoda el cuerpo entre las cajas, se agacha le dio unas palmaditas en la cara, le habla algo, caminando de marcha atrás, mirando para donde dejo al hombre con las cajas,  monta en la lancha. Empezaron a caer goterones de agua, se fue alejando de aquella playa, hacia el barco que esta anclado, sube a bordo y amarrando la lancha auxiliar en la popa, esta apretando la llovizna.

    Sobre la arena de la playa sigue el hombre dormido, cayéndole lo goterones de agua sobre el cuerpo, está boca arriba con los brazos estirados. El barco se aleja a toda máquina, perdiéndose en el horizonte, lo que parecía una brizna, se convirtió en un aguacero, el mar se puso de color negro.

    El hombre asustado, se sienta en la arena, se apoya en las dos cajas, con las manos, mira al frente un mar oscuro, lo tiene sorprendido aquello, mira a la izquierda una playa, hay lluvia fuerte, el agua corre por el rostro, se pasa una mano por la cara, para ver mejor, mira a la derecha continua la playa, se le pierde en la cortina de agua que esta cayendo, se levanta pone las dos manos, como visera sobre los ojos, hace un paneo mirando de izquierda a derecha, luego de derecha a izquierda, esta mojado por completo, no se ha movido del lugar, se sienta sobre una de las cajas,  pasándose  las manos por entre los pelos de la cabeza, los codos apoyados sobre la rodillas. 

    Quiere poner sus pensamientos en orden, no entiende del porque esta en la playa.

    –¿Qué playa será esta? -se pregunta aun esta confundido-.

    Un sabor amargo tiene en la boca, mira para el cielo con la boca abierta, cuando se le llena de agua, hace gárgara, echando el buche de agua hacia adelante, le duele la cabeza, quiere recordar el porque esta allí, se pregunta.

    –Que hace en una playa a esa hora -no sabe la hora, esta sin reloj-.

    Se palpa el pantalón mojado, tampoco tiene la cartera. Pensó. <Ñoo... Me emborrache, me han robado, me desvalijaron> Mira las cajas, le zafa los ganchos, cuando la abre mira el contenido, saca una lata, mira la etiqueta (carne estofada de cerdo) coge  otra es también de carne de cerdo, mira para la derecha un espeso matorral a lo lejos, mas cerca unas matas salteadas, no hay donde meterse, pone las latas dentro de la caja tapándola, cambia de posición, sentándose sobre la que había mirado, abre la otra caja mira el interior, sobre un poco de latas, un machete corto sin vaina, al lado una bayoneta con la vaina, de un AK-47,  la toma en las manos, no entendía aquello. ¿Si le han robado, para que le han dejado todo aquello?  Sigue cayendo agua, la caja como la tiene abierta se esta llenando de agua, entre dos latas, ve una botella, separa las latas saca la botella, la observa.

    –¡Cabrones!... Me han dejado una botella de aguardiente Colombiano, empieza a recordar, el porque esta en este lugar, pero el no sabe en que lugar esta. Abre la botella se da un gran buche, tragando siente el alcohol pasarle por la garganta, se estremeció, repitió tomando un segundo trago, tapa la botella la coloca dentro de la caja, después de sacar el machete y la bayoneta, se sentía mejor pero las tripas le arden, tiene hambre, saca una lata de la caja, camina por la arena hacia las matas, se acomoda debajo de una, que aunque no muy  copiosa, debajo de ella, llueve  menos que afuera, la lata trae una pieza, en la tapa que halándola, la tapa se le retira fácil, usando la tapa como cuchara, empieza a comer aquella carne, aunque fría, pero le aplaca el hambre. Termino de comerse aquello, intenta tomar agua, de la que cae del cielo, desde allí mira las cajas, fue coge una por una agarradera, halándola hasta debajo de la mata, busca la otra la colocó al lado de la otra, se sienta sobre ellas, a esperar que aquel aguacero termine. Se pone a memorizar lo que recuerda.

    En la mañana estaba en el hotel Comodoro, en la cabaña esperando que Vania lo recogiera para ir a almorzar, esos hombres le dijeron que José Cueto lo estaba esperando para hablar, se monto en el auto, para llevarlo para Pinar. Ahora recuerda, se tomo media botella de aguardiente, se quedo dormido, al no recordar mas nada, comprendió esos cabrones lo drogaron, por eso amaneció en la playa. Mirando para todos lados,  espera, que en cualquier momento, alguien llegue por el lugar, como llueve nadie a esa hora bajara a la playa, empieza poco a poco a dejar de llover.

