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Ezequiel Mora sus primeras andanzas: Aventuras y riesgo, #1
Ezequiel Mora sus primeras andanzas: Aventuras y riesgo, #1
Ezequiel Mora sus primeras andanzas: Aventuras y riesgo, #1
Libro electrónico273 páginas4 horas

Ezequiel Mora sus primeras andanzas: Aventuras y riesgo, #1

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En este libro se narran las primeras vivencias de Ezequiel Mora, un avispado y suertudo chico nacido en un pueblo de la costa norte del oriente de la isla de Cuba. Es solo el comienzo de una larga y agitada vida que llena de aventuras y riesgos que le llevan a convertirse en un reconocido personaje en las Antillas.

Su autor, bajo el seudónimo de Xyan Xoce, entremezcla los sucesos acaecidos en su propia vida con hechos ficticios para regalarnos una bella y rica amalgama de costumbrismo y cubanía, además de brindar un paseo histórico y real por las diferentes e interesantes facetas políticas y sociales que rigieron el destino de la isla los últimos ochenta años, reflejados en una serie de once libros que aquí le ofrecemos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 dic 2022
ISBN9798215651384
Ezequiel Mora sus primeras andanzas: Aventuras y riesgo, #1
Autor

Xyan Xoce

Ezequiel Mora, un avispado y suertudo chico nacido en un pueblo de la costa norte del oriente de la isla de Cuba. Es solo el comienzo de una larga y agitada vida que llena de aventuras y riesgos que le llevan a convertirse en un reconocido personaje en las Antillas. Su autor, bajo el seudónimo de Xyan Xoce, entremezcla los sucesos acaecidos en su propia vida con hechos ficticios para regalarnos una bella y rica amalgama de costumbrismo y cubanía, además de brindar un paseo histórico y real por las diferentes e interesantes facetas políticas y sociales, que lo han hecho destacar en muchísimos aspectos y esto te hará vibrar de emoción.

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    Ezequiel Mora sus primeras andanzas - Xyan Xoce

    EZEQUIEL   MORA

    Sus

    Primeras   Andanzas

    Xyan Xoce

    COMENTARIO

    Esta novela es la niñez de Ezequiel Mora, donde se reflejan las primeras andanzas del muchacho en la vida. Esta llena de aventuras y juegos infantiles, entre las niñas con los niños de esa época. Además las cosas socorridas que le suceden, después de salir del pueblo donde nació. He aquí el comienzo del porque es un hombre de suerte, recopilando a lo largo de la vida, grandes amigos. Estos fueron los que lo ayudaron a escalar tan alto en esa vida, que termina en ser un gran personaje en el caribe.

    ESTA OBRA PERTENECE a Xyan Xoce   

    TABLA DE CONTENIDOS

    COMENTARIO

    LA BENDICIÓN PADRINO

    Llegada al pueblo de Holguín

    COMIENZA LO QUE NO ESPERA

    UNAS VACACIONES LARGAS

    LA BENDICIÓN PADRINO

    Corre al año 1957, en el pueblo de Banes, localidad perteneciente a la provincia de Oriente, en la escuela publica, cursando el tercer grado se encuentra, Ezequiel Mora, sentado en un pupitre junto con su primo el Kuqui, esperando  que suene el timbre, que anuncia el termino del horario de clases, todos están en silencio. En una esquina detrás de una mesa, una señora ya mayor, bien vestida, con la cabeza baja, leyendo un libro, de ves en cuando, hace un silbido, el cual anuncia que se mantengan en silencio.

    Todos conversan muy bajito, cuando suena el  chiflido, los muchacho levantan la cabeza, comentando siempre algo. Esta aula es grande, en la pared dos grandes pizarrones, que el fondo es de color verde, con el borde pintado de carmelita, de frente siete filas de pupitres dobles, donde están los alumnos, sentados en parejas del mismo sexo, en algunos hay también de ambos géneros, una puerta grande abierta que da a un largo corredor, continuando un largo ventanal  con muchas persianas de madera. Suena el timbre, comienza la locura en el aula para dejarla, todos quieren salir a la vez.

