El Comienzo
Por Juan F Martinez
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Con mentiras, tres jóvenes se embarcan en una gran aventura, la cual les hace ver la cruel realidad del mundo, la tristeza y angustia de ver todo por ser destruido. James un joven que puede ver el futuro, Alice su mejor amiga y Catherine su novia, se enfrentan a uno de los más grandes desafíos de su vida, ¿podrán ser capaces de sobrevivir y salvar el mundo de las garras malvadas de Yalet y Mordo?, los villanos de esta trama, los cuales solo desean ver la tragedia y la aniquilación del ser humano para crear un mundo para ellos. ¿Serán capaces los jóvenes con la ayuda de sus aliados, desterrar la maldad y volver a sus vidas normales? ¿O será que toda esta guerra les acabará por dar dones que nunca habían conocido y saber verdades que despertarán sus oscuros sentidos? ¿Dominará la maldad? La constante guerra entre ambas partes y el desafío de buscar estrategias, los llevarán a un punto donde el cometer un error podría causar la muerte de alguno.
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El Comienzo - Juan F Martinez
El Comienzo
Juan F Martinez
Derechos de autor © 2019 Juan F Martinez
Todos los derechos reservados
Primera Edición
PAGE PUBLISHING, INC.
Nueva York, NY
Primera publicación original de Page Publishing, Inc. 2019
ISBN 978-1-64334-200-9 (Versión Impresa)
ISBN 978-1-64334-201-6 (Versión electrónica)
Libro impreso en Los Estados Unidos de América
Tabla de contenido
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Dedicatoria
Este libro titulado El Comienzo
, va dedicado a mi tía Maylin Linet Velázquez Santiago, a mi familia y amistades, quienes me han apoyado en todo momento, los cuales me han brindado ideas, me han ayudado a salir adelante y sobretodo a ser la persona que soy hoy en día. También a Page Publishing por darme la oportunidad de trabajar con la compañía, nunca pensé poder ver mi arte plasmada en lo que se ha convertido hoy día.
Muchas gracias.
Capítulo 1
El Comienzo
Eran las 5:00 de la mañana en la ciudad de Asperlin. Cuando de repente sonó el despertador y un joven con ojos marrones se despierta, el joven era como de unos dieciocho años de edad, tenía el pelo largo ondulado y era de piel pálida. El joven al despertarse se quedó tendido en la cama pensando en voz alta. Mientras que su madre le preparaba el desayuno en la cocina.
–Otro día más aburrido–. Dijo con una voz de cansancio, mientras estiraba los brazos.
Al pasar unos cuantos minutos se escuchan unos pasos y un ruido proveniente de la parte de exterior de la puerta de su cuarto, en ese preciso silencio se escucha una voz que gritaba desde la puerta dando cantazos como loca.
–James, levántate que llegarás tarde a la escuela y tiende la cama que no voy a estar en casa–. Dijo la voz gritando.
Mientras que se levantaba muy despacio sintió un mal presentimiento, como que algo iba a pasar, empezó a dolerle la cabeza y sin darse cuenta cayó desplomando en el piso, viendo una imagen media borrosa de una muchacha que gritaba desesperada, era una joven de más o menos de su misma edad.
–¡¡James no me sueltes por favor, no me sueltes!!–. Decía con voz desesperante. –No quiero morir por favor no me sueltes–. Suplicaba la jovencita.
–Sujétate bien de mi mano, trataré de levantarte, pero por favor no te sueltes–. Decía James desesperado y aterrorizado en la visión que acababa de tener.
Al despertar había una figura robusta al lado del chico, tenía la cara redonda y unos ojos marrones claros, tenía el pelo color marrón y corte estilo Madona en sus 80. Llevaba puesto una bata color azul turquesa combinada con unas flores amarillo chillón.
–James despierta, ¡James! –. Decía su madre mientras lo hamaqueaba de un lado a otro. –Despierta que llegarás tarde hijo y vete a bañar que se te en fría el desayuno rápido–.
Mientras se levantaba de prisa tratando de recuperar la noción de lo que le había pasado hace un momento se dio contra un armario que estaba justo enfrente de él haciéndole caer de nuevo al piso. Mientras se levantaba de nuevo tocándose la frente pasaba por la sala, en la mesa había un plato blanco de porcelana que tenía unos huevos revueltos tapados para que no se le enfriera y al lado unos cubiertos de metal con un vaso de jugo de china. Avanzó hacia el baño y mientras se quitaba la ropa pensaba en lo sucedido hace un rato y se preguntaba si era un sueño o si era una visión porque para él parecía muy real, mientras se metía en la ducha se preguntaba en cómo iba a decirle lo su sucedido a su mejor amiga Alice. Pasaron veinte minutos y sintió un escalofriante dolor en la cabeza que le hizo ponerse las manos en la cabeza y poco después escuchó un grito de detrás de la puerta del baño.
