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La Otra Dimensión
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Libro electrónico219 páginas3 horas

La Otra Dimensión

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Información de este libro electrónico

Después de unos años de silencio Yolanda Ledesma regresa con esta innovadora obra, en una mezcla de imaginación y suspenso donde las emociones son las protagonistas, viajando entre dimensiones astrales en su estilo literario Esencia Mágica.
La otra dimensión es una propuesta de cuentos diferente, donde la imaginación está proyectada a las múltiples situaciones dimensionales en los mundos cósmicos, donde planetas, sistemas solares y creencias están entrelazadas como una perfecta madeja en las diferentes historias, con perspectivas a los mundos y movimientos visibles e invisibles.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 mar 2022
ISBN9781005796501
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    La Otra Dimensión - Yolanda Ledesma

    Prólogo

    La otra dimensión es una secuencia de cuentos cortos, que desde que los comienzas a leer te transportan a un mundo increíble, donde se une lo real con lo irreal.

    Su autora es Yolanda Ledesma, una bella mujer nacida en Barranquilla, Colombia. Inteligente, educada, culta y llena de sensibilidad, deja en cada una de sus páginas todo el talento que posee en una gama de emociones que nos hace estremecer.

    Desde sus inicios como escritora, Yolanda despertó entre los lectores una fibra diferente con su movimiento literario Esencia mágica, con la que escribe la serie María, la llave del triunfo, bajo la cual se encuentran sus obras Mis amigos invisibles y María, entre el bien y el mal. En ese momento escribe La Güija, el portal de la comunicación del demonio.

    Pero además nos adentró en el mundo mágico de la fantasía infantil con su serie bilingüe Un día en la vida de María, que incluye otras dos obras: Let’s go to School (Vamos a la Escuela) y The Night of the magic pumpkins (La noche de las calabazas mágicas), ambas con ilustraciones propias (otro talento de la autora, la pintura). Polifacética y poli cultural, la hemos visto destacarse en su país de residencia, Estados Unidos, y también en España, Jordania, Colombia, México, República Dominicana, Dubái, y otros , alcanzando grandes e importantes galardones en la literatura.

    Esta vez, ella nos toma de la mano y nos introduce a La otra dimensión, donde nos teje historias reales que se convierten en no reales y nos deja petrificados y confundidos, pues… si entender si lo real es verdaderamente real… ¿Será?

    Gracia, Yolanda por este paseo paralelo a La otra dimensión.

    Minerva Álvarez

    Minita

    Mirada profunda

    Observaba a través de los cristales los rayos solares formando espumas en las subidas de las olas, acompasados con los ruidos del mar, cuando el barco empezó a tambalearse con movimientos bruscos entre altas olas y profundas caídas. Sintiendo el impacto en el piso del barco, preocupado, conduje mis pasos directamente hacia la proa, para obtener información precisa de la situación.

    Efectivamente, algo estaba sucediendo fuera de lo previsto; un asistente del capitán con micrófono en manos nos condujo hacia el salón principal, para explicarnos la razón de estacionarnos en el medio del agua, sin llegar al puerto, donde supuestamente atracaría el crucero.

    Sus palabras fueron escuetas, cortas y precisas. La razón de anclar en medio del mar profundo era la imposibilidad de hacerlo en el puerto, porque carecía de suficiente profundidad para un transatlántico de tales dimensiones, y además podía chocar contra los islotes o arrecifes que estaban muy cerca de la isla. Coloqué mis manos sobre mis sienes, estaba decepcionado, a lo lejos observaba la costa, tan cerca, y tan lejana al mismo tiempo, porque nos separaba un inmenso mar.

    Después de unas dos horas de incertidumbre, finalmente fuimos informados, huéspedes y tripulación, sobre la decisión del capitán y su solución para este inconveniente:

    Las personas desembarcarán en pequeñas lanchas auxiliares por orden de llegada al salón principal

    La noticia fue recibida con agrado por todos los viajeros pues todos estábamos desesperados, deseosos de llegar a nuestro destino final. Nos transportaron hasta la isla de Mikonos, finalmente había descendido del barco, y mis ojos quedaron fascinados por la belleza de la pequeña isla.

    Las calles estaban hechas de piedras blancas alcaloides, dando la impresión de no estar en este siglo, sino viajando a través de la máquina del tiempo.