    Los últimos en abandonarla fueron los dos primos, caminaron muy despacio hablando, al pasar por el centro del patio, se acerca y continúa caminando junto con ellos Fefita. La novia del Kuqui, llega a la esquina de la calle, deteniéndose a esperar a la prima de la muchacha, para más tarde continuar para la casa, los cuatros estudian en la misma aula, al no llegar la prima, pasando unos minutos llego otra compañera de aula, llamada Esperanza Gonzales. Todos la llaman Esperancita, esta niña es extremadamente gorda, de hablar muy suave, usando en el vocabulario la palabra por favor,  al estar solicitando algo, es bonita de cara, de labios gruesos, húmedos, dientes blancos y parejos. Llego sonriente saludando al grupo, le coge la mano a Ezequiel, mirando a los compañeritos, con una sonrisa picaresca, hablando suave y suplicándole con el rostro, reflejando algo.

    –¿No quedaste conmigo hoy, de ir a mi casa para ayudarme a repasar? –Si, enseguida nos vamos -siguieron tomados de la mano, despidiéndose del grupo caminando, por la acera hacia el hogar de la muchacha. Mora se suelta del agarre de la mano-, ¿que van a decir, los que nos vean cogidos así? -le habla muy suave, con reproche-. –¡Nada chico! Pensaran que somos novios -le habla en forma de burla-.  –¡Sola vaya! -alterado le dijo-, si nos ve tu papá, de seguro no la pasare muy bien. –¿Le tienes miedo? –¡Quien no! Si es el jefe de la policía en este pueblo.

    –No te preocupes, le dije que hoy vamos a estudiar en la casa, el nos dio el permiso, Petronila, sabe que tiene que darte almuerzo. –¿Quien es esa señora? -le pregunto mirándola a los ojos-. –Es la mucama y criada. Mamá, esta para una reunión del club, donde ella da obras de caridad, pero no hay de que  preocuparse más, vámonos ya Ezequiel.

    Caminando y conversando los dos muy animadamente, llegan frente a la casa, suben unos escalones, sentándose en una mecedora, que hay en el portal, la chica se asoma a la puerta.

    –¡Petro! -grita-, ya estoy aquí, cuando este servido nos avisa -sentándose frente al muchacho. A la puerta se asoma la mujer-. –Vayan a lavarse las manos, que el almuerzo ya esta sobre la mesa.

    Con voz suave les habla a los muchachos, detrás de ella entran los dos chicos acomodando, los maletines escolares, sobre una  cama en el segundo cuarto, caminan hacia el cuarto de baño, que esta al lado de la cocina, sale posteriormente hacia el comedor sentándose, de frente los dos, almorzando lo que le han preparado. Cuando terminaron salen para el portal, conversan por un buen rato, entrando más tarde para el cuarto de la muchacha, muy sonrientes la niña se queda mirándolo. Esta casa, es de madera, con techo de zinc, montada en pilotes, pintada de amarillo completa, el techo de color rojo, después del portal, le sigue la sala, al lado el primer cuarto, continua el comedor, colindante el segundo cuarto, termina en la cocina, a la derecha el cuarto de baño, la puerta de la cocina da al patio, para bajar hay que usar unos escalones de seis peldaños de madera, con pasamano.

    Mientras Ezequiel y Esperancita, se alejaban del grupo, el Cuqui mirando a la pareja, con una sonrisa de picardía.

    –Mira Fefa, por allá va el número ochenta y uno, la muchacha al mirar, se ríe también. –No seas malo, con tu primo -ella le reprocha-. –¡Creo que se ven bien como pareja! -en forma de burla y mueve la lengua en la boca-.  –¡Que te oiga mi prima, decir eso! -el chico la mira sin decir nada. Al rato llega Amalia.

    –¿Con uds no estaba Ezequiel? -preocupada-. –Sii, pero llego Esperancita llevándoselo para la casa,  ella quiere que  le ayude a estudiar. –¿Hoy se antojo ella, para que le repasara? -enojada-, ahora ella nos rompió los planes que teníamos esta tarde en tu casa.

    Caminan hacia la casa de Fefita por la acera, los dos cogidos de las manos, la prima en silencio, no le había gustado que el chico se fuera con la gordita. Cuando se detienen frente de la casa, se despidió el Kuqui, este se aleja, la prima  mirando  Amalia.