    Como una persona desconcertada, se rascaba la cabeza, miraba todo al alrededor, camina por debajo de la mata, hace en circulo, no podía creer que Cueto lo mandara para esta playa, recordó lo que Alberto le había dicho a Vania, el era un soplón. El no tenía nada que ver con lo sucedido al Mulo. Ñoo... Cueto lo acuso de ser soplón,  camina para la playa, ya el día esta mas claro, el cielo nublado no se ve el sol, a la izquierda ve una elevación bien alta, mira la altura, camina por la arena hasta que se acaba la playa, comienza el diente perro, desistió de seguir caminando por sobre la piedra, camina de regreso por la playa, mirando para el follaje que comienza donde termina la arena, llega a un claro, que parece un trillo natural,  se interna por aquello que parece un camino, zigzagueando y con la ayuda del machete, se abre paso, entra a un lugar despejado se detiene, en el borde del claro, mira lo que la madre naturaleza le preparo, se sonrió. Gritando a todo lo que le da los pulmones.

    –Cueto te jodiste... Ya no me muero aquí...  Tengo lo que tengo que tener... Mi madrecita, me protege y me cuida, cabron... Algún día arreglaremos cuentas.

    Mirando la pared de piedra, la hermosura aquella, de la pared de piedras, sale un chorro de agua, el caminó casi corre, llega a la charca de agua cristalina, la contempla, mira el chorro, poco a poco se mete en aquella agua fría, palpa con los pies el fondo, toma varias veces de aquella agua fresca, metía la cabeza en el agua y la sacaba, repitió varias veces, se paso las manos por el rostro, mirando todo aquello, contempla el lugar.

    Sale del agua camina hacia el otro lado de la charca, chorreaba agua la ropa y los zapatos mojados, se sienta en la yerba, se descalzó, exprimió las medias, se vuelve a calzar las medias se coloca los zapatos. Se levanta continua caminando, entre el monte pasa por varias matas de plátanos, de un racimo podrido recupera varios plátanos maduros, saca el machete, corta el tronco, camina sube por una pendiente, come de la fruta. llega al final de la elevación camina entre la yerba, era una planicie, se dirige hacia una mata de mango, fue escalando por el tronco, se acomoda en un gajo se sienta, comienza muy despacio a mirar para el horizonte, mira todo lo que la vista contempla, fue girando lentamente, cual fue el asombro exclama.

    –¡Carajo estoy en una isla!

    Apoyo la cabeza sobre el brazo, de sus ojos empezaron a salir gruesas lagrimas, no lo podía creer, lo han dejado solo en una isla, el volvió a preguntarse, porque de este castigo, de sus labios marcan una sonrisa, entre las aguas que salen de la nariz, se pasa el dorso de la mano, con la ayuda de la mano, se sopla los dos cornetos, suspira profundo riéndose a carcajadas.

    –Come mierdas uds no saben que mientras hay vida, hay esperanza de salir de aquí. Yo no me voy a dejar morir, porque a vos les de la gana, veremos hasta donde yo pueda aguantar esta soledad -esto lo hablaba con la isla, que de ahora en lo adelante será la compañera de infortunio-.

    Baja de la mata camina por toda la planicie revisa los bordes, cuidando el caminar, el sol sale, levantando los dos brazos en forma de una U, se dobla hacia adelante, le hace una reverencia.

    –Gracias... Dios Sol por enseñarme el recorrido.

    Mira la sombra de una pequeña mata, poniéndose a observarla, se para en un claro, estirando los brazos en forma de cruz, se pone de frente dice.  

    –Para allá esta el norte -así marco los cuatro puntos cardinales-.