–¡James ya terminaste!–. Dijo la voz proveniente de la puerta del baño. –¡No tenemos toda la mañana, avanza!–.
Al salir del baño se dirigió a la cocina para a averiguar que estaba haciendo su madre, esta se estaba preparando el desayuno. En la mano derecha tenía un sarten, iba a ponerlo en la estufa y en su mano izquierda tenía un plato hondo de porcelana en el que tenía unos huevos revueltos con jamón.
–¿Por qué no le echas pimientos mami?–. Dijo James.
–Es que se me acabaron y te los eché a ti–. Dijo su madre. –Vete a vestirte, avanza–. Añadió su madre mirándolo.
–Sí ya voy, qué apuro ni que se fuera a ir la escuela–. Decía James caminando hacia su cuarto.
En ese momento solitario sonó su teléfono. Era su amiga Alice que le llamaba para saber si iba para la escuela ya que ese día podían ir en ropa de color.
–Sí voy, tengo que contarte algo que me pasó casi ahora, pero te lo digo mejor en la escuela–. Dijo James con una voz a aterrorizante.
–Pero dime, es algo que yo sepa James, o es que acaso estás ocultando algo–. Decía Alice.
–Ya te dije, te cuento en la escuela–. Respondió James.
–Si eso quieres, bueno adiós te veo allá–. Dijo Alice.
–Bye cuídate–. Dijo James.
–James recuerda traer tu cámara, tenemos el proyecto de inglés encima y hay que terminarlo–. Le dijo Alice preocupada.
–No te preocupes lo tengo todo bajo control. Adiós, nos vemos en la escuela–. Le respondió James con mucha seguridad.
Mientras colgaba el teléfono y abría su armario para elegir la ropa que se iba a poner, pensaba en todo lo sucedido. No sabía que ponerse, tenía tendido en la cama unas chaquetas de cuero de color negro, rojo y azul oscuro, unos jeans con cadenas color negro y rojos y una camisa negra con diseños extraños.
–¿Qué me puedo poner?–. Se preguntaba. –Me pondré la chaqueta color azul oscuro, la camisa negra y los jeans negros, tengo que estar a la moda–. Decía mientras se recogía el pelo.
Al terminar de desayunar partió hacia la escuela. Pasaron por una casa abandonada que estaba hecha pedazos y muy arruinada. La casa tenía un estilo antiguo y su pintura era casi color plateado pero con un poco de color gris opaco haciéndola ver antigua y muy desierta.
–¿Mami quien vivía allí? ¿Tú conocías a esas personas?–. Decía James entusiasmado porque su madre le contestara las preguntas.
–No mucho. La gente hablaba muchas cosas de ellos por eso se mudaron, era una familia muy rara y como nadie los quería pues no pudieron aguantar y se fueron, la gente de aquí le hicieron la vida imposible porque decían que podían adivinar el futuro–. Le respondió su madre.
–¿De verdad?–. Dijo James entusiasmado.
–Sí…, y para qué quieres saber sobre eso–. Decía su madre tratando de evitar el tema.
–Es que creo que tuve una visión–. Respondió asustado.
–Esas son imaginaciones tuyas, no les hagas caso, a todos les pasa–. Le respondió tartamudeando y tratando de evitar la charla y su mirada.
–¿Me ocultas algo? ¿No tengo que ver algo con esa familia o sí? Por qué sabes que nunca conocí a mi padre–. Le decía mientras la miraba fijamente.
–No. Ni si quiera lo pienses, tú no quedas nada de esa familia, tu padre murió el día en que tú naciste por un accidente automovilístico y cambiemos tema que ya me estás enojando–. Decía en enojada tratando de evitar la mirada de su hijo.
James se quedó pensativo con la duda y no le volvió a hacer preguntas a su madre. Durante el resto del camino permaneció callado observando el paisaje y ansioso de llegar a la escuela para poder contarle todo a Alice su mejor amiga. Su madre que estaba preocupada porque por poco su hijo descubre que viene de una familia de medium, ya que su padre lo era lo miraba con la punta de los ojos y decía en voz baja.