    –¡Creo! Si no le dices a Ezequiel, que te gusta como niño, lo vas a perder, Esa niña esta enamorada del. –¿Por qué lo dices?

    –Si los hubiera visto cogidos de la  mano, Cuqui dijo que parecían el ochenta y uno.

    Amalia se ríe entrando para la casa de la tía. El muchacho después de dejar  a las dos primas, camina por la acera del costado del ayuntamiento, baja por esa calle hacia su casa. Cuando entra, la mamá le dice, que la prima le había dejado un recado, que la vea enseguida que llegue, entra al cuarto cambiándose de ropa.

    –¿Donde dejaste a tu primo? -entrando a la habitación-, –fue con una compañerita a  la casa, para repasarla. –¡El no dijo nada! -le hace más preguntas-. –Fue de improviso. –¿Por casualidad puedo saber, quien es esa compañerita? -lo mira seria-. –Con la hija del capitán de la policía.  –Vamos que ya tienes servido el almuerzo -termina de arreglarse la ropa, va caminando hacia el comedor. Cuando termino fue a la cocina, dándole un beso a la mamá. –Voy a casa de Virginia, si llega Ezequiel  le dices donde estoy -cuando se detuvo frente a la casa de la prima,  esta toda cerrada, entra por un portillo, caminando hasta llegar a la parte de atrás, se para frente a la escalera-, ¡Viyii! estoy aquí. –Sube estoy en el comedor.   -entra por la puerta, sentándose en una silla, de frente a la muchacha-. –¿Para que soy bueno? -el sonriente, la niña lo mira con ojos de picardía-. –No me diste, un beso cuando llegaste. -con una sonrisa en los labios, se hecha hacia adelante le coloca  la mejilla, depositándole Kuqui un beso-. –¿Que necesitas?... -la chica se le acerca al  oído, muy bajito-. –¿No te gustaría mirar, mientras estoy debajo de la ducha? -pasándose la punta de la lengua, por los labios, saboreándolos-.  –Esto quiere decir, que te hace falta que le eche agua, al tanque con la bomba. –¡Así mismo! –¿Es un trato?  –Llénalo, después te dejo mirarme. -con una sonrisa-.

    El chico le dio un beso en la cara, bajando por la escalera del fondo, hacia donde hay una bomba de agua de brazo, se pone a mover la barra, siente caer el chorro de agua al tanque, mientras esta en ese ejercicio, la chica  se asomaba a la puerta de la cocina, para mirar, como el primo se movía al compas del sube y baja de la palanca, le enseña los dientes tirándole besos. Estando en esta satería, llega Zulma una compañerita de escuela, saludando al muchacho, sube para la cocina, perdiéndose a la vista del Cuqui, que lo ultimo que le vio fue el trasero, pasándose la lengua por los labios como saboreando algo.

    –¡Está mula esa niña!

    Camina hacia la cocina, coge un vaso dirigiéndose a un filtro, echándole un poco de agua, bebe del vaso después, se sienta en una silla a descansar un poco, oye como las dos muchachas, se ríen en el cuarto. Al rato salen las dos, Zulma se despide bajando por la escalera, al Kuqui se le fueron los ojos detrás, mirando como se mueve la falda al compas, del caminar.

    –¿Terminaste de llenar el tanque?  –Estoy tomando un aire, para después seguir.

    La muchacha le tira un beso al aire, entrando de nuevo al cuarto, al muchacho le pico la curiosidad, asomándose por la puerta. Sentada en la cama con una falda en la mano, la prima zurcía una prenda, ella mientras habla, lo mira.

    –Estoy cogiéndole el falso a esta pieza -sonriéndole-, ¿quieres acompañarme esta noche a casa de Zulma? –Sii, te acompaño -sale al patio, camina hacia la bomba y continúa dándole a la palanca.

    –¡Ahora vengo! -le dice esperancita cuando entra en el cuarto sonriente-, ¡acomódate sobre la cama! -la muchacha lo deja solo, el se pone a sacar las libretas, se sienta para los pies de la cama, esta esperándola, al poco rato entra Esperancita con una sonrisa en el rostro-, ¡vamos a repasar, las matemáticas ahora!

    Se sienta, en  la cabecera, de frente al chico. Ha llegado viste una falda y un pull over, se había quitado el uniforme, con una cara expresando una alegría, se acomodo doblando las piernas, sentándose sobres los pies. Ezequiel se le queda mirando, mientras ella hace todas esas maniobras con las piernas.