    Ahora solo le hace falta saber, en que paralelo y meridiano esta, pero se conformo con saber, los puntos cardinales, camina para el este llega al borde,  contempla el mar a lo lejos, abajo en forma de herradura una playa con arenas blancas, hay  una caleta grande, con aguas transparentes, con el fondo de color azul claro, un fondo arenoso, que termina donde cierra la herradura, entre las dos puntas, un canal hasta el mar abierto, bajo sus pies hay un farallón hasta la arena, mira todo aquello, da media vuelta, retornando por el mismo camino. Hasta la parte oeste de la planicie, desde allí contempla la otra parte de la isla, a lo lejos en el horizonte el mar, el contorno de la isla llena de mangle, hasta la mitad por el norte, en la parte sur, comenzaba una playa desde el oeste hasta donde comienza el diente de perro, al borde de la faraya de la loma desde donde el esta contempla todo, desde el lugar ve la charca, observa el recorrido del estrecho rio, que parte en dos mitades la isla, hay muchas matas de frutas, muchas de cocos, lentamente fue mirando los distintos follajes de vegetación, los pequeños cayos de matas de plátanos, de papayos, de otras variedades de frutos miraba todo aquello, ya sabe mas o menos donde esta cada cosa, las tripas le suenan

    –Hace hambre, Hay mas tiempo que vida -se dijo camino para donde esta el trillo, por donde había subido-.

    Ahora lo que tiene que buscar es donde pasar la noche, en todo lo que vio, no hay nada que parezca una casa, bajando a mitad de la pendiente, a la derecha hay un saliente, lo contempla empieza a caminar con mucho cuidado por el saliente, se va agarrando de las enredaderas que cuelgan a la derecha, con el machete limpia el camino es de piedra, bordea la loma es del ancho de las piernas abierta, camina por el trillo aquel, cuando se le termino, comienza una plaza ancha, mira para abajo a la izquierda un precipicio, en el fondo el mar rompen las olas contra las piedras del acantilado, entra en aquel balcón sin baranda,  camina hasta el fondo, entra en una cueva ancha y clara, la camina toda. Lo que necesita, ya no hay preocupación. Hablo como si estuviera diciéndole a alguien.

    –Tengo agua, comida en abundancia aunque  vegetariana, carne en lata, donde dormir y guarecerme de la lluvia y el frio en las noches. No te puedes quejar Ezequiel Mora, ahora a esperar el momento de abandonarla, alguien tiene que visitar esta isla, en cualquier momento, hay que tener paciencia para esperar, creo que a mi me sobra.

    El encontrar la cueva se le olvido que tiene hambre, el estomago se lo volvió a recordar, se lo toco frotándoselo con la mano.

    –Si ya se que hace hambre, vamos a buscar que darte.

    Camino de regreso por el mismo camino que llego, baja cerca del charco camina en busca de lo que comería, se topa un papayo, coge una fruta madura, con el machete la pica al medio, le saca las semillas con la mano, con el cuchillo la fue cortando en trozos, come hasta que se llena, lo que le sobro lo acomoda sobre una piedra, camino hacia el rio, toma agua se lava un poco, continua para donde están las cajas en la playa al llegar.  Abre una de las cajas, mira lo que hay dentro, se quita la camisa le cierra los botones, amarra  las mangas le hace doble nudo, dentro hecha varias latas de carne, la botella de bebida, mas dos pomos con agua de medio litro cada uno, cierra la caja se hecha el bulto a la espalda y camina por el trillo por el cual  había llegado a la playa, después de hacer el recorrido. 

    Ya dentro de la cueva en el suelo, situó las latas con los pomos, con la bayoneta le corta las mangas y el cuello a la camisa, corta unas tiras amarrando por el cuello las dos botellas, hay claridad pero en cualquier momento, se oscurece la cueva, el sol esta cayendo por el oeste. Aprovechando la claridad, camina por toda la cueva, el fondo no lo podía ver, por lo oscuro del lugar, transita para el costado de la cueva, contrario por donde el entra, mira el acantilado, por la pared corre agua, se pone a observar la parte de la cueva, en la parte de arriba, de donde corre el agua, sale un hilo de agua por una rajadura, con la bayoneta empieza a golpear la hendidura, rompe la piedra, según  abre aquello, por la rajadura sale un chorrito de  agua, acomoda las dos manos juntas, hecha un poco de agua  bebiéndola.

    –Ya tengo agua -exclamo con alegría-.

    Comienza a oscurecer, mira el horizonte, camina sentándose en un promontorio en la terraza, abre una lata de carne prensada, come del contenido, toma agua de los pomos, lava la lata en el chorro, usándola como jícara, bebe un poco más de agua, marcha por el borde, hasta regresar a la terraza, ya esta oscuro, se acomoda en el piso boca arriba mira las estrellas, el cielo esta sin nubes muy estrellado, empieza a buscar las estrellas que el conoce, se queda dormido.