–Algún día sabrás la verdad, algún día. No seré yo quien te lo diga hijo. Pero pronto la sabrás–. Dijo su madre.
Mientras se dirigían hacia la escuela su amiga Alice se había quedado con la duda que le había puesto en la mente. Se preguntaba de qué se trataba y decía en su mente que no fuera una de las bromas de las que a él le encantaba hacer en la escuela.
–¿Qué me quera decir James?, ¿de qué se tratará?, si es una de las bromas de las que le gusta hacer se las verá conmigo–. Decía Alice mientras se vestía.
–Alice, ¿ya terminaste para llevarte a la escuela?–. Dijo la madre de Alice.
–No mami espera un poco, me estoy poniendo la ropa, pero pronto terminó, ya me falta poco–. Respondió Alice.
Mientras Alice se vestía y se marchaba para la escuela. James ya había llegado y mientras se despedía de su madre aparece Catherine la chica de la que James estaba enamorado. Era una joven gótica. Traía puesta una camisa negra de manguillo y otra camisa negra de mallitas por encima, una falda de cuadritos rojos combinada con su corea y unas botas negras hasta la rodilla. Tenía el pelo largo color negro, era de piel trigueña y su maquillaje gótico.
–Mami. ¿Tienes dinero para poder almorzar?–. Le preguntó James.
–Déjame ver toma estos veinte dólares es lo único que tengo–. Respondió su madre.
Mientras James se despedía de su madre mira a Catherine y grita:
–¡Catherine espérame!–.
–Avanza James que me están esperando–. Dijo Catherine con una voz suave y dulce.
Avanzando hacia donde estaba Catherine, se acordó que se le había olvidado la cámara en el auto de su madre.
–¡La cámara!–. Dijo James gritando. –Se me quedó en el carro de mami. Alice me va a matar, Catherine tú no trajiste tu cámara–. Le preguntó James.
–No. ¿Por qué?–. Le preguntó.
–El proyecto de inglés, se supone que es hoy y nos toca hacer el informe–. Le dijo preocupado.
En ese preciso momento llega su mejor amiga Alice, una chica de piel blanca y pelo largo color marrón. Traía puesto una mini falda con carabelas y unas botas hasta las rodillas. Tenía una camisa de mallitas color negro con un maquillaje oscuro. Estaba vestida diferente a otros días que ellos se encontraban. Mientras James la veía dirigirse hacia ellos pensaba en qué le iba a decir, se imaginaba a ella entrándole a golletazos porque ella se lo había advertido y era ella quien quería traer la cámara porque ella sabía que algo iba a pasar y se lo había advertido.
–¿Trajiste la cámara?–. Decía Alice mirándolo fijamente.
–No, ¿verdad? Te lo dije James que me dejaras traer la cámara, pero tú siempre–. Decía enojada.
–Perdón se me quedó en el carro de mami y cuando me bajé me acordé–. Dijo James con la cabeza baja.
–¿Van a seguir ustedes dos discutiendo?, mira yo les presto mi cámara y asunto resuelto–. Decía Catherine mientras caminaban hacia la escalera del jardín de la escuela.
–¿Pero tú no habías traído la cámara?–. Le preguntó James mirándola y Catherine comenzó a tartamudear.
–Bu…eno–. Dijo Catherine y Alice la interrumpe.
–Catherine no es que nos prestes la cámara, sino que James la tenía que traer, pero gracias. Espero que la cámara no haya tenido la memoria–. Decía Alice mientras miraba a su amigo James.
–Sí tengo la memoria se lo quite a la computadora a noche–. Dijo James enseñándoselo.
Al llegar al jardín, la parte de atrás de la escuela en donde ellos se pasaban, toca el timbre y mientras se despedían uno de los otros, James y Alice se dirigieron a su respectivo salón. Subiendo las escalera James se encuentra con su peor enemigo, Denis un chico de pelo corto y de carácter arrogante, era un joven que la mayor parte del tiempo, vivía echándoselas y humillando a las personas.
–Vaya miren quien está aquí, sí es mi queridísimo amigo James–. Dijo Denis burlándose.
–Hola Denis. ¿Qué quieres?–. Le preguntó James.
–Nada solo te vi venir y quise saludarte–. Dijo Denis mirándolo.
–Pues ya me saludaste ahora muévete que llegamos tarde–. Respondió James mientras lo rempujaba para pasar.
–¡Que tengas un buen día James!–. Dijo Denis riéndose.
Al llegar al salón se sentaron rápidamente en el asiento, sin que la maestra se diera cuenta, ya que por