    Al rato entra la mucama con dos vasos de jugos,  cuando terminaron la mujer recogió las vasijas, sale cerrando la puerta, quedan otro tiempo solos. Esperancita se le acerca, diciéndole algo muy bajito al oído, la mira le dice que si con la cabeza, la niña se sonríe, depositándole un beso en la cara. Vuelve a sentarse en otra posición, con los pies apoyado en la cama, se levanta la falda, tapándose el rostro. El chico  mirando para ese lugar, por la gordura de ella, solo vio la barriga, cuando se destapa, el movió la cabeza a ambos lados, encogiéndose de hombros mirándola a los ojos.

    –¿No viste nada? -con picardía ella le pregunta hablándole muy bajito al oído-. –¡No vi nada, solo la tripa!

    Cambia de posición, se hecha  para atrás, acomodando el cuerpo hacia adelante. Ezequiel extiende  la mano, le toca lo que esta mirando, ella al sentir la mano, se tapa las piernas, protestándole.

    –¡Noo, Niñoo! ¡Eso, no, se, toca! lo que te dije, que lo miraras, nada más -reprochándole lo que había hecho-, ahora te toca a ti,  enseñarme lo que tienes  -Ezequiel se desmonta de la cama, parándose al lado, se baja el pantalón, mientras ella  lo mira. Tocándoselo, se hecha hacia adelante, mientras la niña lo tiene apretado, lo suelta después-, ¡ya estamos parejos!  -sonriéndose Ezequiel le toma la mano a la chica, muy suavemente, lo acomoda en la mano, ella lo apretó varias veces, soltándolo después se hecha hacia atrás,  la mira serio, se pone el pantalón-, ¿no te pongas bravo? –¡Como quieres que este! -lo dice serio-, primero le hecha leña al fogón, cuando coge temperatura, entonces echándole un poco de agua fría, lo pasma.  Eso no es así,  si comienzas algo, termínalo. No lo dejes a media, aunque sea un juego termina lo que comienza, esto duele. –¿Estás bravito?  –Mejor voy para mi casa, por qué esto  es bastante, por hoy. ¡Que le vamos hacer! Otro día será -hablando, recoge las libretas, las acomoda en la maleta escolar, mira a la muchacha, le sonríe, le tiende la mano, ella se la da, caminan hacia la puerta principal de la vivienda, allí están hablando, muy bajito.

    –¿Mañana vienes de nuevo? -como suplicándole lo mira y le habla-. –¿Vas a terminar lo que comenzaste hoy? -ella suena los labios con un chasquido-. –¡Niño! ¿Te gustó que te lo enseñara? -Ezequiel  acercándose al oído, hablándole muy delicado y despacio-.  –¡Mañana, quiero tocártelo y espero que te lo dejes tocar!

    Esperancita le sonríe enseñándole los blancos dientes, se despiden en el portal, ella se queda mirando, mientras se va alejando por el camino, se vira tirándole unos besos con un gesto de la mano, dejándolo de ver, cuando entro en un parque. Ezequiel llega a la casa, cuando sale de la habitación, después llega a la cocina.

    –¿Almorzaste?  –¡Hasta merendé!

    –¿El primo, por donde anda? –Esta en casa de Virginia, creo. Eso fue lo que dijo.

    Dándole un beso a la tía, sale de la casa. Al llegar al patio de la casa de Virginia, se acerca al primo, ayudándolo a darle a la bomba de agua. Cuando terminan se dirigen para la cocina.  

    –¿Se lleno el tanque? –Hasta que se botó.

    –Esperen un momento, enseguida le pago la deuda al Cuqui -entra al cuarto-. –¿Que deuda, te va a pagar la prima? –Sígueme y veras.

    Suben por la estructura de madera, en la que esta el tanque, hasta el nivel de la ventana del baño, allí se quedan esperando. Al rato entra la niña quitándose la bata, entra para la regadera, se esta bañando, mientras esta debajo del agua, mira a los chicos.

    –Kuqui, Acuérdate que esta noche, hay que ir a casa de Zulma -con picardía le dijo eso-. –Lo tengo presente -con una sonrisa-.