    Despertó con muchos deseos de evacuar, le dolía las tripas, va hacia donde esta el chorrito de agua, pasándolo hay una abertura en el suelo, se para con la abertura en el medio, se baja el pantalón se agacha. Que alivio esta evacuando, el dolor de las tripas empieza a aliviarse. Todavía es de noche, vuelve para el lugar donde durmió, sentándose, tiene sueño todavía, se acomoda en el piso se queda de nuevo dormido. Esta ves despierta aclarando, le dolía el cuerpo se puso de pie, empezando hacer unos ejercicios, para mejorar los dolores del cuerpo. Desde allí mira el mar tiene buen rango para mirar, a la altura que esta el aprecia por lo menos, la línea del horizonte a mas de quince millas náuticas, no se ve pasar nada, se volvió a preguntar donde estaré, esta isla no es de Cuba, porque todas las islas con este tamaño, tienen puntos de vigilancias, también hay guardias que las cuidan, en esta isla lo que ha caminado no hay indicios de que alguien la haya habitado permanente. Camino para la cueva preparo condiciones para empezar la exploración de ese día, hoy exploraría, el este de la isla la playa en forma de herradura. Cuando salió se encamino para donde están las cajas en la playa, lleva los dos pomos con agua, de las cajas cogió dos latas de carne, siguió caminando por la arena hacia el este, camino por sobre el arrecife,  llegando al final de la isla, allí esta el canal de entrada a la caleta, mira el ancho de la entrada observa todo el lugar, caminando por sobre la piedra, por el lado de la caleta, llega al comienzo de la playa, camina por sobre la arena mirándolo todo, los contornos, estando en el centro mirando para el fondo, una cortina de enredadera bajaba desde el borde de un saliente a mitad del farallón hasta la arena, muy tupida mira todo aquel lugar, se acerca a la enredadera mete el machete entre las ramas, mas el brazo no toca nada, saca el machete empezando a cortar los bejucos que bajan, con la ayuda del machete abre un trillo entre la enredadera, llega a lo que parece una cueva, es muy ancha y profunda la claridad es poca. Sale a la playa camina hasta mas adelante, cortando los gajos abre otro trillo, dándole mas claridad a la cueva, no conforme camino por la cueva, cortando con el machete abre un tercer trillo, ahora si la cueva esta clara se le ve hasta casi el fondo. Todo esto le tomo la mañana, se sienta en el piso se come el contenido de una lata, mas un pomo  de agua, en la cueva deja una lata. Tiene que apurarse para llegar al rio, darse un baño, tomar agua coger por el camino algunas frutas y llegar a la cueva, antes  que cayera la noche. Recorrió todo el camino de regreso con pasos largos, llega al rio se quita la ropa, dándose un baño con agua sola, no tiene jabón, se puso la ropa camino hacia la cueva, por el camino recogió tres plátanos maduros y un papayo y lo lleva para la cueva, allí realizo la comida, fue al chorrito llena los pomos, después con la barriga llena se acuesta en el mismo lugar para dormir, pensó en lo que ha descubierto, ya tiene dos cuevas, pero una cerca de la comida la otra un poco mas lejos, si quería revisar aquella cueva completa debía llevar agua y comida para dos días, tiene que ahorrar las latas de comida, para que le duren mas días, mientras pensaba en todo eso se durmió.

    Al día siguiente camino todo el trayecto del día anterior, para llegar al este de la isla, esta vez lleva cuatro pomos de agua, un papayo maduro y grande, cuatro plátanos, en los bolsillos del pantalón dos latas de carne. Entra en la cueva, acomoda en el lugar donde estaba la lata que dejo lo que trae, caminando aprovechando la claridad que tiene para llegar al fondo de la cueva, se paro mirando para la oscuridad esperando que los ojos se adaptaran, estira el machete topa la pared camina la palpa con la mano, va muy despacio, tropieza con algo en el piso, se agacha lo encuentra, en la oscuridad lo palpa con la mano, se puso el machete en la cintura, recoge el objeto, que por la forma que tiene, ya sabe que es un farol, camina para la claridad, allí lo observa, mueve una pieza, la lámpara se enciende con una luz tenue. Tiene dos tubitos que se encienden por baterías, aprovecha la claridad que da la lámpara, caminando  para el fondo, hay un túnel. Levanta la lámpara alumbrando observa aquel hueco, camina unos metros  con la lámpara en alto mirándolo todo, en la pared a la derecha hay otra lámpara, la enciende esta si alumbra bien, la que trae la apaga dejándola en el piso.