    Toda la actividad estaba centrada alrededor de la costa. Observé los pequeños restaurantes cerca del puerto, los hoteles, una pequeña biblioteca, un anticuario, estación de bomberos, una gasolinera y una taberna.

    Emocionado como un niño, busqué mi maleta de mano —donde tengo mi cámara— para tomar una fotografía del instante de mi llegada, y guardarla como un tesoro. Estaba emocionado, no atinaba abrir el cierre del maletín, cuando fui sorprendido por una intensa lluvia acompañada de vientos huracanados que golpeaban mi cara y cuerpo, empapando mi ropa y equipaje.

    El cambio ocurrió rápida e inesperadamente. Todo a mi alrededor se tornó oscuro, alumbrado ocasionalmente por rayos cargados de electricidad, que explotaban por todas partes formando figuras fantasmagóricas e imágenes atemorizantes.

    Repentinamente… la lluvia cesó, el viento desapareció, y regresó nuevamente la luz a la isla.

    Volvió el optimismo con el cese de la lluvia; mi ropa estaba mojada y ceñida a mi cuerpo, debía cambiarme inmediatamente para no enfermarme, pero no deseaba preocuparme por cosas banales, nada podía romper el encanto del momento. Estaba decidido a tomar mi foto, cuando descubrí la pérdida de mi cámara, mi maleta de mano, y mis demás pertenencias.

    ¿Qué había pasado con mis cosas? ¿Acaso habían sido arrastradas por el viento? Pensé.

    Respiré profundamente, este contratiempo no me impediría sentirme relajado y pasar un buen tiempo en la isla; debía reversar el inicio de este viaje con una actitud positiva, cualquiera podía sufrir contratiempos en una tierra desconocida… Compraría una nueva cámara y mis artículos personales, solo necesitaba alimentarme y un poco de descanso. Pensé.

    Estaba hambriento… buscaré un restaurante y luego seguiré hacia mi lugar de destino. El viento seguía soplando, frío y húmedo, calando hasta los huesos. ¡Qué difícil es mantenerte positivo cuando todo está en tu contra!

    Buscaría un restaurante, compraría ropa, y después iría a mi lugar de hospedaje, pero no esperaba esta sorpresa devastadora… La isla parecía un campo de batalla, estaba desolada, estaba muerta, sin encanto, la belleza había desaparecido, estaba destruida, y vacía.

    Extrañado, me pregunté a mí mismo.

    ¿Cómo yo pude sobrevivir la fuerza aniquiladora mostrada por este monstruo natural?

    …mientras mi mente seguía buscando repuestas lógicas a lo sucedido.

    Debió tratarse de tornados para arrasar con la mayor parte de la isla que se encontraba en su cono de trayectoria, dándome la oportunidad de salvarme por no encontrarme en su camino. Pero… ¿Por qué desaparecieron mis objetos personales?

    Sacudí mi cabeza, agradecido por estar vivo; no era momento de análisis, era momento de sobrevivir.

    ¿Dónde encontrar hospedaje para descansar, comer y cubrir mis necesidades físicas?

    La plaza estaba vacía, no había ningún ser vivo, las plantas, los animales y las personas habían desaparecido, como por arte de magia.

    Yo seguía divagando… ¿Dónde estaban mis compañeros de viaje?

    Cansado, agotado y preocupado, decidí quedarme en medio de un terreno baldío, respirando fuerte con la esperanza de encontrar un ser viviente, cuando vi a una mujer de cabellos ondulados, de color oscuro, cayéndoles hasta la cintura, caminando en medio de aquel desierto lugar.

    Llevaba puesta una bata fina, blanca y transparente, que dejaba traslucir las curvas de su cuerpo. Estaba descalza, se veía descuidada, y llevaba en una de sus manos mi maleta y en la otra mi cámara.

    Grité desesperado, tratando de llamar la atención de la muchacha, y logré el resultado deseado.

    La chica volteó para mirarme; su mirada era profunda, distante, sin expresión, y sus ojos dejaban traslucir una profunda tristeza.

    Me sentí conmovido, cambié mi actitud y comencé a hablarle suavemente —tratando de inspirarle confianza—, pero ella salió corriendo, sin escucharme, evitando cualquier comunicación entre nosotros.

    Quedé decepcionado, parado en el medio de la nada, sin saber a dónde dirigirme, con quién comunicarme, cuando de repente se acercó un niño vestido con la ropa típica de aquella isla, ofreciendo sus servicios como guía turística.