    Cuando termino salió del cuarto de baño, los dos chicos se desmontaron,  de donde estaban subidos, entran a la casa por la puerta de la cocina, caminan hasta el cuarto, allí se encuentra la prima, ella se esta echándose talco con una motera, pasándola por todo el cuerpo.

    –Siéntense ahí, ¿espero que esto que ven hoy, no se lo van a decir a nadie?  –¡Prima nosotros no somos chismosos, no lo vamos a decir! ¿No es verdad primo?

    –Positivo, para que lo vamos  decir, Cuando quieras que te llenemos el tanque otra vez nos llama -ella se acerca dándole un beso a cada uno-. –Esto, es nuestro secreto -los vuelve a besar, los aprieta en un abrazo, con mucha emoción-, acuérdense, a las ocho pasan por mí.

    Los muchachos abandonaron la vivienda, muy sonrientes comentando lo que habían visto.

    Zulma salió de la casa de Virginia, dirigiéndose para donde vive. La muchacha tiene el domicilio en la otra cuadra, en una vivienda de dos plantas al lado de una fábrica de Espaguetis y fideos, propiedad del papá, administrada por la hermana, que vive sola, en esos días la esta acompañando la chica.  Al entrar a la vivienda se encuentra con la tía.

    –¿Cómo, esta noche vas a salir? invite a una amiga, para que este un rato conmigo, hasta que vengas -la mujer le sonríe-. –A lo mejor no vengo, posible duerma en la otra casa, vas a tener que dormir sola aquí.

    –Esta bien tía, no se preocupe, yo cerrare bien toda la residencia.

    Los padres de la joven viven al norte del pueblo, tienen una dulcería al lado de la mansión, ellos no están ahora en la residencia, andan por la capital, ese es el motivo del porque,  vive en este lugar. La moza después de hablar, con la pariente subió para el cuarto tirándose sobre la cama a oír música. Estuvo hasta la hora de  comida, se baño poniéndose una bata de casa, bajando por la escalera hacia el comedor. Después de comer le ayuda a la mujer a fregar, tocan a la puerta, Zulma fue abrir, allí esta parado Francisco.

    –Pase, siéntese por favor, tía viene enseguida.

    Allí estuvo conversando con el señor, hasta que llega la mujer muy bien vestida, con una cartera en el antebrazo, le dio un beso al hombre, se despide, de la muchacha, la niña cierra la puerta, quedando sola, en espera de los amigos.

    Los dos primos entran en la casa, van para el comedor con las libretas, se ponen a estudiar,  hasta la hora que la tía lo manda para el baño. Después de comida, van para el portal, hacer tiempo, están hablando con el tío, que se encuentra sentado en un balance, leyendo un periódico. A las siete y media de la noche después de pedir permiso, salen para la vivienda de la prima. Se paran en la acera miran para dentro del hogar, por entre los barrotes de madera, que tiene el portal como baranda, Mariela entra hasta la cocina de la morada, después de decirle a Virginia que los primos la buscan y están en la acera, la chica sale, con una sonrisa, en el rostro, señalándole con la mano que la esperaran.

    –¡Enseguida nos vamos!

    Entra de nuevo, los dos se quedan allí a la espera. Cuando la muchacha salió, los tres caminan por la calle hacia la residencia de la amiga, llegan al portal tocan  la puerta, cuando se abre, cada uno le va dando un beso, entra el ultimo ella cierra, invitándolos a sentarse en el comedor. Allí principió la tertulia, los muchachos no saben, que  las dos han planeado esa sita, como reunión. Virginia invita a Kuqui a subir al dormitorio, dejan solo a la pareja, después que suben por la escalera, se pierden de  vista. Zulma se le acerca al chico, tomándole la mano, mirándolo con ternura.

    –Vamos arriba para que conozca la recámara -Ezequiel se dejo llevar muy dócil-.

    Kuqui y Viyi entran en la última alcoba, cerrando la puerta se acomodan sobre la cama.

    –¿Qué hacemos aquí? -ingenuamente le comenta-. –Cuando Zulma fue a mi casa en la tarde, dijo que necesitaba hablar con tu primo, como vez ya estamos aquí, vamos a dejarlos solos, para que asi hablen, lo que tengan que decirse.

