PSÍQUICOS TRAS LA PISTA DE PETROGLIFOS
Hace 25 años, un oficial del Ejército venezolano, con la ayuda de un campesino de la zona, descubrió unos impresionantes petroglifos en el Caño de Agua Clara (Barinas, Venezuela). Gracias a la «casualidad» (o tal vez a la causalidad) tuve el placer de conocer a este lugareño, de nombre Vicente Gil, que me guió por primera vez hasta dichos restos arqueológicos en 1999. Durante el trayecto, Vicente mencionó la existencia de otra pared repleta de petroglifos, localizada en una zona un poco más alejada de la que íbamos a visitar. Aseguró que conformaban una auténtica procesión de figuras en movimiento. En esa ocasión no pude visitar esos petroglifos por falta de tiempo, pero mi intuición me decía que no tardaría en hacerlo.
De hecho, cada vez que recordaba mi expedición de 1999, sentía que necesitaba volver allí para descubrir las enigmáticas figuras de las que me habló Vicente. Hasta que al fin, tras cinco años sin pisar
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