    Rasqué mi cabeza, analizando lo extraño de la situación… ¿Un niño ofreciendo sus servicios como si fuera una persona mayor?

    —¿Dónde están los adultos de esta ciudad?

    —Ellos están trabajando en otras cosas.

    Acepté la propuesta del pequeño pues no tenía otra elección. Le expliqué al niño mi situación y cuáles eran mis necesidades primordiales… encontrar hospedaje, comprar artículos de higiene y uso personal, y buscar algún lugar donde comer. El chico escuchó atentamente mis peticiones, entendía mi idioma, lo cual me tranquilizó.

    En el camino recorrimos juntos varios lugares, todos apartados de la plazuela principal. Después de comer y comprar lo necesario, indagué con el niño acerca de su vida. Su repuesta fue precisa: Me llamo Achilles, tengo 11 años y nací en esta isla.

    En ese momento vino a mi mente la joven que había robado mis pertenencias, y le conté a Achilles mi experiencia. El niño sonrió y me habló de la joven y su extraña actitud: Se llama Circe, tiene 19 años y vive en la parte alta de la isla, donde hay muchos molinos de vientos. Es poco sociable y no le gusta relacionarse con turistas.

    Después de un rato llegué al lugar que sería mi hogar por una temporada, pues el motivo de mi viaje era encontrar un sitio tranquilo donde inspirarme y captar la musa, para finalizar el libro que estaba esperando mi editora.

    Habían pasado cuatro horas…

    Estaba solo, acompañado por una botella de vino rojo, cuando pasó caminando por el frente de mi cabaña la joven de los ojos tristes. Salí corriendo detrás de ella, hasta alcanzarla. Ella reconoció mi rostro y, para sorpresa mía, esbozó una media sonrisa.

    Motivado por la actitud de la joven, tuve el coraje de ofrecerle un trago. Las sorpresas continuaron, pues ella aceptó agradada, nos acercamos entonces a la orilla de la playa, con copas llenas de vino, y continuamos tomando hasta que nos miramos como descubriéndonos por primera vez...

    Mis emociones giraban vertiginosamente en una mezcla de pasión y deseo; la sangre corrió aceleradamente por mis venas, bajando por mi cuerpo hasta encender mis sentidos; miré sus ojos, yo estaba ardiendo y la tomé en mis brazos para hacerla mía, ella estaba fría, pero sus ojos penetraron en mi cuerpo y en mi mente, dejándome sin aliento.

    La besé apasionadamente. Suavemente la despojé de su bata blanca casi transparente, y descubrí el esplendor de su belleza.

    Nos amarramos con besos, caricias apasionadas y como un sediento tomé del manantial de su cuerpo, recorriendo cada espacio de su vientre liso y fuerte.

    La noche seguía su curso sin detenerse en nosotros, convertidos en amantes. Con el trago y la embriaguez de su cuerpo me dejé llevar por mis impulsos y la amé intensamente toda la noche, hasta caer exhausto pero feliz, quedándome dormido profundamente.

    A la mañana siguiente busqué a mi bella amante pero no había rastro de ella. Enloquecido, salí a caminar con la esperanza de verla, pero desilusionado regresé a mi cabaña, sintiendo aun su aliento, su olor, su sexo… Luego recordé a mi pequeño amigo, me comuniqué con él, y le expliqué lo sucedido la noche anterior.

    Tranquilo señor —me dijo Achilles— anote la dirección donde ella vive, y si no la encuentra llámeme de nuevo, para buscarla los dos.

    Mi joven amigo colgó y yo fui directamente al lugar indicado por el niño, busqué en toda el área una casa con la dirección que tenía anotada, pero el lugar estaba limpio, vacío, seco.

    Mis ojos indagadores se detuvieron interesados en un letrero: La casa del soñador.

    ¡Qué extraño! —pensé—. Este es el nombre del lugar, pero no hay ninguna casa. ¡Solo…! ¡Un momento! ¡Es un campo santo, donde las personas llegan a su última morada, a vivir el sueño eterno…!

    ¿Qué significaba todo esto? ¿Qué clase de juego era el de Achilles?

    Entré al lugar con miedo a enfrentarme a una verdad desconocida que cambiara el rumbo de mi historia, pero allí estaba la repuesta a mis dudas y preocupaciones. Encontré una lápida con el nombre de Circe, busqué en mi celular el significado de ese nombre, y significaba Seductora.