    –¿Nosotros que vamos hacer ahora? –Si quieres hablamos un poco, aquí solitos.

    –¿Solo conversar? -lo dijo con genio-. –¿Deseas hacer otra cosa? -mirándolo sonriente y con malicia-. –Si quieres nos damos unos besitos, ¿no te gustaría? -el Kuqui le dijo esto, con el rostro reflejando picardía. La niña esta acostada boca arriba en la cama, sentado a su lado el primo, mirándola sonriente,  con la ayuda de los brazos la niña lo jalo, empezando a besarlo, así estuvieron el sobre ella, Virginia lo separa mirándolo a los ojos-.

    –¡Ya viste hoy mi cuerpo desnudo! -se lo dijo sonriente-, ¿por qué no me enseñas ahora tu cuerpo sin ropa?  ¡Yo todavía no lo he visto!

    El chico se levanta de la cama parándose al  lado. El Kuqui se esta quitando una a una las piezas,  muy despacio, mirando el rostro de Virginia, queda en un calzoncillo blanco, ella lo contempla con curiosidad, sin bajarse de la cama, la niña se quita la ropa, queda en blúmer, el muchacho se acuesta a su lado, con los brazos cruzados sobre el pecho, mirando el techo, la niña se sienta en la cama lo mira, como una travesura, le fue zafando los  botones, a la pieza, el levanta las nalgas de la cama, Viyi halando el calzoncillo hacia las piernas, dejo libre esa parte, mirando lo que se ha asomado, de como esta, los dos se miran sonrientes. Ella ya esta desnuda, se sube sobre el cuerpo del primo lo está besando, así estuvieron por un buen rato, buscándose las coquillas, hasta que sienten unos toques en la puerta, dejan de jugar.

    –¡Ya vamos! -grita Virginia-.

    Zulma lleva a remolque hacia el cuarto a Ezequiel, entran cerrando la puerta, el niño se sienta en una butaca, que hay en el dormitorio, ella fue directa para el cuarto de baño. Cuando sale trae puesto sobre el cuerpo una bata transparente, Mora la mira con un poco de asombro, ni  imaginaba lo que la niña quería, llego al frente del, apoya las manos en el brazo del asiento, acerca el rosto, al oído del.

    –¿No te gustaría ver mi cuerpo desnudo? -con una sonrisa y reflejando picardía. El no le contesta, se había quedado admirado, con lo que le ha dicho la muchacha.

    –¿No te gusto, como niña? -le volvió a preguntar-, ¡no te gusto!

    Ezequiel, traga en seco con los ojos bien abierto, no le contesta, mueve las manos  para abrazarla, manoseo tocando aquellas dos mandarinas, que tiene debajo de la bata, ella se sienta sobre sus piernas de frente,  mirándolo a los ojos, Ezequiel sigue rozando muy suave, lo que toca, la abraza tocándole las sentaderas, Zulma fue desabrochando los botones de la bata hasta el ultimo, la deja caer sobre las piernas del chico. Frente a el aquel cuerpo desnudo, ella acerca el cuerpo, estrujándolo contra la cara,  no sabe que hacer solo atino, a mirar hacia arriba, vio  los ojos claros, que lo  miran, hace movimientos de placer, con voz dulce, de hablar muy despacio.

    –Quítate la ropa, no te he visto desnudo y quiero ver que tienes para jugar.

    La niña levantándose, le deja espacio. El mira todo aquel cuerpecito,  de arriba abajo,  se pone de pie, se quita  la ropa, ella lo examinaba, mientras se la quita, cuando termina, los dos están  observándose, con curiosidad, se toman de la mano, caminan para la cama se  acuestan, muy contento, comienzan hacerse cosquillas. La niña sentada sobre el cuerpo del, hablan mientras juegan. Después que terminan, quedaron acostados uno al lado del otro, se miran con alegría por lo que han hecho, quedan como amigos, no como novios. Esta declaración de ella, hacia el, solo fue un capricho, quedan los dos de acuerdo, aunque le aclara al muchacho, que ella le gusta mucho, que esta dispuesta a seguir jugando con el, mientras quiera, sin compromiso. Se besan muy largamente sobre los labios, sellando asi el comienzo de esa amistad, ella tiene dos años mas que el.

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