    Continuo caminando despacio se acerca a dos entradas, una a cada lado de aquel túnel las alumbro mirando eran túneles que se acaban mas adelante, encuentra mas lámparas pero apagadas las prueba  encendían la apaga, esta convencido la isla tiene dueño, continuo por el túnel principal caminando se encuentra otras dos entradas, levantando la lámpara mira los túneles, nada le llama la atención continua caminando a la derecha otro túnel, camina unos metros por dentro del túnel, dobla a la derecha entra en un salón, que esta lleno de cajas grandes y largas, desde allí  mira  todo aquello, sale del salón continua hasta el final, no hay mas túneles, en el fondo mira por entre las matas ve un campo, con la ayuda del machete corta las matas que le estorban para salir, por la derecha junto a la pared, va y limpia el camino abre una trocha.

    Salió al campo al frente la charca con la caída de agua se puso las manos en la cintura, observo el lugar camina hacia el rio se agacha toma el agua directo del caudal, camina de regreso, entra por el túnel hasta  los primeros túneles entra en el de la derecha al final dobla a la izquierda, encuentra otra caverna lo mismo, lleno de cajas de madera, acomoda la lámpara sobre una caja abre la que tiene enfrente, le levanta los ganchos de agarre, mira el contenido en ella hay varios fusiles busca la lámpara alumbrando.

    –¡Ñoo! Fusiles AK 47 sin cargadores -levanta uno oliéndolo-.

    El olor característico a estar engrasados, lo mira  rastrillándolo, varias veces, cierra la caja se acerca a otra la abre, igual mas fusiles sigue buscando en la tercera caja hay cargadores vacíos, a un lado de la caja hay cajitas de cartón, las reconoce ahí están las balas, coge una abriéndola con  la mano izquierda coge un cargador le empieza a meter las balas coge el contenido de dos cajas mas, completa la capacidad del cargador, ya tiene un cargador con 30 tiros, lo mete en el fusil, completa dos cargadores mas, lo pone entre el cuerpo y el pantalón cierra la caja mira el fusil, le dijo a la cueva.

    –Ahora que venga quien quiera, ya tengo con que defenderme.

    Recogió la lámpara sale del salón, camina buscando otra caverna entra en la de enfrente, ahí colocó el fusil sobre una caja, la lámpara al lado empieza a revisar caja por caja con la ayuda de la lámpara, encuentra comida en lata, baterías para las lámparas, al fondo sobre un piso de madera unas cajas de cartón, llenas de botellas de TEQUILA, contempla todo aquello, fue a una de las cajas de madera, levanta una lata de carne le acerco la luz de la lámpara, leyendo la fecha de vencimiento.

    –¡Ñoo!... Carajo... Lo que me faltaba, mucha comida,  venció el año pasado. ¡Bueno lo que no mata engorda! Esto es un dicho de la abuela -abre la lata huele el contenido, con la punta de la bayoneta corta un pedazo probándolo-, sabe bien, estará vencido pero al parecer se puede comer.

    Se comió todo el contenido, fue al fondo saca una botella la abre, le hecha un poco de liquido a la lata tomando, no le gusto mucho el sabor, deja la botella allí, sale para el túnel principal camina para otra cueva ya no le preocupaba salir aquí hay de todo y el túnel conecta el rio con la playa del este. Termina de revisar otra caverna, faltándole una por revisar, las tripas le están sonando hay que evacuar, sale al lado del rio, era de noche camina para al lado de una mata de plátano se agacha, cuando termina le dice a la mata.

    –Que te aproveche, me das fruto yo te doy abono.

    Retorna entrando a la cueva, entra a una de las cavernas, recoge un colchón con el forro, lo lleva para la cueva de la playa, el se tira en el piso apaga la lámpara, en aquella oscuridad se queda dormido.

    Despertó esta oscuro palpo buscando la lámpara la enciende, se come dos plátanos toma agua fue a la orilla entre las matas y el agua evacua, retorna recoge el fusil un pomo con agua entra de nuevo para el túnel de la cueva, tiene que terminar de revisar toda las galerías. Camino al fondo por el camino cambia la lámpara, entra al cuarto que le falta revisar, están las cajas una sobre las otras estivadas desde una hasta cuatro en

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