    Miré el rostro grabado en la piedra, no existía duda, era la cara de mi amada. Mis ojos se llenaron de lágrimas, no entendía lo que había sucedido. ¿Acaso nuestro encuentro no había sido real y todo era producto de mis fantasías?

    Con voz entrecortada llamé a Achilles, pero no contestaba mi llamada. Recordé el lugar donde vivía y toqué la puerta de su casa.

    Le pregunté a una señora mayor por el niño. Ella hizo un gesto de desconcierto en su rostro, frunció el ceño y me dijo:

    –Señor, usted debe estar confundido, él murió hace 20 años, mientras trataba de salvar a una chica llamada Circe, que se estaba ahogando, y en el forcejeo se ahogaron los dos.

    Entré en la pequeña casa sin pedir permiso, tratando de entender lo sucedido. Detrás vi, amarrada a un árbol, la mochila de Achilles, y dentro de ella encontré mi cámara y un rollo de dinero que yo le había regalado al pequeño por sus servicios.

    Sentí mis ojos pesados, como en un profundo sueño...

    –Despierta mi amor… estoy a tu lado… pronto estaremos de vuelta a casa.

    Escuchaba una voz acercándose a mí, y entonces recordé el rostro y la voz de la mujer que estaba hablando. Era Marietta, mi ex novia, estaba a mi lado y yo estaba en una camilla de emergencia. No sabía cuánto tiempo había pasado, ¿acaso mi viaje a Kimonos había sido un sueño, o tal vez una pesadilla?

    Lograron estabilizarme y pude regresar a mi apartamento, junto a mi ex novia, quien siempre estuvo a mi lado y que cariñosamente me dijo al oído:

    –Amor, debemos darnos una nueva oportunidad, porque yo no he dejado de amarte, y estoy convencida que tú tampoco. Perdona por dañarte la sorpresa, me encantó tu detalle, nunca había visto una bata tan bien hecha, su material es delicado, blanco y muy sexy, parece hecha por manos angelicales.

    Fin

    Tras los pasos del asesino

    Capítulo I

    Aniversario de Bodas

    Era un fin de semana, pero no cualquiera, porque mi esposa y yo estábamos cumpliendo nuestro primer aniversario de boda.

    Mi bella esposa, quien había llegado a mi mundo para darme felicidad después de aquellos acontecimientos horrorosos que cambiaron mi existencia, dejándome sumergido en un profundo vacío, donde solo habitaban sentimientos de dolor, rabia y frustración.

    Deseaba estar a su lado en este instante para abrazar a mi heroína, quien había logrado, en tan poco tiempo, cambiar mis momentos grises por un nuevo amanecer lleno de ilusiones.

    Ella se había convertido en mi manantial de aguas transparentes en el medio del desierto, delicada como los pétalos de las rosas. De forma sutil y sensible transformaba mis enojos y rabietas en un ambiente romántico, con sus besos profundos, sus caricias, sus mimos y su entrega sin límites cuando hacíamos el amor, transportando mis sentidos hacia la cúspide de mis satisfacciones.

    Estaba sentado escuchando a mi jefe con su acostumbrada charla del viernes en la tarde en el cuartel, donde recibíamos las actualizaciones de los casos conducidos por cada uno de los inspectores. Estas reuniones eran de asistencia obligatoria, especialmente tratándose de mi persona, por haber tenido problemas de índole personal con la hija del jefe del cuartel de la policía.

    Mi trayectoria como agente de la policía había sido exitosa, había atrapado muchos criminales, ayudando a limpiar la ciudad de estos elementos, además de colaborar en el esclarecimiento de casos complicados. Ha sido una carrera profesional limpia, dedicada al cumplimiento de la ley, con muchos reconocimientos, y sintiendo orgullo por mis esfuerzos, porque esta profesión es muy sacrificada y poco agradecida. Cuando las personas celebran, nosotros vigilamos para ofrecerles a los ciudadanos seguridad, pero esto perjudica nuestra vida personal, dejando a nuestras familias en un segundo plano, y perdiéndonos muchas veces conmemoraciones importantes. Muchos de nosotros estamos divorciados o vivimos en matrimonios disfuncionales, y mi historia no es diferente a los demás. Por esto me siento culpable de lo sucedido a mi familia; yo, siempre trabajando, no estuve con ellos en mis tiempos libres porque tenía otros compromisos, y no voy a cometer los mismos errores. Esta vez deseo rectificar mis errores del pasado, voy a

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